El pintor Pepe Cerdá en la Lonja, Zaragoza

      EL PINTOR PEPE CERDÁ EN LA LONJA

 

Exposición inaugurada el 8 de octubre, bajo el título Pepe Cerdá. El oficio de pintar, que ya venía anunciada con gran interés entre los ambientes artísticos. En una entrevista de Antón Castro, Heraldo de Aragón, 10 de octubre de 2009, el pintor afirma: por ahora, este es la exposición de mi vida. Aquí está mi memoria de pintor de caballitos de feria, de tiovivos. Aquí está el homenaje a mi padre. Además de alusiones a Marín Bagüés, ecos de Sorolla y la pintura del siglo XIX, tal como indica el entrevistador, su método de trabajo es el siguiente: Yo trabajo siempre del mismo modo: veo los paisajes, a mis vecinos, las naves o un puente. Y le tomo una buena foto con una buena cámara. Luego la llevo al ordenador y la pinto con Photoshop hasta que queda como la he visto al natural. La imprimo en una impresora muy grande, y luego pinto esa prueba al óleo, como si pintase al natural. Yo uso la tecnología y la reivindico, aunque no la exhibo. La ropa interior va por dentro, por fuera solo la lleva Supermán.

La exposición se divide en paisajes, urbanos o no, primeros planos de escaparates, retratos en ambientes concretos y retratos con la persona en un primer plano y medidas parecidas tipo pequeño formato.

El paisaje urbano, centrado en el tema sobre las ferias, tiene la virtud de que no figura el típico ambiente abarrotado de personas. Esta ausencia potencia que se centre en cada tiovivo, lo cual permite cierta profundidad en mostrar el tema. La estallante luz artificial, pese a estar aliviada por el negro del fondo o en un cuadro por diferentes planos, impide una especie de sosiego que posibilite el concepto arte. Todo se queda en un vibrante testimonio de la realidad. El pintor busca atrapar dicha realidad sin personas, con la intención de pretender mostrar un ambiente mágico como tal, en su esencia. Muy diferente es el cuadro Feria, de 2009, con dicho tema mediante un predominio de la noche y cuatro toques, suficiente para multiplicar un espacio mágico desde una palpitante soledad, como si todo un regocijo vivido hace horas se hubiera transformado en un predominio inquietante.

Sobre los cuadros Escaparate I y II, de 2009, nos sentimos incapaces de ser ni objetivos, pues dada nuestra predisposición hacia el equilibrio, que puede estar recargado hasta cierto punto, y el vacío, en ambos casos con infinitas complejidades, sentimos un natural y fuerte rechazo hacia ambas obras, como si fueran antagónicas con nuestro sentido del arte. Dos cuadros tan recargados que el rococó es el paraíso de la nada. Tan recargados, sin duda, que la vista no reposa, no puede ahondar, lo cual impidió que el pintor profundizase en tan cambiantes objetos. Más grave si miras cada cuadro mediante el típico barrido visual para sentir el conjunto, pues el resultado es una especie de borrachera incapaz de captar los dispares aromas emanantes desde el interior, que en una auténtica obra de arte siempre, pero siempre, afloran hacia el exterior para inundar el campo sensible individual.

Los paisajes están resueltos mediante los dos típicos planos paralelos a la base, como norma tierra y cielo, que se enriquecen, en ocasiones, a través de una carretera cual punto de fuga para obtener mayor variedad compositiva y profundidad general. Noche y día, atardecer y amanecer, sol y luna, nubes. Cierta intensidad con dosis espectaculares en algún cuadro. Todo para captar dispares sensaciones emanantes en gran número de cuadros, que poseen una especie de capacidad hipnótica para fijar cada mirada. Ni digamos la soledad, vía belleza circundante, en el cuadro Fumador pequeño, de 2009, con esa figura caminando por una carretera de tierra.

Entre las dos modalidades de retratos cabe sugerir que la correspondiente al entorno del pintor, en Villamayor (Zaragoza), adquiere mayor categoría, quizá porque se ha impregnado del ambiente y lo refleja con natural precisión. Naturalidad es lo que más se ajusta al conjunto de obras. Da lo mismo que el personaje esté en un tractor, que refleje el interior de un técnico en radio y televisión o el serígrafo en su meticuloso trabajo, que visto de perfil, medio oculto, es el maestro serígrafo Pepe Bofarull.

Los retratos de diferentes personajes, muchos amigos, tienen un similar tamaño y se caracterizan por el fondo casi monocolor como recurso para que destaque el retratado. Todos, sin excepción, son muy flojos, elementales. Produce la impresión de que, por las prisas, los ha realizado con demasiada rapidez. Retratos que nunca debió de exponerlos en La Lonja por simple respeto hacia sí mismo y a tan maravilloso espacio, pues son un simple reclamo para las personas desconocedoras del arte con la finalidad de futuros encargos. Dos ejemplos. En el retrato del escritor Félix Romeo ni de lejos ha captado su evidente personalidad, con un peso concreto en el rostro y un aire ¿nostálgico? El retrato Pepe Melero, de 2009, es el colmo de la imprecisión. Basta ver la anchura de la mano y el grosor de la muñeca, todo fuera de escala, que más bien parecen la zarpa de un gorila.

Repetimos que esta exposición, a Pepe Cerdá, se le ha venido encima por el peso de  La Lonja, también que la ha realizado con excesiva rapidez, desde luego los retratos de pequeño formato, como opinión muy personal que ni podemos demostrar, pero que se capta en el resultado de bastantes obras.

 

 

 

 

 

Exposición inaugurada el 8 de octubre, bajo el título Pepe Cerdá. El oficio de pintar, que ya venía anunciada con gran interés entre los ambientes artísticos. En una entrevista de Antón Castro, Heraldo de Aragón, 10 de octubre de 2009, el pintor afirma: por ahora, este es la exposición de mi vida. Aquí está mi memoria de pintor de caballitos de feria, de tiovivos. Aquí está el homenaje a mi padre. Además de alusiones a Marín Bagüés, ecos de Sorolla y la pintura del siglo XIX, tal como indica el entrevistador, su método de trabajo es el siguiente: Yo trabajo siempre del mismo modo: veo los paisajes, a mis vecinos, las naves o un puente. Y le tomo una buena foto con una buena cámara. Luego la llevo al ordenador y la pinto con Photoshop hasta que queda como la he visto al natural. La imprimo en una impresora muy grande, y luego pinto esa prueba al óleo, como si pintase al natural. Yo uso la tecnología y la reivindico, aunque no la exhibo. La ropa interior va por dentro, por fuera solo la lleva Supermán.

 

La exposición se divide en paisajes, urbanos o no, primeros planos de escaparates, retratos en ambientes concretos y retratos con la persona en un primer plano y medidas parecidas tipo pequeño formato.
El paisaje urbano, centrado en el tema sobre las ferias, tiene la virtud de que no figura el típico ambiente abarrotado de personas. Esta ausencia potencia que se centre en cada tiovivo, lo cual permite cierta profundidad en mostrar el tema. La estallante luz artificial, pese a estar aliviada por el negro del fondo o en un cuadro por diferentes planos, impide una especie de sosiego que posibilite el concepto arte. Todo se queda en un vibrante testimonio de la realidad. El pintor busca atrapar dicha realidad sin personas, con la intención de pretender mostrar un ambiente mágico como tal, en su esencia. Muy diferente es el cuadro Feria, de 2009, con dicho tema mediante un predominio de la noche y cuatro toques, suficiente para multiplicar un espacio mágico desde una palpitante soledad, como si todo un regocijo vivido hace horas se hubiera transformado en un predominio inquietante.
Sobre los cuadros Escaparate I y II, de 2009, nos sentimos incapaces de ser ni objetivos, pues dada nuestra predisposición hacia el equilibrio, que puede estar recargado hasta cierto punto, y el vacío, en ambos casos con infinitas complejidades, sentimos un natural y fuerte rechazo hacia ambas obras, como si fueran antagónicas con nuestro sentido del arte. Dos cuadros tan recargados que el rococó es el paraíso de la nada. Tan recargados, sin duda, que la vista no reposa, no puede ahondar, lo cual impidió que el pintor profundizase en tan cambiantes objetos. Más grave si miras cada cuadro mediante el típico barrido visual para sentir el conjunto, pues el resultado es una especie de borrachera incapaz de captar los dispares aromas emanantes desde el interior, que en una auténtica obra de arte siempre, pero siempre, afloran hacia el exterior para inundar el campo sensible individual.
Los paisajes están resueltos mediante los dos típicos planos paralelos a la base, como norma tierra y cielo, que se enriquecen, en ocasiones, a través de una carretera cual punto de fuga para obtener mayor variedad compositiva y profundidad general. Noche y día, atardecer y amanecer, sol y luna, nubes. Cierta intensidad con dosis espectaculares en algún cuadro. Todo para captar dispares sensaciones emanantes en gran número de cuadros, que poseen una especie de capacidad hipnótica para fijar cada mirada. Ni digamos la soledad, vía belleza circundante, en el cuadro Fumador pequeño, de 2009, con esa figura caminando por una carretera de tierra.
Entre las dos modalidades de retratos cabe sugerir que la correspondiente al entorno del pintor, en Villamayor (Zaragoza), adquiere mayor categoría, quizá porque se ha impregnado del ambiente y lo refleja con natural precisión. Naturalidad es lo que más se ajusta al conjunto de obras. Da lo mismo que el personaje esté en un tractor, que refleje el interior de un técnico en radio y televisión o el serígrafo en su meticuloso trabajo, que visto de perfil, medio oculto, es el maestro serígrafo Pepe Bofarull.
Los retratos de diferentes personajes, muchos amigos, tienen un similar tamaño y se caracterizan por el fondo casi monocolor como recurso para que destaque el retratado. Todos, sin excepción, son muy flojos, elementales. Produce la impresión de que, por las prisas, los ha realizado con demasiada rapidez. Retratos que nunca debió de exponer en La Lonja por simple respeto hacia sí mismo y a tan maravilloso espacio, pues son un simple reclamo para las personas desconocedoras del arte con la finalidad de futuros encargos. Dos ejemplos. En el retrato del escritor Félix Romeo ni de lejos ha captado su evidente personalidad, con un peso concreto en el rostro y un aire ¿nostálgico? El retrato Pepe Melero, de 2009, es el colmo de la imprecisión. Basta ver la anchura de la mano y el grosor de la muñeca, todo fuera de escala, que más bien parecen la zarpa de un gorila.
Repetimos que esta exposición, a Pepe Cerdá, se le ha venido encima por el peso de La Lonja, también que la ha realizado con excesiva rapidez, desde luego los retratos de pequeño formato, como opinión muy personal que ni podemos demostrar, pero que se capta en el resultado de bastantes obras.
 
 
 
 
 
 
 

 


Dibujos de Sonia Abraín

 
                       
Su última exposición individual en Zaragoza fue el año 1995, aunque es cierto que fuera de su ciudad ha exhibido dos veces en Málaga, año 1999, y una en Ronda, año 2003. Cuando de nuevo reside en Zaragoza, exhibe en una individual compartida junto con Cristina Beltrán y Helena López, en tiempos firmando como "Rayo de Luna", que se inaugura en la Asociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón en marzo de 2009.

La presente exposición, titulada Cuadernos de Vida, se inaugura en el espacio Aki Se Pinta, estudio compartido entre varios pintores, justo el 9 de diciembre sólo con dibujos. Dibujos realizados en los años 1992, 1993, 2000 y 2006 a 2009, que tienen su réplica con los mismos temas pero sobre lienzo, tal como se pudo comprobar en la individual compartida ya citada, que en el caso de Sonia Abraín tenían como título general Gestar, Gestación, Madre, como clara alusión a su más o menos reciente maternidad. Dibujos con el negro dominante muy idóneos para llevarlos a cuadros, como así está haciendo, y que tienen en los títulos una de sus claves por orientación temática. Da igual el tema que aborde, como la maternidad vista desde un ángulo dramático, cierta violencia o la soledad humana con su correspondiente anonimato, pues lo importante se ofrece en la esquematización de cada figura, que puede retorcer y alcanzar, en ocasiones, muy altos niveles de un impecable expresionismo. A sumar el uso del hueco en rostros y otras zonas anatómicas, que amplían y fijan el ángulo temático con sorprendentes resultados formales. Dibujos que evocan a ensayos realizados con cierta rapidez partiendo de una idea específica vía sentimiento desde cambiantes vivencias. Quedamos a la espera de una exposición con cuadros.


Geometría móvil en la pintora Cristina Silván

 
La pintora Cristina Silván, nacida en Pamplona el año 1975, con residencia fija en Zaragoza, pertenece a la extraordinaria generación pictórica zaragozana del 2000. Ni sabemos las razones para que hayan surgido tal grupo de pintores con tanta entidad. Se puede sugerir que muchos han obtenido la Licenciatura en Bellas Artes, lo cual jamás garantiza que alguien sea un auténtico artista, y que muchos han obtenido importantes becas. Parten de una garantizada formación. Pintores figurativos y un tanto por ciento muy alto de abstractos.
Cristina Silván, el pasado 16 de noviembre, inauguró su exposición individual en la galería Antonia Puyó con obras de 2009, siempre mediante abstracciones geométricas ya desde exhibiciones anteriores, lo cual significa el predominio del color y la línea al servicio de un rigor formal afín a una creatividad sin medida, pues desliza todo un juego de calidades protagonizadas por una imaginación controlada para evitar todo exceso formal. Color y línea emergen como refinadas matrices conducentes a un resultado espectacular, siempre suavizado para evitar un protagonismo exclamativo gratuito del campo pictórico. Contención precisa. La línea, sin posibilidad de error, fluye con naturalidad, como si cada una dependiera de la otra, para así finalizar la obra con la exacta armonía general. Nada sobra. Punto muy primordial es el movimiento, salvo la instalación titulada Piezas – cubo, que traza cambiantes direcciones cual sugerencia de un mundo dinámico incontenible, como si el universo geométrico tuviera lazos con elementos científicos. Geometría dinámica lanzada por doquier, en una suerte de vitalidad muy lejos de cualquier matiz negativo enlazado con la vida humana. El color, del exclamativo al controlado, se rige por la ley que impide su exagerado predominio sobre el ámbito de la línea. Cuatro cuadros demuestran un refinamiento insólito resuelto mediante el color negro y el predominio de la línea dinámica que danza sin pausa. Se alude a N.S.N. I, II, III y IV, que tienen paralelismo formal con el gran dibujo Papel Construcciones. Veamos los cuatro cuadros. El cuadro está pintado con fondo negro mate y tan escasa capa matérica que permite ver el granulado del lienzo como rasgo de riqueza visual. Sobre dicho fondo negro incorpora todo un rosario de formas geométricas en color negro algo brillante, lo justo para captar su óptima visión sobre dicho fondo, pero ahora sin captarse el granulado del lienzo. Geometría oculta visualizada cuando se observa con máxima atención. Cuatro obras que simbolizan el máximo grado de movimiento y libertad geométrica, como si un motor de hidrógeno la moviera sin cesar hacia destinos impredecibles. Libertad de pensamiento al servicio de las formas, siempre con un lento ritmo de ejecución por las propias características de cada cuadro.

Si deducimos por su trayectoria artística, ya desde hace tiempo, estamos ante una pintora que nos reserva nuevas perspectivas pictóricas, dado que tiene una ambición artística comprobada, como si la palabra meta final ni existiera. Aquel dinamismo pictórico, el de Cristina Silván, lo tiene adherido en lo más profundo de su pensamiento, que traslada al exterior vía naturalidad con el gesto pictórico como único esfuerzo.


VI Premio Ahora de Artes Visuales

 
Premio, como es sabido, que se entrega en Zaragoza cada tres meses, siempre coincidiendo con los equinoccios y solsticios. Como novedad cabe indicar la incorporación al jurado del pintor Pedro J. Sanz, con lo cual el número de premiados suman seis. Jurado permanente que se completa con Paco Rallo, pintor y diseñador gráfico, José Luis Gamboa, pintor, Carmen Inchusta, diseñadora, Sergio Abraín, pintor, y Manuel Pérez-Lizano, historiador y crítico de arte. Asimismo, si antes, durante cinco ediciones, el premio era una plomada de carpintero, ahora es una escuadra, siempre con los correspondientes datos.
El acto de entrega de los premios, el viernes 18 de diciembre, se celebró en el muy amplio estudio del pintor Sergio Abraín, con la asistencia de unas setenta personas. Más que excelente y variada cena, gracias a la cocinera Marta Navarro como propietaria del Café Odeón, y presencia de numerosos artistas plásticos, como, por ejemplo, el pintor Miguel Mainar, la pintora Cristina Beltrán, el diseñador gráfico Manuel Estradera, la pintora Edrix Cruzado, el fotógrafo Antonio Ceruelo y Helena Santolaya, sin olvidar, por ejemplo, a Julio Álvarez Sotos, más que conocido galerista de Zaragoza especializado en fotografía, Jesús Pedro Lorente, profesor de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Jaime Ángel Cañellas, director general de enseñanzas artísticas del Gobierno de Aragón, y Desirèe Orús, crítica de arte.
Dirijió la ceremonia la novelista Margarita Barbáchano, como norma en su justa medida y comentando las características de cada premiado. Cada premio lo entregó un miembro del jurado permanente. Premiados siguiendo el orden de entrega. A título póstumo el pintor surrealista Philip West, nacido en York (Inglaterra) el año 1949 y fallecido en Zaragoza el año 1997.  Entrega el premio Paco Rallo y lo recoge Julián Sebastián Edo. Premio que será entregado a la Fundación Eugenio Granell, Santiago de Compostela, en donde está depositada la obra pictórica de Philip West y su espléndida biblioteca especializada en surrealismo, la línea artística del pintor. La pintora y escultora Pilar Moré, nacida en Fraga (Huesca) el año 1940, con residencia fija en Zaragoza.  Entrega el premio Carmen Inchusta y lo recoge la artista. El pintor e ilustrador Germán Díez, nacido en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza), el año 1965. Miembro fundador, en Zaragoza, del grupo Somatén Alvano, 1985 a 1986. Entrega el premio Pedro J. Sanz y lo recoge Adrián Gerona, que estudió Historia del Arte. El pintor y escritor Paco García Barcos, nacido en Zaragoza el año 1957. Entrega el premio José Luis Gamboa y lo recoge el artista. Uno de los premios, desde siempre, corresponde a un artista joven. Premio, por tanto, al pintor Javier Joven, nacido en Zaragoza el año 1976. El pintor resaltó la coincidencia de que uno de los premiados, el historiador y crítico de arte Ángel Azpeitia, fuera el que escribió su primera crítica de arte. Entrega el premio Sergio Abraín y lo recoge el artista. Uno de los premiados, como es sabido, corresponde a una persona dentro de otros enfoques relacionados con el arte, como puede ser historiador, crítico de arte o galerista. Premio a Ángel Azpeitia, nacido en Zaragoza el año 1933. Historiador, crítico de arte en el diario Heraldo de Aragón, catedrático de Historia del Arte en la Escuela de Arte y profesor de la Universidad de Zaragoza. Entrega el premio Manuel Pérez-Lizano y lo recoge el profesor, historiador y crítico de arte.
Tras la entrega de premios a destacar la excelente actuación de música flamenca, con guitarra, cantante y percusión. Asimismo, se puede indicar lo obvio, en el sentido de variadas tertulias o el hermoso encuentro con personas sin ver desde hace tiempo. Acto, tal como se comentaba en la prensa zaragozana de los años veinte y treinta para eventos artísticos de muy variada índole, que terminó a altas horas de la madrugada con la felicidad sin medida.  


Exposición homenaje a Nietzsche en el bar Bonanza, Zaragoza

 

Exposición basada, como el año pasado, en las lecturas dominantes del pintor y dibujante Manuel García Maya, propietario del bar Bonanza, en Zaragoza, y lugar de encuentro de poetas, artistas plásticos y personas de muy variada índole. Lecturas dominantes que algún año serán homenajes a grandes compositores, de los que García Maya es un gran conocedor. Este año, siempre durante la última quincena de diciembre, es un homenaje a Nietzsche, coincidiendo con el 165 aniversario de su nacimiento. Los expositores, diez artistas plásticos, son clientes del bar Bonanza y corresponden a Manuel García Maya, como artista fijo, el diseñador gráfico Manuel Estradera, el escultor Steve Gibson y los pintores Emilio Abanto, Fernando Cortés, Edrix Cruzado, Germán Díez, José Luis Lomillos, también diseñador gráfico, Fernando Moles y José María Blasco Valtueña. Durante el acto de inauguración, el 16 de diciembre, como comisario de la exposición pronunciamos unas muy breves palabras acompañadas por un brindis en memoria del pintor Emilio Abanto, fallecido en fechas recientes.

Mínimos comentarios sobre las obras exhibidas como testimonio de una idea impregnada por la amistad. Manuel EstraderaManuel García Maya optan por un retrato del filósofo en un primer plano sobre fondos neutros, mientras que Emilio Abanto participa con una obra lejos del tema por su penosa enfermedad, de ahí que tras su muerte la seleccionara su gran amigo Fernando Moles, el cual colabora con un sugerente collage de carácter simbólico y presencia de diferentes figuras. Si Steve Gibson muestra a Cristo crucificado, José Luis Lomillos tiene un cuadro titulado Super hombre, aquí en alemán, como clara sugerencia a uno de los temas tratados por el gran filósofo, que en la obra se evidencia mediante una figura que vive oprimida por muros con sugerencias carcelarias. José María Blasco Valtueña lleva un gran altavoz de época con frase incluida, que alude a tu imagen reflejada en el espejo situada al fondo. Si Fernando Cortés participa mediante un collage al servicio de una poderosa abstracción, con ecos destructivos por su expresividad, Germán Díez se inclina por una interesante obra con el hacha como fascinante protagonista de matiz amenazador. Edrix Cruzado, para concluir, cuelga un cuadro titulado Estrella de oro, como traducción de Zarathustra. Abstracción pintada en negro intenso y muy suaves vibraciones blancuzcas, mientras que en la parte inferior, lado izquierdo, pega una caja de plástico, en cuyo interior hay tiras de papel con letras como alusión a lo escrito por el filósofo.


Geometría vertical del pintor Víctor Solanas

Verticalidad y verticalidad, como si hacia arriba siguieran las bandas conducentes a otra galaxia y hacia abajo continuaran anhelando cualquier infierno. En la Sala CAI Barbasán se inaugura una muy buena exhibición, el 5 de noviembre, y catálogo que reproduce los cuadros con evidente injusticia. Ni siquiera figura un mínimo dato del pintor. Su familia es oriunda de Calatayud, pero nació en Tolosa (Guipuzca) el año 1977, aunque desde siempre vive en Zaragoza. Estamos ante un artista con 32 años, lo cual significa que pertenece a esta espléndida generación de pintores zaragozanos como, entre otros, Cristina Silván, Jesús Fraile, Javier Joven, María Enfedaque, Lina Vila y José Ramón Magallón Sicilia. En Zaragoza es, sin duda, lo que se podría definir como la generación del 2000.

Pinta con cintas plásticas adhesivas, como sustitutas de cualquier brocha o pincel. Da igual. El resultado son cuadros. La geometría euclidiana se caracteriza por bandas paralelas de la misma anchura e equidistantes entre sí. Víctor Solanas roza este enfoque geométrico, pues sus bandas son paralelas y verticales a la base, aunque su anchura varía para ofrecer una cambiante variedad formal, auténtica clave en su obra, pues tangamos en cuenta que no existen fondos que generen un mayor o menor espacio con temática a especificar. Todo, por tanto, se ofrece en un primer plano, lo cual equivale a un riesgo salvado por un espléndido y cambiante sentido del color, tan armónico, que multiplica el ámbito de las sutiles sensaciones ante una muy tenue vibración en cada obra. Bandas y bandas, como una obsesión lanzada desde cualquier ángulo, colores y colores, que tejen un indescriptible ir y venir de la mirada. A tener en cuenta el cuadro Image VII, de 2009, cuyas bandas se van estrechando desde los lados derecho e izquierdo, de modo que se juntan y obligan a ofrecer un bello punto de fuga y su correspondiente ámbito espacial. Rasgo, el punto de fuga, que sugiere una específica variedad en un futuro sin concretar. Queda por citar una obra con volumen que en la exposición estaba en suelo, como si fuera un mueble de forma cúbica, de manera que incorpora sus colores y bandas al servicio de un concepto escultórico. Obra que evidencia grandes posibilidades hacia el futuro, sobre todo si ofrece otras formas escultóricas.


La pintora Louisa Holecz

 
Su aclarador título, Beastlike (Bestia igual), obedece con exactitud a una magnífica exposición inundada de sinceridad, en una suerte de riesgo por los temas planteados, pues estamos ante singularidades auténticas del hombre y del animal, como si ambos sintieran con naturalidad lo que muchas veces se niega, se oculta, incluso se medio olvida para vivir con felicidad plana. La galería Zaragoza Gráfica, sin duda, ha acertado con la exposición de Louise Holecz, que ya daba señales de su valía en alguna colectiva.
El ámbito animal ofrece muestras precisas en obras como Hienas, 2009, con el apareamiento en un primer plano rodeado de una soledad amparada por el blancuzco y el negro para mostrar un preciso espacio. El rojo, que estalla por doquier, fecunda el intachable tono salvaje como única salida de vida natural, mientras que la inexistente paz se vivifica con el acto natural de la copulación. En Retrato de Perro, 2009, estamos ante el primer plano de la cabeza de un perro, que mira obsesivo, inmóvil, quizá pidiendo ayuda con angustia ante el peligro mortal, de manera que su desfigurada cabeza arrastra sin piedad el rojo sangre que mana incesante.
El título Dark Room (Sala Oscura), 2009, marca con señales precisas la generalizada sensación de un espacio tan oculto que dificulta, al principio, su diáfano entendimiento. Dicho espacio es la clave. Atmósfera enigmática, misteriosa, agresiva por su condición velada con esos rojos oscuros, símbolo de violencia, y esos negros que la potencian. En el lado superior izquierdo se representa una salvaje figura humana corpulenta, quizá mezcla de hombre y de animal, que ordena a su perro la agresión a una curiosa figura femenina de perfil. Curiosa porque va ataviada con elegancia fuera de época, como contraste entre el ámbito circundante y su delicadeza. La cabeza, casi invisible, gira hacia el perro y el brazo se eleva con inútil gesto de protección. Obra contundente.
Los rostros humanos, tipo Cabeza II y Trago, ambos de 2009, son la confirmación de algunos hombres abocados a condiciones y sentimientos primarios, como si su implícito pensamiento respirara atado, siempre conducente hacia la ubicación inhumana sin posibilidad de retorno. ¿Y el cuadro Autorretrato?, 2009. Se muestra, en tonos rojizos como signo violento, desde debajo de los senos hasta el nacimiento del cuello. El seno izquierdo es rasgado, agredido, por una salvaje mano mutiladora. ¿De quién es la mano?: ¿De la pintora? ¿De otra persona? Pues da la casualidad que si toda mujer es sagrada, pero toda, más todavía los senos, justo por belleza, infinita capacidad erótica e insustituible alimento cuando nacemos.

Cualquiera que conozca a la pintora Louisa Holecz capta que es delicada, inteligente, de cuerpo tembloroso, con estilo, incapaz de un gesto negativo. Con estas características, ¿de dónde escupe tales temas pictóricos? Al parecer tiene en su interior una revolución crítica encauzada hacia temas que acepta y que repudia, como si transpirara asombrada una realidad vital que nunca vive indiferente. Reacciones con peso artístico.


El legado póstumo de Agustín Querol: su estudio madrileño, su museo no realizado ni en Madrid ni en Tortosa

Cuando, en la cúspide de su fama, murió el escultor Agustín Querol el 14 de diciembre de 1909 pareció que su obra iba a ser punto de referencia de la escultura española y transmitida de generación en generación, sin embargo, el destino fue muy distinto.

En su estudio se formaron muchos artistas, algunos que siguieron la huella queroliana como Manuel González, Jacinto Higueras, José Bastida y Fernández de Espina, Rodrigo de Figueroa y Torres, Marqués de Tovar, Jacinto Hegeseras, Lorenzo Ridanza, Domingo Gutiérrez, José Martínez Banciela, Lorenzo Riduara, André Ridaura, María Siclo, Luis Pardo, María Rich, José Vega Cruces, Lorenzo Collaut Valera, dos hijos de su maestro Victor Cerveto Bestratén, allá en Tortosa, Victor Cerveto y Riva y José Cerveto y Riva.
Junto a estos hubo dos artistas de Hispanoamérica: José María Larrazábal, natural de La Habana, Cuba, y, Francisca de Roda, de Guatemala.
También frecuentaron el estudio de Querol dos artistas que, luego, serían representativos de la vanguardia escultórica, no sólo española, sino mundial, uno, Pablo Gargallo que: "de 1900 a 1907, cuando realiza su primera obra de metal en París, su obra es todavía titubeante y desorientada" (Trueba, 1985: 34). El otro José de Creft, del que, la historiadora del arte Josefina Alix Trueba especifica que: "… no aguanta allí mucho tiempo, no soporta aquel ambiente de escultura casi industrial y académica y enseguida abandona para dedicarse algún tiempo al aprendizaje del dibujo" (Trueba, 1985: 149).
El taller-estudio de Querol, fue además, de centro de reunión cultural, paso obligado para todo artista nobel, y sus enseñanzas o aportaciones, fueron, en un primer momento, aprendizaje obligado. Si Querol era el maestro del eclecticismo escultórico, ello suponía enseñar a sus discípulos todos los estilos que él había aprendido y asimilado, por el que no era posible seguir y como apunta en sus escritos seguir por otros caminos estéticos. Prueba de ello es que en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1910, un año después de la muerte de Querol, fueron premiados José Clará, y Angel Ferrant.

En estas circunstancias y para generaciones posteriores era fundamental que su casa-estudio junto con sus obras, tal y como era el deseo de Querol, se conservase para la posteridad y para ello, convertirla en Museo. En los primeros momentos se consideró la posibilidad de musealizar dicho inmueble, sito en el Paseo del Cisne (hoy Avda. Eduardo Dato). Posteriormente sus familiares decidieron trasladar la obra de Querol a Tortosa y fundar allí el correspondiente museo tal  como indicaba un artículo titulado "La obra de Querol" en El día de Tortosa: "Un  telegrama  que publica El Noticiero de Barcelona de anoche, dice que nuestros particulares amigos D. Federico Fernández y D. Pedro Mayor, hermanos  políticos de nuestro Querol, protestan de lo dicho por la Epoca, suponiendo que iban a sacar a subasta las obras que nuestro afamado escultor tenía pendientes. Añade el despacho, que con dichas obras se formará un museo en Tortosa" (18 de diciembre de 1909, nº 8.415, sin paginar).

La noticia viene corroborada poco después por el mismo diario en otro artículo que lleva por título "Museo Querol": "El estudio que el escultor Querol, tenía en Madrid, en la calle del Cisne, será convertido en museo, en el que figurarán no sólo sus grandes obras, sino cuantos objetos le pertenecieron en vida. La obra de Querol podrá ser admirada dentro de breve plazo por el público, pues la familia del escultor, piensa, aún conservándolas como reliquia, dejar libre acceso al museo, a los que lo soliciten" (20 de diciembre de 1909, nº 8.416, sin paginar).

El Ayuntamiento de Tortosa reunido en Sesión Plenaria el día 24 de julio de 1918 acordó erigirle un monumento y que el autor del mismo sería, cómo no, otro escultor tortosino: José Cerveto y Riva; con ocasión de lo cual se daban a conocer las obras de Querol con destino al Museo que habría de ubicarse en su ciudad natal (Ver anexo).

Sin embargo, en nada quedó el intento de crear un museo en Tortosa, porque al desaparecer sus familiares, el desinterés y la negligencia ocasionaron que lo que pudo ser uno de los primeros intentos en España de constituir un museo monográfico dedicado a un artista se malograse. En un principio se hizo cargo de su estudio-museo su discípulo Victor Cerveto, pero pronto escasearon los apoyos, pareciendo que ya no tuviera interés social la obra del maestro, como bien ha señalado un estudioso (Pereira, 1987: 1-7):

"A los pocos años arreciarían las críticas contra su obra, contra su arte y contra él mismo. Ya durante su vida, al lado del elogio incondicional, había podido escuchar Querol la burla malévola y punzante, así como el desdén ofensivo. Y sería este el que prevalecería después de su muerte, calificándose de mera producción industrial, denominando su fama a un fenómemo más psicológico que artístico.
Trascurridos tres lustros el museo se había abandonado, y su obra escultórica repartida, era olvidada, menospreciada y hasta arrinconada en paseos y plazas, o inclusive, amenzada por alguna reforma urbanística promovida estas secuelas tardías de la City Efficent de entreguerras reavivadas en el período desarrollista de los sesenta y primeros setenta… ".

 

 Más tarde hubo que sumar las destrucciones debidas a los avatares de la Guerra Civil. Durante la posguerra tampoco prosperaron los intentos de  su hija  Silvia (cuando murió su padre, estaba educándose en un colegio de Bélgica), que escribió al Alcalde de Tortosa Esteban Albacar, poniendo a disposición de Tortosa las obras de su padre, pero todo ello sin  respuesta alguna. Con ello se perdió el legado dejado por una de las figuras claves de toda la Escultura Española  Contemporánea.
               

ANEXO:Acta del Ayuntamiento de Tortosa. Tortosa 18-VII-1918, pp. 124-125

  8.069

   8.082

 


Origami o las infinitas posibilidades del papel

El origen del arte del plegado de papel es casi tan antiguo como la creación misma de este material. Esto explica que la expansión de ambos desde China al resto del mundo se produjera de forma prácticamente simultánea. No obstante, no es de extrañar que al llegar a Japón, la sensibilidad y el exquisito concepto de belleza nipones favorecieran su evolución, alcanzándose niveles de calidad y refinamiento elevadísimos. De hecho, ha sido en Japón donde surgió la palabra origami –empleada y reconocida mundialmente- y donde nació Akira Yoshizawa (Kaminokawa, 1911-Tokio, 2005), el creador de la papiroflexia moderna.
Sin embargo, el origami no ha sido practicado solo en el país nipón. Esta manifestación ha logrado expandirse por los cuatro continentes y, a pesar de ser un arte minoritario, cuenta con representantes de gran valía por todos los rincones del planeta. Así nos lo ha demostrado la magnífica exposición que el Grupo Zaragozano de Papiroflexia y la Sociedad Municipal Zaragoza Cultural han organizado en el Centro de Historia de la capital aragonesa.
Esta muestra que permaneció abierta desde el 18 de septiembre al 22 de noviembre ofrecía al visitante una oportunidad sin igual para acercarse y profundizar en las innumerables vías que ha abierto la papiroflexia contemporánea. Lejos de ser solo un juego de niños, aunque nadie dude de su capacidad pedagógica, el origami se evidencia como un universo infinito repleto de diferentes técnicas, modelos, calidades o texturas que logran avivar todos nuestros sentidos.
Vertebrada en tres grandes espacios y consecuentemente en tres secciones diferentes pero bien relacionadas, la exposición comienza con un interesante recorrido por la tradición japonesa de creación de origami de la mano de grandes maestros como el mencionado Yoshizawa, Yoshihide Momotani y Tomoko Fuse, entre otros. Asimismo, estos artistas se relacionan con otras figuras como las del Grupo Zaragozano de Papiroflexia, el cual ha permanecido activo de forma casi continuada desde los años cuarenta, con el fin de evidenciar que también Occidente ha sabido recoger el testigo en este arte. En este sentido, sobresale el manto realizado por Jorge Pardo que fue ofrecido a la Virgen del Pilar en 2007.
Por otro lado, en la segunda sala se presenta una completa panorámica del alcance y desarrollo del origami en el mundo, ofreciendo ejemplos de lo que está sucediendo en países como Colombia, Suiza, México, Sudáfrica, Vietnam, Estados Unidos, Argentina, Francia, o, por supuesto, también España donde destacan la perfección y el naturalismo -casi entomológicos- de las figuras de insectos de Manuel Sirgo.
Finalmente, el broche de oro en la muestra lo pone un interesantísimo espacio dedicado a las nuevas sendas que el origami transita en la actualidad, demostrando que esta creativa manifestación ha sabido evolucionar y adaptarse con el paso del tiempo. Sorprendentes piezas como, por ejemplo, las realizadas por Vicent Floderer y el C.R.I.M.P. francés con sus caprichosas y sinuosas formas inspiradas en la naturaleza o las casi escultóricas piezas del israelita Saadya y del vietnamita Giang Dinh despertaban la admiración de todos los espectadores. Asimismo, una mención especial merecen las creaciones de Víctor Coeurjoly, Eric Joisel y Junior Fritz Jacquet ya que estos autores manipulan el papel hasta otorgar vida y expresividad a sus personajes.
En definitiva, la complejidad técnica alcanzada en las piezas, la belleza de las formas construidas, la importancia de los autores reunidos, la claridad y eficacia del montaje y la originalidad y valentía del tema planteado convierten a esta exposición en una de las muestras más interesantes y novedosas de la temporada.
Son propuestas como ésta las que permiten que los límites del arte se amplíen en numerosas direcciones, que se estrechen los lazos entre culturas y países bien distantes y, que se destruyan poco a poco los prejuicios impuestos sobre ciertos materiales y técnicas. En este sentido, y al menos en lo que concierne al origami, tras contemplar esta exposición seguramente nadie se atreverá a volver a cuestionar la validez y las posibilidades que ofrece una hoja de papel.


Orús, pintor oficial de la Peña Niké, pintor genial

 
El pintor José Orús ha expuesto sus últimas obras en el Torreón Fortea[i]. Se trata, como siempre acostumbra, de una muestra magnífica, muy cuidada y meditada, en la que no ha dejado nada al azar. Es el pintor de los espacios y la materia en continua transformación y movimiento. No le gusta hablar de su pintura, si bien, aquí ha dejado claro que se trata del ciclo de la vida: la vida, el fluir de la misma como un río que inexorablemente sigue su curso, la enfermedad, la muerte, la esperanza, el renacer. Sus formas puras, dinámicas y vibrantes nos atraen hacia el abismo, a lo más profundo de esos agujeros que nos engullen dejándonos momentáneamente fuera de este mundo y llevándonos a su recóndito mundo interior. Sus colores nos llegan a helar o nos pueden abrasar con su incandescencia. El maestro guarda celosamente el secreto de su alquimia, de sus investigaciones y su técnica, lo que da más misterio, si eso es posible, a sus poéticas composiciones. La luz negra a la que somete a sus obras da otra imagen de la misma realidad, son Mundos Paralelos (Orús,1993:18) .
 
 

Sin título, 2007 Técnica mixta, 92 x 65     Luz blanca     Sin título, 2007  Técnica mixta, 92 x 65  Luz negra
                        

                                                     
Tras la clausura de esta exposición hemos podido hablar con el artista en su estudio, partiendo de lo último realizado hemos viajado a los orígenes de su pintura, haciendo un rápido recorrido a sus más de 60 años de trayectoria artística, si bien Orús no considera sus años de formación, entiende que su momento como pintor se inicia en 1950, año en que realiza su primera exposición individual. Le deseamos una rápida recuperación de su convalecencia y pronta toma de contacto con sus nuevas obras, porque sabemos que tiene mucho que contar y que pintar.
 
 
                        

Sin título, 2009       Técnica mixta, 73 x 116      Luz blanca         Sin título, 2009 Técnica mixta, 73 x 116    Luz negra    
                                                                                             
                                                                                                                                                
                                               
Pregunta: Su última exposición realizada en el Torreón Fortea en noviembre, Tránsito ¿Es tránsito o renacer? ¿O es lo mismo?
 
Respuesta: No, no es lo mismo, transito es un paso de la última etapa de mi vida, ya tengo muchos años. Es una exposición muy significativa, con una visión correlativa de los hechos, de lo que es la vida y de lo que es la muerte también.
 
P: Esta relatando un momento muy triste, y en cambio es una exposición muy colorista, más colorista si cabe.
 
R: Yo creo que no, empieza en un principio de lo que es el tránsito, el final de la vida y acaba con un renacer, con una esperanza, de ahí que al final se convierte en algo muy colorista, aunque uno sea mayor, siempre hay una esperanza.
 
P: A partir de ahora ¿Qué es lo que está haciendo? ¿En qué está trabajando? ¿Va a haber más evolución?
 
R: Siempre, más evolución siempre. Ahora lo que quiero es ponerme bien, estoy convaleciente, me han operado. Pero esto nuestro es como los vinos, cuanto más viejos mejor, en la pintura es lo mismo, trabajas con menos intensidad, pero con más serenidad, sabiendo que queda menos tiempo.
 
P: A la hora de trabajar, los cuadros parecen muy meditados ¿Es un artista de concepción lenta de la obra?
 
R: Si, mis cuadros tienen una elaboración muy lenta y muy complicada, pero no ahora, toda mi vida, he sido un pintor de pocos cuadros en mi vida, entendámonos, razonablemente no soy Picasso para hacer 10.000 cuadros. Efectivamente cada vez que hago un cuadro tengo que meditarlo bien, hasta el límite posible de perfección.
 
P: ¿No trabaja nunca en varios cuadros a la vez?
 
R: Siempre trabajo en un solo cuadro.
 
P: ¿Qué es lo que más le gusta de las nuevas tendencias artísticas? No me refiero sólo a pintura.
 
R: Bueno, yo estoy metido en mi estudio y en mi obra y desde luego conozco las nuevas tendencias, pero no como para dar una opinión.
 
P: Vamos a pasar de lo último a los orígenes. Usted es pintor, pero tengo entendido que es también poeta.
 
R: Fui. Yo era de la Peña Niké, fundador de la peña Niké con Miguel Labordeta y todos esos poetas, en aquellos tiempos era poeta, escritor, pintaba… hasta que me decidí realmente, no tenía nada que hacer como poeta y fui pintor.
 
P: ¿Y lo dejó totalmente?
 
R: Si.
 
P: Igual que los artistas que han estudiado música reflejan en sus obras esa armonía, ese ritmo, en su obra se evidencia su tendencia poética.
 
R: Bueno es una visión, desde luego.
 
P: Usted comienza a pintar muy joven, creo que en 1947 ya estaba pintando.
 
R: Si, en esos años estaba haciendo pintura y poesía, pero estaba completamente en formación, hasta 1950 no hice ninguna exposición, individual, se entiende. Aquellos tiempos eran otros tiempos, además haciendo un tipo de pintura diferente… Cuando decidí trabajar en mi línea, lo deje todo y continué en la línea que yo me había proyectado.
 
P: Cuando empieza a pintar ¿Con qué tendencia lo hace? ¿Un cierto surrealismo, figuración?
 
R: Bueno, en aquellos años no se puede considerar que pintara, en principio en 1949 empiezo a hacer una pintura que podríamos llamar surrealista, pero cuando yo realmente empiezo a pintar ya pinto con un estilo nuevo, que después lo llamaron Informalismo.
 
P: Lo más antiguo que conozco es del año 1950, es abstracción, y ya en 1952 tenemos totalmente Informalismo. ¿Podemos decir que es el pionero?
 
R: Si, los pintores que había eran principalmente abstractos geométricos, y a mí se me ocurrió trabajar a base de materia, coger tierras…
 
P: ¿Qué le influye en sus primeras manifestaciones pictóricas? ¿Viajaba?
 
R: ¿Cómo iba a viajar a esa edad? No, influencia de nadie, es más no puedes ser influenciado en algo que no existe, no tiene sentido. Cuando yo empecé a trabajar en esta línea no había nada, nadie que hiciese algo así.
 
P: Usted siempre ha investigando en la materia, en estos primeros cuadros ¿qué materiales empleaba?
 
R: Desde el principio pigmentos, pigmentos puros. Yo no me he dedicado nunca al tubico, los colores me los he hecho siempre yo.
 
P: ¿Ha seguido haciendo su cocina a lo largo de toda su trayectoria?
 
R: Siempre.
 
P: Con pigmentos puros ¿Con que los aglutina?
 
R: Depende, la gama química puede ser montones de cosas. Normalmente cada cuadro, cada color, cada tendencia necesita una cocina diferente.
 
P: En la década de los años 50, experimenta bastantes cambios. Las obras siempre nos van a anunciar lo que va a venir después, con independencia de la técnica.
 
R: En realidad, siempre pinto lo mismo, desde el principio desde 1950 hasta ayer, siempre he pintado lo mismo, magma, un mundo cósmico, un mundo de energía y materia. El procedimiento ha evolucionado, por el conocimiento, los descubrimientos, porque soy un pintor investigador. En esa década si, pero la siguiente década también sigo investigando, y la siguiente, y hasta hoy sigo investigando. Cambia la técnica pero no son cambios, es una evolución.
 
P: En los primeros cuadros informalistas la materia está dispersa por toda la superficie del cuadro, al poco tiempo empieza a concentrarse en una masa central ¿A qué se debe?
 
R: Mi pintura es como una escalera, un peldaño lleva a otro, hay una explicación clara y convincente de toda la evolución. Es diferente, un universo es un total, una parte de ese universo es una masa, un cuerpo. Mi mundo lo plasmo a través del cuadro según una evolución mental y espiritual. Al principio hay universos completos, pero si fragmentamos ese cuadro, tenemos partes de ese universo. No hay nada accidental.
 
P: Alrededor de 1960 empieza a trabajar con colores oro y plata ¿Qué significado tienen?
 
R: Yo pensaba que si en el universo no hay atmósfera, los colores tienen que ser metálicos, partiendo de la base que sólo se habían aplicado estos para expresar una idea de riqueza, como en los altares, a mi se me ocurrió decir: si el universo no tiene atmósfera, no tiene porque tener colorines. Voy a introducir lo que supone metal-metal, como color.
 
P: ¿No quiere decir que el color lo haga con metales?
 
R: No, por favor, solo empleo materiales puros, materiales pictóricos. Hemos quedado en que yo me hago los colores, todos los colores vienen de lo mismo, en el año 1950 o en 1990.
 
P: Su cocina es un secreto muy bien guardado.
 
R: No, no, no… hace falta saber y para saber hace falta investigar y para investigar hace falta tiempo y paciencia, y es una labor que a los pintores no les importa demasiado, si no hacer la obra rápida. A mí, al contrario, lo mío es lento. La época dorada es un momento que supone un impacto en todo el mundo, comienza en la segunda bienal de París[ii] y allí, es una sorpresa que un artista pinte con colores metálicos. Esto luego trasciende a todos los ámbitos, se emplea en decoración, en coches, ropas… Pero hasta entonces a nadie se le había ocurrido, emplear los colores metálicos como color.
 
P: Estos colores representan muy bien los cuerpos celestes.
 
R: No tiene porqué, yo pinto la energía y la materia, no los planeticas. Yo pinto desde un principio la materia y la energía, pero no materia física, no serrín y basura en un cuadro, la materia como esencia. La energía existe, la materia existe, pero ¿dónde existe? Existe en el microcosmos, en todas las partes. Mis cuadros son muy acabados, muy refinados, yo no he hecho nunca arte póvera, eso es posterior claro, y no tiene nada que ver.
 
P: En 1970 hace ya la primera exposición con luces externas al cuadro, con luz negra. ¿Cómo surge?
 
R: La etapa dorada ya estaba saturada, necesitaba un cambio.  Es una aportación nueva a la pintura, mi idea era ver que tipo de luz podía completar los cuadros, complementarlos, y entre todas ellas, apareció esa luz negra.
 
P: Para la primera exposición con luz negra que hizo en Madrid en 1970, creo que tuvo que traerlas de Nueva York.
 
R: La aportación de la luz negra ya la había hecho en Nueva York[iii], en ese mismo año. Así como en todas las épocas anteriores, la mía se desarrolló en París, París se acabó como mundo del arte y empezó Nueva York, la época de Paris fueron diez años y luego me fui a Nueva York.
 
P: No obstante, siempre ha querido vivir en Zaragoza.
 
R: Si, he vivido temporadas fuera pero siempre he tenido mi hogar en Zaragoza.
 
P: En toda su obra vemos magma, materia, energía, cosmos, agujeros negros…
 
R: Si, pero yo no trabajo sobre astronomía. Si que en Nueva York[iv] me decían que el arte se había anticipado a la ciencia, porque entonces se empezaba a hablar de agujeros negros. Pero yo no me he inspirado en la astronomía para nada. Lo que yo pinto es pintura-pintura, no pretendo poner ninguna historia, está claro el mensaje, podemos decirlo así, que lo vea quien lo vea, pero existe. La última exposición es en la que más concesiones he hecho, porque tal vez sea la última.
 
P: Si, porque nunca ha querido hablar de su pintura.
 
R: No, el que lo vea, que lo vea, y el que no, que no lo vea, lo que de ninguna manera voy a hacer es decir burro con carro lleno de trigo, para que la gente solo lea el título, dar una explicación a lo que no lo tiene, porque la explicación está dentro de cada persona, los sentimientos no son algo que se pueda poner y menos cuando se trata de una historia como es el arte. ¿Que es lo que importa de Velazquez? En su época hay un montón de pintores de gremio que pintan casi tan bien, pero algo tiene Velazquez que los demás no tienen, y eso es algo que no se ha encontrado ayer ni hoy, lo mismo que se encontrará con otros pintores, al Greco, los años que han tardado en encontrarle. Bueno todo esto, a mí me pasa de largo, porque yo ya no lo voy a ver. La chispa está ahí, el que quiera que lo vea y el que no, que se espere, porque el mensaje está claro.
 
P: Con respecto a los colores si que ha habido variaciones.
 
R: Si, pero no tanto. Se puede decir que la constante del color se mantiene durante toda mi obra, es la luz la que produce la mutación del color.
 
P: ¿Como surgió su museo en Utebo?
 
R: Estaba exponiendo en la sala Luzán[v] y vinieron del Ayuntamiento de Utebo a decirme: nosotros tenemos un edificio y nos gustaría que fuese un Museo para usted. Yo, naturalmente pensé que en toda la vida empiezas a repartir tu obra, a disgregarla, y que era una oportunidad dejar obra fija, 114 cuadros en un edificio para siempre ya.  El museo expondrá “x” cuadros y tiene un fondo para el día de mañana, para verlo, para estudiarlo, para disfrutarlo. Porque hay otros artistas de mi generación como Viola, o como Saura, que tienen un montón de cuadros dispersos por todo el mundo y no se puede hacer un estudio completo de toda la obra, puesto que no está reunida. Yo antes de empezar a disgregarla, lo decidí, ya hacía tiempo que estaba en mi pensamiento, me lo ofrecieron y lo acepte.
 
P: Ha sido muy generoso por su parte.
 
R: No, generoso hasta cierto punto, no se si he sido generoso, pero es una forma clásica, una forma clara de que mi obra no se disperse. Mi obra está muy extendida pero yo he tenido el humor de conservar cuadros de todas las épocas, ir guardando como una colección privada, y esa colección privada yo ya sabía que iba a ir a un sitio definido. El Ayuntamiento de Zaragoza, no tiene sitio para hacerlo, y me lo ofreció Utebo, y dije bueno, Utebo es ahora esto, pero dentro de diez o veinte años será otra cosa, antes de cuatro días será un barrio de Zaragoza, y el edificio es bonito, y eso fue todo, fue muy sencillo.
 
P: Una cosa que queda pendiente es el proyecto para la Basílica del Pilar.
 
R: Si era la Sacristía Mayor con todas sus pechinas, el boceto está en el Cabildo, se había inventado hasta un andamio corrible, pero… se produjo un cambio, y el espónsor que ponía el dinero se arruinó, lo dejamos para más adelante, el Pilar está sin pintar, es muy difícil, y cuando me lo ofrecieron de nuevo ya no tenía ganas, ni estaba en condiciones de salud para hacerlo.
 
P: ¿Y dirigirlo?
 
R: La pintura es personal e intransferible, eso no se dirige, no es un partido de fútbol, ni una obra de teatro, esas cosas las hace uno, hay que poner el sentimiento, la idea, el concepto y luego la ejecución, una pincelada es como una firma, irrepetible, cada pincelada es eso, hacer el cuadro hay que hacerlo personalmente, no hay nada ni nadie que lo pueda hacer.
 
P: Entonces definitivamente ¿hemos perdido la oportunidad de tener frescos suyos en la Basílica del Pilar?
 
R: Si, totalmente, se perdió en el momento de que no llegó a tiempo, porque yo ya tenía el proyecto, el encargo en firme, aceptado por Bellas Artes, no tenía más que empezar a pintar, fueron las circunstancias, no se pudo hacer por mala suerte. Sin embargo tengo el altar mayor de la iglesia de Fayón[vi], un cuadro de la época dorada. Cuando vino el Arzobispo Morcillo, el día de la inauguración dijo: Lo que ustedes ven aquí es Dios Señor del Universo, no les extrañe este cuadro. Ya había antecedentes, se podía haber hecho lo del Pilar, pero no lo hice, se ha quedado en una simple anécdota, 29 mensos y 9 pechinas, de dos a tres años de trabajo, directamente, nada de cartoncicos, ni telicas pegadas, al temple como Miguel Ángel, con la misma técnica, puesto que la conozco, ya que para inventar una técnica hay que saber todas las demás. Hubiese sido al temple y habría quedado perfecto, para siempre, pero bueno, esto es así.
 
P: ¿Y sus talleres? ¿Tuvo el estudio de la calle Temple y luego el de la plaza del Pilar?
 
R: No, tuve otros, uno en la Gran Vía, otro en Miguel de Ara, en este se cayó el tejado a la calle, yo entonces estaba exponiendo en Valencia[vii], en el año 1950, los vecinos, que tenían la llave, me recogieron los cuadros. Otro en Méndez Núñez, y el de la plaza del Pilar cuando volví de Nueva York, hasta hace tres años que no podía subir, eran 116 escaleras, y ahora éste estudio cómodo, burgués, pero cuando uno ya es viejo busca ciertas garantías y comodidades.
 
P: Vamos a volver a su época de poeta ¿Recitó sus poemas alguna vez? ¿Los publicó?
 
R: Si, se publicaron dos libros dentro de la Peña Niké, era miembro oficial, fundador junto a Miguel Labordeta y otros más, éramos un montón de señores, pero yo no era poeta, eran todos gente de mucho talento que no se les ha reconocido, a Miguel de vez en cuando, pero a todos los demás no. En mi estudio de la calle Temple destruimos todos los poemas y me nombraron pintor oficial.
 
P: ¿No se conserva nada de aquello?
 
R: Nada, ni uno, se hizo un acto de fe reconociéndome que no era un poeta.
 
P: ¿En que años sería eso?
 
R: Sobre el año 49 o 50, hay una película sobre Miguel que reproduce todo eso, no se donde parará, que la hizo Emilio Alfaro[viii] hace unos años, hace 20 años o así. Nos reuníamos y hacíamos actos, hacíamos homenajes, en fin cosas. Se decidió por unanimidad la destrucción de las mediocres poesías y la creación del Pintor oficial de la Peña Niké. Fue más tarde, cuando Julio Antonio Gómez El Gordo se puso en el escaparate en que yo estaba exponiendo, no me acuerdo donde: Orús, Pintor oficial de la Peña Niké, Pintor Genial. Nos dábamos muchos homenajes, era lo único que teníamos y nos quedábamos todos tan felices.                                                                                                                              
  
 
NOTAS



[i] Tránsito, Torreón Fortea, 7 de octubre a 22 de noviembre, Zaragoza, 2009.
[ii] Deuxiéme Biennale de París, Musée d’Art Moderne, 1961.
[iii] Raydon Gallery, Nueva York, 1970.
[iv] Nacional Art Galleries of Spain, Nueva York, 1964.
[v] Odisea cósmica, Sala Luzán, Zaragoza, 2002.
[vi] Iglesia de San Juan Evangelista inaugurada en 1971.
[vii] Galería Los Siete, Valencia, 1950.
[viii] El último hombre, 1985.