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Un caleidoscopio de miradas urbanas
Diego, L. y Lorente, J.P. (Coords), Arte en las ciudades, las ciudades en el arte, Colección Arquitectura/Coincidencias, Zaragoza, Universidad San Jorge, 2013, 312 pp., con fotografías en color y blanco y negro.
Este libro es, con algunos cambios (alguna ponencia no se ha publicado y a cambio se ha añadido un artículo de un profesor de la USJ) el fruto del Seminario Internacional sobre “Arte y Ciudades: Arquitectura, Arte Público, Cuestiones Sociológicas e Iconográficas”, celebrado entre el 4 y el 6 de octubre de 2012, en el Centro de Historia de Zaragoza. El volumen se estructura en cuatro partes: 1. Arquitectura y Urbanismo; 2. Arte Público; 3. Cuestiones Sociológicas; y 4. Iconografía Urbana. El mero enunciado de estas secciones nos anticipa la interdisciplinariedad que lo caracteriza, rasgo éste que debe convertirse en estándar en los estudios sobre la ciudad. Si ahondamos en cada uno de los artículos que componen las partes, lo primero que nos llama la atención es el amplio abanico de posibilidades que se tratan. No hay límites cronológicos, ni geográficos, no obstante, si algo los caracteriza es su especificidad. Se tratan temas muy concretos los cuales contribuyen, de forma privativa y característica, a pintar el gran paisaje en el que la ciudad y el arte corren parejos, y todo ello desde el rigor científico que se convierte en elemento que caracteriza esta publicación. En el primer bloque —Arquitectura y Urbanismo— se analiza con extraordinario rigor en enlace existente entre ambos términos, no de una forma simbólica sino física, esto es, estudiando como el espacio artístico de la arquitectura se pone en relación con el espacio urbano, como lo articula y transforma. La ciudad histórica se compone de siglos y en los estudios incluidos en este bloque podemos avanzar desde el mundo antiguo hasta la contemporaneidad recomponiendo la ciudad, transformándola desde el arte. La segunda parte —Arte Público— nos permite recorrer la ciudad a través de distintas manifestaciones artísticas que forman parte sustancial de la misma. La naturaleza como espacio que conforma ciudad, el monumento conmemorativo, los paneles cerámicos ornamentales sobre la arquitectura, los grafitis o, incluso, la reciente escritura pública informal forman parte del paisaje urbano distinguiéndolo y dotándolo de una identidad propia, son todos ellos elementos reconocidos y reconocibles, en numerosas ocasiones, un acercamiento al arte con mayúsculas a través de los entornos más próximos y cotidianos. En el tercer bloque —Cuestiones Sociólogicas— la relación entre el arte y la ciudad nos propone un tour de force verdaderamente interesante. El espacio urbano se convierte en espacio artístico y los tradicionales lugares de convivencia ciudadana se vehiculan como ámbitos de creación, venta e intercambio de arte. Como si de una desacralización de los templos se tratara, la ciudad, de manera global, acoge las manifestaciones artísticas que se avienen a ocupar sus calles, pasajes comerciales, cafés, casetas o sus propios muros; los barrios artísticos se precian de ser identificados como tales. Soplan nuevos aires de creación que alcanzan soportes y formatos hasta entonces impensables. La Maestà de Duccio di Buoninsegna fue llevada en solemne procesión hasta la Catedral de Siena y colocada en su altar mayor en junio de 1311, el arte alcanzaba así una dimensión distinta hasta la entonces lograda. También en junio, pero de 1885, Le Chat Noir fue trasladado a su nueva sede en la rue Victor Massé, un hecho que, pudiendo pasar desapercibido, intrascendente si se quiere, se transformó en un verdadero espectáculo público, el arte (o la creación artística en un sentido amplio) volvía de nuevo a alcanzar nuevas cotas de actuación. Finalmente, en el cuarto y último bloque —Iconografía Urbana— se realiza una magnífica aproximación a la imagen de la ciudad, imagen dibujada, pintada, filmada y, de esa forma, ciudad real e imaginada. Se han dibujado los modelos ideales de ciudad, y en culmen de todos ellos se sitúa la Jerusalén Celeste, aquella ciudad que recreó la iglesia medieval colmándola de simbolismo. La ciudad connotativa cristiana superó la dimensión humana —medida de todas las cosas— y se transformó en la ciudad meretriz, Babilonia, e igual que fue pintada Jerusalén, también lo fue la ciudad contemporánea, la ciudad de las chimeneas humeantes, de los oscuros patios de luces y de las calles abarrotadas. El cine puso movimiento a la imagen de la ciudad, la embelleció y la vendió, o la evocó y lamentó su perdida. Imágenes, en cualquier caso, que se mezclan en nuestra retina en un punto de no retorno. Es, en definitiva, una publicación magnífica, amplia y compleja, dos atributos estos últimos que, sin duda, pueden y deben aplicarse a la ciudad actual. Un libro en el que la relación entre el arte y la ciudad se realiza desde una mirada facetada, múltiples celdillas que reflejan distintos modos de ver, pero que, en definitiva, componen un objeto único. Una relación que Aldo Rossi definió de la siguiente forma: “Todas las grandes manifestaciones de la vida social tienen en común con la obra de arte el hecho de nacer de la vida inconsciente; a un nivel colectivo en el primer caso, individual en el segundo; pero la diferencia es secundaria porque unas son producidas por el público, las otras para el público; y es precisamente el público quien les proporciona un denominador común”.
Isabel YESTE
Profesora Titular de Historia del Arte en la Universidad de Zaragoza Fecha de Entrega: 29/06/2014 Fecha de Admisión: 29/06/2014 << volver ![]() |
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