Número 58 | Marzo de 2022
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Entre lo bello y lo útil: una erudita investigación sobre manuales y prácticas de enseñanza del dibujo en Brasil
Reseña de la obra: Entre o belo e o útil: manuais e práticas do ensino do desenho no Brasil, de Renato Palumbo Doria
 
 

Para bien o para mal, las “reglas del dibujo” están arraigadas en nuestra sensibilidad colectiva y en nuestra cultura visual, haciendo sentir sus efectos en concepciones estéticas y formas de pensamiento.

Renato Palumbo Doria (2021: 17).

Al estudio de la historia de la disciplina del dibujo en Brasil se ha dedicado Renato Palumbo Doria durante muchos años de su carrera académica como profesor de arte. Gracias a su trabajo hoy podemos tener conocimiento de un número importante de documentos antiguos, manuales de dibujo y diversos tipos de materiales de archivo atesorados en diversas bibliotecas del país. Con esos documentos que tienen siglos de edad y que en su mayoría pertenecen a las colecciones de libros raros y valiosos, este acucioso investigador ha podido articular una fascinante historia del desarrollo inicial de la enseñanza del dibujo en Brasil, condensada en su libro: Entre o belo e o útil: manuais e práticas do ensino do desenho no Brasil.

No es hasta finales del siglo XVIII que Palumbo Doria encuentra evidencias de la circulación en Brasil de publicaciones especializadas con modelos, reglas y procedimientos para la enseñanza y el aprendizaje del dibujo. En las centurias anteriores había primado en el país colonial una transmisión empírica de conocimientos artísticos, en el tipo de relación tradicional entre maestros y aprendices, ya sea en atelieres o al interior de las familias. A partir de ese importante cambio de dinámica, dado por la introducción y circulación en Brasil de manuales de enseñanza del dibujo provenientes de Europa, el investigador sigue el desarrollo de ese proceso, como un laborioso arqueólogo que va desenterrando evidencias por aquí y por allá, en casi todas las bibliotecas y archivos relevantes del país; y mediante una lectura interdisciplinar de esos fósiles culturales va recreando una historia posible de la función social, económica, ideológica, política y cultural que el dibujo como práctica educativa tuvo en la etapa colonial, imperial y el inicio de la república hasta los comienzos del siglo XX.

El autor de Entre lo bello y lo útil refiere que ya en el siglo XVIII circulaban en los ambientes ilustrados europeos discursos en defensa de una divulgación de la enseñanza del dibujo más allá de las élites, que penetrara en los diferentes estratos de la sociedad. La destreza en dicha práctica debía volverse accesible al ciudadano común, como parte de un movimiento que impulsaba la educación general de la población como un componente indispensable para el desarrollo de las naciones modernas. En ese proceso de modernización de las metrópolis europeas, el dibujo fue ganando el estatus de lenguaje universal, con una importante misión que cumplir en la instrucción que requería el desarrollo industrial, constructivo, militar, entre muchos otros ámbitos de la esfera económica. Por tanto, el dibujo encuentra entre finales del siglo XVIII y todo el siglo XIX una expansión instrumental que desbordó totalmente su tradicional función dentro de la esfera del arte, como base de la pintura, la escultura y la arquitectura.

Es en ese contexto que los manuales de dibujo, tales como libros de ejercicios, álbumes de ilustraciones, entre otras variantes, ganan tanta importancia; y son esas diversas publicaciones que circularon en Europa y Brasil el principal objeto de estudio que examina Renato Palumbo en su libro. A esos tratados didácticos el autor les considera esenciales para comprender la singularidad de ese campo de conocimiento. Nos advierte en la introducción, y lo demuestra en el resto de su investigación, que esas publicaciones volcadas a la popularización del dibujo no se limitaban a un solo género, sino más bien abarcaban una concepción muy variada de tendencias que incluía la geometría, la observación de la naturaleza, la perspectiva, las figuras, los objetos, el dibujo botánico, el ornamental, la cartografía, el paisaje, el dibujo lineal y la ciencia de las sombras, siendo imposible establecer límites precisos entre las pretensiones artísticas y las técnicas.

La historia que se puede inferir a partir de la lectura actual de esos manuales y las prácticas que potenciaban, como bien lo hace Renato, nos ayuda a comprender cómo la función cultural del dibujo en las sociedades en proceso de modernización se expandió mucho más allá de la esfera artística (limitada a la pintura, la escultura y la arquitectura), teniendo un impacto de gran alcance en las matemáticas, la geografía, las ciencias naturales, la industria, la economía.

El primer capítulo del libro está dedicado precisamente a las “raíces”, porque Brasil, como toda colonia de América, mantuvo una fuerte relación de dependencia cultural con metrópolis, desde dónde se filtraban el resto de las influencias provenientes de las potencias que ganan más relevancia a finales del siglo XVIII como Francia, Alemania, Inglaterra y Holanda. Ese recorrido historiográfico comienza por la gestión del rey Joao V, el Magnánimo, que en los años de 1720 tuvo iniciativas concretas para impulsar la enseñanza artística en Portugal. El autor va deteniéndose en publicaciones que jugaron un papel importante en la cultura de la época y que fueron sentando las bases de la enseñanza del dibujo hacia el cambio de siglo. Entre ellas resulta significativa, por ejemplo, Verdadeiros princípios do desenho conforme o caráter das paixões (Verdaderos principios del dibujo conforme el carácter de las pasiones), una iniciativa de los grabadores de la Impressão Régia de Lisboa, que data de comienzos del XIX.

El segundo capítulo de la obra comienza a bosquejar los inicios de la enseñanza del dibujo en Brasil. Según los hallazgos del investigador, en 1800 ya existía en Rio de Janeiro una Aula Régia de dibujo, que, según sus resultados, permite pensar que se trató de una práctica sistemática y dinámica de enseñanza. Por su parte, uno de los primero manuales, o el primero de que se tiene conocimiento publicado en Brasil, data de 1817. Se trata de Elementos de desenho e pintura, e regras gerais de perspectiva (Elementos de dibujo y pintura, y reglas generales de la perspectiva), publicado por la Impressão Régia de Rio de Janeiro, con la autoría de un ingeniero militar y pintor decorativo de origen portugués llamado Roberto Ferreira da Silva.

Otro de los documentos importantes que el autor examina en este capítulo, es el Plano de Debret para a Imperial Academia (Plano de Debret para la Academia Imperial), escrito en 1824 y publicado en 1827. Se trata de un proyecto con los objetivos y los procedimientos con que se debía fundar la Academia Imperial de Bellas Artes de Rio de Janeiro. Su autor fue el artista francés Jean-Baptiste Debret, íntimo del emperador Pedro I, y una de las figuras que formó parte de la misión de artistas comandada por Joachin Lebreton, que llegó a las costas de Brasil junto con la corte portuguesa a comienzos del siglo XIX.

El proyecto de Debret se hacía eco de una de las concepciones más difundidas de la época, cuando la enseñanza artística (para formar pintores, escultores y arquitectos), y la técnica (para formar grabadores, orfebres, carpinteros, pedreros, entre otros oficios) comenzaban a ser bien diferenciadas, sobre la base de la estratificación social, roles y funciones a desempeñar en la sociedad. De esta manera, el documento establecía dos niveles de enseñanza diferentes: uno destinado a un público más selecto, del cual se exigiría un nivel más elevado de conocimientos; y otro destinado a trabajadores sin mucha instrucción, con menos tiempo de estudio para que estos pudieran seguir realizando sus actividades laborales. Este es un buen ejemplo, entre otros muchos que muestra Palumbo Doria, de cómo los documentos que pautaban las estrategias educativas reproducían las jerarquías, la exclusión y los roles sociales destinados a cada individuo por su condición de origen. Dicho componente clasista ni siquiera es algo que se infiere de la estructura del proyecto, sino más bien un objetivo programático, expresado con toda claridad por su autor.

En el tercer capítulo se muestran importantes evidencias de la importancia que tuvo en la educación de los príncipes y princesas de la familia imperial brasileña, la enseñanza del dibujo y la pintura. El pintor Simplicio Rodríguez de Sá, que fue discípulo del francés Debret, estuvo a cargo de la instrucción artística del joven Pedro II y sus hermanas Januária y Francisca de Bragança. Entre las valiosas imágenes incluidas en el libro, podemos disfrutar de dibujos, algunos acuarelados y de un considerable nivel técnico, del que fuera destinado a ser emperador de Brasil y sus hermanas. Incluso existe evidencia en una carta de una dama de compañía de la emperatriz Maria Leopoldina, en la que le comenta al emperador Pedro I sobre el avance en la práctica del dibujo de los niños como parte de los estudios que realizaban; importante dato que le permite inferir a Renato que el dibujo era una actividad cotidiana en la vida de los jóvenes príncipes brasileños.

Sin embargo, Palumbo Doria comenta, con gran agudeza interpretativa, cómo una pintura del francés Adolphe de`Hastrel de 1839 codifica la representación de una escena familiar cotidiana que despoja a las princesas Francisca y Januária del tipo de actividad artística en las que también eran formadas. La obra muestra al joven Pedro II realizando un dibujo a partir de la observación de un busto antiguo. Mientras, sus dos hermanas son representadas dejando de lado sus bordados para admirar, cuál “ángeles tutelares”, el estudio artístico del futuro emperador. Estas sutilezas de las representaciones pictóricas que cumplían funciones simbólicas muy precisas, son importantes evidencias que permiten comprender la amanera en que la enseñanza artística también generaba, o se basaba, en una deliberada marginación de las mujeres (a todos los niveles sociales), cuando, contradictoriamente, como bien señala Renato, en el caso de la familia real las jóvenes princesas pueden haber llegado a desarrollar una destreza en el dibujo mucho más elevada que la de Pedro II, quien, por sus futuras responsabilidades, debe haber estado sometido a una mayor variedad de estudios y presiones.

En los capítulos siguientes el autor se detiene en manuales realizados por artistas y profesores que realizaban una labor en lugares más periféricos, en ciudades que no tenían la relevancia de Rio de Janeiro. Ese es el caso de Miguelzinho Dutra en la ciudad de Itu, interior de Sao Paulo. También de Januário Caneca, un cirujano que ejerció como profesor de dibujo en el Liceo de Pernambuco en Recife, quien en 1844 imprimió por su cuenta un Compendio de Dibujo. El gesto investigativo de detenerse en cuadernos de estas características demuestra la intención de Renato Palumbo de construir una historia que no se preocupa solo por la labor de las figuras de renombre y las instituciones de mayor relevancia y hegemonía. La vocación historiográfica que nos trasmite este libro expresa la sensibilidad de visibilizar lo periférico, un esfuerzo por buscar en los lugares menos conocidos aquellos aportes que también son parte de la historia y que contribuyeron, desde sus posibilidades, a la difusión y el desarrollo de una práctica y una disciplina como el dibujo, aun en contextos más locales.

El análisis del manual del pernambucano Januário Caneca le permite también a Renato profundizar en la supervivencia de teorías racista provenientes del biologicismo, que habían arraigado con mucha fuerza en los métodos de enseñanza y que continuaron siendo reproducidas hasta bien entrado el siglo XIX y más allá. Una de las influencias más explícitas de Caneca era la teoría estética racista atribuida al naturalista y anatomista holandés Petrus Camper, conocida como “ángulo facial de Camper”, lo que permite evidenciar cómo la naturalización de las teorías racistas de la época se convirtió en base conceptual de los métodos de enseñanza del arte.

A finales del siglo XIX se produce en Brasil una escolarización ampliada de la enseñanza del dibujo. Diseminado por todo el país, el dibujo pasaría a formar parte de una buena parte de los currículos de enseñanza, tanto en los niveles primario y secundario, como en instituciones de formación profesional y superior. En ese contexto ganan relevancia los liceos de artes y oficios, los cuales pretendían aportar al país una formación de carácter más técnico, enfocada en la industria y los oficios manuales. Dichos liceos surgían como instituciones complementares a las academias de bellas artes, aunque de manera tardía porque su concepción ya estaba presente en las ideas de artistas franceses como Lebreton y Debret, que llegaron a Brasil con la corte portuguesa a comienzos de siglo.

En la medida que Brasil se adentró en el siglo XX, sobre todo a partir de la década de 1920, la variada oferta de publicaciones y materiales dedicados a la enseñanza y la práctica del dibujo estuvo acompañada por el aumento de los debates y disputas profesionales entre profesores y diferentes actores del ámbito educativo. En especial se comenzó a cuestionar la importación de los modelos estéticos y culturales europeos. Para los sectores nacionalistas que ganaban fuerza resultaba incoherente y retardatario esa dependencia de lastre colonial, cuando Brasil tenía sus propias características físicas y una realidad social y cultural diferente a la europea. En esta encrucijada focaliza Renato el inicio de búsquedas conscientes por un tipo de enseñanza y práctica del dibujo de marca nacional. Para los proyectos pedagógicos de aspiración nacionalista, la naturaleza local, así como las experiencias particulares y los temas más cotidianos, comienzan a ser defendidos como modelos más propios, por orgánicos, para la enseñanza del dibujo.

Entre lo bello y lo útil: manuales y prácticas de la enseñanza del dibujo en Brasil, de Renato Palumbo Doria, es una erudita obra historiográfica, que condensa una sorprendente cantidad de información; no solo en el cuerpo del texto, sino también en el sistema de notas. Recomiendo al lector hacer ese viaje hacia el final del libro donde se encuentra el apartado de Notas, porque en ellas el autor complementa sus análisis con una profusión de datos digna de reconocimiento. En las notas, además de citar referencias y acrecentar comentarios, Renato comparte valiosa información sobre los ejemplares raros y valiosos por él analizados, entre otros muchos datos curiosos y relevantes, que son la mejor evidencia de la seriedad y la profundidad de su investigación.

Otro aspecto para destacar es el tipo de lectura interdisciplinar y deconstructiva que el autor aplica a los documentos históricos, método que le permite hacer análisis que detectan prejuicios clasistas, racistas, sexistas, las implicaciones ideológicas, políticas y económicas de los métodos de enseñanza, así como el tipo de cultura del que son expresión constitutiva esos aparentemente “ingenuos” e “inofensivos” manuales didácticos que perseguían el buen gusto y la cultivación de la belleza. Renato deshebra de manera enciclopédica las disímiles influencias filosóficas, estéticas, ideológicas, seudocientíficas, etc., que transpiran en esos libros, así como las nuevas concepciones y prácticas que anunciaban.

Otras de las virtudes de Entre lo bello y lo útil, de las que más se disfrutan, es la muestra de imágenes, a color y con excelente calidad de impresión, que acompaña cada capítulo. Esas ilustraciones nos permiten apreciar algunos de los contenidos de esos manuales didácticos que hoy solo se pueden consultar en salas especiales de bibliotecas, por lo que podemos contrastar los análisis del autor con esos fragmentos de cultura residual, como son todos los documentos históricos.

La investigación de Renato Palumbo Doria, a la que podemos acceder bien encapsulada en este libro, es un aporte indiscutible a la historiografía de la enseñanza del dibujo en Brasil; la que hay que entender como una parte esencial de la historia de la educación artística, la cultura, el desarrollo social y económico en el proceso de construcción de la nación. Renato demuestra que el dibujo, una práctica aparentemente “modesta” y “neutral”, se constituye como un epifenómeno de ese complejo tránsito histórico en el que Brasil mutó de colonia a imperio y de imperio república.       

Hamlet FERNÁNDEZ
Profesor del Departamento de Estudios Teóricos y Sociales de la Cultura, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de La Habana

Fecha de Entrega: 23/01/2022
Fecha de Admisión: 26/01/2022


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