Entregados seis retratos de Nati Cañada para el episcopologio de la Diócesis de Teruel.
La pintora turolense Nati Cañada ha entregado recientemente los últimos retratos de obispos de la Diócesis de Teruel. Con ello se cumple el proyecto de Don José Manuel Lorca Planes, actualmente administrador apostólico de la Diócesis y Obispo de Murcia, de iniciar el registro de un episcopologio propio.
La mayoría de los retratos de obispos de Teruel, no se encuentran en el Palacio Episcopal turolense, si no en el Palacio Arzobispal de Zaragoza. La razón de ello es que, tradicionalmente, los obispos de Teruel fueron posteriormente arzobispos de Zaragoza. Otros muchos lo fueron durante muy poco tiempo. Tal es el caso de Andrés Santos Sampedro (1578-1579), Pedro Apaloaza Ramírez (1633-1634), Domingo Abad Huerta (1644-1646), Diego Antonio Francés de Urritigoyti (1673-1674), Francisco Javier Pérez de Baroja (1755-1757), Francisco Javier Lizana Beamont (1800-1802) o José Asensio de Ocón y Toledo (1832-1833) por citar algunos. Casi todos ellos desempeñaron su cargo en Teruel, tomándolo como experiencia dentro de una especie de cursus honorum eclesiástico. Se podrían recuperar sus imágenes, en el caso de querer hacer un episcopologio completo, pero tendríamos que buscarlas en diócesis tan distantes como las de Cagliari (Cerdeña), Albarracín, Tarazona, Ciudad de Méjico, Jaén, Guadix, o Santiago de Compostela, sedes en las que desempeñaron durante más tiempo su ministerio.
El proyecto presentado a Nati Cañada tenía un objetivo claro, el de iniciar un nuevo registro, iniciándolo a partir de aquellos obispos de los que se disponía del suficiente material fotográfico. Así, el primero de los obispos a representar sería D. Anselmo Polanco y Fontecha (1935-1939), continuando ordenadamente con todos sus sucesores: D. León Villuendas Polo (1944-1968), D. Juan Ricote Alonso (1968-1972), D. Damián Iguacén Borau (1974-1984), D. Antonio Ángel Algora Hernando (1985-2003), y el propio D. José Manuel Lorca Planes (2004-2009).
La elección del artista que debía desempeñar esta labor también estaba clara. En Nati Cañada confluyen dos aspectos fundamentales a tener en cuenta. En primer lugar la calidad de su obra, y su distinción internacional, y en segundo lugar su procedencia turolense.
Realmente nos encontramos frente a una de las artistas aragonesas que más fama ha adquirido en los últimos años a nivel internacional. Nacida en Oliete, e hija del pintor Alejandro Cañada, se formó en las Reales Academias de San Carlos de Valencia y de San Fernando en Madrid. Según ella misma indica en su página web (http://www.naticanada.com/), su trayectoria profesional puede resumirse en cinco grandes etapas de producción: Formación y deformaciones (1960-1970), Añoranzas familiares (1970-1980), Mística (1980-1990), Desmaterializaciones (1990-2000) y Evolución de la materia. Puertas (2000…). Fruto de todas ellas es la realización de más de cincuenta exposiciones individuales en España, Estados Unidos, y un buen número de países iberoamericanos.
Sin embargo, la faceta artística que le ha otorgado reconocimiento internacional es el retrato. Nati Cañada ha retrato ha personajes de relevancia social como los reyes de España, D. Juan Carlos I y Doña Sofía. la Infanta Doña Cristina, Dª Ana de Francia, Duquesa de Calabria, Dª. Margarita de Bulgaria, D. Gonzalo Sánchez de Lozada, Presidente de Bolivia, D. Ricardo Maduro, Presidente de Honduras, D. Vicente de Fox, Presidente de México. También representantes del mundo de la ciencia, la cultura y del arte como Camilo José Cela, Gabriel García Márquez, Juan José López Ibor, Plácido Domingo, Raphael, Antón García Abril, Desireé Presley, Michael Jackson, Toni Curtis, Tipi Hedren, Charlton Heston, o la familia del productor de cine Dino de Laurentis.
La calidad y el dominio de la técnica, la capacidad de captar en el lienzo la personalidad del representado, el estudio psicológico del personaje y su transmisión al lienzo a través del crudo realismo de su apariencia física, son elementos de valoración que se utilizan tradicionalmente a la hora de analizar un retrato. Nati Cañada demuestra dominar todos ellos, y por eso no le faltan encargos ni públicos ni privados.
En los retratos de los obispos turolenses lo que más llama la atención al espectador es la mirada. Al representar los ojos, la artista plasma todos sus conocimientos, logrando incorporar a la figura una apariencia en la que se mezcla lo intemporal y lo perdurable. Sitúa a la figura en un estado intermedio entre lo divino y lo humano, siendo esto, precisamente la labor de los representados. Serenidad, calma y convicción serían términos que se podrían utilizar a la hora de explicar el sentimiento que transmiten estos lienzos.
Como otros importantes artistas que, a lo largo de la Historia del Arte, han trabajado en encargos realizados por la Iglesia, Nati Cañada consigue cumplir con los requerimientos simbólicos solicitados, sin mudar su personalidad artística. El nivel de las obras de arte conservadas en el Palacio Episcopal de Teruel mejora sustancialmente con estos retratos. La Iglesia, en un permanente estado de reflexión sobre su relación con el arte contemporáneo, puede buscar en este tipo de intervenciones ejemplos a seguir, modelos en los que buscar soluciones a la pregunta del porqué ha dejado de ser uno de los principales factores de desarrollo y evolución de las artes y los artistas actuales.
Pedro Luis HERNANDO
Director del Museo de Arte Sacro de Teruel Fecha de Entrega: 28/01/2010 Fecha de Admisión: 02/02/2010 << volver |
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