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La empresa MURESA y su importante contribución al muralismo cerámico de Zaragoza.
The company MURESA and its important contribution to ceramic murals made in Saragossa.
Resumen: La empresa MURESA (Murales y Recubrimientos S.A.) fue una factoría cerámica fundada por los artistas Andrés Galdeano y Ángel Grávalos de la que salieron algunas de las obras más importantes del muralismo cerámico y que se integraron en los proyectos arquitectónicos realizados en Zaragoza durante la corta duración de la empresa -apenas seis años-, desde finales de los años 60 y la primera mitad de los años 70. Abstract: The company MURESA (Murales y Recubrimientos SA) was a ceramic factory founded by the artists Andrés Galdeano and Ángel Grávalos which produced some of the most important works of ceramic muralism, integrated into the architectural projects carried out in Zaragoza during the short duration of the company -barely six years-, from the end of the 1960s and the first half of the 1970s.
Palabras clave castellano: MURESA, Muralismo; Cerámica; Modernidad; Artes integradas
Palabras clave inglés: MURESA, Muralism; Ceramics; Modernity; integrated arts El muralismo cerámico. Los antecedentes y los primeros ejemplos de muralismo cerámico moderno de Zaragoza fueron desarrollados por el artista ceramista Eduardo Alfonso Cuní por encargo de arquitectos como Teodoro de los Ríos y José de Yarza García para algunos de los nuevos edificios que proyectaron en la década de los 60 en la ciudad. Una de las primeras obras que se conservan data del año 1964 y fue realizada para el Hotel Goya de Zaragoza; posteriormente, en 1966, realiza los murales cerámicos para el conjunto arquitectónico de uso residencial de las calles San Miguel 12 e Isaac Peral 1 y 1 duplicado y, a continuación, los conjuntos cerámicos del antiguo Hotel Corona de Aragón de 1967, en la avenida César Augusto, 13. Poco a poco, el muralismo cerámico se va integrando de forma más frecuente en los proyectos de los arquitectos de la época debido a sus notables ventajas[1] sobre el muralismo pictórico imperante hasta el momento. La cerámica es un material que ofrece mayor resistencia y durabilidad que las pinturas murales que tienen un mantenimiento más exigente, por lo que facilita su integración mural en fachadas exteriores de los edificios, expuestas a la intemperie como en el caso de los murales del hotel Corona, y en las entradas y zonas de tránsito de los edificios residenciales. Además, el desarrollo y avance técnico de los hornos permite crear murales cerámicos de grandes dimensiones y con un volumen superficial que los aproxima a los altorrelieves en algunos casos, como veremos. Todo esto estimula la recuperación[2] de la cerámica artística y decorativa para integrarla en aplicaciones murales en los diseños arquitectónicos, desarrollándose una práctica artística singular en esta época: el muralismo cerámico.
Pero, a modo de introducción, conviene definir qué es el muralismo cerámico. Nos referimos al muralismo cerámico para hablar de las manifestaciones y creaciones cerámicas con identidad propia realizadas con el objetivo de ser integradas en la arquitectura como aplicación mural y que tienen un desarrollo narrativo y una intencionalidad artística que las define como obras individualizadas y únicas. En este contexto tanto técnico como artístico, es, precisamente, cuando se va definiendo el gusto de la época por la cerámica mural y los arquitectos fomentan su integración en los diseños constructivos que están realizando en una ciudad en expansión. Recordemos que, a partir de los años sesenta, Zaragoza se convierte en una ciudad en crecimiento[3] que ve cómo, de forma paulatina, va llegando población migrante procedente, fundamentalmente, de poblaciones rurales limítrofes surgiendo una demanda de zonas urbanas y servicios que acojan esta nueva población. De forma paralela a la expansión de la ciudad y el crecimiento de los barrios con esas nuevas zonas residenciales, se produce un crecimiento económico que genera la creación de nuevos servicios como hoteles, cines, edificios de oficinas, lugares de culto, hospitales, comercios, restaurantes y cafés en los que la presencia de la cerámica decorativa mural se convierte en algo habitual. Este desarrollo urbanístico de la ciudad y la creciente demanda que se produjo de integrar los murales cerámicos en los diseños arquitectónicos fomentó el desarrollo y producción de esta parte del patrimonio y, en consecuencia, surgieron talleres cerámicos y empresas que vieron en esto una línea de desarrollo creativo desde finales de los años 60 y, sobre todo, durante la década de los 70. Es el caso de la empresa MURESA, Murales y Recubrimientos S.A. y de otros talleres locales como GEOM C y Cerámica Val que desarrollan su actividad dentro del muralismo cerámico. Esta última, la empresa familiar Cerámica Val ya existía desde los años 50, pero es en esta época cuando dedica una parte de su producción al muralismo cerámico, actividad que, en mayor o menor medida, ha mantenido hasta nuestros días gracias a encargos comerciales.
La empresa Murales y Recubrimientos S.A. (MURESA) MURESA fue una empresa creada en 1969 por Andrés Galdeano y Ángel Grávalos dedicada a la producción de cerámica artística con aplicación mural: desde muralismo cerámico de grandes dimensiones y de integración arquitectónica a decoraciones murales cerámicas, pasando por cerámicas y azulejos de carácter artístico y placas cerámicas. Su aparición en la escena del muralismo cerámico del momento supuso un punto de inflexión ya que, de sus instalaciones, salieron un buen número de los maravillosos murales que todavía hoy conservamos en nuestra ciudad. Pero antes de centrarnos en la factoría cerámica, vamos a dar unas breves pinceladas biográficas[4] sobre sus creadores. Andrés Sánchez Sanz de Galdeano (Arcos de la Frontera, 1939-Zaragoza, 2004) fue un artista pintor y ceramista autodidacta. En 1959, su familia se traslada a Zaragoza donde fijan su residencia y donde permanecerá hasta su muerte. En 1961 comienza a trabajar la cerámica que le abre nuevas vías de experimentación y se dedica a ella hasta los 80 cuando vuelve a la pintura. Durante estos años, adquiere gran perfección técnica en la cerámica en todas sus aplicaciones. Ángel Grávalos (Zaragoza, 1944) es un artista con formación en arquitectura técnica. En 1962 fue a Madrid a cursar los estudios de Aparejador[5], como se denominaba en la época los estudios de Arquitectura Técnica, y también realizó tres años de arquitectura. Trabajó como aparejador en la Caja de Ahorros de la Inmaculada y fue fundador de la Sociedad de Tasación de las Cajas de Ahorros –en la actualidad TINSA- además de la empresa MURESA. De forma paralela a su carrera profesional como aparejador, desarrolló una carrera artística que vio en MURESA el lugar perfecto donde dar rienda suelta a su ingenio creativo. A lo largo de su carrera, ha trabajado la cerámica artística tanto exenta como mural, la pintura, la ilustración, la escultura[6], la escritura y, en la actualidad, mantiene una actividad como pintor. Ahora sí, volvamos a MURESA. Los dos artistas, Andrés Galdeano y Ángel Grávalos que ya se conocían con anterioridad, viendo el desarrollo y éxito que está logrando la cerámica mural, deciden, a finales de los años 60, crear de forma conjunta una empresa especializada en cerámica artística con aplicación mural, en la que se van a producir, como hemos mencionado anteriormente, revestimientos cerámicos, tanto murales cerámicos como decoración mural cerámica. La exigencia de la producción y de la logística necesaria requería de unas infraestructuras y espacios lo suficientemente amplios como para poder instalarse en unas condiciones de calidad. El emplazamiento elegido para acoger la nueva empresa será el polígono industrial Cogullada, en aquel momento a las afueras de la ciudad, donde había naves industriales con espacio suficiente para ubicar todo lo necesario: la zona de taller, de producción, de estirado, de cocción con los hornos y de almacenamiento. Con MURESA instalada y funcionando, ambos artistas encuentran todo lo necesario para desarrollar su labor profesional y poder realizar una profunda investigación y transitar por nuevas vías de experimentación en la cerámica artística de vanguardia. Y, esa experimentación, va aumentando a medida que aumentan los encargos profesionales en los que van desplegando toda su pulsión creativa. Galdeano[7], con gran experiencia previa en la cerámica, consolida unas vías comerciales y artísticas en las que muy pronto Grávalos va encontrando su propio lugar, a pesar de las naturales influencias que Galdeano produce sobre su obra inicial. Parece evidente pensar que toda la producción muralista realizada por ambos artistas durante el período de actividad de la empresa esté producida en MURESA. Y así lo atestiguan las inscripciones de la mayor parte de los propios murales encontrados, sobre todo, los producidos por Grávalos. Ángel se muestra más metódico a la hora de dejar la impronta de la empresa y la ciudad –que siempre incluía– junto a su firma. La gran mayoría de los murales documentados que están producidos por él llevan la inscripción: “A. GRAVALOS, MURESA, ZARAGOZA” y en muchos de los casos el año de producción. Pero, no es así en el caso de Galdeano que parece menos riguroso a la hora de marcar los murales realizados en MURESA, ya que únicamente pone su firma (“Galdeano”) y, en todo caso, el año. Son muy pocos los casos en los que añade la marca de la empresa[8] y el nombre de Zaragoza. Así que aunque los trabajemos con cautela, todos los murales realizados durante los años de vida de la empresa, los entenderemos como producidos en ella. En el caso de terceros artistas, sí que suele aparecer la referencia clara de su filiación al taller, véase el caso de murales realizados por Gomballest, Jesús Barranco o Alfredo Díaz, de quienes hablaremos brevemente más adelante como colaboradores. La mayor parte de la producción muralista de la empresa MURESA estuvo promovida por encargos privados que los arquitectos realizaron para integrarlos en sus proyectos, mayoritariamente, de uso residencial donde se instalaban en las zonas de acceso, zaguanes y patios interiores. Otros provienen de encargos para interiores de bares y edificios de oficinas. Por ello, al estar en espacios interiores, no han sido considerados en estudios previos de arte público o en sus respectivos catálogos[9] así que apenas hay información publicada sobre ellos. No podemos entrar en detalles y hacer un análisis pormenorizado de cada uno de los murales cerámicos producidos en MURESA que hemos documentado[10] puesto que la enumeración sería muy larga y tampoco es el objeto de esta publicación. Para los murales conocidos, remitimos al “Catálogo de obras de Arte Público de Zaragoza”, resultado de un convenio entre el Ayuntamiento de Zaragoza y la Universidad de Zaragoza y coordinado por los profesores Manuel García Guatas y Jesús Pedro Lorente, donde se incluyen los murales cerámicos instalados en la esfera de lo público. Y, para los murales ubicados en interiores, remitimos a la cuenta @ZaragozaModerna que hemos creado en Instagram y donde difundimos, comunicamos y ponemos en valor toda la producción muralista de esta época. Pero, aunque no podamos entrar en detalle, sí que queremos destacar la ingente producción cerámica que realizan tanto Grávalos como Galdeano y, más adelante, Gomballest –artista ceramista que incluso llegó a ser socio de la empresa en la última etapa de la misma– y que supuso un importante desarrollo para este tipo de arte aplicado a la arquitectura. Producción que no solo se centró en la creación muralista sino que también produjeron otros tipos de revestimientos cerámicos de menor entidad artística, pero de igual interés, que usaron para aplicaciones murales, en muchas ocasiones, junto a los propios murales o frisos cerámicos[11].
Durante los seis años de intensa actividad que tuvo la empresa, MURESA se convierte en el principal taller creativo local dedicado a la cerámica de vanguardia con aplicación mural. Las obras que salen de sus hornos van instalándose en diferentes ubicaciones[12] de la ciudad, provocando una efervescencia creativa que, al mismo tiempo, van asimilando otros talleres y artistas en esta década aunque, con el paso de los años y el cambio de las modas, parece que esta floreciente actividad comienza a decaer reduciendo el número de talleres. En 1975, antes de producirse el traslado a las nuevas instalaciones en el polígono industrial de Malpica[13], la empresa MURESA da fin a su actividad artística y profesional poniendo punto y final a una factoría de la que salieron algunos de los murales más importantes y representativos de esta época. A partir de este momento, los artistas que venían realizando sus obras en esta empresa, buscan nuevos talleres cerámicos donde producir sus obras muralistas. Este cambio hacia nuevos talleres es muy significativo y visible, por ejemplo en el entorno urbanístico proyectado por José de Yarza García en la zona delimitada por las calles Vía Univérsitas (4-6) y San Juan Bosco, donde encontramos dos murales cerámicos firmados por Gomballest, uno de ellos de 1975 y producido en MURESA (según firma en el mural) y, el otro, realizado varios meses después y fechado ya en 1976 produciéndose en el taller Cerámica Val (también según firma en el mural). La factoría MURESA supuso un factor fundamental en el desarrollo del muralismo cerámico de Zaragoza y su aportación es esencial para entender la creación de cerámica artística de la época y para el patrimonio cultural de la ciudad de Zaragoza gracias al legado que dejó. Un legado que debemos poner en valor para su protección y conservación.
Los artistas colaboradores de Muresa. Gomballest, el pseudónimo artístico de José María González Ballesteros (Albacete, 1947) fue uno de los artistas que más producción muralista realizó en la factoría MURESA después, obviamente, de sus creadores, Galdeano y Grávalos. Su colaboración fue intensa y frecuente, de hecho, adquiere tal importancia en la producción de la factoría que, como ya hemos adelantado con anterioridad, entra como socio en la empresa durante su última época trabajando, sobre todo, con Grávalos. En su obra, es evidente la influencia de Grávalos, tanto a nivel compositivo donde vemos muchos paralelismos en las geometrías de las figuras centrales, como en el trabajo de las texturas y relieves superficiales. Es más, Gomballest incluso llega a realizar la producción de los murales diseñados por Grávalos como hemos documentado en un ejemplo[14]. Pero esto no significa que no desarrolle un estilo personal ni le quita importancia a su producción artística. Hay murales tanto de carácter abstracto como figurativo de Gomballest que son auténticas joyas de esta época; solo basta con visitar los instalados en el interior de la finca ubicada en la calle Joaquín Soler 8 (figura 2) y el que está en el hall de entrada del edificio Aída. En nuestra labor de investigación, hemos documentado seis murales cerámicos firmados por Gomballest en los que aparece la mención expresa a haber sido producidos[15] en MURESA. Alfredo Díaz "ALDI" (Mendavia, 1945 - Pamplona, 2008) y Jesús Barranco (Zaragoza, 1952) también fueron dos artistas colaboradores frecuentes que trabajaron en MURESA. Comienzan su actividad en la cerámica en esta empresa en 1972, según indica Sonia Arilla (“Catálogo de Arte Público de Zaragoza”) dedicando parte de su actividad a la producción industrial de azulejos y revestimientos cerámicos. Dentro de su producción artística, destacan los murales de grandes dimensiones que realizaron en MURESA de gran calidad artística, como el realizado para el pasaje Sanclemente. Su obra conjunta tiene un carácter simbólico muy representativo y característico al igual que el volumen con el que trabajan los murales que los aproxima a los altorrelieves. El mural que ambos realizaron para la cafetería restaurante Faustino es otro gran ejemplo de su producción conjunta en esta época. Las obras de MURESA fuera de Zaragoza. Es muy significativo que la obra muralista de MURESA no se circunscriba únicamente a la ciudad de Zaragoza y alrededores[16], donde estaba asentada y en la que mayor volumen de trabajo desarrollaba para las integraciones murales en los edificios de arquitectos como los Yarza o los Borobio con quiénes colaboraron habitualmente, sino que también exportaron producciones cerámicas a otras comunidades autónomas limítrofes, donde encontramos bellos ejemplos de muralismo cerámico realizados tanto por Grávalos como por Gomballest. Uno de los ejemplos más conocidos son los murales que Grávalos realiza en 1974 para el edificio "Las Américas" en la calle Muntaner 277 (Figura 3) y que constituyen un excelente conjunto muralista formado por varios frisos cerámicos. Fue, sin duda, uno de los encargos de mayor envergadura que la empresa recibe del exterior de Zaragoza y que representa la proyección artística y solvencia técnica que tanto Grávalos como MURESA estaban alcanzando durante estos años. Ángel Grávalos realiza todo el desarrollo narrativo de los frisos de las cuatro fachadas de dos pabellones interiores dentro del bloque residencial de Las Américas[17] así como en los del edificio principal en los que colabora también Gomballest (como se puede ver en un lateral donde aparece la inscripción "Gomballest 1974". Se trata de un conjunto que puede recordar por su forma y disposición al desarrollado para el friso del edificio del Rectorado de la Universidad de Zaragoza pero con un rico desarrollo cromático con predominancia de tonos azules y marrones sobre los que destacan formas naranjas. La composición es abstracta con predominancia de formas geométricas. Sobre los frisos de todas las fachadas, podemos leer inscripciones con su firma en mayúsculas y, a continuación, MURESA y Zaragoza ("A. GRAVALOS MURESA ZARAGOZA").
Pero, además de esta singular obra de Las Américas en Barcelona, nos encontramos también otro ejemplo de mural cerámico realizado, en este caso, por Gomballest para la desaparecida empresa leridana Construcciones Griñò en el municipio Les Borges Blanques (Lleida). Este negocio estaba ubicado en la calle Marquès d’Olivart, 10 y para decorar la entrada encargaron un mural cerámico a MURESA (figura 4) que todavía a día de hoy se mantiene en su ubicación original, aunque un poco deslucido por el paso del tiempo y la falta de mantenimiento. Esta obra es muy característica de la producción cerámica que MURESA y, en concreto Grávalos y Gomballest, realizan durante estos años que transcurren del 73 al 75. Se trata de un mural con un rico y brillante cromatismo de tonos azules, sobre los que resaltan amarillos y rojos y que está realizado una gran riqueza de texturas superficiales creadas a partir de impresiones de diferentes objetos siguiendo un ritmo geométrico de carácter abstracto. Esta obra tiene muchos puntos en común con la que encontramos en la Urbanización Amelia de Cuarte de Huerva, también realizada por Gomballest. Seguramente no fueron los únicos encargos que la empresa realiza en Cataluña o, incluso, en otras ciudades como en Madrid, donde Grávalos realizó un mural cerámico para la cafetería Ríofrío[18], en la Plaza de Colón –también producido en MURESA–, aunque no los tengamos documentados por el momento. Esta actividad en el exterior es debida, por una parte, al contexto histórico en el que se desarrolla el muralismo cerámico y las tendencias de integración de la cerámica artística con aplicación mural del momento pero, sin duda, por otro lado, es muy significativo de la importancia que la empresa MURESA había adquirido en este tiempo y que pudo ser equiparable a la de otras empresas de cerámica artística que trabajaban a nivel nacional, como Bono&Novo o la empresa Germinal[19] dedicada al muralismo cerámico industrial y que tanto éxito comercial tuvieron durante los años 70.
Las placas cerámicas comerciales de MURESA: muralismo en pequeño formato. Viendo el éxito de la cerámica con aplicación mural y la popularización que el muralismo cerámico estaba teniendo en estos años, MURESA diseñó una línea de producción cerámica mucho más comercial dirigida, fundamentalmente, para un uso doméstico y para un público mucho más generalista. Se trata de una producción –en ocasiones muy intensiva según palabas[20] del propio Grávalos- en formato de placa cerámica de dimensiones variables –aunque predominan los formatos de 50x50cm– presentada sobre madera, a veces enmarcada con perfil metálico, y que sigue los patrones y diseños compositivos tan característicos de los artistas con unas dimensiones menores lo que hace que sus desarrollos narrativos estén más contenidos, reduciéndose a diseños mucho más simplificados pero manteniendo todo el carácter e intencionalidad artística. Aunque, si bien siguen siendo productos singulares y de cierta exclusividad, su precio los hace más asequibles obteniendo un éxito comercial en la época. Por ello, hoy en día podemos encontrar placas cerámicas firmadas por Galdeano, Grávalos o bajo la firma genérica MURESA en muchos hogares de la ciudad o, ahora, en algunas tiendas de antigüedades debido a las derivas de las modas y son un buen ejemplo de cerámica artística mural que bien requiere un estudio más detallado y en profundidad.
Notas: [1] Es un tema que ha abordado la principal investigadora sobre el tema, Sonia Arilla Satué (Arilla, 2016). [2] El uso de la cerámica decorativa con aplicación mural ha estado presente en la tradición arquitectónica desde sus orígenes. [3] En 1965 Zaragoza es declarada como Polo de Promoción y de Desarrollo Industrial. [4] La biografía de Galdeano es mucho más conocida y se ha escrito más sobre él, sin embargo, sobre Grávalos hay menos referencias biográficas y artísticas. [5] En 1968 cambia la denominación a estudios de Arquitectura Técnica. [6] Una de sus esculturas más célebres es “El zapatero” ubicada en Brea de Aragón. Además, durante varios años diseñó las esculturas conmemorativas del Colegio oficial de aparejadores y arquitectos técnicos de Zaragoza, sede donde, por cierto, hay un mural cerámico suyo. [7] Galdeano ya conocía el negocio de la cerámica por la tienda que creó junto a su esposa y la Galería Galdeano donde expondrá posteriormente sus obras cerámicas. [8] Uno de los pocos murales en los que lo añade es en el mural ubicado en la entrada del edificio de viviendas de la calle de la Paz nº 7. [9] Catálogo de Arte Público del Ayuntamiento de Zaragoza que está compuesto únicamente por las obras en espacios públicos. [10] Toda la investigación realizada por los autores se publica en el perfil de Instagram @ZaragozaModerna. [11] Ver el conjunto de frisos cerámicos realizados por Grávalos en Vicente Berdusán números 40, 42 y 44 donde introducen azulejo artístico junto a los murales. [12] Se van concentrando en entornos urbanos de forma paralela al crecimiento de la ciudad en esa época, principalmente, en los distritos Centro y Romareda/Universidad aunque también encontramos ejemplos en otras zonas, como en Delicias. [13] La empresa compró un nuevo edificio en Malpica donde iban a trasladar las instalaciones de MURESA pero cerró antes de producirse el traslado, viéndose obligados a vender el nuevo edificio. [14] Es el caso del mural ubicado en el número 67 de la avenida de Goya, donde vemos la inscripción “Boceto de A. Grávalos, por Gomballest. MURESA” [15] Hemos documentado otros murales de Gomballest realizados en las fechas de actividad de MURESA pero en los que no aparecen inscripciones ni referencia específica, por lo que no los incluimos en esta relación. [16] En la urbanización Amelia de Cuarte de Huerva, en la calle Moreras 15, hay un mural cerámico firmado por Gomballest y producido en MURESA, fechado hacia 1973-74. [17] El mural cerámico que está en la fachada principal y rotulado con el nombre del edificio “LES AMERIQUES” es obra de Julio Bono realizado en su empresa Bono&Novo. [18] La cafetería Riofrío fue un lugar emblemático del Madrid de los 60 y 70 que cerró en 2014. En su interior, tenía un mural realizado por Grávalos del que se desconoce su estado y ubicación actual. [19] La empresa Germinal estuvo ubicada en Corella (Navarra) según información facilitada por el investigador y ceramista Fidel Ferrando. [20] Según conversaciones mantenidas entre Ángel Grávalos y el propio autor del artículo. BIBLIOGRAFÍA Arilla Satué, S. (2016): “Cerámica artística en los espacios públicos de la ciudad de Zaragoza”, Arte y Ciudad, 9, Abril de 2016, pp. 155 – 182. Arilla SAtué, S. (20xx): “El mundo cerámico de Eduardo Alfonso Cuní”. Artes plásticas y ciudad. Actas de las VI Jornadas de Arte y ciudad (III Encuentros Internacionales). Vol.2, pp 63-70. Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón y Rioja (1977): “Plano-Guía de arquitectura de Zaragoza”, Zaragoza. De Yarza Blache, G. (2015): “José de Yarza García; vínculos europeos en la modernidad periférica española”, Tesis Doctoral, Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad Politécnica de Madrid. Grau Tello, M.L. (2012): “La pintura mural en la esfera pública de Zaragoza”, Tesis Doctoral, Universidad de Zaragoza. Pérez-Lizano, M. (1995): “Abstracción plásticas española. Núcleo aragonés: 1948-1993”, Zaragoza. Pérez-Lizano Forns, M.: “Andrés Galdeano: Ceramista y pintor”, AACADigital, nº 23 (2013), consultable en: http://www.aacadigital.com/contenido.php?idarticulo=827Consulta: diciembre 2021. Sevilla Tabernero, S. y Durán Boldova, A. (2021): “Ruta por los murales cerámicos de Zaragoza (I). Centro ciudad: Cuní, Bono, Galdeano, Aldi y Barranco”, La magia de viajar por Aragón, 125, pp. 18-29. Sevilla Tabernero, S. y Durán Boldova, A. (2021): “Ruta por los murales cerámicos de Zaragoza (II). La Zaragoza Moderna: Distritos Centro, Universidad y Romareda”, La magia de viajar por Aragón, 127, pp. 66-79. Sevilla Tabernero, S. y Durán Boldova, A. (2021): “Legado de Ángel Atienza en Zaragoza. Ruta por las vidrieras del escultor de la luz y el color”, La magia de viajar por Aragón, 127, pp. 54-64. VV.AA: “Catálogo de Arte Público de Zaragoza”, publicación digital, Ayuntamiento de Zaragoza, https://www.zaragoza.es/sede/portal/arte-publico/. Consulta: diciembre 2021.
Sergio SEVILLA TABERNERO y ANA L. DURÁN BOLDOVA
gestores e investigadores culturales Fecha de Entrega: 24/11/2021 Fecha de Admisión: 27/12/2021 << volver ![]() |
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