Carmen Osés Hidalgo (1897-1961). Un caso de Damnatio Memoriae
Resumen: Carmen Osés (1897-1961), es una desconocida artista aragonesa, de enorme sensiblidad, cuya memoria ha estado extrañamente oculta desde su fallecimiento. Pareja sentimental del también pintor Enrique Ochoa, su amplia carrera profesional que tiene como punto de inflexión la Guerra Civil, se vio a la par influida y ensombrecida por la de este. Este texto pretende recuperar su figura. Abstract: Carmen Osés (1897-1961) is an unknown Aragonese artist of enormous sensibility whose memory has been strangely hidden after her death. Her wide professional career, which gathered momentum during the Civil War, was at the same time influenced and overshadowed by her partner, artist Enrique Ochoa. This text strives to recover her figure.
Palabras clave castellano: Carmen Osés, Arte aragonés, arte contemporáneo, Enrique Ochoa, Josep María de Sucre
Palabras clave inglés: Carmen Osés, Aragonese art, contemporary art, Enrique Ochoa, Josep María de Sucre Pues si las mujeres son capaces de hacer tan bien a los seres humanos al darles vida, ¿cómo puede maravillarnos que aquellas que lo desean sean capaces de hacerlos igualmente bien pintándolos?
Giorgio Vasari
Y así, por tenernos sujetas desde que nacemos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con los temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza, dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas.
María de Zayas
La historia ha sido proclive en dar ejemplos en los que la trayectoria creativa de distintas mujeres quedó ensombrecida por la de sus esposos o parejas.Es el caso de Carmen Osés Hidalgo. La información en la historiografía moderna relativa a esta artista es realmente misérrima (VV.AA.: 1996; García y García: 1992; Ripoll y Perelló: 1981; Triadó: 1994; Pérez Moreno: 2014). Apenas se la cita brevemente sin ninguna aportación relevante, más allá de alguna participación expositiva y fundamentalmente se refieren a ella como compañera sentimental del artista del Puerto de Santa María Enrique Ochoa desde poco después de que este decidiera establecerse en Barcelona a mediados de los años veinte tras una de sus exposiciones en la ciudad Condal. Y como señaló el crítico de arte Francisco M. Arnizcon él vivió, pinto y viajó hasta su muerte en 1961 (Arnaiz: 2008, 35). En suma, una verdadera damnatio memoriae, usando la locución latina. Ochoa la pintó en diversas ocasiones. [Fig. 1]
Este breve estudio, a pesar del tiempo transcurrido, y he de hacer hincapié en ello, no ha encontrado pocas reticencias, y los obstáculos y reparos para facilitar información de primera mano sobre Osés lo han caracterizado. El presente trabajo se ha fundamentado en un minucioso trabajo en hemeroteca, en la localización de los diferentes catálogos de sus exposiciones, en el estudio de la documentación epistolar enviada a Josep María de Sucre y la colaboración de la Fundación Enrique Ochoa a través de su presidente José Francisco Estévez quien facilitó la reproducción de un retrato. De la misma forma su obra se halla dispersa y resulta de muy difícil localización, por lo que el necesario estudio pormenorizado y sistemático de su trayectoria artística resulta complejo, a lo que hay que sumar la ausencia de fechas en sus obras. Por todo ello, atenderemos al final y de forma somera a lo que entendemos que es el corpus representativo de su producción. Como consta en el registro civil de la ciudad del Jalón, Carmen Osés Hidalgo vino al mundo en Calatayud el 7 de abril de 1897 a las cinco de la tarde, si bien fue inscrita el 3 de septiembre de 1920.[1] Allí nacieron también sus hermanos José Ezequiel Osés Hidalgo en 1895 y Juan Marcelino-Cleto Osés Hidalgo en 1899. Era hija del conocido escritor y pedagogo guipuzcoano José Osés Larumbe y de la granadina Encarnación Hidalgo. El vínculo de su padre con Calatayud está acreditado, puesto que como maestro de instrucción primaria estuvo destinado en Paniza, Tauste, Sariñena y, finalmente Calatayud, donde permaneció desde 1893 hasta la primavera de 1900 (y donde fue iniciado a la edad de 31 años en la masonería) (Ferrer: 1979, 126), para instalarse, comenzado el siglo y de forma definitiva, en Barcelona. Con él Carmen colaboró en la ilustración de diversos libros y le quiso intensamente: Cuando mi padre se fue, yo estaba lejos, separada por los odios de mis compatriotas; no pude verle, ni besarle, ni recoger la última vibración humana de su carne. Es el ser que yo más he amado en la tierra.[2] Poco sabemos de su vida en las primeras décadas, de su infancia y primera juventud: Felices tiempos aquellos de mi cálida infancia en un hogar pobre de familia […]. Todos en el amor y en la voluntad del pobre. Desde entonces acá, las dos guerras y las revoluciones, el terror y el hambre, la humillación, nos arrebataron la fe y la alegría. La lucha por la vida es natural al desarrollo de nuestra existencia, pero ha sido inhumano este destino que nos tocó a las gentes de nuestra generación. Nos quitaron todo y nada nos han dado. Y como sacos vacíos tenemos que seguir viviendo. Porque hoy el dolor de uno es el dolor de muchos. [3]
En la década de los veinte empieza a exponer de forma colectiva. Así lo hace, entre otras y de forma independiente,[4] en 1920 en el Palau de Bellas Artes, en la muestra organizada por la Junta Municipal d´Exposicions de Barcelona (Catálogo: 1920) con dos paisajes y un Bodegón; de nuevo en 1921 con Nota gris (desnú) y Gitana (Catálogo: 1921), y en el Palau de Bellas Artes del Parque de la Ciudadela en 1922 (Catálogo: 1922). En 1926 presenta un Desnudo en la Nacional de Bellas Artes celebrada en el Palacio del Retiro (Lezama: 1926, 5). En sus estudios fue discípula de Baixas, de Climent y de Borras Aballa. (Anónimo: 1966, 31) Al menos desde 1924 frecuentaba Mallorca (también Ibiza), lugar que tras la guerra civil, y a caballo con Barcelona en muchas ocasiones, se convertirá en lugar permanente de residencia junto a Ochoa[5], con el que entabla relación sentimental hacia 1925. Allí, en Mallorca, se había instalado el poeta nicaragüense Rubén Darío, con el que el pintor había trabado amistad ilustrando sus obras completas de la editorial Mundo Latino (Arnaiz: 2008, 36). Y la pareja compartió las tertulias en las que se reunían Rubén Darío, Unamuno, Gabriel Alomar, Sebastián Junyer, Coll Bardolet, Mario Vives, Federico Díaz Falcón y otros amigos (Bauza: 2008, 115), ya que las amistades de ambos eran comunes. La carrera artística de Carmen empieza a proyectarse iniciándose los años de la II República. Su primera exposición individual de las cinco llevadas a cabo antes de la Guerra Civil tuvo lugar en las Galerías Layetanas en 1931 (Catálogo: 1931; Anónimo: 1931, 9). De ella se hizo eco la Revista Blanca a través de su crítico A. Fernández Escobés (1931: 23-24). Por esta crónica sabemos que había vivido en París. Este mostraba su sorpresa ya que ante las esperadas vacilaciones, inseguridades e inexperiencia en el uso del pincel, sin embargo se había postrado ante una obra de calidad, con esa difícil sencillez de la maestría, con un absoluto dominio del dibujo, con un colorido atonado, preciso y personal; con un arte en sazón, tan lejano de las frialdades académicas como de las extravagancias extremistas. Se componía de dibujos, bodegones, figuras y paisajes dotados de especial sentimiento. Destacaban los paisajes (Gerona, que ilustra el citado texto, y diversos paisajes mallorquines), y desnudos como María Lourdes, La mujer del pitillo, Diagonal y Espalda. En términos parecidos pero más brevemente se pronunciaba Boriel en La Esquella de la Torratxa. (Boriel: 1931, 216) A las 11 de la mañana del 11 de marzo de 1932 (Anónimo: 1932, 9), se inauguró la que había de ser su segunda individual en las Galerías Layetanas[6](Catálogo: 1932). El crítico de arte de La Vanguardia señalaba que está inclinada a la esmaltación de la pasta de color, a una técnica que a veces busca delicadezas, cual ocurre en las medias figuras femeninas, en que a un concepto florentino de la depuración lineal, se junta la suavidad y dulzura del mecanismo. (Rodríguez: 1932, 5) [Fig. 2]
En 1934 Galerías Layetanas volvió a acoger obras de Osés (Catálogo: 1934) en una exposición inaugurada el 3 de marzo (Anónimo: 1934a, 7). No deja de ser curioso el texto que le dedica el satírico Be Negre: La pintora senyoreta Osés Hidalgo que, seguint les doctrines espayolístiques del seu estimat pare –l ´irascible mestre monoglóssic del carrer Joaquim Costa-, encara no s´ha decidit a emprar el català en les seves manifestacions publiques. El catàleg de la seva actual exposició a Les Galeries, naturalment és redactat en castellà. D´això s´en diu aclimatació, simpatía i comprensió. (Anónimo: 1934b, 2)
Las referencias a su padre se deben al polémico libro publicado originalmente en 1932 junto a Juan Osés Hidalgo: La nación catalana no ha existido nunca. La verdad de la historia, donde arremete contra el hecho diferencial catalán considerándolo un mito, una farsa, una leyenda. (Osés y Osés: 1932) En aquellos años sabemos de su colaboración como dibujante e ilustradora de libros, tal es el caso de la novela Alejandrina, de Laureano Brillas (1933) con unas iniciales dibujadas ex profeso por la bilbilitana y una bella cubierta de Enrique Ochoa reproducida en huecograbado. También las ilustraciones de las lecciones progresivas de Gramática castellana de Paluzíe revisada y ampliada en 1935 por su padre José Osés Larumbe[7](Paluzíe: 1935), con quien colaboró en otras ocasiones; tal es el caso del libro de lectura en cuatro grados La vida, el mundo y sus cosas. [Fig. 3] También realizó algún diseño publicitario como el realizado para Bodegas Franco Españolas. En 1935 llega la cuarta exposición individual en las Galerías Layetanas (Catálogo: 1935), inaugurada el 23 de noviembre (Anónimo: 1935, 9)[8] y presentada por Josep María de Sucre (Barcelona 1886-1969), uno de los grandes y no suficientemente reconocidos animadores culturales de la Barcelona de antes y después de la guerra, un personaje extraordinariamente relevante en la historia del arte español, poeta, escritor, crítico de arte y notable artista tardío (Pérez Moreno: 2017; Borrás: 2003). Con Sucre se inició una larga amistad tal como muestra la documentación epistolar conservada en la Biblioteca Nacional de Calalunya: Usted se acuerda de ese primer encuentro y sin embargo a mí se me desdibujó, esfumándose en mi memoria, porque yo todavía era muy niña y usted era ya un joven ¡muy guapo por cierto, decía mi padre! Y con los cabellos rubios y los ojos trasparentes, ligero, ágil y con la mente abierta a todos los horizontes.[9] Asimismo participó en el Salón de artistas aragoneses organizado por Centro Obrero Aragonés. Sabemos por los recuerdos de José Aced que este y Blasco Ferrer establecieron contactos con infinidad de artistas, y que con Martín Durbán concurrían a la Taberna bohemia, en la calle Guardia, junto con la bilbilitana Carmen Osés (Aced: 1997, 65). Esta estrechó amistad con el artista turolense Eleuterio Blasco Ferrer hasta su fallecimiento. En dicho salón presentó dos cuadros con el mismo título, Mujer balear (Ibiza). (Aced: 1935, 4) En esas fechas Carmen sufre una profunda crisis al separarse de Enrique, en una relación que no fue tan idílica como habitualmente se ha pretendido expresar: Mi vida empezó con él y en él termina […] Me siento enferma y turbada. No puedo seguir manteniendo un papel que no siento […] Señor, Señor ¿qué voy a hacer?”.[10] Preferiría morir. […] Anoche me marché de la que hasta hace poco era mi hogar, para siempre. Solamente cuatro trapos colgados de unas perchas queda mío […] Ya no me importa nada de Enrique, nada, pero no puedo soportar humillaciones, prefiero pasar hambre a recibir el pan de él. La vida no me asusta, un mendrugo siempre lo hallaré. […] En abril Enrique me echó de casa, con los cuatro trastos que hay en mi estudio, sin dinero, sin trabajo, y sabiendo que la órbita de mis amistades era común a ambos y por eso no podía dignamente recurrir a nadie porque mi situación moral era tan difícil. Seis meses viví sin pedirle nada […].[11]
Aunque meses después este le pide que vuelva: […] cuando empezaba a desenvolverme, con súplicas y lágrimas en los ojos, me hizo volver de nuevo a su lado. Aún le quería y le perdoné. En su egoísmo me necesitaba porque su plan amoroso se había hecho quiebra y se encontraba muy solo. […] Le he querido como nadie le volverá a querer. Hoy solo quiero salvarme, si puedo, y mañana lograr un silencio en mis sentimientos tan maltratados y que hoy están en carne viva […].[12]
Su última muestra antes del estallido de la conflagración bélica tuvo lugar en las Galerías Layetanas en mayo de 1936. (Anónimo: 1936, 10) Según cuenta el propio Ochoa, él marcha de Barcelona a Mallorca en el último barco que zarpó antes de estallar la Guerra Civil, por lo que debió ser en la primera quincena de julio de 1936 (Arniz: 2008, 36), suponemos que junto a Osés, aunque para Juan Manuel Bonet posiblemente la guerra la pasaron ambos en París. Sea como fuere, ambos exponen ya en Barcelona en 1940. Ella lo hace en la Galería Fayans Catalán nada menos que con 38 obras, óleos y dibujos, tales como Mallorquina, Gitana y Flores. (Anónimo: 1940, 6) Aunque viajará con frecuencia, especialmente a Barcelona, se establece en Mallorca, en Pollensa, con el espíritu tranquilo, repartiendo mi tiempo entre la prosa de la vida cotidiana y mis trabajos de pintura.[13]Pero se desprende de su correspondencia una salud quebradiza, con largos periodos de enfermedad y otros tantos de recuperación, con una crisis moral e ideológica que parece superada: Hoy soy feliz en mi fuero interno, porque creo en mi fuerza interior. A fuerza de muchos sufrimientos se llega a conclusiones magníficas de serenidad y de ponderación espiritual y psíquica.[14] Los contactos con los pintores mallorquines e ibicencos ya desde antes de la guerra fueron intensos para la pareja, tanto con artistas residentes como establecidos temporalmente: Mariano Vives, Tito Cittadini Podeta, William Cook, Pedro Barceló, Edwin Hubert, Joaquín Mir, Casimiro Tarrasó, Roberto Ramuagé, o el propio Anglada Camarasa. (Bauza: 2008, 117-123) En Pollensa Carmen se recupera y descansa durante largas temporadas tras sus habituales viajes, pero echa de menos el frenesí de una gran ciudad: Yo ya estoy necesitando volver a mi ambiente, pues si para la salud me ha sido muy beneficioso el sol, la tranquilidad y el dulce [ilegible], para el espíritu no siempre es fecunda la contemplación de tanta naturaleza y el soñar divagando a la luz de las estrellas. El mundo exterior, con su exuberancia, absorbe muchas energías, y prefiero mi mundo interior, inquieto y alucinado. No quiero anquilosarme. Mi espíritu no necesita tantos verdes ni tantos balidos de ovejas. ¡Es mejor vivir ardiendo![15]
En 1942 expone de nuevo en la sala Fayans Catalán 28 telas en las que algunos apreciaron a una artista notablemente mejorada en cuanto al concepto y al tecnicismo (Bosch: 1943, 132).[16]El crítico Tristán La Rosa señalaba: Es una pintura en donde la sensibilidad muchas veces debe ir en socorro de una técnica no muy conseguida. El artista es discreto dibujante. Su colorido es tímido, un tanto opaco. Es innegable la existencia de logrados aciertos; algunos cuadros poseen un bello sentido decorativo; en otros se advierte un temperamento pronto al sentimentalismo. Alguien me dice ser una pintura sin pretensiones. ¿Puede un artista dejar de ser ambicioso? Sin la ambición de la belleza conseguida, del afán de perdurar, o, cuanto menos, sin la pequeña y humana ambición del aplauso, ¿cuáles serán los móviles del artista?. (La Rosa: 1942, 4)
En 1943 exhibe su nueva producción en la Casa del Libro (Sala Vilomara), junto a José Baqué y Benet Domingo (Anónimo: 1943, 6), y un año más tarde de forma individual en la misma sala Paisajes, Bodegones y Flores (Anónimo: 1944a, 7; 1944 b, 6). Al respecto de esta última de nuevo Tristán de la Rosa incidía en que debe adquirir más soltura en el dibujo; luego, cuando su dibujo, sea más seguro, debiera preocuparse de los problemas propiamente pictóricos. Primero, repito, es menester dibujar. (La Rosa: 1944, 4) La salud de Carmen fue maltrecha, y la correspondencia hace alusión a sus periodos de reposo: estoy muy débil y cansada.[17] Una tremenda humanidad y extraordinaria sensibilidad subyacen de sus palabras. Continúa exponiendo en 1946 en las Galerías Layetanas (Anónimo: 1946, 4). Y anteriormente en Tenerife, cuya estancia en la isla le causó una enorme desazón: […] aquí el espíritu se lo lleva el mar. […] A fuerza de vivir, creo comprender que no es aquí, frente a estas playas de la naturaleza, que se hace al hombre, perdido entre las raíces, las piedras y la profundidad del mar que la rodea, sino en la comunidad de la lucha […] Entre el cemento y el hierro, los ruidos de las máquinas y el calor de la muchedumbre, nacen las rebeldías y las inquietudes, los anhelos de superación y la exaltación superior del hombre, que fecundan su espíritu y sensibilizan el alma. Porque vegetar es resignarse al fatalismo de las fuerzas de la tierra, y si bien se desarrolla el carácter, se adormecen afanes y sueños. Y estoy convencido, amigo mío, que la vida es soñar.[18]
Las palabras de Carmen rezuman una constante insatisfacción, y siente un peso profundo en su desarrollo personal y artístico, además del económico: La voluntad y mi orgullo íntimo son hoy mi única fuerza entre la manada de búfalos. No decaigo, pero mi salud no es muy buena y a veces siento el cansancio del que ve tanto camino todavía ante sí.[19]El odio, los rencores, la sordidez y el engaño le hacen mella.[20] En abril de 1949 marcha desde Cádiz a Buenos Aires acompañando a Enrique Ochoa. Tenía el encargo de entregar a la esposa del Presidente argentino, Eva Perón, un cuadro de la hermandad de la Macarena para ser regalado a la misma, un Tríptico de la Anunciación (Arniz: 2008, 39-40). Durante aquella estancia en la ciudad portuense, Osés expuso en la Galería Müller [fig. 4] una colección de 25 cuadros, fundamentalmente bodegones, retratos y escenas mallorquinas. Un año antes ABC daba noticia de la llegada de la pareja desde su nueva residencia en la localidad balear de Valldemosa a Sevilla con objeto de entregar un tríptico pintado por aquel a la Hermandad de la Macarena (Anónimo: 1948, 6). Entendemos que a su vez y en este viaje tuvo lugar el encargo de entregarle el cuadro anterior a Perón.
En los años cincuenta la actividad de Osés va decayendo: "Hace tiempo que no pinto, pero espero que aunque sea a intervalos algo podré hacer, mas hoy por hoy mi existencia no tiene la estabilidad necesaria para pensar en mi arte".[21]En todo caso su salud quebradiza, sus estrecheces materiales y su siempre enigmática frustración moral, no minaron su espíritu viajero, inquieto y de superación, y no le impiden preparar una exposición en Tetuán en noviembre de 1954.[22] Iniciada la década Osés es una artista conocida y valorada por la crítica artística catalana, como demuestra que con motivo de la Exposición Regional Preparatoria de la I Bienal Hispanoamericana de Arte de 1951 (Cabañas: 1996),Soler Poch en El Correo Catalán propusiera una nueva selección de artistas entre los que se incluía Carmen Osés (Soler Poch: 1951), lista a la que remitía también Rafael Manzano al criticar la premura y la ausencia de numerosos nombres en Solidaridad Nacional (Manzano: 1951). En todo caso finalmente no fue incluida. En 1954 expone en Málaga (VV.AA: 1954, 417). Durante gran parte de ese año, Enrique Ochoa junto a Josep María de Sucre, Baldomero Xifrè y Cantavella preparan una exposición de Blasco Ferrer en la Galería Argos de Barcelona, sobre la que Carmen comenta: tengo mucha ilusión en que la exposición de Blasco Ferrer resulte bien. Todos pondremos en esto la mejor voluntad por tratarse de un amigo de aquellos tiempos, y que además es un gran artista.[23] Esta se inauguró el 1 de enero de 1955, acudiendo a la cita del primero de año numerosísimas personalidades del mundo del arte (Anónimo: 1955, 21). Carmen hizo un gesto especialmente simbólico en recuerdo de la guerra y los exiliados como Blasco: esta entró a la exposición con un ramo de claveles que depositó encima de mi obra El último suspiro de Don Quijote (Blasco Ferrer: s/f, 121-124),símbolo del exilio republicano de 1939. (Pérez Moreno: 2014) [Figs. 5 y 6]
Y ese mismo año la casa solariega de Enrique y Carmen Osés en la céntrica Calle Apuntadores de Palma de Mallorca, muy cerca del popular Paseo del Borne, donde instalan su estudio, se convirtió en Museo, llamado «Mansión de Arte», mostrando la obra de ambos y una nutrida colección propia de arte antiguo y moderno, incluyendo un Murillo, grabados de Goya y varias vitrinas con cerámica. (Vidal: 1955, 6) Poca más información posemos de la artista a partir de esas fechas. Fallecería en 1961. Blasco Ferrer informó a De Sucre de la muerte de esta,fiel compañera que yo apreciaba mucho por su nobleza y sus calidades pictóricas. Qué le vamos a hacer, es el camino de todos antes y otros después.[24] En 1966 Estudio de Arte, de Radio Barcelona, celebró una exposición antológica a modo de homenaje póstumo, compuesto por 22 obras. (Anónimo: 1966, 31) La obra de Osés hemos de adjetivarla globalmente como amable, donde destaca esos personajes que inquiere, investiga, sopesa antes de llevarlos al lienzo poniendo de manifiesto su espíritu. El interior, en suma, de las personas. Las gentes humildes ocupan un papel muy destacado en su obra, en los que pongo mi corazón de protesta. Ya sé que estas cosas son quijotescas, herencia afortunada de ideas y sentimientos muy siglo XIX.[25] Ella misma describe estas obras: no son estados psicológicos ni ideas sociales, sino conceptos humanos vistos por un pintor.[26] En las obras de los años cuarenta la pincelada se suaviza, con tintas más delicadas (los paisajes de los años veinte y treinta acusan una pincelada más intensa y mayor fuerza de color, con cierta pátina expresionista e incluso facetación neocubista). Ella misma reflexionaba a inicios de los cuarenta sobre su obra señalando que lo que he hecho es más original de calidad y tiene la tranquilidad iniciada últimamente en mi obra. Nada de extravagancias en mis ensayos, porque a mí me interesa la plástica pictórica y sobre todo lo íntimo y peculiar del ser humano.[27] Sus numerosos retratos de tipos populares, especialmente femeninos, de escenas cotidianas, así como sus paisajes y bodegones son cercanos, íntimos, donde aparece el sosiego, la serenidad que, como la propia Carmen cuenta, parece recuperar tras terminar la guerra. Osés fue extraordinariamente inquieta y urbana, a pesar de las largas temporadas que pasaba en las Islas Baleares: Mis modelos de figuras han de ser gente de ciudad, esos seres en los que se transparenta la inquietud o el dolor de vivir, en los que vibra una calidad íntima y peculiar.[28] Su obra es de raíz netamente hispana en cuanto a los tipos que lleva al lienzo, con elementos regionalistas, numerosos guiños a Goya en obras como Eres tú, Gitana o Una lección de baile pero con una particular percepción de la artista. En ocasiones se acusa la influencia de Ochoa, como en Joven con mantilla. [Fig. 7] Su producción es irregular, sobresaliendo los retratos populares, mucho mejor resueltos que los paisajes, de factura muchas veces ingenua, y unos bodegones resueltamente academicistas.
Carmen convivió muchos años con el artista Enrique Ochoa, y aprendió del maestro, a quien amó y admiró. Pero la relación con el pintor del Puerto de Santa María no fue siempre fácil, y aunque la influencia de este es manifiesta siendo la obra de Carmen plásticamente inferior en calidad, la alargada sombra de Ochoa lastró el conocimiento de la artista bilbilitana hasta nuestros días. En palabras del escultor Damián Ramis, la pintora fue […] más que una buena alumna, fue una extraordinaria persona con un espíritu sensible que superó muchos obstáculos sociales para poder expresar sus sentimientos personales y artísticos […]. (Bauza: 2008, 120) Estas líneas devuelven el nombre de Carmen Osés a la vida en espera de que nuevas investigaciones recuperen críticamente la obra de esta desconocida artista y las numerosas piezas extraviadas de su biografía. [Fig. 8] [1]Tomo 29, página 218 de la sección 1ª. Las distintas publicaciones citadas, las crónicas artísticas de la época, así como las referencias que dan las casas de subastas, sitúan su venida al mundo en Calatayud en 1898. Por lo que queda subsanado dicho error. [2]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Pollensa en Barcelona el 5 de abril de 1950. Josep Maria de Sucre Materials en Autògrafs Ramon Borràs. Biblioteca Nacional de Catalunya, Capsa O4 [3]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa el 19 de mayo de 1954. Autògrafs Ramon Borrás,BNC, Capsa O4. [4]Sobre otras muestras colectivas en la que particicipó ya en los años treinta véase: FONBONA, F. (dir.) (2002), Repertori de catàlegs d'exposicions col·lectives d'art a Catalunya: fins a l'any 1938, Barcelona: Institut d'Estudis Catalans. Secció Històrico-Arqueològica. [5]Ochoa había contraído matrimonio el 14 de julio de 1919 con Julia Puertas González, teniendo tres hijos, dos de ellos muertos a temprana edad y sobreviviendo José. [6]Paralelamente expone en la misma galería con la Asociación Art Vivent. Véase: La Esquella de la Torratxa, (Barcelona, 11-III-1932), p. 154. [7]Véase la noticia dada en La Vanguardia, (Barcelona, 16-VI-1935), p. 6. [8]Poco antes también había expuesto en una colectiva. Véase: La Vanguardia, (Barcelona, 23-X-1935), p. 13 [9]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa el 19 de mayo de 1954, op. cit. [10]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada solo en 1935. Autògrafs Ramon Borrás,BNC, Capsa O4. [11]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada el 11 de junio de 1935. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [12]Ibidem. [13]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Pollensa el 2 de octubre de 1942. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [14]Ibidem. [15]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Pollensa el 7 de mayo de 1943. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [16]Véase anuncios en: La Vanguardia, (Barcelona, 4-XII-1942 y 11-XII-1942), p. 7; Hola del Lunes, (Barcelona, 14-XII-1942), p. 6. [17]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Málaga el 17 de marzo de 1945. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [18]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Tenerife el 9 de mayo de 1946. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [19]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Palma el 5 de junio de 1948. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [20]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Pollensa el 22 de marzo de 1949. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [21]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa el 7 de mayo de 1951. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [22]Según cita en Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa el 28 de agosto de 1954. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [23]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa el 28 de agosto de 1954. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [24]Carta de Eleuterio Blasco a José María de Sucre, fechada en París el 30 de marzo de 1961. Autògrafs Ramon Borrás. BNC, Capsa B7. [25]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa, el 28 de agosto de 1954. Autògrafs Ramon Borrás, BNC, Capsa O4. [26]Ibidem. [27]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Valldemosa, el 2 de octubre de 1942, op. cit. [28]Carta de Carmen Osés a Josep María de Sucre fechada en Pollensa el 2 de marzo de 1949, op. cit. Referencias: ACED, J. (1935), “Salón de artistas aragoneses”, Boletín del Centro Obrero Aragonés, nº 145, Barcelona, noviembre-diciembre de 1935, p. 4 ACED, J. (1997), Memorias de un aragonesista, Zaragoza: Edizions de l´Astral, Ayuntamiento de Alcorisa y Centro Aragonés de Barcelona. ANÓNIMO (1931), La Vanguardia, (Barcelona, 21-III-1931), p. 9. 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Rubén PÉREZ MORENO
Dr. en Historia del Arte y profesor de la Escuela de Arte de Zaragoza Fecha de Entrega: 12/05/2017 Fecha de Admisión: 15/05/2017 << volver |
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