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La Plaza de Aragón como enseña del moderno epicentro zaragozano
Isabel Yeste Navarro: Un nuevo centro para Zaragoza: La plaza de Aragón. Zaragoza, IFC, 2024.
Isabel Yeste ha escrito un libro que es una crónica histórica de cómo el ensanche ajardinado de una periferia decimonónica acabó convirtiéndose en el epicentro burgués de la Zaragoza moderna. En ese sentido, su estudio se enmarca perfectamente las corrientes actuales de la historia del arte, que no solo se interesan por las obras artísticas, sus antecedentes y procesos de creación, sino también por la recepción social y reinterpretación/transformación ulterior. Basándose en fuentes de archivo detalladamente citadas a pie de página, el relato nos cuenta cómo era la arquitectura y urbanismo de esa zona en la que, tras las ruinas de los Sitios, floreció con la Exposición Aragonesa de 1868 “el barrio más bonito de España”, según Segundo Díaz. Pero, a través de los expedientes municipales también quedan documentados los grandes cambios en los planes y morfología originales, que han supuesto la destrucción de los elegantes hotelitos de comienzos del siglo XX, sustituidos por elevados edificios modernos de viviendas múltiples. En paralelo, la autora también deja constancia de las modificaciones en los jardines, fuentes y mobiliario urbano, prestando especial atención al arte público, pues el simbólico punto focal de la inicialmente llamada glorieta de Ramón Pignatelli fue el monumento al prócer epónimo, que sería reemplazado luego por el monumento al Justiciazgo, cuando se optó por la denominación de plaza de Aragón, donde también se erigieron otras cuatro estatuas de aragoneses ilustres. La primera fue el busto de Mariano de Cavia, y según lo acordado en el pleno municipal de 11 de mayo de 1921, lo previsto era que luego se dedicasen otros tres bustos a Agustina de Aragón, Francisco de Goya y Santiago Ramón y Cajal (esto lo he aprendido en la página 78), aunque fue el dramaturgo Marcos Zapata el honrado siete años después, y luego los también escritores aragoneses Fernando Soteras y Julio Monreal. Igualmente se documentan en las páginas siguientes, con datos de archivo y fotografías históricas, los ornatos de la plaza Paraíso y calles adyacentes: el obelisco a los defensores del Reducto del Pilar, el monumento a la Exposición Hispano-Francesa, la estatua de César Augusto regalada por Mussolini a Zaragoza (al igual que a Mérida, Gijón, Astorga o Tarragona, según se explica en la página 86), que estuvo desde el 3 de junio de 1940 al 7 de octubre de 1950 en la rotonda central, donde fue inaugurada la noche del 25 de mayo de 1958 una fuente luminosa diseñada por Carlos Buigas (autor de las fuentes de Montjuic en Barcelona, entre otras) con especial atención a que los días de cierzo los chorros de agua no salpicasen. ¡Tendremos que actualizar toda esa información en el catálogo on line de arte público del Ayuntamiento de Zaragoza! Muchas otras cosas de variado género, que a cada quien le interesarán en función de sus preferencias personales y que sería prolijo intentar resumir aquí, nos transmite eruditamente Isabel Yeste con redacción elegante y entusiasta; pero además ha sido la creadora de muchos de los planos e ilustraciones, empezando por la de la cubierta del libro. Mi sincera enhorabuena a su autora y también a la Institución Fernando el Católico que lo ha editado primorosamente.
Jesús Pedro LORENTE
Presidente de AACA Fecha de Entrega: 26/03/2025 Fecha de Admisión: 28/03/2025 << volver ![]() |
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