Esculturas de Mario Gómez Calvo

 

Bajo el título Saltamorten, desde el 5 de noviembre en la galería Finestra Estudio, el escultor Mario Gómez Calvo, Zaragoza, 1959, demuestra con tres esculturas su total capacidad para sorprender, aunque no olvidemos que el proceso de ejecución es muy lento por el propio material.

Papa muerto, escultura sobre la pared, es el tema de un Papa muerto hace siglos, de ahí su presencia medio terrorífica que muestra la dramática realidad de la muerte y su irreversible proceso. Las dos restantes esculturas de muy notable tamaño, una gigantesca, corresponden a dos insectos. Saltamorten, que da título a la exposición, se basa en un enorme insecto con las alas desplegadas, por tanto volando, lo cual permite observar con minuciosidad su anatomía, de ahí la sensación de peligro cuando se observan las defensas de las patas con terribles pinchos, ni digamos en la boca como amenaza contra cualquier enemigo al que atacar o defenderse. Su espectacular tamaño obliga a mirar tal insecto con una especie de admiración y temor. La tercera escultura, titulada Mantis, tiene mayor complejidad por su enfoque temático. Estamos ante el conocido insecto con una presencia real de auténtico terror, que está posado en la parte superior sobre una especie de tubos medio destruidos posados con tres patas sobre una ciudad. Se anuncia, al parecer, la sistemática destrucción de una ciudad que vive el día a día con beatífico reposo, la cual está basada en numerosos edificios con un urbanismo simétrico ante el predominio de la equilibrada geometría. Todo, por lógica, está en su sitio. Lo más sorprendente, en un sentido positivo, es la combinación entre la amenaza bestial y la vida cotidiana sin posibilidad de defenderse. Tres esculturas con el realismo y la racionalidad como planteamientos formales, que se desequilibran para bien ante el propio tema.


Esculturas y linograbados de Débora Quelle. Exposición de Sergio Abraín

 

En la galería Pilar Ginés, desde el 26 de noviembre, se puede ver el recorrido de una escultora con lenguaje propio de alto nivel. Obras de diferentes épocas, algunas expuestas hace tiempo, aunque dada su edad, en plenitud creativa, es un poco extraño mostrar una especie de retrospectiva. Como encima no están fechadas es difícil captar lo hecho desde su última exposición  hasta la presente en la galería Pilar Ginés. La exposición se titula A modo mío. La escultora publica un prólogo con comentarios de cada serie, dentro de obras figurativas, algunas con toques surrealistas, y abstractas geométricas, por supuesto con diferentes materiales tipo metal y piedra, alabastro, piedra de Calatorao, metal y refractario, lo cual significa el muy variado registro técnico propio de una excelente artista.

Los linograbados, en blanco y negro y en color, son muy buenos por su capacidad esquemática y trabajan el mismo tema que las esculturas pero sobre superficie plana. Como novedad, salvo error nuestro, tenemos el muy bello montaje basado en latas de sardina, que ejercen como una especie de cofre atesorando un colgante por lata, por supuesto a la espera de que se añada el collar. Colgantes que son, en realidad, pequeñas esculturas con el cuerpo humano como único protagonista, el cual tiene la típica postura del nadador que anhela salir a la superficie.

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Sergio Abraín siempre sorprende con el espacio para exponer su obra. Hace tiempo, por ejemplo, fue en una lujosa tienda de muebles en pleno paso de Sagasta, después en la galería Cristina Marín y ahora, desde el 4 de diciembre, en la Sala en Blanco, precioso teatro de pequeñas proporciones, lo justo para unas diez mesas y barra, que se encuentra en la calle Ciprés de Zaragoza. Me dijeron que en el sótano hay otros dos pequeños teatros. El público, de paso, fue obsequiado con el palpitante monólogo de un actor, que toca muy bien el clarinete, abordando el suculento personaje que tiene una esposa dominante, la típica hembrista detectable con oír su voz en cualquier espacio público.

El caso es que la exhibición se titula El Revés Clarividente, con prólogo de Galo Abraín Navarro, hijo del artista, que titula Otro Mundo y consiste en un sugerente diálogo entre <<Tu>> y <<Ella>>. La exposición es muy buena, como siempre, pero tiene dos obras excepcionales fuera de la norma. Son dos cajas. Una, la típica escultura con figura masculina. Otra, se reproduce en la tarjeta de invitación y consiste en sus singulares formas con los tres conocidos y personales colores en blanco, gris y negro trazando bandas, que tienen un desnudo agachado visto de espaldas con las nalgas como protagonistas y dos figuras femeninas vestidas sentadas de gran belleza, sublimadas, mientras que en el centro ubica una destacable calavera, cual manera de mostrar vida a borbotones y muerte nunca deseada como única alternativa en un incierto futuro. En otras obras aborda dispares temas, como dichas bandas en blanco gis y negro, en un cuadro mezcla de racionalidad y expresión, un desnudo parcial femenino inmerso en esa sutil atmósfera amenazadora e intrigante y una especie de extraña ave de gran tamaño, tipo avestruz con aire de pocos amigos. Hemos dejado para el final un cuadro que se sale de la armonía general. El soporte, de momento, es de aluminio, con respeto de su color natural, para incorporar las ya mencionadas bandas en blanco, gris y negro, una escalera, dos toros bravos y una especie de cigüeña, como extrañas compañías de fascinantes figuras humanas basadas en rostros gigantes solo con piernas o solo la cabeza y otras dos desnudas con las manos, perfil pudor, tapando los penes. A título muy personal nos habríamos quedado, sin más, con las figuras humanas, pues los demás temas recargan la composición general.


Obras de la pintora Susana Ragel

 

En la galería Kafell, desde el 14 de noviembre, tenemos la exposición Año añil de la pintora Susana Ragel, nacida en Madrid el año 1981, que pertenece a la reciente generación de pintores españoles con tan excelentes enfoques artísticos. Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, su primera exposición individual fue en 2006, con 25 años. En el prólogo afirma sobre su interés hacia la figura humana, para terminar asegurando que he intentado captar la magia que existe en torno al movimiento contenido, esos instantes que está entre la pausa y la acción, cuando un personaje en movimiento parece quedarse suspendido por unos instantes generando una misteriosa duda sobre cuál será el siguiente gesto que va a realizar.

Cuadros de pequeño a gran formato, óleo sobre lienzo y destacable técnica, con títulos tipo Cuando se cierra una puerta se abre una ventana, Año añil, Indie girl, Raquel cruza el río, Metamorphosis, ¿Dónde está la magia?, Sara, Silvas, La fábrica boreal, Olvídate de mí, Día nublado o Recuerdos de un año añil. En los 16 cuadros la figura femenina es protagonista.

Aunque no sea la línea pictórica a seguir, tal como nos indicó la artista, el cuadro  fuera de la norma se titula Indie girl, basado en el rostro de de una mujer con cabello rubio y color de piel muy blanco, que como colores marcan  la diferencia con el fondo en tonos oscuros y pequeños trazos dentro de una fuerte abstracción. Siempre en el ámbito de un realismo que se transforma en cierto atractivo toque difuso, medio difuminado, para algunos paisajes y  rostros, en los restantes cuadros, la mayoría, tenemos unas singularidades consistentes en primeros planos de rostros y de nucas, en bañador, tapándose el rostro, de espaldas, bañándose en el mar, meditando y la vida cotidiana en interiores. Los cuadros más espectaculares, que nada significa en cuanto a categoría, corresponden  a la figura femenina inmersa en paisajes con muy diferente enfoque, como el mar, la montaña o el duro invierno repleto de nieve. La mujer como protagonista alcanza grados de notable belleza cuajada de naturalidad, con cierto aire de fotografía capaz de absorber un instante de la vida. Muy buena exposición como si cada cuadro se pintara solo sin ayuda de cualquier mano.


Cuadrros de Borja Cortés

 

En la galería Itxaso el 6 de noviembre se inauguró la exposición Preludios, que es la primera exposición individual del pintor Borja Cortés, nacido en Zaragoza el año 1982. El día de la inauguración presentamos la exposición como evidencia de nuestra apuesta hacia su obra. Estamos ante un artista que con 14 años toca la guitarra, de la que es un maestro, y que comienza a pintar el año 2005. El título de la exposición, Preludios, fusiona la música con la pintura. Prólogo de Adrián Navarro Polo que sugiere las preferencias musicales del pintor a través de grandes compositores y las evocaciones en su obra de artistas como Jackson Pollock,  C. Twombly y Gerhard Ritcher.

La exposición se divide, de forma muy nítida, en dos bloques. Al primer bloque corresponde un conjunto de cuadros, del año 2011, que son lo más parecido a un intencionado e impecable calco de lo hecho por el gran pintor Jackson Pollock. Dicho rasgo obedece a que el pintor quería captar en su totalidad la técnica del citado pintor con su famoso chorreo sobre el lienzo en el suelo. Lo lógico, con total respeto, es que estos cuadros, muy bien pintados, nunca los hubiera expuesto, pues carecen de un lenguaje propio.

Donde vemos al artista diferente, con personalidad, es en el resto de los cuadros pintados durante los años 2014 y 2015, con títulos como Escenas del bosque, Lágrimas I y II, Reflejos I y II, Sorrosal o Perspectiva 04. En dos cuadros combina, con magníficos resultados, lo figurativo y lo abstracto. Veamos. Escenas del bosque tiene de fondo una fotografía transferida que muestra abundante vegetación y su natural capacidad evocadora, que se altera por los irregulares planos pintados con intensos colores, como si cierta irracionalidad invadiera la pacífica naturaleza vegetal. Perspectiva 04 es una fotografía transferida que muestra la soledad  de una habitación, también alterada por la pintura con predominio expresivo mediante múltiples trazos. Mezcla de la quietud y la espontaneidad invasora. Los restantes cuadros son abstracciones con planos irregulares, en realidad expresivas manchas, muy bien compuestos y con excepcional sentido del color, que evidencian un ámbito repleto de azar al servicio de lo irracional en el espacio humano. A sumar el generalizado movimiento o en alguna obra la tendencia vertical hacia la base.  En estos cuadros, incluyendo los dos citados, demuestra su capacidad como artista.


Cuadros y esculturas de José Manuel Chamorro. Libros y pinturas de Paco Rallo

 

En el espacio Órbita Paco Simón se inauguró la exposición de José Manuel Chamorro titulada El “Pilar” y la In-formación, basada en cuadros, un grabado y esculturas, como segunda exposición individual de un artista nacido en Zaragoza el año 1952, que con su obra demuestra ser muy diferente a la norma pero fundamentada en el abarcador conocimiento, pues no olvidemos que participó con una ponencia en el Palacio de la Aljafería con motivo del I Congreso Internacional de Emblemática. Hablamos, en realidad más el artista, sobre el sabio español Juan Caramuel Lobkowitz, nacido en Madrid el 23 de mayo de 1606 y fallecido en 1682 en Vigevano (Italia), que estudia en la Universidad de Alcalá de Henares. Monje cisterciense que fue matemático, filósofo, lingüista, teólogo, capaz de estudiar chino y de trabajar en una gramática universal como preámbulo del muy posterior esperanto. Entre otras aportaciones descubrió la forma de calcular las distancias marítimas mediante la medición de la Luna, lo cual fue imprescindible para que nuestros navegantes cruzaran el Atlántico con mayor seguridad. De paso hablamos sobre el gran cabalista español Abraham Abulafia, nacido en Zaragoza el año 1240 y fallecido en 1291. Hasta aquí tenemos la sutil impresión de que el lector pensará que hemos tenido un rapto de medio locurilla pasajera. No. Todo tiene su lógica relacionada con la exposición.

Como todo el mundo sabe a jesuitas españoles se debe la traducción a nuestro idioma, hace siglos, del texto chino más antiguo I-ching, traducido como el Libro de las Mutaciones, en el que, como indica el artista, se sitúa el sistema matemático binario potencia de dos mediante los pares opuestos complementarios: uno-cero, ser-nada, luz-sombra, yang-yin, masculino-femenino. Aquí entra la Basílica del Pilar, pues ya comenta el artista, en un correo recibido el día siguiente de la inauguración, que "en la estructura arquitectónica y ciertos ornamentos se encuentran elementos del antiguo y primordial simbolismo chino, de tal forma que presenta los únicos vestigios Taoistas en un templo occidental. Se puede decir que el Pilar es un eje temporal entre el pasado remoto y el futuro, además de un eje espacial entre oriente y occidente. Nos referimos a los realizados mediante relieve en ladrillo y presentes en las paredes externas de los cimborrios de las ocho cúpulas de las naves laterales".

Aquí, en lo indicado, entra de lleno la exposición de cuadros y esculturas, sin olvidar un grabado, que tiene su homenaje simbólico en dos esculturas de la Virgen del Pilar, una de cartón piedra y otra de bronce con rasgos de claro matiz oriental, basta ver los ojos, de forma que fusiona oriente y occidente como realidad posada en la fachada de la Basílica del Pilar. Las esculturas filiformes, con marcada impronta geométrica mediante sus entrantes que motivan cierto juego de luces y sombras, son de gran creatividad a través de una medida elegancia que nace de forma natural. Queda una escultura distinta a las restantes, pues se trata de la huella de un pie tallado sobre una roca de mármol, la cual está vinculada con el Apostol Santiago que, como indica el artista, "en hebreo Jacob está formado por la palabra acob que significa talón, huella, signo y vestigio, sin olvidar que la huella en la roca de la Ascensión en el monte de los Olivos, Jerusalén, corresponde, según la tradición, a Jesucristo y se encuentra en la Basílica de la Ascensión, Jerusalén"

En cuanto a los cuadros son un trasplante de lo observado en la Basílica del Pilar, pero aquí transformados en impecables obras de arte mediante una dominadora geometría, salvo un cuadro con mezcla de trazos expresionistas, y un exacto uso del cambiante color. Ante su carga teórica basada en libro chino tan antiguo, se garantiza el placer de captar la teoría, ver los cuadros y luego ir a la Basílica del Pilar, en donde se comprueba que todo es tal como manifiesta el pintor y escultor.

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En el bello y entrañable espacio Órbita, del pintor Paco Simón, se inauguró la exposición de Paco Rallo, Espacios amados: libros y pinturas, el 10 de diciembre, cuyo título obedece con exactitud al tema desarrollado. En esta exhibición lo importante, además, es que el artista partió de una brillante idea y la consiguiente dificultad para desarrollarla. En su prólogo indica que la exhibición es consecuencia de su amor por los libros, tanto leídos como los cientos que he diseñado. Así es. Estamos ante el equivalente a un libro vertical rectangular con ambas caras reguladas por una caña, de manera que el espectador ve el libro abierto colgado como si fuera un cuadro. En una cara, sea en un lado o en otro, está el cuadro pintado y en la otra un aforismo del artista. Estamos, por tanto, ante 25 libros abiertos con 25 cuadros y 25 aforismos. Quizá convenga recordar la dificultad de escribir aforismos con su carga repleta de cambiantes significados, de ahí que transcribimos los 25 escritos por el artista como algo ineludible para que el lector capte su belleza y cambiante complejidad. Son: 1- Los baños de luna y estrellas fugaces te harán libres. 2- Los latidos del espíritu no son golpes del corazón. 3- La vida te enseña a caminar sobre las torpezas. 4- La oscuridad tiene sus misterios inconfesables. 5- La soledad duele más que los deseos. 6- Los pensamientos que no controlas generan pasiones. 7- Las hojas de la vida pasan vorazmente sin darte cuenta.  8- Mira en tus ojos y pregunta en su mirada perdida. 9- Viaja por mundos solitarios y encontrarás a tus semejantes. 10- Busca en tu interior y verás en el espejo al que no conoces. 11- Fuentes de vida y sangre fluyen de injustas decisiones. 12- Los árboles testifican la historia del ser. 13- Los frutos prohibidos son dulces y más deliciosos. 14- El arte de mar es la unión de voluntades perdidas. 15- Libera tu cuerpo de prejuicios y desaparecerán los miedos. 16- La buena compañía siempre hay que seducirla y amarla. 17- Los pensamientos breves recuerdan a las aves. 18- Cabalga con decisión desde la ignorancia a la cultura. 19- El secreto mejor guardado está en el silencio. 20- Las lágrimas las guardaré en la caja fuerte de mi corazón. 21- Sentir la piel húmeda y la fragancia de las palabras. 22- Destruir y construir, dos apellidos de la vida. 23- Los objetos sin nombre son de autoría anónima. 24- La esencia de lo invisible y el sonido de las esferas. 25- Las ciudades amadas pertenecen a los recuerdos vividos.

Cada aforismo, según indicábamos, se acompaña de un cuadro. La línea dominante de los 25 cuadros es un fondo más o menos monocolor, sobre el que incorpora una abstracción con dosis expresivas de mayor o menor impulso, sin olvidar la relevancia de los colores llamativos y los trazos gestuales que muestran los íntimos impulsos vitales del artista. Todo como si fueran telegramas de su pensamiento aplicado sobre la superficie plana, en una suerte de “aforismos” pictóricos plagados de variedad formal.         


Cuadros de Alberto Carrera Blecua

 

Desde el 19 de noviembre, en el Museo Goya-Colección Ibercaja, se puede ver la exposición El Tiempo También Pinta, conocida frase de Francisco de Goya, subtitulada Carrera Blecua Soñando a Goya, con cuadros producto de un encargo hecho por el Museo hace dos años. El resultado se traduce en 57 magníficas obras como una interpretación de lo pintado por Goya en la Quinta del Sordo, dentro del posterior título Pinturas Negras. Prólogo para el catálogo de Gaspar Mairal Buil, que puede definirse como muy completo con alusiones artísticas anteriores a Goya, el propio genial pintor y la libre interpretación de Carrera Blecua. Texto, sin duda, de obligada referencia. Sobre la entrega del pintor basta con indicar la variedad de soportes, como mixta sobre tela, mixta sobre tabla, mixta sobre cartón, mixta sobre papel, mixta sobre tabla y tela y mixta sobre tabla y cartón. A sumar la variedad de texturas, de capas, una encima de otra, que potencian cada tema.

Un rasgo muy importante en cada obra es que estamos ante el típico cuadro dentro del cuadro. Cada fondo, incluso cuando se ubica sobre parte o sobre todo el tema figurativo, es un cuadro como tal, en el sentido de ser abstracciones expresionistas que generan cambiantes espacios desde su variedad cromática. La perfecta integración de fondo y tema figurativo tiene su punto culminante en la obra Dónde estás, de 2014, con esa figura fantasmal pintada de blanco que emerge de un fondo mezcla de tenue geometría, basta ver los sugeridos planos, para crear la idónea atmósfera capaz de trastocar toda realidad. Ni digamos el reto de ofrecer la idónea variedad en el rostro de perfil que configura la serie R.G., de 2015, con cada singular fondo que vibra latente sin pausa. Rostro, al respecto, invadido por la suelta expresión en una suerte de matrimonio incapaz de separarse. Las restantes figuras humanas, sean una, dos o tres por obra, alcanzan máximas dosis por su variedad vinculada con el tema. Basta con citar Danzamandundos, de 2015, con ambas figuras inmersas en lo que parece una brutal pelea a muerte, como en Peleándose, de 2015, en Damas en duelo, de 2015, y en R-I, de 2015, tan de Goya, o las figuras sugeridas que danzan entre dispares fondos, como las series Cuaderno y nube, de 2014, y Días de alambre, de 2014. A sumar la misteriosa interpretación del fascinante cuadro de Goya El perro, auténtico anticipo de la abstracción lírica con suprimir la cabeza, que en Carrera Blecua, con el mismo título, se transforma en un muy sugerente rectángulo invadido por las texturas de un plano irregular. Su desbordante imaginación, para concluir, queda palpable en obras tipo Sueños de alambres, de 2014, con anómalas formas volando, Mi paisaje, de 2014, uno de los cuadros más hermosos por la sugestiva abstracción como fondo, los colores rojizos y la figura filiforme quizá elevándose, Nube viajera, de 2015, con el árbol, el perfil de un rostro y lo más parecido a un tridente aunque no lo sea, Se fue, mediante esa especie de cuerpo humano con alas, o Que mala pata, de 2015, a través de una atmósfera que rodea una extraña figura. Queda como remate distinto el tríptico Todos los castillos son iguales, de 2014, pues se distingue por el juego geométrico que mezcla con dos figuras fantasmales y la tercera difuminada para transformarse en una abstracción flotante sobre fondo negro.

Conocemos al pintor y su obra desde hace muchos años, sin olvidar sus impactantes actuaciones en Huesca. Después de ver tan poderosa y variada exposición, con Goya como base aceptada y auténtico reto, la pregunta es cómo serán sus posteriores cuadros, pues la huella del pintor es muy potente. Suponemos que permanecerán rescoldos goyescos que irán desapareciendo hasta amanecer otra obra.


Fotografías de Miky Alonso, Susana Modrego y Lorenzo Ordás

 

Miky Alonso, Zaragoza, 1973, inauguró en la galería Spectrum Sotos el 7 de octubre, con 54 fotografías de 2005 a 2015, un número a determinar collages, en color y en blanco y negro, dentro del muy pequeño al mediano formato. El título de la exposición, En mi casa cuecen habas, es muy poco afortunado, que definimos como originalidad forzada o falsa originalidad. A elegir. Aunque tiene títulos muy en su sitio tiene otros para el muy lejano recuerdo tipo Esio el tetudo se fuma su cigarrito tranquilamente, de 2014, San Torpedo San Torpedo, que se me pase pronto el pedo, de 2014, El cumpleaños de mamá o La ministra de cultura, sanidad, educación y finanzas, Señora Pezón, inaugurando la nueva residencia para artistas en la isla Perejil, de 2014. Suponemos que no pretenderá provocar con el título de la exposición o de algunas fotografías.

El conjunto de lo expuesto es muy recargado con la evidencia de que quiere contar numerosas cosas, aunque lo recomendable era que se centrase en uno o dos temas para profundizar dentro de su indiscutible imaginación. Que es artista se capta en fotografías como Gran exposición Universal, de 2006, El equipo, de 2014, y Mujer anónima, de 2014. Sugeríamos que desea mostrar numerosos temas, pues basta con citar un texto suyo para la exposición cuando afirma: Política, religión, sexo, relaciones personales, familia, sociedad…imágenes antiguas mezcladas con imágenes modernas, corta y pega analógico en el era digital, para terminar con la conclusión de que nada ha cambiado, el ser humano sigue igual… Lo dicho. Demasiados temas que impiden profundizar.

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La Asociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón, desde el 4 de noviembre, inaugura la exposición de Lorenzo Ordás titulada Donde Empieza la Tierra, basada en fotografías de pequeño formato en blanco y negro. Catálogo diseñado por el fotógrafo que es un verdadero desastre, pues la única información son las fotografías, de manera que no aparece el lugar de nacimiento, por casualidad sé que es de Huesca, la fecha y el historial. Como si fuera un fotógrafo perfil fantasma sin sábana que aparece cualquier día por Zaragoza.

Sus temas se basan en paisajes rurales y urbanos, incluso una marina, escenas callejeras, con o sin presencia humana, la escena de un cazador con escopeta e interiores de una habitación que aprovecha para retratar a un personaje. Fotografías muy bien compuestas, atractivas, con máxima corrección, que tratan demasiados temas sin profundizar en uno a especificar. Otro fallo es el muy pequeño formato que impide valorar tanta pasión fotográfica.

 

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En la galería Spectrum Sotos, desde el 25 de noviembre, se inaugura la exposición de Susana Modrego titulada Inverjatitudes, con fotografías en color, salvo una, de tamaño medio, algunas estrechas y muy alargadas que posibilitan captar una singular panorámica del tema dominante. La joven fotógrafa, Zaragoza, 1986, es Licenciada por la Facultad de Bellas Artes de Cuenca, especializada en Ilustración, Fotografía y Video-Arte. Primera exposición individual en 2009, con 23 años.

La exposición se caracteriza por la perfecta composición acotada en el lugar exacto. El tema aborda el deterioro de fábricas abandonadas y fachadas de edificios, lo cual posibilita mostrar el abandono a través de muy dispares recuerdos y su innegable capacidad evocadora. Tema tratado por otros fotógrafos hace años, como el excepcional zaragozano Andrés Ferrer dentro de su variada temática, pero que en el caso de Susana Modrego adquiere entidad propia.


María Dolores Rubio: La alegría vital del color. Cuadros y esculturas de Gejo

 

En la galería Cristina Marín el 22 de octubre se inauguró la exposición ¡¡Chicas, esto es el paraíso!! de la pintora María Dolores Rubio, nacida en Barcelona, con residencia en Sitges, el año 1953. Artista, por tanto, muy experimentada. Primera exposición en Zaragoza.

Aunque en un par de cuadros hay presencia de la figura humana y en otro par un gato por obra, en la mayoría de los cuadros desaparece dicha presencia para ofrecer lo habitado y hecho por el hombre, razón para que la pintora enfatice en interiores y exteriores con jardines repletos de vegetación como corresponde al clima Mediterráneo. Al margen de que los cuadros están muy bien pintados es imprescindible destacar el impecable sentido del color, siempre luminoso, alegre, vital e intenso, como a borbotones desde la naturalidad, lo cual significa una especial luz que impregna por doquier lo pintado para demostrar que vive feliz delante de cada lienzo. 

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En la galería Cristina Marín, bajo el título Pinta de Ser, se inauguró la exposición de Gejo el 19 de noviembre. Numerosos cuadros de pequeño y gran formato, acompañados por un conjunto de esculturas que en sus costados trata los mismos temas. En una reseña de A.T., Heraldo de Aragón, 21 de noviembre de 2015, recoge comentarios del artista cuando afirma: Todos los cuadros están relacionados con mi estado de ánimo; con lo que vivo en cada momento; con lo que he visto o he leído. Sobre los materiales usados indica: Últimamente empleo sprays, acrílicos al agua, pulverizadores y lo mezclo todo. Aquí están las claves, sin olvidar los temas tal como sugeríamos en nuestra anterior crítica, para captar una obra de colores impactantes que combina de maravilla. A sumar la excepcional variedad de rostros con dispares significados por su estado de ánimo, cuya función es ahondar en la condición humana. Siempre, como norma inalterable, dentro de un emotivo expresionismo mediante la línea y el color. Cuadros que atrapan con naturalidad pues nada se fuerza.


Antológica del pintor Eduardo Salavera

 

El artículo de Soledad Campo sobre el pintor, Heraldo de Aragón, 10 de octubre de 2015, muy aclarador sobre la obra de Eduardo Salavera, se completa con una entrevista también de Soledad Campo, Heraldo de Aragón, 14 de octubre de 2015, en donde queda palpable la calidad humana del pintor, siempre sincero e importante para captar un rasgo afín a su pintura. La exposición se titula Eduardo Salavera. Segunda Mirada, inaugurada en La Lonja el 9 de octubre hasta el 10 de enero de 2016, con 70 obras desde 1973 hasta 2015. Catálogo con prólogos de Rafael Ordóñez Fernández, Jorge Cortés y Antón Castro. Tengamos en cuenta, además, que se forma en el estudio de Alejandro Cañada, 1962 a 1966, y que fue componente del Colectivo Plástico de Zaragoza, 1975 a 1979, sin olvidar que su primera exposición individual es en 1968, con 24 años.

Sin pretender entrar en un análisis exhaustivo tenemos dos grandes períodos. Una primera etapa con sobrios colores que da paso al variado y alegre color, mediante temas tan variados como la figura humana con insinuación de rasgos faciales, interiores, campesinos, paisajes de pueblos, figuras corpulentas, obispos con dosis crítica y acróbatas. Lo que se entiende como su estilo definitivo se da en los ochenta, a través del paisaje, con o sin figura humana, la figura femenina desnuda o no en interiores y la figura masculina. Lo más presente es el paisaje desde muy cambiantes panoramas. Pero lo que más define este gran período es la suelta técnica  y el alegre color, como dos singularidades personales que trabaja con absoluta perfección.

Pintor auténtico que nunca ha pretendido adentrase en vanguardias o en provocaciones muy justificadas durante la dictadura, ni siquiera en plena juventud, para mostrar su sentimiento al servicio de cada tema.


Cuadros de José Manuel Broto. Acuarelas de Aurora Charlo

 

En la galería A del Arte, desde el 7 de octubre, se exponen un buen número de cuadros, años 2014 y 2015, de pequeño, mediano y gran formato. Obras con hermoso vuelco del color exclamativo que combina para potenciar el estallido de la mirada, así como la proliferación de líneas móviles a las que añade planos vacíos para aliviar tanta línea, que salvo error nuestro significan un cambio pictórico con Broto teniendo 65 años, lo cual es admirable porque significa una actitud de ir hacia adelante. Al respecto, conviene aclarar que cuando expone obra gráfica en Fuendetodos, septiembre de 2001, tiene un cuadro, Blasón V, con dicha proliferación de líneas pero sobre dos planos rectangulares verticales a la base. También conviene sugerir que cuando expone en el Instituto Pablo Serrano, desde el 19 de marzo de 2015, tiene cuadros, como por ejemplo EG I y EGE II, con dicha proliferación de líneas pero con otras formas que nada tienen que ver con la presente exposición.

Sigamos con la exhibición en la galería A del Arte. Cuadros como Mundo 8, Mundo 20, Mapas 9 o Mapas 38, son excepcionales porque guardan un perfecto equilibrio entre el fondo repleto de líneas móviles y los ondulantes planos vacíos de estas, como si fueran espacios libres que danzan hacia destinos impredecibles. Como variante tenemos Mundos 10 con el típico plano central que sugiere un paisaje dentro de un toque general algo recargado. En otros cuadros, como Mundos 16, la proliferación de líneas y la incorporación de planos vacíos son muy poco acertadas, incluso por color, lo cual se debe a un tipo de exceso sin equilibrio general, sin magia, detectable con una simple mirada. Todo parece indicar que con el cambio pictórico no ha hecho la adecuada selección para exponer.

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En la galería A del Arte, desde el 25 de noviembre, se inaugura Buscando el silencio, con numerosas acuarelas correspondientes a Aurora Charlo, Zaragoza, 1949, de pequeño y mediano formato, fechadas entre 2011 y 2015. Siempre con impecable técnica suelta y colores afines al tema, así como la cambiante atmósfera que flota por doquier al servicio de muy variados espacios. Temas como ríos salvajes entre el bosque, puertos de mar, marinas de muy variado enfoque, grandes cascadas, bosques con su diáfana capacidad evocadora siempre medio oculta, la alta montaña con o sin nieve, lejanos esquiadores que viven su personal deporte y en ocasiones incorporación de figuras humanas muy bien encajadas en el paisaje. Exposición coherente, armónica, limpia y sincera. Su mundo.