Paisagonías patagonicas. Exposición de Paco Serón

Francisco Javier Serón Torrecilla expone en el Paraninfo el proyecto que le hizo ganador del Premio Beca Multicaja de Artes en 2007 -el certamen Cre@rtnova, convocado por la Universidad de Zaragoza y Multicaja-. Él mismo hace una introducción de lo que es el concepto de su obra en estos términos: "Paisagonías Cosntantes no es un proyecto fotográfico, tampoco audiovisual, ni siquiera es una instalación, se trata tan solo de un viaje alegórico, metafórico si se quiere que tienen su raíz en muchos libros de viajes, Retorno a la Patagonía, Danubio… y en otras muchas reflexiones sobre el territorio, el paisaje, el tercer paisaje y la mirada, una mirada contaminada como espectadores carnales que aparecemos en la imagen, pero que transitamos al mismo tiempo por la imagen.
Un viaje cuyo objetivo es discurrir por la mirada inerte de objetos inanimados, que plantean una visión diferente de la orografía y de lugares que contemplados de forma limpia nos pertenecen a todos, Aragoneses o no, lugares que están entre esas fronteras difusas, pero que escapan de las mismas y acaban formando parte de otros territorios."
 

En la inauguración, donde se entregaron también los Premios de Creación artística 2009, hizo un performance -spoken word- donde acompañado de diversos instrumentos (tocados por él y dos artistas más), fue recitando, hablando y expresando el significado del concepto global de su exposición -totalmente multidisciplinar-.

Paco es un inventor de palabras, un malabarista de los versos. Sus utopías son islas sin conquistar, olvidadas en el anecúmene de libros escondidos y recónditos. En su boca habitan sirenas y musas, libres e independientes, que salen a nadar y a volar en cada exposición que hace.
Paco es un poeta. Pinta con las palabras y su vida es un performance continuo.
 
Parafraseando a Mario Benedetti "el mundo es un gran escaparate. En él se exhiben hechos, tendencias, ilusiones, pronósticos, imitación de dioses, ausencias imborrables, héroes que nunca fuimos, especies de nostalgia, corazones ajenos, etcéteras repletos. A esas minucias las contemplamos casi hipnotizados, sin reconocerlas como propias, pero sabiendo que son nuestras".
Y es que todos estos lugares que nos presenta, son nuestros, de aquí, de muy cerca, pero que no sabemos en muchos casos distinguir, porque todo es igual aunque diferente.
 
Nos presenta una serie de veinte fotografías atemporales, ubicadas en espacios anónimos pero que son muy reconocibles -ese es el juego que plantea el artista-. Son imágenes autóctonas pero con personajes sin cabeza, es la fiesta de los maniquíes. Y es que al fin y al cabo, somos muñecos de trapo frente a la omnipresencia de la Naturaleza que nos rodea y cobija. Además, nos traslada por el mundo aragonés con un documental -videocreación- de los espacios por donde el artista y sus muñecos de trapo se han movido. Y a modo de colofón, una pirámide en el centro de la sala rememorando las tres provincias, unidas por la misma base. El espacio, la sala, es perfecta para exhibir sus piezas.
 
Los maniquíes de trapo (padre-madre e hijo-hija o asexuales híbridos indeterminados) han recorrido todo el territorio aragonés, las tres provincias, con sus límites geográficos y sus similitudes orográficas e históricas.
Estos personajes silenciosos gritan más que nunca que todos somos iguales, que los nacionalismos disgregados son anacrónicos. Aún así, se puede percibir la idiosincrasia endémica aragonesa, que es parte de nosotros, que es nuestro patrimonio cultural, donde todos los lugares son de interés cultural -sean L.I.C. o no-.
 
Pero a la vez, todo lo que nos presenta puede ser un sueño, algo onírico, irreal, inventado. Nietzche decía que poseemos el arte para no perecer en manos de la verdad. Será verdad todo lo que nos enseña el artista o nos introduce en su propio mundo ficticio y literario. Si es un sueño yo no me quiero despertar.
Paco es el último bucardo, sin extinguirse, sin clonarse. Paco es único en su especie.