Número 31 | Junio de 2015
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Crítica a El Artista, Joaquín Carbonell (2015, Voces del Mercado)
 
 

 

El artista se muestra al lector como un retrato intimista de la España de posguerra, tanto desde la perspectiva rural como urbana. Entre sus páginas dibuja un estremecedor relato en el que su protagonista, Antonio Zaera (Antúan), se alza como una especie de nuevo dandy que quiere ver mundo, salir de la zona de confort que se le ha impuesto en su Andorra natal.

Antúanes un luchador, un inconformista que se niega a soportar la situación que le ha tocado vivir. Y es que él no solo tiene el deseo de escapar de un contexto sumido en las tradiciones y la ausencia de progreso; sino que aspira a algo más: ser artista.

Dejando atrás un destino marchito y caduco, se traslada a Madrid, donde descubre que, sin duda, se puede soñar con otra España. Es en esos instantes cuando las ilusiones que le acompañaban en su viaje, empiezan a despegar.

A través de una brillante e intensa narración, fruto sin duda de una ardua investigación previa, el lector se sumerge en la inquietante, y al mismo tiempo surrealista, trayectoria artística del protagonista. La capital se convierte en testigo de las andanzas de un andorrano dispuesto a todo para lograr su deseo más ansiado: participar en Viridiana, película dirigida por su compatriota Luis Buñuel.

Sin embargo éste no es un viaje que realice en solitario. Junto a él se encuentra lo más granado de los círculos intelectuales (y en ocasiones políticos) de la época. Desde Domingo Dominguín hasta Ava Gardner, todos contribuirán al crecimiento, tanto laboral como personal, de Antuán.

No obstante, no solo Madrid, sino que también el Bajo Aragón adquiere en el libro una especial relevancia. El protagonista tiene presente en todo momento cuál va a ser la imagen que se va a proyectar de él en su pueblo, qué es lo que pensarán su familia y amigos. De hecho incluso habla de su tierra natal con Buñuel, intercambiando con éste una serie de impresiones sobre el aceite de oliva de sus respectivas localidades.   

Y es que de Teruel no es cualquiera.

La variedad de localizaciones ayuda a que el relato tome fuerza, no se pierda ningún matiz de la España de los años 60. Se podría decir incluso que ésta actúa como un personaje más de la historia, dibujándose en la misma la cada vez más acentuada,  transición social y cultural.

En definitiva, un merecido e impecable homenaje no solo a la figura intachable de Luis Buñuel, sino a todos aquellos Antuanes que decidieron buscar fortuna más allá del negro carbón de la mina andorrana. 

Ana ASIÓN SUÑER
Alumna de Tercer Ciclo, Depto. de Historia del Arte, Universidad de Zaragoza

Fecha de Entrega: 18/05/2015
Fecha de Admisión: 19/05/2015


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