Entrevista a Alejandro Azón Ballarín

Entrevistamos a Alejandro Azón Ballarín (Zaragoza 1984) con ocasión de la obtención del premio de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, reconocido por su trayectoria artística.  Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Castilla La Mancha.  Diploma de estudios avanzados en la especialidad de Nuevas Prácticas Culturales y Artísticas.  Amplía su formación en la Scuola del Libro di Urbino y en la Accademia di Belle Arti de Bolonia.  Ha obtenido diversos premios, becas y estancias.  Le felicitamos por este premio, por todo su trabajo y le deseamos mucho éxito.

 

Pregunta: ¿Cuáles han sido tus motivaciones para dedicarte al mundo del arte?

Pues desde pequeño, trabajar con las manos es una cosa que siempre ha absorbido mi atención, además, mi abuelo materno, delineante de los de plumilla en Obras Públicas y dibujante, ha sido un gran ejemplo a la hora de introducirme en el dibujo, la pintura, y también, a la hora de ir de aquí para allá visitando, entre otras muchas cosas, rincones increíbles del patrimonio cultural y artístico de nuestra geografía.

 

P: Desde tus inicios has trabajado con distintos métodos de grabado y fotografía, con acuarela, óleo, esculturas en diversos materiales, has realizado instalaciones ¿Con qué métodos y materiales te encuentras más cómodo trabajando?

La acuarela y el óleo son técnicas que he disfrutado mucho por la satisfacción que ofrece su rapidez de ejecución, pero cada técnica artística tiene su magia. En los últimos años he experimentado mucho mezclando disciplinas artísticas, lo que me ha traído muchas satisfacciones que he terminado aplicando a mis trabajos.  Actualmente, me preocupa más el hecho de poder llevar a cabo el desarrollo de una idea, que el hecho de centrarme en una técnica específica, aunque por supuesto siempre le doy mucha importancia al aspecto plástico de la obra, pues disfruto mucho el proceso en el que esta toma forma, a partir de ahí, las mayores limitaciones me las da el estudio en el que trabajo, aunque siempre hay cosas que se pueden hacer en talleres externos.

 

P: En tus últimas obras, el objeto encontrado no está empleado como materia para la realización de las mismas, sino como motivo de representación acompañado por tus cartografías.  Explícanos este proceso y el porqué de su detallada localización, ordenación y catalogación.

Sí, en mis últimas obras he decidido representar en gran formato los objetos encontrados y no trabajar directamente con ellos, dotarlos de una presencia y de una dignidad que no suelen tener. Puede que sean objetos desgastados, desechados y deteriorados, pero para mi, ante todo, su interés no reside tanto en su valor material o funcional como en todas aquellas informaciones que son capaces de contener y de reflejar. Podemos decir que son objetos arqueológicos contemporáneos, pues representan un fiel indicador de nuestros valores sociales y culturales, de nuestros modelos productivos, de nuestro desarrollo tecnológico, de nuestros modelos económicos y de un largo etcétera.

Su catalogación, que realizo mediante unas coordenadas, hace referencia al lugar donde los encontré. Además, los mapas o cartografías que acompañan a las obras, donde siempre se puede encontrar un punto rojo que corresponde a las coordenadas citadas, son una forma de vincular el objeto encontrado con la propia experiencia de caminar que me conduce a él, la cual, y por sí misma, también es muy importante. Caminar, es una forma de conocer el mundo en el que vivimos, un medio, que al igual que el arte, es capaz de definir sus propias reglas con mucha libertad, de emprender sus propios caminos y de encontrar sus propios atajos. Y respecto a los mapas o cartografías, aunque sean reconocibles, no son muy precisos desde un punto de vista convencional, pues podemos decir que esta forma de caminar o de explorar, no entiende de carreteras generales ni de señales de tráfico.

 

P: ¿Cómo defines tu obra?

Es una obra multidisciplinar, en donde doy mucha importancia al hecho de buscar un equilibrio entre el aspecto conceptual y el plástico. Me interesa mucho la experimentación con técnicas y materiales diferentes, asícomo cuidar el aspecto estético. Es una obra en la que traduzco parte de mis inquietudes personales y artísticas.

 

P: ¿Cómo realizas esa minuciosa tridimensionalidad en tus cartografías? ¿Es un proceso lento?

Sí, es un proceso minucioso.  Las obras de gran formato, si puedo trabajar de continuo, suponen casi dos meses de trabajo en el estudio. Los objetos encontrados representados pictórico-escultóricamente consisten en un fondo pintado con acuarela, con colores un poco apagados, sobre los que superpongo una trama de puntos blancos que aporta la luminosidad a la obra, es decir, sus luces, brillos y volumen. Esta trama de puntos blancos la realizo con papel de acuarela troquelado, y cada punto está alzado sobre un clavo muy fino, dotando a la obra de un importante carácter escultórico. Cada una de las últimas obras realizadas tiene una trama de más de 10.000 puntos. Hasta ahora, las cartografías también las he realizo recortando papel de acuarela, suelo darles un carácter topográfico alzando también con clavos unas zonas más que otras.

 

P: ¿Cualquier lugar es bueno para tu caminar prospectivo?  ¿De qué manera te han influido los distintos lugares en que has desarrollado tu actividad artística?

Sí, cualquier lugar es bueno para esta forma de caminar, desde rincones de tu ciudad hasta aquellos lugares a donde tengas oportunidad de viajar. Por supuesto, ir lejos siempre resulta más emocionante, pero de lo cotidiano también te sorprendes. Cuando hablo de un caminar prospectivo, un concepto que tome prestado de la jerga arqueológica, lo hago como una forma de referirme a esos paseos que me conducen a los objetos encontrados, pero caminar supone muchas más cosas.

Cada lugar tiene sus peculiaridades, te enseña cosas diferentes, pero lo importante es la actitud con la que lo recorres. Hay muchos motivos por los que se puede caminar, desde ir al trabajo, hasta hacer ejercicio o despejar nuestra mente, pero yo siempre digo que caminar también puede ser una gran oportunidad para salir de uno mismo y para abrirse al mundo, siendo en este sentido una forma interrogativa de estar en el mundo, de descubrirlo en primera persona, y cómo no, un medio ideal para la formación personal. Pero para que esto sea así, hay que estar dispuesto a emprender tus propios caminos sin la certidumbre de llegar a algún lugar, a dejarse guiar por la ocasión, a darnos nuestro tiempo cuando viajamos dejando a un lado las tiranías de los horarios o del quererlo ver todo, y sobre todo, a estar abierto a encuentros, encuentros también con lo que nos resulta incomodo, ajeno o diferente. Todo ello te ayuda a tener una mirada más plural ante lo que nos rodea, a pensar desde otras perspectivas, así como a cuestionarse y a conocerse a uno mismo, y por supuesto, todo ello te influye y te cambia.

 

P: ¿Cómo está afectando a tu labor este confinamiento, ya que caminar es uno de los ejes fundamentales en tu trabajo? ¿Cómo estás trabajando en este momento, has tenido que abandonar algunos proyectos para abordar otros?

Pues me ha permitido tener muchas horas para trabajar en el estudio de mi casa en la materialización de obras y proyectos que se iban retrasando, para leer y para preparar los exámenes de la escuela de idiomas que ya no vamos a hacer hasta septiembre, pero me ha quitado otras muchas cosas más importantes.

 

P: ¿Crees que va a haber un arte distinto post-Covid? ¿Va a cambiar la forma de expresión? ¿Va a cambiar tu línea de trabajo?

No sé en qué sentido puede haber un arte distinto post-Covid, lo que sí que pienso, es que el arte es un testimonio físico y conceptual de cada época, son fragmentos de realidad expresados a través de la mirada crítica y reflexiva de cada artista, así, que como mínimo, es una realidad, la del Covid, que el arte ha de abordar.  Pero lo más importante, es que nos dé nuevos puntos de vista y nuevas verdades sobre lo que está ocurriendo en el mundo entero, más allá del conocimiento liso, convencional y homogéneo al que nos tienden a conducir los discursos oficiales. Hay muchas realidades que no caben, se marginan o se ocultan en estos discursos, y el arte es un medio excepcional para que cobren presencia y sean comunicables.

Y en lo que a mí respecta, me gusta pensar las cosas con calma y darme mi tiempo, así, que aún no sé adonde me llevará todo esto.

 

P: ¿En qué proyecto estás trabajando en la actualidad?

Me interesa mucho trabajar el concepto de caminar mediante la realización de mapas y cartografías, como obras autónomas en gran formato y no ya como complemento de otros trabajos.  Ahora mismo, mucho interés por trabajar con impresoras 3D para crear a partir pequeños módulos obras de grandes dimensiones. Ya veremos a dónde nos lleva todo esto.

 

P: ¿Qué supone para ti este premio concedido por al Asociación Aragonesa de Críticos de Arte?

Ha sido una gran alegría. Es una de esas cosas que nunca te esperas y para las que no se presenta solicitud.  Es un premio que me llena de ilusión por seguir caminando de la mano de mis inquietudes artísticas y personales, pues el arte no siempre es un camino fácil.  Además, seguro que a todos los que hemos participado de los premiados de la AACA, nos abrirá oportunidades para la realización y participación en nuevos proyectos artísticos y culturales.


Realidades paralelas a lo invisible

Bajo el concepto de "autoficción" se desarrolla la línea argumental de la séptima temporada de Córner MIZ, el programa artístico de Zaragoza Activa que, desde 2014, se desarrolla con el objetivo de poner en valor y visibilizar el trabajo de artistas y creativos de la ciudad a través de la realización de intervenciones efímeras en espacios de tránsito.

La autoficción es un término literario creado en 1977 por el crítico literario y novelista francés Serge Doubrovsky para definir el género literario de una de sus producciones propias (“Hijos”). El término se compone del prefijo auto (del griego “sí mismo”) y de ficción, palabra utilizada para referirnos a cosa, hecho o suceso fingido o inventado que es producto de la imaginación. La autoficción se caracteriza por una mezcla de narraciones aparentemente opuestas: por un lado la autobiografía y por otro la ficción.

Tomamos el término autoficción y lo trasladamos al terreno del arte para presentarlo como punto de partida de las intervenciones que se realizan durante el ciclo de 2020, en el que el artista Paco Rallo es el que inaugura la temporada con su instalación Realidades paralelas a lo invisible.

Bajo este prisma argumental, Paco Rallo ha desarrollado una intervención escultórica compuesta por cinco bustos pétreos sobre unas ligeras y largas peanas de madera. Una intervención de carácter muy narrativo que tiene sus inicios en un lejano año 1984.

En aquel año, esculpió cinco bustos en piedra como encargo para un comercio de la época. En aquella época fueron usados como elementos artísticos en el escaparate del comercio y después el artista les perdió la pista. Tanto es así que incluso, en su memoria, recordaba solamente tres esculturas -y no cinco- y quedaron perdidos entre sus recuerdos. Después de todo este tiempo, 36 años, Paco retomó el recuerdo de estas esculturas y entabló un diálogo mental con ellas para poder volver a verlas y recuperarlas de algún modo sin saber dónde o cómo estarían después de tanto tiempo.

En una labor casi de investigación, se propuso volver a encontrarse con ellas y tirando de pistas y contactos llegó a encontrar al propietario actual que seguía siendo el mismo que los encargó en aquel lejano año 1984. A partir de este segundo encuentro con las piezas, el artista comienza, o más bien continúa, escribiendo la historia de esta obra.

Ahora en 2020, Paco Rallo recurre al recuerdo como punto de partida de una nueva génesis creativa para desarrollar esta instalación específica en el espacio Córner MIZ. Trae unas piezas del pasado al presente bajo una nueva formulación conceptual. Une dos momentos temporales: pasado y presente; une dos materiales: piedra y madera y los combina para crear la obra. Rallo, en su ejercicio de conceptualización, está utilizando la combinación de conceptos opuestos o contrarios de una forma casi retórica. Pasado y presente, piedra y madera, frialdad y calidez, geométrico y orgánico, dureza y fragilidad, arriba y abajo. De este modo, crea un discurso narrativo que une al propio discurso estético de la obra.

Los bustos de piedra, sólidos, resistentes, de fuerte carácter geométrico, de apariencia fría (por la propia materia) los sitúa, creando formas verticales, sobre unas peanas realizadas en madera, livianas, frágiles y orgánicas pese a su geometría. Un juego de términos opuestos que ayudan al artista a crear su relato narrativo.

En cuanto a la forma, Los bustos están esculpidos en piedra y se puede ver en su relieve el trabajo del cincelado realizado por el artista. Son cinco personajes masculinos, de rasgos físicos muy marcados a excepción de los ojos que no tienen detalle y se pierden ofreciéndole a las caras un fuerte aire metafísico, una mirada ausente eterna y atemporal (casi como la propia piedra tallada). Esas caras talladas de rasgos tan lineales y formas geométricas nos remiten a la época en la que fueron talladas, a aquellos años 80 en los que Paco Rallo ya había demostrado ser un gran escultor, pero que ahora actualiza según sus palabras, configurando una obra nueva -bajo esta perspectiva narrativa y casi literaria- a partir de una obra que viene del pasado, la piedra, y una obra nueva del presente, la madera, que conviven conceptualmente en la intervención.

Con esta instalación, el artista nos presenta su propia autoficción en la que nos habla un poco de sí mismo a través de esta narración ficticia y real, en una suerte de autorretrato creado a partir de la autoficción y otras narrativas personales.


El señor de las moscas o Franco visto por Antonio Saura

El Círculo de Bellas Artes de Madrid acoge hasta el 17 de mayo en la Sala Goya la exposición Antonio Saura: Mentira y sueño de Franco. La muestra exhibe por primera vez al completo el conjunto de cuarenta y un dibujos realizados por el artista de Huesca entre 1958 y 1962. La serie, bautizada por el autor Mentira y sueño de Franco, es toda una declaración de intenciones y constituye un evidente posicionamiento político por parte de su creador. Un posicionamiento, sin embargo, clandestino, que mantuvo conscientemente al margen de la esfera pública por cuestiones obvias, y que le llevó a ocultar la colección de aguadas que hoy podemos admirar.

Dignas de admiración son, en efecto, estas composiciones de generoso formato y técnica que mezcla tinta china y lápiz con el predominio de la aguada, en las que Saura escogió mantenerse fiel a su personal estilo, aún para tratar un asunto de crítica política. No es incompatible el lenguaje abstracto o abstractizante con lo político, desde luego, pero la elección de un tema de este tipo suele llevar asociado el deseo de aspirar a que se comprenda, y en ciertos momentos una se descubre buscando en el título de cada pieza la clave para tratar de descifrar la imagen. Aún así, a veces resulta complicado, pues algunos de los epígrafes son como enigmas que dejan al espectador pensativo, discurriendo, repasando los hitos históricos del franquismo para poder enlazar los episodios figurados y los acontecimientos de nuestra historia reciente, como si de un puzle se tratara. Esta circunstancia añade un punto de emoción a la visita: ¿qué será lo que encuentre en el siguiente papel? ¿Seré capaz de aprehenderlo? Fue el propio Saura quien puso los títulos a sus obras, recogidos en una ordenada lista y también manuscritos sobre el propio papel que soporta los diseños. Un gesto muy goyesco, tanto como el recurso a lemas de difícil interpretación.

Recorrer la pequeña exposición es una labor inmensa. No hay que dejarse engañar por los reducidos metros lineales que ocupa ni por el escaso apoyo textual (quien desee ahondar en los entresijos de las obras podrá acudir a la recomendable publicación editada en 2017 por Archives Antonio Saura que antecedió a este proyecto expositivo, a disposición del visitante para su consulta en sala). Observar cada detalle de la plumilla, cada mancha de tinta, cada trazo garabatoso en una búsqueda incansable (aunque no para todos) de la forma, por la obsesión de comprender y de empatizar, pero también por el placer estético de recrearse en la plástica corrosiva de Saura… Hacerlo desde muy cerca o con una amplia distancia para abarcar con la mirada la totalidad de la serie, dispuesta en un espacio único sin apenas interrupciones; repasar una y más veces la recreación de la archifamosa fotografía del miliciano de Robert Capa, descubrir la amarga densidad de las fosas comunes, esos campos de soledad, o la negrura impenetrable de los blancos muros de cal, testigos de innumerables ejecuciones, o el poderío endiosado del carro de combate a las órdenes de Franco.

Franco. El protagonista diabólico: El señor de las moscas, como tituló Saura uno de los varios dibujos aquí reunidos donde le retrata. A su persona se dedica la seria completa por ser el responsable de todo lo representado, empezando por los dibujos en los que el oscense miró atrás recordando la guerra civil, y continuando con algunos momentos de la dictadura como el aniversario de su glorioso alzamiento y otras efemérides del mismo tipo. Retratos burlones, hirientes, agresivos, humillantes. Nuestra mirada encuentra numerosos elementos pornográficos y escatológicos que le ridiculizan. Como ya hiciera Picasso en su célebre pareja de aguafuertes abierta en 1937: unos grabados titulados, como ya sabrán, casi de forma idéntica a la serie que tratamos, con la diferencia mínima de invertir el orden del sueño y la mentira, tan reales y verdaderos a ojos de estos artistas.

Visitar esta exposición es descubrir un conjunto de obras extraordinario que consiguen estimular la curiosidad y remover las entrañas del espectador, dejando un poco más abierto el resquicio de la memoria por el que necesariamente se debe abrir paso la historia de nuestro país. Pero, además, pasear por el perímetro de la sala es aceptar la invitación para darse una vuelta por un recóndito rincón del pensamiento de un gran artista como Antonio Saura, conocido, reconocible y aún todavía sorprendente. Un rincón pequeño, ligeramente frío como la sala en que se airea, pero decididamente rabioso, apasionado y apasionante.


Paula Rego, pintora de historias

A sus  ochenta y cinco años, Paula Rego no deja de crear incansablemente en su luminoso estudio londinense. Pertenece a la raza indomable de los artistas y sabe que el arte es un método de robarle la vida a la muerte. Paula Rego, a través de su trayectoria, ha dialogado con distintos fenómenos y estilos artísticos.  Es evidente que la literatura y la violencia  han sido determinantes en el impulso de la imaginación de esta creadora. Cada cuadro está lleno de símbolos, lecturas y personajes  significados que rechazan lo obvio y apelan a lo más profundo del ser y de la sociedad. Principalmente le preocupan los niños y las mujeres, por eso pone imágenes a actos deplorables como las ablaciones, las violaciones, los abusos, los abortos clandestinos, la violencia machista… etc…. Goya continúa siendo uno de los ídolos artísticos de la artista lusa, siguiendo el valiente ejemplo del genio aragonés, parece recoger el testigo del maestro y se erige como abanderada a la hora de mostrar las atrocidades que somos capaces de cometer los seres humanos. Y lo hace, como hemos visto, a través de sus interpretaciones de la literatura, las fábulas y los cuentos. Interpretaciones que se unen a sus experiencias personales y a la realidad que le rodea, donde incluso se atreve en ocasiones a exponer un dilema  o una moraleja que busca corregir los errores de los instintos.

El Museo Goya Colección Ibercaja- Museo Camón Aznar, ofrece a todos los aragoneses la oportunidad de ver por primera vez las creaciones de esta artista portuguesa,  considerada una de las pintoras figurativas más relevantes de la escena internacional y una de las voces plásticas más lúcidas y combativas de la segunda mitad del siglo XX. La muestra incluye una selección de 50 piezas que, cronológicamente corresponden con las dos últimas décadas, compuestas de pinturas, dibujos inéditos, grabados, acuarelas y la instalación Glotonería, realizada en 2019, que muestra su trabajo más actual y transgresor.

Artista humanista/feminista 

Con razón o sin ella, debe su título al segundo de los aguafuertes de Los Desastres de la Guerra, también es el título que ha elegido la artista lusa para esta exposición, revelando un conjunto artístico que resume el  espíritu transgresor y luchador de Paula Rego. En la primera sala se exhiben no solo algunas de sus pinturas más emblemáticas como el tríptico El Pescador (2005)u otras más recientes como La odiosa tía y su hijo (2017), realizadas en pastel, de gran formato; Por lo general, estamos ante obras de vivos colores que contrarrestan con el contenido de su obra. Para esta exposición se ha seleccionado uno de los pocos autorretratos de Paula Rego, dentro de la serie Cousin Bazilio and Other Stories, basada en la novela del siglo XIX del lusitano Eça de Queiroz, donde aparece con una máscara de mono, para presentarse ante nosotros como un testigo fiel de su tiempo, como hizo el propio Goya, al incluir su autorretrato, para que formara parte de Los Caprichos. La otra sala exhibe sus dibujos, acuarelas, grabados y una instalación, Glotonería. La artista domina el color y el dibujo clásico, sus dibujos atrapan en el detalle, en la delicadeza o en la violencia de su trazo. Además, en esta muestra estaremos ante acuarelas, que por primera vez se ven en España: Hadas comiendo niños Chicos bailando con animales, piezas inéditas, que revelan una visión única, de su monumental  mundo interior. Por último, en cuanto a la instalación Glotonería, la artista siempre se ha servido de bonecos (muñecos) que crea ella misma para montar en su estudio  los escenarios que luego vemos en sus trabajos y así trabajar del natural. Recientemente esos bonecos han adquirido su propio valor y por fin, los concibe como obras de arte absolutas que se muestran en sus exposiciones. En esta ocasión, la pieza seleccionada, de gran dramatismo y fuerte impacto visual, nos conecta irremediablemente con una de las Pintura Negras más conocidas de Goya. Hablamos de Saturno devorado a su hijo, una escena de infanticidio en la que el dios Saturno, padre de Júpiter, devora a uno de sus hijos pues tenía el temor de que estos lo destronasen. 

Una ocasión única en la que podremos acercarnos  a las  creaciones de la artista lusa,  con una mirada nueva.


Obituario. Maria Maynar

 

María Maynar (1959-2020), falleció el pasado 28 de febrero en Garrapinillos, (Zaragoza), donde residía y tenía su taller.

Tuve la oportunidad de conocerla gracias a Paco Rallo: él me pidió que escribiera sobre unas pinturas que ilustraban un poemario de Luz Rodríguez. El pez de la despedida.  

 

María desbordaba genialidad, era artista en esencia, en su modo de pensar se revelaba reflexiva, reflejo de un proceder artístico meditado. Encarnó durante mucho tiempo a la artista laboriosa que realiza en su taller un trabajo minucioso y medido, controlado, creando obras donde el cromatismo ha tomado el protagonismo, impregnando al espectador de sensaciones y sensualidad. 

En sus últimos años se manifestó muy libre, mostrándose como es, a corazón abierto, expresiva, emocional, intuitiva. María fue para su pintura, sobre todo luz, poesía y agua; vital. Dejaba que la mano fluyera para después ser limitada por el intelecto. Invertía el proceso, se dejaba llevar por el alma para ponerla en el soporte y después ligarla a un sentimiento. 

Sus cuadros están llenos de la expresividad de las formas, sugerentes, que nacen de la emoción sin un control racional a priori, para posteriormente adaptarlas a una historia no narrada, tan sólo insinuada. Color que se desliza por la superficie, en una técnica inusitada (el temple al huevo), sin lugar a dudas una pintura única, diferente. 

María vivió en Zaragoza hasta que a los 18 años decidió saltar a Barcelona y estudiar en la Academia de Bellas Artes de Sant Jordi. Poco después colaboró y trabajó, durante ocho años, con el artista Jesús Vilallonga, para posteriormente trabajar en solitario exponiendo sus obras en Barcelona, Agramunt, Atenas, Nueva York, Almería, Suecia, Marbella, Bilbao, Albarracín, y Zaragoza. Su última exposición fue en A del Arte con un texto maravilloso de Alejandro Ratia.

María, en su blog personal (http://mariamaynar.blogspot.com) decía:  Estas pinturas quieren transmitir fuerza, valor, energía, movimiento… y delicadeza, suavidad, cuidado. Sigo el pulso del latido de la respiración del ritmo. Que susurra. ¿Qué susurra?

 

María era artista porque su vida la dedicó a pintar, pero sobre todo vivía el arte como un modo de vida, un canal donde volcar su mirada, una mirada que era intensa, que casi te atravesaba. Sirva este humilde texto para homenajear a una gran artista, una gran mujer y una buena amiga.


Hermosas mentiras. Tópicos y clichés en el cine, Alfredo Moreno (2018, Limbo Errante)

 

Si el lector adquiere el manuscrito y se detiene antes de su lectura en las líneas con las que Alfredo Moreno presenta su obra en la contraportada, podrá comprobar que el breve texto que elabora no solo es toda una declaración de intenciones de aquello que se va a encontrar en su interior: es la definición perfecta de cine, con todos sus matices, prismas y entresijos. En palabras del autor, «El cine es un arte y un negocio, es cultura e industria. […] Además es un producto de entretenimiento, es un medio de expresión e información que, como tal, puede suponer tanto una oportunidad como un riesgo, un altavoz para la propaganda o una amenaza para el statu quo imperante». En todo ello y mucho más se detiene en su interior, cuando disecciona lo que hay detrás de un medio de masas crucial desde comienzos del siglo XX.   

Alfredo Moreno (1976) se mueve dentro de su faceta como escritor en formatos diversos -artículos, ensayos (39 estaciones. De viaje entre el cine y la vida, 2011), novelas (Cartago Cinema, 2017)- y múltiples plataformas, desde revistas o prensa hasta un espacio tan personal como es el blog. Además, es conferenciante y colaborador habitual en radio y televisión, actividades que compagina con la organización de ciclos y eventos cinematográficos. 

El recorrido que propone en Hermosas mentiras. Tópicos y clichés en el cine es meticuloso y honesto, pero sobre todo realista con un arte que juega con la fantasía, los sueños y las esperanzas del espectador; aunque también con las intenciones, la experimentación y los objetivos de aquellos que llevan a cabo las películas. Antes de comenzar a bucear en las tramoyas de la industria fílmica, el autor propone a modo de introducción -y tras un prefacio que titula “Por qué escribir de lo que está hecho para ser visto”-, las maneras que han existido y existen de plasmar la ciudad de París en el audiovisual, la mayoría de ellas sujetas a clichés y estereotipos utilizados hasta el agotamiento. El arranque perfecto para continuar desmontando poco a poco largometrajes, géneros y cineastas claves en la historia del Séptimo Arte. 

Divide el ensayo en cuatro grandes bloques -La tradición, Propaganda y moral, Geografías físicas y humanas y Eternos retornos-, todos ellos compuestos a su vez de varios capítulos. Una lectura que acaba convirtiéndose en un auténtico manual de historia del cine, pero esta vez desde una postura diferente, la versión “no oficial” que, al mismo tiempo, resulta fundamental para entender el medio en cuestión en su totalidad. La construcción del héroe americano o los elementos que integran todo tipo de western, son temas tratados con gran profundidad y rigor, virtudes que se acompañan con una redacción alejada de cualquier clase de barroquismo. Tras el epílogo final (La resurrección), concluye con una extensa y variada bibliografía compuesta por algunos de los libros teóricos más relevantes de la materia trabajada.   

Alfredo Moreno utiliza las cuatrocientas páginas que integran esta publicación para desmontar mitos, pero sobre todo para hacer reflexionar al lector y obligarle a ser crítico con lo que ve en la gran pantalla. Contenidos perfectamente organizados en una edición cuidada desde la propia portada, ilustrada con una obra de Juan Luis Borra. En definitiva, una propuesta para dejarse llevar por los encantos, aunque también por las miserias, del Séptimo Arte.


El mundo digital como salida

Del latín medieval epidemia, y este del griego ἐπιδημία, epidēmía;propiamente “estancia en una población” (epidemia, origen etimológico, diccionario de la RAE)

Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico o Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. (cultura, diccionario de la RAE)

La historia siempre se relee de manera buscada. La mirada que se puede realizar sobre el Imperio Romano no es la misma en el siglo XIX que en la Europa de entreguerras. Su reescritura es constante. Y las manifestaciones artísticas son una fuente básica para conseguirlo. La pintura, el cine, la televisión o los medios gráficos reflejan a la perfección los hechos políticos, sociales y culturales. Los pesares y miedos de toda una época. El confinamiento en nuestros hogares, inédito y difícil, provocado por la enfermedad por el nuevo coronavirus, COVID-19, hace que echemos la vista atrás. Que buceemos en otros momentos del pasado en los que la humanidad se enfrentó también a enemigos invisibles y letales. Tebeosfera plantea cómo el papel ha captado estas etapas complicadas de afrontar, de la mano de una selección de imágenes a cargo de Manuel Barrero. 

Es un buen momento para abordar y potenciar iniciativas digitales, como las planteadas también por el portal Humoristán (Fundación Gin) o diferentes museos a lo largo de la geografía internacional. En el caso de la historieta, este sistema funciona razonablemente bien: permite que el espectador dedique más tiempo a cada relato visual. Lo hace sentado o tumbado, desde la comodidad de la cama o el sofá. Una problemática común (e inevitable) de exponer originales de tiras cómicas y páginas en formato físico, es que el visitante necesita más tiempo para terminar la lectura. Más del que seguramente le dedicaría a cualquier lienzo. Esta presentación en formato web permite asimismo intercalar explicaciones más largas e, incluso, incorporar hiperenlaces o referencias que pueden rastrearse en Internet. Solo hace falta abrir una ventana paralela. 

La muestra abarca un espectro muy amplio, en el que se dan cita viñetas de distintas revistas, portadas clásicas de comic-books norteamericanos, manga o personajes como Mortadelo y Filemón, X-Men, Superlópez o The Phantom, en un recorrido cronológico que culmina en una mirada a cómics que saldrán este año, en los que vuelve a aparecer una referencia vírica. 

Internet constituye una buena salida para nuestro encierro. Nos permite escapar de lo cotidiano y vivir la cultura de otra manera. Muchas instituciones están llevando a cabo un trabajo ímprobo para poner a nuestro alcance muchas producciones visuales y escritas. Lo llevan, en verdad, haciendo muchos años. Gracias a ellas se extiende el conocimiento y se ofrecen múltiples posibilidades de investigación. La digitalización de documentos de la Biblioteca Nacional de España (Biblioteca Digital Hispánica, creada en 2008) o CER.es, Red Digital de Colecciones de Museos de España son buenas muestras en este sentido. Particulares e instituciones de todo tipo dan a conocer también un patrimonio diverso y rico. 

La amplísima catalogación que la Asociación Cultural Tebeosfera lleva realizando durante mucho tiempo nos permite perdernos entre tebeos de todas las épocas y acercarnos a ellos de múltiples maneras. El confinamiento obligatorio nos puede llevar a descubrir un mundo inmenso de viñetas digitales que podemos disfrutar tanto ahora como después de la crisis.   


Más allá de la pintura. Realidad virtual para la creación contemporánea.

La exposición “más allá de la pintura” constituye una muestra cargada de innovación y revolución artística, conceptos que siempre han ido de la mano pero que ahora se materializan de un modo inusual y actual. Sin duda el impulso por romper las reglas establecidas, utilizando nuevas técnicas y soportes, ha sido una constante a lo largo de la historia del arte. 

El fin de la realidad virtual es producir una apariencia de realidad que permita al usuario tener la sensación de estar presente en ella. Los métodos inmersivos de realidad virtual se ligan a un ambiente tridimensional creado por ordenador, el cual se manipula a través de visores, guantes u otros dispositivos que capturan los movimientos y permiten interactuar con dicho ambiente. la realidad virtual trabaja en un ambiente tridimensional completamente sintético.

Esta exposición está comisariada por Ana Revilla y coordinada por Myriam Monterde. Cuenta con la colaboración de IberCaja, el Ministerio de Cultura y Google Tilt Brush (propietario del software utilizado para la creación de estas obras de arte).

Por ello, en su compromiso con la creación artística contemporánea, Fundación Ibercaja nos propone la exposición “Más allá de la pintura. Realidad virtual para la creación contemporánea”, una extraordinaria experiencia inmersiva basada en la aplicación de las nuevas tecnologías al mundo del arte. Una muestra compuesta de tres obras diseñadas en exclusiva por los artistas Lalo Cruces, Magallón Sicilia y Sylvia Pennings, que han sido elaboradas íntegramente utilizando uno de los softwares de realidad virtual más interesantes de la actualidad. 

La contemplación de estas obras, por parte de los visitantes de la exposición, a través de unas gafas de realidad virtual, se pueden adentrar en cada una de las obras, caminar por ellas, atravesarlas, disfrutando de sus trazos, formas, texturas y colores, e incluso, escucharlas, ya que las piezas han sido acompañadas de música con el objetivo de ser potenciadas sensorialmente.

Sin duda, “Más allá de la pintura” es una nueva forma de apreciar el arte, capaz de envolvernos en un mundo tridimensional, en el que los espectadores somos por primera vez los auténticos protagonistas de las obras, habitándolas, formando parte de ellas; una experiencia única, dinámica y rompedora.

En cuanto a los artistas cabe mencionar la participación de Lalo Cruces, Magallón Sicilia y Sylvia Pennings. 

Lalo Cruces (Zaragoza, 1980), se formó en la Escuela de Arte de Zaragoza, compagina el diseño y el arte en sus trabajos. Ha desarrollado proyectos de intervención urbana y fue galardonado con el Premio Ibercaja de Pintura Joven en 2015. Además es el primer artista europeo representado por la Fish Gallery con su serie “Containerland” en la Young Art Taipei y en la Kaohsiung International Art Fair.

Magallón Sicilia (Zaragoza, 1969), se formó también en la Escuela de Arte de Zaragoza, actualmente desarrolla su actividad creativa de un modo multidisciplinar (escultura, instalaciones, diseño escenográfico, grabado y pintura). Ha realizado numerosas muestras individuales (Zaragoza, Madrid o Bruselas) y sus piezas han sido seleccionadas para diversos premios (Santa Isabel de Portugal, Delegación de Gobierno en Aragón o el Pradilla de Villanueva de Gállego). Su obra, que se encuentra en diversas colecciones (Ibercaja, Museo del Vino de Cariñena o Heraldo de Aragón), se nutre de elementos donde la forma y el color confirman su naturaleza plástica, su concepción abstracta y su dominio técnico. 

Y finalmente la tercera artista es Sylvia Pennings (Ámsterdam, 1961), titulada en las disciplinas de Textiles y Pintura por la Academia VL-VU de Bellas Artes y la Hogeschool voor de Kunsten de Ámsterdam, reside en Zaragoza desde 1989. Ha obtenido diferentes premios y menciones de honor y su obra, enigmática y fantasiosa, presenta al bosque como escenario principal de sus pinturas, sus obras se encuentra en numerosas colecciones privadas y públicas (Gobierno de Aragón, Ayuntamiento de Zaragoza, Ibercaja o en Heraldo de Aragón).

El nexo común es la realidad virtual siendo esta exposición una experiencia completamente inmersiva. Por lo tanto se trata de un proyecto de gran innovación tecnológica y curatorial ya que la creación artística se vincula a los avances tecnológicos más actuales, generando una experiencia artística que traspasa el canon de la contemplación para adentrarse en las sensaciones, la percepción global y las emociones que suscitan. El hecho de permitir que el visitante se sumerja en dichas obras tridimensionales, otorga la posibilidad de interactuar con ellas aportando un grado de profundidad y cercanía difícil de igualar con otras tecnologías. De esta forma, con estos modelos sintéticos en 3D se pueden reconstruir contextos visuales y escenográficos que amplían las posibilidades didácticas y comunicativas de las obras de arte. La completa libertad que permite la creación de estos entornos de realidad virtual supone romper muchos moldes para generar narrativas, y esta misma flexibilidad del medio puede llevar en el tiempo a toda una revolución en el ámbito expositivo, a una nueva museografía o cibermuseografía.

Tal vez estamos asistiendo a una ruptura conceptual de la propia definición de lo que denominamos obra de arte, no sólo en su percepción, sino también albergando cuestiones como su inmaterialidad, más allá de un archivo digital o de la dimensión que alcanza el campo de la fenomenología que atañe a la experiencia de la obra de arte, la cual es en sí misma una exigencia para su propia existencia.


Humor, erotismo y evolución social.

La historia del humor gráfico en España es larga y muy rica. La sátira dirigida a la política o extendida hacia diferentes sectores de la sociedad ha sido una constante en nuestras publicaciones. Estas han pasado por diferentes fases, sufriendo en muchas de ellas una atroz censura que nuestros dibujantes han tratado de esquivar de la mejor manera posible. El erotismo ha sido uno de los ámbitos más atacados por la moral biempensante y uno de los mejores termómetros para medir la libertad imperante en cada momento. Humor verde 1946-2020 plantea los altibajos de temperatura de un recorrido histórico de más de más de setenta años. Comienza en la oscura posguerra y finaliza en un siglo XXI que pone cada vez más en cuestión la continuidad del papel. 

 

Recoge trabajos de Flavita Banana, Gin, Manuel Bartual o Serafín, entre otros muchos. Miembros de una profesión que, como destaca Mamen Moreu, es «totalmente vocacional, no es fácil vivir de ella pero tampoco es fácil vivir sin ella. Es la forma en la que mejor me expreso. Es mi pasión desde siempre» (El humor gráfico, Diminuta, 2019). En la muestra se dan cita desde el humor sutil, con alguna doble lectura, que se producía durante el Franquismo, hasta la gran apertura que supuso la Transición. Se alternan portadas y chistes gráficos de publicaciones como Can Can, El Jueves, La Codorniz o Tío Vivo. La Papunovela de El Papus se combina con alguna imagen de revistas de cercanía underground, centrales para el boom del cómic adulto, como Star o El Víbora. Todo ello a un solo clic de distancia. La evolución social de nuestro país arrastrando el cursor. La muestra continúa así la propuesta de otra anterior, Humor verde 1869-1938. Viñetas eróticas en la prensa española.

 

La digitalización de las exposiciones es un buen planteamiento per se y una manera perfecta de prolongar la vida de las realizadas en formato físico, haciendo que lleguen a un público más amplio. En este sentido, la labor de Humoristán es muy relevante. En la entrevista que Jordi Canyissà realizó a José Luis Martín Zabala en el ya citado El humor gráfico, este destaca sobre la creación del proyecto que, desde su punto de vista:

 

Estamos al final de una época, el final de la época del humor gráfico en papel. Y pienso que además tenemos muy mala memoria. De ahí que pensé que había que recopilar toda esta tradición, todos estos autores que forman parte de esta tradición del humor gráfico y a los que no se les presta suficiente atención.  

 

En la muestra se constituye además un breve apartado dedicado a la producción desarrollada por mujeres. Los arquetipos femeninos dibujados, sexualizados de manera hiperbólica, contrastan con la falta de autoras. Núria Pompeia fue una de las grandes pioneras, de la que también se puede encontrar en Humoristán la exposición Mujeres dibujadas, en la que seis dibujantes aportan su propia versión de su obra: Flavita Banana, Carla Berrocal, Raquel Gu, Susanna Martín, Paulapé y Ana Belén Rivero. Navegar por la obra de ilustradoras como ellas equivale a hacerlo por la ruptura de un medio que, durante mucho tiempo, ha mantenido una mirada masculinizada. La representación del erotismo define a un país y su plasmación es una tarea de ambos sexos. El siglo XXI abre y consolida nuevos caminos para reflejar sobre el papel un aspecto tan importante como natural. 


Obituario. Aída Corina.

La acuarelista Aída Corina ( Embún, 1927- Huesca, 2020) fallecía el pasado día 26 de febrero. Su última exposición tuvo lugar en 2011 en el Centro Cultural de Ibercaja, en la capital oscense. Bajo el título "Aida Corina. Pinceladas de mi vida. 1975-2011", mostraba una treintena de obras que recorrían toda su trayectoria. La comisaria de la exposición, Virginia Baig, -crítico de arte e hija de la artista- definía su trabajo como intenso, conmovedor y diverso. 

La obra de Aída Corina respira la poética nacida de los sentimientos, del alma, siempre en constante investigación para hallar nuevos horizontes plásticos, impresos en sus paisajes, en su personal visión abstracta de la naturaleza. Hacia 1973, esta artista autodidacta, rompe con el academicismo e incorpora la temática paisajística desde un punto más abstracto. Es importante destacar su trabajo con otros soportes que no son los tradicionales en la acuarela, como el tablex, cartón o yeso. Una técnica que en 1977 le valió el premio de la Villa de Talence en Francia.

A partir de los años 80 su pintura se caracteriza por composiciones de paisajes infinitos, con un estilo inconfundible. Entre 1985 y 1987 realiza una serie sobre paisajes de Aragón en la que las referencias reales se traducen en luces y en el sutil tratamiento del color. Aída Corina empieza a parcelar las superficies creando mundos de ensoñación. A principios de los noventa abandona temporalmente la pintura aunque ya en 1997 presenta una colección de sus obras en Huesca. La exposición muestra unos trabajos mas complejos en los que destaca el color y el gesto. La acuarelista propone un tratamiento integral del espacio trabajado en base a líneas que lo acotan, provocando  tensiones internas armonizadas por el colorido. Con la entrada del nuevo milenio su obra se caracteriza como indica Virginia Baig "por una indagación íntima y un canto a la luminosidad". La magia y el lirismo de Aída Corima forman parte de la historia contemporánea de la acuarela en Aragón.