La sede cultural de Aragón en Barcelona: origen, presente y futuro.
Antón Castro. “Cien años del centro aragonés de barcelona”. Editorial: Gobierno de Aragón y Centro Aragonés de Barcelona, 2010. 222 pgs. Incluye abundante material gráfico tanto en blanco y en negro como en color.
La cantidad de nexos económicos, sociales, artísticos y culturales entre Aragón y Cataluña, se vienen retratando desde la época medieval, no en vano ambos territorios formaron parte de la Corona Aragonesa. Posteriormente esas relaciones se mantuvieron, y entre finales del siglo XIX y finales del siglo XX, entorno a 50.000 aragoneses por diversos motivos: políticos, artísticos y laborales principalmente, emigraron a Cataluña convirtiendo a Barcelona en la segunda ciudad de España con más aragoneses, tras Zaragoza. Si bien es cierto, que a principios del siglo XX, la región catalana vivía un momento de expansión y de convulsión a la vez: se creaban fábricas, se producían los dramáticos desórdenes de la Semana Trágica de 1909, y a su vez se registraba un interesante momento literario y artístico con figuras como Antoni Gaudí, Santiago Rusiñol, Pablo Picasso, Juan Gris, y Pablo Gargallo , entre otros. Sería en esa época de 1909 donde nace la necesidad de crear un espacio físico dentro de la Ciudad Condal, que reuniese a la comunidad migrante aragonesa, en donde pudieran manifestar y conservar su propia riqueza e identidad regional cultural, trasmitida desde las élites hacia los sectores más populares. Así pues y con motivo del centenario de la inauguración del Centro Aragonés de Barcelona, se encargó un texto que repasase la historia de esta institución en la capital catalana al escritor, dramaturgo y periodista Antón Castro, nacido en Santa Mariña de Lañas, Arteixo (A Coruña) y residente en Zaragoza desde 1978. Quien además dirige desde 2001 el suplemento Artes y Letras del periódico Heraldo de Aragón y el programa cultural “Borradores”, un espacio que se emitió en Aragón TV, desde 2006 hasta 2012. A través de sus páginas el autor, con un estilo literario de fácil y amena lectura, ha recogido las diversas épocas de la vida de la Casa de Aragón en Barcelona, así como de los momentos más destacados como fue la concepción del proyecto arquitectónico y su posterior inauguración con diversos actos entre los que se destaca el montaje de una exposición de Bellas Artes, en la que participaron: Julio García Condoy, Mariano Barbasán, Joaquín Pallarés, Juan José Gárate, Anselmo Gascón de Gotor, Salvador Gisbert, Mariano Oliver, Marín Bagüés y Pablo Gargallo, entre otros, que lo hacen especialmente emotivo y evocador. La portada adapta el cartel diseñado por el artista aragonés Jorge Gay Molins para la conmemoración del centenario de dicha institución. Y, en el interior, a modo de extenso noticiario se pasa revista al origen del centro, a través de su magnífica información gráfica y al conjunto de reseñas alusivas a los importantes actos y actividades desarrolladas, en muchos casos con la presencia de aragoneses y artístas españoles ilustres, así como a la evolución del edificio desde su concepción inicial hasta su estado actual tras las últimas reformas del Teatro Goya, espacio que tiene tanta solera que ni siquiera necesita presumir de que por él pasaron Carlos Gardel o Raquel Meller, o de que Margarita Xirgu estrenó “La corona” de Manuel Azaña, quien visitó dicha Institución para la ocasión en 1931. Además se recuerda a Guillermo Pérez Baylo, excelente cartelista e ilustrador zaragozano, residente en Barcelona, formado en el estudio del fotógrafo Juan Mora Insa, y que continuó su aprendizaje en Barcelona, con Vicente Borrás Abella, así como en el Museo del Prado, en las salas de Goya, durante su servicio militar. Pérez Baylo mantuvo una estrecha y constante relación con el Centro Aragonés de Barcelona haciendo carteles, retratos, paisajes, específicamente los paisajes, arquitectónicos y naturales, más emblemáticos de Aragón, dejando una huella artística muy importante en dicha sede. Sin olvidar los distintos comentarios alusivos a los dos murales del ya citado Jorge Gay, que llevan por titulo “El viaje” y “El sueño”, que conforman la obra “El lugar de los sueños”, con la que quiso rendir homenaje a “todos cuantos dejaron su tierra de origen yendo a la búsqueda de un lugar donde cumplir sus sueños”. Ambas piezas, de generoso formato, mezclan la iconografía del artista y recogen distintos símbolos, monumentos y elementos de Aragón y Cataluña. El primero refleja el momento de la partida de cientos de aragoneses que, por razones económicas o sociales, tuvieron que dejar su tierra de origen. Un mural en el que predominan los tonos ocres y grises con los que Gay identifica a Aragón. En uno de sus extremos aparece el mar Mediterráneo y las industrias que dieron trabajo a estos emigrantes. Asimismo, la Ciudad Condal es la protagonista absoluta del segundo de los murales, “El sueño”, un trabajo en el que predomina el azul intenso del mar, y otros motivos representativos de Barcelona, como las torres de la Sagrada Familia, de Gaudí. Por último, debemos citar un capítulo que da cuenta de los distintos Presidentes que a lo largo de la historia de la Institución ha tenido, y en el que se hace referencia a las distintas Secciones y colectivos que acoge.
Narración "de una aventura conjunta" entre catalanes y aragoneses durante el último siglo. Teniendo en cuenta todos esos nexos históricos, artísticos y culturales que poseemos en común ambas regiones, la obra consigue mostrar a través de textos y de doscientos documentos gráficos, la historia centenaria así como la importancia de esta institución. El libro aborda esta extensa trayectoria con una visión que va más allá de lo meramente cronológico y se acerca a las historias humanas, las anécdotas, las visitas de personajes ilustres y la vida cotidiana de la casa aragonesa en la ciudad de Barcelona. No obstante, el autor cuenta que en 1913 se produjo un hecho determinante para el futuro de esta entidad, ya que accedió a la presidencia Pascual Sayos Cantín (Zaragoza, 1869-Alagón, 1948), quien lograría materializar el pretendido deseo de construir una sede social propia comprando un solar ubicado en las antiguas ruinas del convento de Valldonzella. Para la creación del edificio, se propuso la idea al arquitecto Miguel Ángel Navarro (Zaragoza, 1883-1956), que diseñaría un edificio ecléctico con claras reminiscencias de los palacios aragoneses del Renacimiento, una de las épocas de mayor esplendor de la historia de la arquitectura aragonesa, por lo que el proyecto de Navarro dotó al edificio de un fuerte carácter regionalista, algo lógico dado que el edificio era la imagen de la comunidad aragonesa en Barcelona. En aquella época Miguel Ángel Navarro ya había firmado proyectos en la capital aragonesa como el cine Alhambra y el Palacio de Correos, en Valencia. Además, la obra de Antón Castro relata el paréntesis de la Guerra Civil (1936-1939) y los oscuros años de la posguerra, así como la celebración de las bodas de oro del Centro en 1959, la recuperación como lugar de encuentro en los años 60, el activismo político de la década de los 70 y la prolija actividad que ha desarrollado hasta nuestros días con frecuentes festivales, iniciativas culturales y publicaciones, como fueron: los homenajes al médico Santiago Ramón y Cajal y al escultor Honorio García Condoy, los distintos ciclos de cine, festivales de música así como la programación de exposiciones: en el ámbito de la pintura de artistas como: Vicente Rincón Garrido, Guillermo Pérez Baylo..., de fotografía así como de escultura con obras de Fernando Bernad Casorrán y de José Gonzalvo Vives, entre otros. En definitiva, nos encontramos ante una obra de un gran valor artístico-documental, que permite constatar la importancia que ha tenido y tiene la comunidad aragonesa en todas sus vertientes en Barcelona, sin que por ello suponga el menor atisbo de pérdida de la condición e identidad cultural con la que siempre se ha identificado a la gente de Aragón. Tal y como afirmaba Don Miguel de Cervantes; “la historia es cúmulo del tiempo, depósito de acciones, testigo de lo pasado y advertencia de lo porvenir”.
Diana Mª ESPADA TORRES
Personal investigador DGA, Dpto. de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza. Fecha de Entrega: 08/08/2020 Fecha de Admisión: 02/09/2020 << volver |
|||||||