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El acelerador, el freno y el desembrague
Reseña del libro El cambio ya está aquí. 50 películas para entender la Transición española (2018, Ana Asión Suñer)
La profesora Ana Asión hace en este ensayo un profuso recorrido por el cine que reflejó el cambio social de la España de Franco a la actual monarquía parlamentaria. Quiere contextualizar la Transición, y los que hablan por su boca son los personajes de los cincuenta filmes presentados, por delante de sus demiurgos. En las muy documentadas entradas de cada película, se nos presentan también las realidades ajenas al hecho creativo, sobre todo referenciando las reacciones de la censura en cada momento. Vamos a indagar en las motivaciones de la escritora. Se presentan en primer lugar tres hitos: Calle mayor (1956), El verdugo (1963) y La caza (1966), como sólidas muestras del acto de pisar el acelerador del vehículo de guerra incruenta contra la dictadura. El libro continúa por una carretera de tráfico lento, glosando una serie de películas costumbristas en el paso de la década de los sesenta a los setenta. Nuestra particular conductora no quita, sin embargo, su pie del pedal, pasando por las distintas temáticas que caracterizaron la travesía del cambio de ciclo, como el divorcio, el aborto… y el destape, ese movimiento comercial de desembrague que sirvió de apertura de espita para enfriar el calefactor del españolito medio. Entrados de lleno en los años setenta, presenciamos un recorrido en una ancha carretera de tres carriles, que podríamos llamar la Ruta 1974: el más difícil del cine de denuncia, casi siempre críptico, con Elías Querejeta de guardia de tráfico; el aludido de la comercialidad fácil con la muestra del cuerpo femenino, por exigencias del guion; y una tercera vía, más amable pero no por ello inocua, inventada por José Luis Dibildos, aunque con otras muestras equiparables ajenas a ese productor. ¿Y el freno? ¿Nos hemos olvidado de este importante accesorio de los vehículos de turismo, ese gran invento? Nada de eso. Precisamente es el gran hallazgo de Ana Asión en el presente libro. Franco se muere en la cama, y a partir de ahí se empiezan a desinflar las expectativas de transformación social que esperaban sentadas, con la excepción de la militancia del PCE clandestino. Muchos pechos descubiertos, algunas palabras malsonantes, aisladas voces críticas, y España se ve inmersa en un magma paralizante que, con la excusa de no volver a repetir la última guerra civil, tiñe de desilusión al cine y a las demás artes. Es el momento de parar en seco, cuando no de poner la marcha atrás. Se trata del desencanto, ese concepto que narran los hermanos Panero en la película de Chávarri de 1976. Toda la energía potencial del antifranquismo se evapora al producirse la Reforma Política y se provoca una domesticación social progresiva que contagia nuestra cinematografía. Un frenazo con todas las de la ley… constitucional. Ana Asión define a la sociedad de la Transición como “anestesiada y confusa”, así como atrapada en “el consumismo voraz y alienante”. Fruto de este fenómeno es el género de los exitosos estrenos de la segunda mitad de los años setenta y la primera de los ochenta: por un lado, el llamado cine quinqui, que refleja ambientes barriobajeros delictivos, y por otro el ozorismo conservador, padre de la explosión de la comedia madrileña, una manera sutil de huir de la realidad política al ritmo de la movida posmoderna. Como apagar el motor del coche y subir la música en la radio. Eso sí, siempre con las consiguientes excepciones en forma de película. Muchas de estas joyas olvidadas son objeto de rescate por parte de la escritora, que bucea en el cine perdido de esa España que festeja el fin de su particular horror movie de cuatro décadas. Así, podemos disfrutar de reseñas como la de Con uñas y dientes (1978), anunciada en su día como “la primera película española de lucha de clases” (obviando las producciones de la Segunda República). O la de Historias de amor y masacre, gamberra cinta de animación del mismo año que también marcó un hito en la cinematografía española. Bajo las conclusiones de Ana Asión subyace la división de la izquierda. En el último tramo del libro la vemos personificada en dos realizadores que provenían del mismo campo ideológico: el omnipresente José Luis Garci y el efectista Eloy de la Iglesia. Mientras que el primero ilustró el desencanto hasta caer en el sentimentalismo, el segundo optó por hacer un retrato grueso de la delincuencia. En cualquier caso, el lector tiene en sus manos, disfrazado de pequeño diccionario de cine, un buen repaso a las circunstancias sociales y políticas de la Transición española, esa época que todavía suscita tanta controversia.
Antonio TAUSIET
Investigador independiente Fecha de Entrega: 27/03/2019 Fecha de Admisión: 30/03/2019 << volver ![]() |
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