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De Goya a Goya sonando su época: Rafael Jiménez, Carla Cañellas y Elena Chiavegato
Centro Joaquín Roncal (Zaragoza), primer semestre de 2024
En los últimos tiempos, hemos sido espectadores de múltiples exposiciones del artista Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, 1946 - Burdeos, 1828) o, relacionadas con él. Por citar algunas, en la ciudad de Zaragoza se han celebrado: “Goya y la Corte ilustrada”, “Filmando a Goya. Una mirada de Saura”, “Zuloaga, Goya y Aragón: la fuerza del carácter” o “Yo soy Goya. La Zaragoza que viví, 1746-1775”. Asimismo, en nuestra región encontramos un amplio legado del artista en numerosos espacios, desde la Basílica del Pilar, la Cartuja Aula Dei, el Museo de Zaragoza, el Museo Goya Colección Fundación Ibercaja - Museo Camón Aznar o su casa natal en Fuendetodos, entre otros. Y es que, como es sabido, Goya fue un autor reconocido en vida, precursor del arte contemporáneo e incluso a día de hoy, muchos de sus trabajos siguen siendo avanzados. Esta actualidad que presentan sus obras, queda reflejada en cómo numerosos artistas de nuestro contexto toman al maestro como fuente de inspiración y como copartícipe de sus creaciones. Así pues, en estas líneas queremos dejar constancia de tres actividades llevadas a cabo durante el primer semestre de este año 2024 en el Centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI en la capital aragonesa: dos muestras en las que contamos con el autor maño como uno de los protagonistas, de Goya a Goya, y un concierto en el que sonó su época. La primera de estas exposiciones tuvo lugar entre el 20 de febrero y el 9 de abril bajo el título Lo único constante es el cambio, del artista Rafael Jiménez (Córdoba, 1989) y comisariada por Laura Darriba. El andaluz trajo mediante su pintura algunas de las imágenes icónicas de la Historia del Arte y, entre ellas la reinterpretación de las obras de Goya: 3 de mayo de 1808 en Madrid: los fusilamientos de patriotas madrileños, Duelo a Garrotazos o Saturno devorando a su hijo. Aunque en algunos casos la técnica utilizada fue el spray o el carboncillo, destacó otra menos convencional, la plastilina aplicada sobre el papel directamente con la fuerza de sus dedos. El uso de estos materiales no es baladí, dado que generan ciertos efectos que acentúan los asuntos tratados: el paso del tiempo, la identidad, la memoria y su distorsión. Asimismo, la plastilina, ese “entretenimiento de niños” le permite jugar y difuminar los recuerdos, apropiarse de esas obras representativas de nuestra historia e interpretar la transición del tiempo de una manera muy particular. Jiménez pone foco en lo retentivo y lo fidedigno y, en la capacidad de alterarlo e incluso borrarlo y olvidarlo a partir de trazos llenos de energía donde la materia, como ocurría con Goya, es el vehículo que nos lleva al resultado. La siguiente muestra fue Goya vive, la lucha sigue, llevada a cabo por la artista Carla Cañellas (Valencia, 1982) entre el 18 de abril y el 8 de junio y comisariada por Mario Malo y Alejandra Rodríguez. Y es que, el título de la misma, evidencia la continuidad y la presencia del maestro zaragozano. Cañellas presentó una serie de obras en las que se inspira: por un lado, en la cultura japonesa y, en concreto los dibujos del manga y anime de Bola de dragón del artista Toriyama Akira (Nagoya, 1955 – 2024), lo que apreciamos en un primer plano, a través de la técnica suibokuga o sumi-e (el arte japonés de la pintura a la tinta). Y, por otro, composiciones que nos remiten directamente a Goya y, en concreto, a las series de los grabados de “Los Caprichos” y “Los Desastres de la Guerra” (varios de ellos expuestos en las salas, facsímiles de la Colección de la Fundación Caja de la Inmaculada, quien atesora los originales) o a los “Cartones para tapices para las Estancias Reales”. La razón por la que Cañellas realiza esta combinación se debe a la reflexión de la que parten sus trabajos; a día de hoy estamos expuestos a numerosas injusticias sociales y, a la capacidad de generar ficciones para dar credibilidad a las mismas. Ante esto, si alguien fue pionero en España en tratar aquellas situaciones que podían resultar incómodas y, sobre todo, aquellas que estaban sometidas a la censura fue Goya y, qué mejor “fusión” que con la historia de fantasía nipona. Por último, resaltar que los soportes utilizados: periódicos, nuestros “cartones” o anuncios actuales; partes sanitarios de “quejas y reclamaciones” que han sido desechados para evitar la opinión pública; cartones de bingo y boletos de lotería, símbolo del azar; o telas para los cojines que amortiguan estos golpes acentúan los temas tratados. Finalmente, todo ello estuvo acompañado de música del siglo XIX gracias a la pianista Elena Chiavegato (Milán, 1995). Esta virtuosa intérprete que debutó con tan solo diez años y atesora más de veinte premios internacionales, ofreció a la ciudad de Zaragoza un concierto con un programa dedicado íntegramente a las mujeres compositoras de esta época; una oportunidad única para descubrir a autoras talentosas que, debido a las limitaciones culturales y sociales de su momento, no recibieron el reconocimiento correspondiente a la riqueza de sus piezas musicales. Además, queremos señalar que rodearse de referencias a Goya no fue nuevo para Chiavegato, ya que es autora de un estudio sobre el compositor y pianista Enrique Granados (Lérida, 1867 - Canal de la Mancha, 1916), quien fue un gran admirador del pintor maño y en 1911 escribió Goyescas. La intérprete italiana realizó una investigación en la que comparó la música de Granados con las pinturas y grabados de Goya. A modo de colofón y vista la vigencia del artista maño, como dicta el título de la exposición de Cañellas, 200 años después, Goya vive, la lucha sigue.
Créditos de la imagen: Rafael Jiménez, ST (Saturno, Goya), Plastilina sobre papel, 55x100 cm., 2023. Fotografía de ©Rafael Blanco
Alejandra RODRÍGUEZ CUNCHILLOS
Doctora en Historia del Arte y profesora del Grado en Artes de la Universitat Oberta de Catalunya Fecha de Entrega: 06/05/2024 Fecha de Admisión: 07/05/2024 << volver ![]() |
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