Necrológica de Virgilio Albiac:

Una larga amistad y el profundo afecto que me unió con Virgilio, como el que profeso a su viuda, María Dolores, y a sus hijas, María Dolores y Luisa María, me inclinaban a convertir estas líneas en un cálido testimonio personal, lejos de usos y limitaciones profesionales. Pero no creo que ésta sea la función específica que incumbe al texto, habida cuenta el medio a que se destina. Aunque más procedente, tampoco basta con el recordatorio de una sostenida proximidad de los trabajos que nos unieron. Aunque, sin serlo, no olvide que la apertura de la Galería Albiac, por ejemplo, coincide con el año, 1962, en el que inicié mi actividad como crítico fijo de “Heraldo de Aragón”. Por lo que algunos de mis primeros comentarios estuvieron dedicados a su establecimiento. Todavía más supone la simultánea docencia de ambos en la Escuela de Artes de Zaragoza, donde muchas veces he visto pintar a Virgilio o, si se prefiere, corregir lo hecho por los alumnos. Con tan generosa actitud que con unos cuantos toques -luz y color- convertía el ejercicio en una pequeña obra maestra. Y sin que agote la convivencia en otros espacios añadiré, por último, la Academia de San Luis, donde nadie ha respondido mejor a la plaza de número para la que lo eligieron. Si por pintura entendemos el arte de poner colores con un orden determinado sobre una superficie, como sostenía Maurice Denis, pionero en ponderar tales aspectos por encima de la representación, no cabe duda de que Virgilio Albiac es uno de los más cumplidos pintores con que contamos en nuestra historia reciente.

La referencia nos hace entrar de lleno en el núcleo de la orientación elegida, ya que los receptores del artículo han de ser críticos o afines, con frecuencia ligados a los medios, o bien historiadores del arte contemporáneo, personas que saben, sin duda, de Virgilio Albiac (Fabara, 1912-Zaragoza, 2011). Por eso mismo, debe quedar clara su importancia y nivel. Suma casi tantos premios como presencias en concursos, a partir del que en 1945 le conceden los Acuarelistas de Aragón. En 1953 recibe la medalla de plata del XI Salón de Artistas Aragoneses. Luego, año tras año, se le recompensa en Sevilla con distinciones del Salón de Otoño, así como en los franco-españoles de Talence o en la Exposición Manchega de Artes Plásticas de Valdepeñas. Casi me limito a las que se repiten una y otra vez; pero cabe agregarles otras en Blagnac, Madrid, Játiva, Palamós, Pontevedra, Teruel, Valladolid o Zamora. Citaré en concreto la medalla de plata de la I Bienal “Félix Adelantado” (1970) o el primer premio “Pintores de África” (1971). Este último año logra la medalla de oro en el “San Jorge” de la Diputación de Zaragoza. Culmina con el premio “Aragón-Goya” de pintura,es decir, con la máxima recompensa que concede nuestra Comunidad en este campo, obtenida en la convocatoria de 2001. Del que se sigue la correspondiente antológica en la sede del gobierno aragonés, salas María Moliner y Hermanos Bayeu.

Si postulamos, como arriba se apunta, que antes de ser una representación de la naturaleza, más o menos humanizada, o una batalla o un desnudo, el cuadro es una superficie cubierta de colores, no cabe duda de que la pintura ha servido a muy diversos géneros. Según pudo comprobarse en dicha antológica, Albiac ha cultivado una espectro amplio, que abarca de bodegones a retratos y hasta escenas de batalla. No obstante, vista su trayectoria en conjunto, advertiremos una marcada preferencia. Porque, por encima de excepciones puntuales o de etapas concretas, nos ofrece todo un curso de paisaje, al que no renunciaen las últimas fechas. Hasta el extremo de resultar difícil imaginarlo en facetas muy distintas, como la de uno de los más rigurosos cultivadores del abstracto, opción que ha tenido verdadera importancia en algunas fases de su quehacer. Sabido es que el paisaje se independiza ya en el siglo XIX de la función secundaria como mero escenario. La libertad que propiciaron las vanguardias ensancha sus límites. Para triunfar con los impresionistas, con los factores temporales y las luces transitorias. No faltan en Albiac, desde luego, notas estacionales, casi siempre muy actualizadas por rasgos expresionistas.

Bastantes veces, en acuarelas o en óleos de envergadura, encontraremos motivos arquitectónicos muy expresos. Claro que el caserío reaparece una y otra vez, aunque el proceso global tienda a la simplificación. Poco a poco, como sucede con no pocos de los mejores paisajistas, se queda con unos planos básicos, horizontales, desde el primer término hasta la línea divisoria con el cielo. Aunque no falten serranías o montes, insiste más en las tierras llanas. Dentro de un capítulo diferente de elementos materiales, estamos ante un impacto intenso y vitalista. La sensible y certera crítica de Mercedes Marina subrayaba en 1989 que Albiac “con la espátula en amplios toques empastados describe una naturaleza toda luz y movimiento”. “El pueblo -continúa- se integra en la tierra como surgido de ella. No se sabe muy bien donde termina uno y donde comienza la otra… llanuras inmensas a las que el tiempo cambió el tono azul por el rosado o el amarillo”.

Además de colectivas y síntesis, he comentado sus exposiciones individuales desde los sesenta, atento a los avatares de su evolución en concepto y factura. Resulta imposible desgranar pormenores. Aunque se advierta menos cuando avanza, mostró un gran dominio del dibujo. Que siempre cimentará sus sólidos conocimientos técnicos, sean cuales fueren los vehículos: óleo, acuarela, técnicas mixtas, “collage” o diversos sistemas experimentales, que incluyen la incorporación de estaños, plásticos o urdimbres de saco, junto con aguadas. Nadie como Virgilio Albiac entendió la materia, acorde con los procedimientos y los colores que en ella se encarnan, con certeras pinceladas y empastes cuando procede. Se trata, en fin, de un rotundo pintor, de extensa paleta con notas características como sus luminosos anaranjados. Un indiscutible maestro en la praxis de su oficio y en la enseñanza.


Galdeano

Andrés Sánchez Sanz de Galdeano, más conocido como Andrés Galdeano, nace en 1939 en Jerez de la Frontera (Cádiz), pero desde 1959 se instala en Zaragoza, donde durante más de cuarenta años desarrolla su actividad como artista, crítico y galerista. Dirigió la Galería Galdeano de 1966 a 1971 y se relacionó con las personalidades más destacadas del mundo creativo.

En la exposición se exhiben pinturas, cerámicas y dos bronces; veintinueve obras en total de los años setenta y ochenta mayoritariamente, pertenecientes a un coleccionista particular. Al placer de disfrutar de las obras debemos añadir el acompañamiento musical de fondo, música jazz, que era la preferida del artista.

Galdeano comienza en la pintura y llega a la cerámica, a principios de los años sesenta, de forma fortuita, convirtiéndose en su forma de expresión más auténtica. Desde entonces alternará las dos disciplinas, aunque siempre, predominando una sobre la otra. Esta alternancia de disciplinas no se ve reflejada en la exposición, hacerlo hubiera supuesto una disposición cronológica de las obras, pero creemos hubiera ayudado a su mejor comprensión.

En los primeros años su obra destaca por un barroquismo general que afecta tanto al color como a la forma, aunque siempre dentro de la abstracción. Destaca la cerámica nº 16, un boceto del mural de la estación del Portillo de Zaragoza, datada en 1971, en la que los rojos y verdes comparten protagonismo con la construcción geométrica y las texturas.

Tras esta fase, entra de lleno en una etapa de gran simplicidad en el color y la forma, que serenan y definen la obra. Al principio usa dos o tres colores, pero en 1975 entra, según M.ª Isabel Álvaro Zamora, en la “fase blanca” en la que el predominio de ese color es fundamental. La más clara expresión de esta etapa corresponde a las cerámicas 22 y 23, en las que consigue del blanco una gran ductilidad. Se completa este periodo con collage, donde la materia cerámica pintada y vidriada, dialoga con distintos elementos. En la exposición sólo tenemos uno, el nº 3, una cerámica a la que ha incorporado cuerda a modo de remiendo de heridas o rasgaduras.

Luego pasa por una etapa de desasosiego, angustia y como él decía «mala hostia», que se traduce en gestos rabiosos, tachones, troquelados y agresiones a los materiales. Hiere la superficie con violentas incisiones, como cuchilladas, signos visuales de una sorprendente eficacia gráfica. Hay en su obra algo de trágico, violencia y dramatismo ancestral y por otro lado, la intuición como forma de conocimiento, un impulso súbito hacia lo trascendental. En el uso de estos procedimientos nos podemos retrotraer hasta la Prehistoria y ese gusto por dejar en las piezas cerámicas las huellas de las conchas, cuerdas, piedras o los mismos dedos. Piezas que sin duda conectan con la tradición matérica del siglo XX,como los esgrafiados de Dubuffet o Tàpies, con los que comparte la voluntad de recuperar lo táctil.

Desde 1983 sus pinturas son una continuidad de la cerámica, con un énfasis expresionista jamás abandonado. Hay en sus obras un predominio de la austeridad del color, con el negro como dominante y el blanco porque los considera los progenitores de todos los demás, a veces, acompañados del rojo «que debe ser la sensación que siente el blanco cuando el negro le da un tortazo» (según sus propias palabras). Rasgaduras, rayaduras, agresiones varias que configuran un exacto y sabio entramado. En sus obras la geometría marca límites a lo gestual hasta permitir que emerjan fascinantes rostros y frases que acopla perfectamente con el conjunto de la obra. Son, la plasmación espontánea de su estado de ánimo. Si os fijáis bien en los cuadros, podréis ver a un “personajillo”:

«¡…Ah, si encuentran en mis cuadros un personajillo agazapado, no se asusten, es mi amigo en soledad, ese al que acudo cuando nadie me aplaude…!» (Galdeano)

Hemos dejado en último lugar sus obras más despojadas, pinturas de pinceladas rápidas y ágiles, esos “haikus” como Icaro II. Un cuadro que nos recuerda las caligrafías de Hartung y del Extremo Oriente. Sus líneas flexibles, aunadas de refinamiento, permiten introducirnos en un universo invisible que encierra en sí mismo un inmenso poder poético. En la parte posterior del cuadro hay una inscripción en la que el autor garantiza que se trata de su mejor obra.


Entrevista a Patricia Rodrigo, con motivo del Premio AACA 2010 a la Galería Antonia Puyó

La Asociación Aragonesa de Críticos de Arte ha concedido el premio al mejor espacio expositivo a la Galería Antonia Puyó (calle Madre Sacramento 31, Zaragoza).Su directora es Patricia Rodrigo Puyó (Zaragoza, 1980), una mujer que conoce desde pequeña los mimbres del arte. Creció entre artistas, museos y exposiciones. Cuando tuvo que decidir su futuro se dio cuenta que lo suyo no era trazar líneas ni construir arquitecturas sino dar voz y espacio a las generaciones de creadores de su tiempo. Así con apenas 25 años, con una licenciatura en Historia del Arte y su paso por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, toma las riendas de la galería que hasta ese momento eran dirigidas por su madre Antonia Puyó y Maike Azurmendi.

 

Una vez terminados los estudios en la Universidad de Segovia cómo empiezas a hacerte un hueco en el intrincado mundo del arte.

La verdad que ya lo conocía, tuve la oportunidad de ver in situ como funcionaba el mundo del arte a través de la feria de ARCO. Cuando ya empecé la carrera, esa semana me la cogía de “prácticas”, así que ese hueco lo hice por la puerta grande, conocí a galeristas, artistas ,comisarios, etc.. De esta forma, también, justifiqué las horas de prácticas que me pedían en la carrera.

 

¿ El Master en la Complutense supuso un antes y un después en tu formación?

Sin ninguna duda, supuso la base teórica para desarrollar mi trabajo.  En el master nos enseñaros, como llevar a cabo una exposición, desde que se gesta la idea, hasta la inauguración y más tarde la devolución o  su itinerancia. Además, tuve la posibilidad de conocer a los mayores exponentes de la museología y museografía de España. Elegí este master porque me posibilitaba el hacer prácticas en el Reina Sofía, así que sin duda, era mi master.

 

Patricia tuviste la posibilidad de quedarte en el Museo Reina Sofía de Madrid, pero que hizo que volvieras a Zaragoza para hacerte cargo de la galería.

En la última semana de mis practicas, empezamos a trabajar en una nueva exposición, y a mi responsable, le llamaron para ser tribunal de unas oposiciones, me dijo de quedarme y me hice cargo de ella, así que me ampliaron las practicas. Durante esos meses salió una plaza, nunca sabré si me hubiera cogido, la verdad, ni apliqué, porque en ese momento al terminar la exposición, me llamo Antonia para decirme que ponía la galería en un impas y que volviera a Zaragoza a echarle una mano. Deje todo y en una semana estaba en la galería, mi idea era volver y haberlo intentado en el MNCARS pero Antonia me propuso llevarla yo, y después de unos días pensando, decidí quedarme. Así que nunca sabré que hubiera pasado, pero al día de hoy no me arrepiento, ¡que mejor sitio para comisariar que en tu propia sala!, además, en el Reina solo hubiera coordinado, a corto plazo, nunca hubiera comisariado.

 

Tenías claro desde el principio cual iba a ser la nueva línea de la galería.

 

Si, en el momento que le dije que si a Antonia ya tenía en mente cual iba a ser el camino que quería seguir. Durante mis dos años en Madrid tuve la oportunidad de conocer la obra y el trabajo de muchos artistas, así que fue fácil la elección, muchos los tenía ya en mente, ahora tocaba ponerme en contacto con ellos y sus galerías.

 
Porque artistas te decantas.

Por aquellos que cuentan su contexto, siempre de una manera intima y personal pero a la vez global, miran el mundo tal y como es, y consiguen transmitirlo sin perder su esencia. En definitiva, aquellos que reflejan el mundo de una manera constructiva o destructiva en algunos caso, pero nunca superficial.  Reconozco que siempre busco algo más que la simple estética, necesito que me transmitan sensaciones, sentimientos, que me cuenten algo.

 
 

Pero tu papel no es sólo de galerista también realizas diseños museográficos. ¿Cuál ha sido el último Proyecto?

El museo del traje de Ansó, en unos días se inaugurará. Ha sido un proyecto de más de cuatro años, que por fin va a ver la luz. Creo que será un día que recordaré siempre, por su significado, como mi primera exposición en la galería. Hemos hecho todo el proyecto, como se suele decir” llaves mano”, es realmente ilusionante, después de muchas horas, mi recompensa es, que la gente entienda nuestro trabajo y lo disfrute.

 
 

Eres una galerista arriesgada y buscas nuevas maneras de exponer la obra, como la muestra ¿Arte’ ¿Diseño? que tuvo lugar el pasado mes de febrero.

No se si la palabra es arriesgada, este tipo de exposiciones se llevan haciendo desde hace años en países como EEUU, Alemania, etc.., Sabía que  me la jugaba, aunque una de las casas, Salvarani, había tenido piezas de diseño en una exposición en el  MOMA de NY. No estábamos seguros de que la gente lo entendiera, pero al final fue todo un éxito. 

 

Cual es la llave maestra para que una galería de arte funcione en Aragón.

No se que decirte, creo que Aragón es una tierra complicada en cuanto aspectos comerciales, ya sabemos que Zaragoza se utiliza como campo de pruebas para lanzar muchos productos, dicen que si aquí funciona, fuera de nuestro territorio no tendrá ningún problema. Esto extrapolado al arte, me ha pasado, pero también es verdad que mi publico poco a poco se va perfilando y quizá al día de hoy esté aún fuera de Zaragoza. A algunos de mis clientes de toda la vida no les encaja lo que estoy haciendo, por eso aún estoy trabajando con ellos a la vez que estoy  buscando clientes nuevos, solo que aún no nos hemos encontrado. Ahora con el Pablo Serrano espero que este público potencial vaya adquiriendo conocimientos que hasta ahora solo podría obtener fuera de nuestra comunidad, salvando algunos espacios como la Sala Juana Francés o el CDAN, estábamos carentes de muestras de arte contemporáneo de nivel.

 

Cómo definirías las corrientes actuales del arte.

Yo los separaría en 3 corrientes, el arte comercial, hecho por y para el disfrute visual, en muchos casos decorativo, pero para mi, carente de espíritu. La de los artistas consagrados que sin perder su esencia, están sabiendo plasmar lo que busca el público que consume arte contemporáneo y que busca más allá de la simple estética y los artistas emergentes, que son los que están escribiendo la historia del arte del siglo XXI. En muchos casos, están abriendo puerta que estaban allí, pero que nadie las había abierto, siempre desde una mirada totalmente diferente e innovadora que es la que a mí, me sorprende y me fascina. Están contando temas que a todos nos son familiares, con una soltura y una naturalidad que enamora. Para mi, son los sociólogos en lo visual, bueno, como en toda la historia del arte, pero compiten con más disciplinas, y creo que son ellos, los que mejor la están plasmando.

 

Consideras que las instituciones no apoyan lo suficiente el tejido privado del arte en Aragón.

En estos momentos, estamos teniendo ayuda económica de las instituciones, pero creo que está no es la manera de apoyar. Nuestro proyecto va mas allá, que exponer unas piezas para venderlas, buscamos que nuestros artistas sean reconocidos por “el mundo del arte”, por ello, su trabajo debe verse también en instituciones, tanto en exposiciones, como en colecciones y proyectos conjuntos. A la empresa cultural privada, nos hace falta otro tipo de ayudas, en definitiva trabajar juntos, es la única manera que de que el producto que vendemos, tenga una calidad y un interés internacional. En definitiva, es lo que buscamos todos, que el producto nacional se condiga vender y exportar fuera. Te podría decir muchos formulas, pero prefiero contárselas a ellos en persona.

 

Zaragoza es candidata a la capitalidad cultural 2.016. Crees que tienen en cuenta el arte aragonés. Habéis sido consultadas las galerías de la ciudad.

Si, hemos estado trabajando con ellos, pero al día de hoy, no se muy bien en que grado se va a tener en cuenta a la plástica y en concreto al arte aragonés. En estos momentos hay una fantástica cantera de creadores, mucho de ellos viviendo fuera de nuestras fronteras y tenemos que apoyarnos en su trabajo para darle mayor empaque al proyecto. No podemos dejarlos escapar, y me temo que si no se cuenta con ellos, en un futuro, tendremos una gran carencia de obras y trabajos de artistas aragoneses, que en muy poco tiempo, estoy segura darán que hablar.


De la luz a la pintura

El ser humano, como todo animal, tiene la facultad de reconocer identidades a través de las variaciones de diferencia, para tener en cuenta los cambios de condiciones y para preservar el marco de un modo estable. Lo que alcanza nuestra retina, es una confusión de puntos luminosos que estimulan los hilos sensitivos que envían su mensaje al cerebro. En la tradición occidental, es un hecho probado que la pintura en particular y el arte en general, se ha ido cultivando como una ciencia, pues todas las obras de grandes artistas que vemos en los  museos o galerías, implican un descubrimiento que ha sido el resultado de una experimentación incesante por parte del artista. Pues el artista tampoco puede transcribir todo lo que ve, se encuentra estrictamente atado al registro de tonos que su medio puede proporcionar, recordemos los apuros del fotógrafo, una modalidad más dentro del amplio abanico que es el arte, pues sólo la lámpara proyectora con ayuda de la adaptabilidad de nuestros ojos, le permitirá alcanzar el registro de intensidades lumínicas para mostrar la realidad de lo retratado. Ningún crítico profesional ha visto la naturaleza de este problema. Tan sólo un famoso artista aficionado a la pintura como pasatiempo como Winston Churchill, daría con la clave: “Sería interesante que alguna autentica autoridad investigara con cuidado el papel que la memoria desempeña en el pintar. Miramos al objeto con una mirada fija, luego la paleta, y en tercer lugar a la tela. La tela recibe un mensaje enviado desde el objeto natural, usualmente unos pocos segundos antes. Pero en route ha pasado por una oficina de correos. Se ha transmitido en cifra. Se le ha transformado de luz en pintura. Llega a la tela como un criptograma. En tanto no se le puede descifrar, no resulta aparente su sentido, no se le ha vuelto a traducir desde el mero pigmento de la luz. Y entonces la luz no es ya la de la naturaleza, sino la del arte”.

     No es cuestión baladí hablar de psicología en el arte cuando precisamente hablamos de la obra de Gema Rupérez ¿O quizás sí?. La artista zaragozana, se encuentra en su mejor momento creativo, no lleva ni uno de los dos años que se encuentra becada por la Diputación Provincial de Zaragoza en la Casa Velázquez, en Madrid y ya está despuntando como una joven promesa en el mundo del arte. Después de su interesante “Muselinas de vapor. Escenas de Apolo y Dafne”, que pudimos ver entre septiembre- octubre del 2010 en el 4º Espacio de la Diputación Provincial de Zaragoza y de la cual ya dimos buena cuenta en nuestra revista, la pudimos ver en la pasada edición de la feria Dearte en Madrid en el stand de la Casa Velázquez, con dos obras de la serie titulada “presente continuo”. Por ello no nos es difícil comprender su primera incursión plástica en el Séptimo Arte, como asistente de dirección de arte en la película El Artificio, del valenciano José Enrique March, y seleccionada para el 14º Festival de Cine de Málaga, o su participación, de la mano de Casa Velázquez, en el recientemente creado Museo del dibujo del ABC con una selección de pintura e instalaciones, o su participación en una exposición organizada por  Ricardo Marco y Carlos Buil que podremos disfrutar en abril entre la Lonja y el Museo Camón Aznar.

 

     

Ahora, nos presenta muy lejos de nuestro país, en Bari (Italia), su primera exposición individual en esta tierra  Found Scenes (escenas encontradas) de la mano de la galería ARTcore. La exposición está formada por dos series anteriores y una serie de collages e instalaciones inéditas. La narratividad visual de la que hace gala en cada una de sus exposiciones queda plenamente manifestada a través de estas escenificaciones  de pequeño formato que sumados a esa dimensionalidad narrativa que complementa de manera inexorable con las instalaciones donde podremos apreciar de manera incipiente el llamado arte povera, o también conocido como “arte pobre” .Tendencia creativa dada a conocer por primera vez en una exposición veneciana en el año 1967, acuñada por el crítico y comisario de arte italiano Germano Celant cuyo mejor exponente sería el artista Mario Merz, famoso por sus Iglú, realizados con materiales diversos en forma de estructuras hemisféricas. De entre las instalaciones de Rupérez,  destacamos Castigo,  obra formada por dos materiales de por sí tan antiguos como el hombre, la cera y el cuero, unidos para expresar a través del arte el sentimiento y el dolor que todos y cada uno de los seres vivos llevamos dentro. La muestra se completa con una serie pictórica donde varias figuras solitarias, desnudas sobre paisaje, plantean posibles historias por conocer., pues “la pintura es la maga más asombrosa; sabe persuadirnos, mediante las más evidentes falsedades, de que es la verdad pura” recordaría Jean- Étienne Liotard a través de su Tratado de las principales reglas de la pintura

    

  

Hablar de Gema Rupérez es hablar de arte y mujer. O del elogio de la mujer a través del arte. Sea por lo que fuere, el caso es que el cuerpo femenino es el gran protagonista de su obra, en la que deja traslucir sus sentimientos y emociones, pero también sus actitudes ante la vida. “El artista debe ser mezcla de niño, hombre y mujer”, decía Ernesto Sábato, tal vez tenga razón, y aunque le queda mucho por exponer y que demostrar, es posible, que esta artista sea uno de los ejemplos más claros de lo que pretendía decir Sábato

 

 

 

FOUND SCENES

 

Del 25 de Febrero al 19 de Marzo 

 

ARTcore Gallery (vía de Rossi 94) BARI 

 

http://www.artcore.it/exhibition.html

 

 

 

 

 

 


El IAACC Pablo Serrano. Un referente del arte y la cultura contemporánea

UN POCO DE HISTORIA:

Toda historia que se precie contar, debe tener un principio y un fin, como todo en esta vida. El sueño de esta Comunidad Autónoma de tener un museo de Arte Contemporáneo,  empezó a perfilarlo el propio Pablo Serrano, cuando El 21 de septiembre de 1984 el Gobierno de Aragón y la Diputación Provincial de Zaragoza acordaron la creación de una Fundación para acoger el legado de Pablo Serrano, que se constituyó el 29 de julio de 1985, con el objetivo de ser un instrumento y un cauce para la creatividad, donde tuvieran cabida las nuevas expresiones de la escultura y demás disciplinas artísticas. Dicha fundación estaba formada por el Gobierno de Aragón, Las Cortes de Aragón, las tres diputaciones provinciales, los ayuntamientos de Zaragoza y Crivillén, la Institución Fernando “El Católico”, la Universidad de Zaragoza y las tres grandes entidades bancarias de la ciudad, Ibercaja, Cai y el Banco Zaragozano, siendo director José Luís Lasala. Con más enfrentamiento que solidez de proyecto, empiezan a tambalearse los cimientos de lo que en principio iba a ser el museo, tanto es así, que la familia lanza un ultimátum de llevarse la colección, que entonces constaba de 147 esculturas y aproximadamente 200 dibujos, fuera de la comunidad sino se ponían las cosas en orden. La puesta en funcionamiento de todo el proceso comenzará con el fallecimiento del artista, repentinamente en Madrid en noviembre de ese mismo año. Esa primera entrega del legado del escultor, permitiría el montaje de una exposición aquel mismo año en la Lonja, con motivo de las fiestas del Pilar, e iniciar una itinerancia por las otras dos capitales aragonesas, para proseguir por otras capitales de provincia españolas e incluso Roma o Estrasburgo. En abril de 1987, la Diputación Provincial de Zaragoza, cedió, como sede de la Fundación Museo Pablo Serrano, las naves de los antiguos talleres del Hospicio Pignatelli, situados en el Paseo María Agustín de Zaragoza, lugar que el propio artista había señalado como posible lugar pues su abuelo había trabajado como maestro carpintero. Las obras de rehabilitación y acondicionamiento de estos talleres fueron realizadas por el arquitecto José Manuel Pérez Latorre por expreso deseo de la viuda del artista, Juana Francés. El motivo, fue la entrega de la medalla póstuma de Aragón al artista fallecido, en el Palacio de Moncada (Fraga), obra que el propio arquitecto había rehabilitado, a la viuda le gustó tanto, que pidió al arquitecto el encargo. Las obras empezaron en 1986, debiendo acabarse en 1991, pero la paralización de las obras, por diversos problemas, entre otras causas las permutas de parcelas entre instituciones y la reubicación del taller de la DPZ haría que el proyecto  sobrepasase de los 250 millones de las antiguas pesetas hasta llegar a los 455. La propuesta de Pérez Latorre consistió, básicamente en transformar un edificio proyectadoen 1916 por el arquitecto aragonés Julio Bravo para convertirlo en un centro museístico, conservando la esencia de la anterior construcción.

 

 

 

       Desde el primer momento se planteó destinar el primer espacio a sala de exposiciones temporales amén de servicios administrativos, así como colocar en las naves la colección de Pablo Serrano mediante un recorrido laberíntico en suave descenso, que permitiera al visitante interrelacionarse con las esculturas y contemplarlas desde varios puntos de vista. La seña de identidad del edificio ha sido siempre el hormigón armado, que recorre toda la fachada principal y que permanece con la actual remodelación. Por fin, el 27 de mayo de 1994, abre las puerta el Museo Pablo Serrano, acudiendo a la inauguración toda la familia Serrano. Pero nuevos nubarrones se ciernen sobre el museo. Diversas estrecheces presupuestarias hacen que en 1995, la fundación desaparezca, siendo el Ejecutivo aragonés quién se hará cargo de la deuda del centro y de su gestión, es entonces cuando en junio de ese mismo año, se decreta la creación del Instituto de Arte Contemporáneo Pablo Serrano.

 

EL NUEVO EDIFICIO:

El 2 de julio de 2007 se cierran las puertas del museo para convertirse en un espacio de cambio, adaptado a las nuevas tendencias. En definitiva para convertirse en el IAACC Pablo Serrano, cuyo más firme compromiso es hacer efectivas las mejores condiciones para el desarrollo de la creatividad contemporánea que atiende a tres líneas de trabajo. La protagonizada por el arte y la cultura contemporáneos en Aragón, con exposiciones monográficas y temáticas que, debidamente contextualizadas, permitirán profundizar en el conocimiento y difusión de las colecciones del centro. La presentación de proyectos nacionales e internacionales, con especial atención a la escultura, y la puesta en marcha de observatorios para abordar desde las más diversas disciplinas los temas de actualidad. Para la realización de tan magno proyecto, se vuelve a contar con Pérez Latorre como arquitecto, y la realización por la constructora OHL. La nueva construcción emerge de la preexistente, pasando de 2.500 m2 a más de 7.000 m2 actuales, de los que 3.000 m2 están destinados a espacios expositivos. El museo está catalogado como de Interés Arquitectónico, por lo que no se pueden modificar ni su fachada ni su cubierta, quedando visible en algunos puntos del interior, como el hall o la zona de escaleras mecánicas, mientras que en otras partes queda integrado formando parte del nuevo conjunto. Cuenta con sótano, planta calle, cuatro plantas en altura y terraza. En la planta calle se ubica la zona de información, consigna y taquilla, además de la cafetería. También se puede acceder desde esta planta al salón de actos, biblioteca, espacios pedagógicos y una sala de exposiciones temporales de 480 m2  Las salas de exposiciones de la tercera y cuarta plantas tienen unas dimensiones de 534 y 668 m2 respectivamente. Ambas son diáfanas y tienen una altura de 6,44 m. Además, la planta cuarta cuenta con una galería acristalada que en voladizo sobresale de la fachada

 

LAS COLECCIONES:

El museo cuenta con 3.170 obras en sus colecciones, divididas en varios apartados. Por un lado se encuentra el legado de Pablo Serrano, fundamentalmente obra escultórica, posteriormente incrementada mediante adquisiciones y donaciones. Actualmente cuenta con 481 esculturas, 589 dibujos, 396 estampas, 19 collages y 10 cuadernos de dibujo, en total 1.503 obras. Además, el Museo conserva un fondo documental formado por 1.422 registros documentales del archivo personal del artista y una fototeca con 2.000 imágenes, le sigue el de su esposa Juana Francés (Alicante, 1926- Madrid, 1990), cuyo fondo está constituido por 157 obras, entre las que se encuentran cuadros, dibujos y obra gráfica, además de su archivo personal con 503 documentos.

  
 

    Las Colecciones de Arte Contemporáneo del Gobierno de Aragón, formado por los fondos de Santiago Lagunas, la colección de grabado de Román Escolano, formada por 708 obras gráficas que abarcan desde 1954 a 1994, e incluye a 408 autores, tanto españoles como extranjeros, o la cesión de la colección Félix Adelantado, formada casi por unas 1.800 piezas, con artistas como Saura, Miró, Tápies o Viola por poner algunos ejemplos. Finalmente la biblioteca, que reúne más de 9.000 volúmenes estando especializada en arte contemporáneo y en temas de museología, didáctica, legislación aplicada a museos y a patrimonio. Cabe destacar la biblioteca personal de Pablo Serrano y Juana Francés las publicaciones periódicas y toda la bibliografía referida al escultor hasta el año 1985.

Para su reapertura, el museo ha programado tres exposiciones La primera, Historia de un proyecto, podrá visitarse en la sala 00 hasta el 31 de julio. Se trata de un recorrido a través de materiales de muy diversa procedencia (documentos, fotografías, planos, dibujos y maquetas) que pretende mostrar la evolución de este centro, como institución y como edificio, desde los antiguos talleres del Hospicio Pignatelli, de 1916, hasta el moderno edificio que se inaugura. Unas escaleras automáticas y ascensores subirán a las tres plantas expositivas. En la primera, con mucha personalidad y abierta a la calle a través de enormes cristaleras, el Premio Aragón-Goya 2010, el escultor Fernando Sinaga, será el comisario de O con la estrella o en la cueva, que se podrá visitar  a lo largo de un año, hasta el 12 de febrero de 2012. La exposición muestra la obra de Pablo Serrano desde una mirada antropológica y toma el nombre de uno de los collages del artista. Las obras seleccionadas para la muestra atienden, según explica el comisario, a las soluciones que Pablo Serrano aportó a los interrogantes que el espacio le planteó durante un período especialmente fértil en su trayectoria, por la singularidad de sus propuestas a nivel nacional e internacional, que transcurre entre 1956 y 1963. Por último, la segunda y tercera planta,  acogerán la exposición Noreste, que reúne los proyectos actuales de algunos de los artistas aragoneses cuya trayectoria goza de mayor reconocimiento nacional e internacional, como Almalé/Bondía, Lara Almarcegui, Pedro Bericat, Javier Codesal, Enrique Larroy, Begoña Morea, José Noguero, Javier Peñafiel, Enrique Radigales, Fernando Sinaga y Gonzalo Tena. Noreste no pretende ser una exposición colectiva, sino un lugar de encuentro que permita construir, desde la reflexión y el debate, la cartografía de un territorio abierto al exterior. Esta exposición permanecerá abierta hasta el 31 de julio de 2011. 

  

 

A través de los distintos medios de comunicación nos hemos hecho eco, a escasas semanas de la puesta en largo del centro, del enfrentamiento entre la familia del artista con el Gobierno de Aragón por los derechos morales y de explotación. Tenga razón quién la tenga, lo cierto es que, abogar por un encuentro cordial entre ambas partes a la vista de lo que impera en la realidad será el único recurso posible. La ciudad está cambiando, la cultura zaragozana, antes oscura y en algunos casos mezquina, está evolucionando. Con la Exposición Zaragoza 2008, volvimos a creer en nosotros mismos. Edificios como La Torre del Agua, o el Pabellón Puente, volvieron a poner el nombre de esta ciudad y esta región en su sitio a nivel nacional e internacional. La ampliación de este museo, o el Diocesano de Zaragoza, o los que están por venir, abogan por buscar un atractivo cultural de la nueva modernidad de la ciudad para la cual la candidatura a la Capitalidad Cultural Europea del 2016 no será pura utopía.

 

 

INFORMACIÓN PRÁCTICA:

            – Horarios:

Martes a sábado de 10 a 14 y de 18 a 21 h.

Lunes cerrado.

 

– Tarifas:

Entrada general gratuita.

 

  

– Información:

Teléfonos: 976 280659

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www.museopabloserrano.es

 

 

 

  

 

 

 

 


El redescubrimiento del arte español del XIX a través del formato digital

Para el arte español, el siglo XIX, fue un momento de cambio, de gran transición de lo que sería el arte neoclásico, a la llegada al Realismo a finales del siglo pasado. Entre octubre del 2007 y abril del 2008 el Museo del Prado realizó un amplio “lavado de cara” en lo que respecta a este periodo con la exposición “El siglo XIX en el Prado”, de la cual ya dimos buena cuenta a través de estas páginas. Ahora, este museo acaba de sacar aquel catálogo, comisariado por José Luis Díez y Javier Barón en formato digital, primera vez que se hace en este museo, cuyas diversas funcionalidades como las  búsquedas avanzadas por autor y obra, a través de 107 fichas ilustradas y biografías  de los artistas permiten navegar por un exhaustivo estudio a través de la evolución de la pintura y escultura española desde el retrato neoclásico, pasando por la pintura de historia o el naturalismo, hasta el realismo de un modo rápido, cómodo y sencillo.

       Además, incluye sólo en castellano y en formato Flashpaper la Guía de la colección del siglo XIX del Museo, comentadas e ilustradas las obras de los principales artistas y movimientos que protagonizaron este siglo en España, en un periodo delimitado por la obra de dos grandes maestros, Goya y Sorolla. Presentada en las salas del edificio de Villanueva a partir de octubre de 2009.

     Este CD-ROM es una herramienta imprescindible útil y práctica tanto para los estudiosos del Arte como para las personas interesadas en conocer y adentrarse en la colección del siglo XIX del Museo del Prado

 
  


El pintor poeta

Es indudable que al citar la villa zaragozana de Borja, lo relacionemos con la figura del pintor Baltasar González. Un artista cercano y próximo a las gentes de su pueblo, a quien recurrían para realizar los encargos oficiales, o para perpetuar la memoria de los seres queridos, imágenes devocionales, paisajes, o reuniéndolos en escenas de trabajo en días de fiesta. Siendo un incansable animador cultural y artístico de su ciudad, y un autentico  maestro para algunos jóvenes aficionados, papel que sería asumido tiempo más tarde por otro pintor más destacado que vivió en Borja durante los años que ocupó el puesto de Juez de primera instancia e instrucción: Juan Ángel Gómez Alarcón. Ambos artistas no han sido convenientemente estudiados y ubicados en el lugar que les corresponde. Al menos, para el caso de Baltasar González, esa necesidad de estudio, ya se ha materializado. Con 28 años, Baltasar González, se establece en su ciudad natal, tras haber completado sus estudios de formación como pintor tanto en Zaragoza como en Madrid y habiendo fracasado en las pruebas para optar a una beca de la Diputación Provincial de Zaragoza para ampliar estudios en la Academia Española de Roma, concedida por méritos propios a Mariano Barbasán. Ni que decir tiene, que esa decisión de quedarse en su ciudad natal, empequeñeció su trayectoria artística, siendo por tanto un pintor con posibilidades no plenamente desarrolladas debido a su alejamiento físico de las nuevas corrientes artísticas innovadoras. 

    La vida en Borja, fue una vida tranquila y sosegada, donde la pintura le dio la satisfacción necesaria para su existencia, pues bien seguro que nunca le faltó un encargo. Su compromiso tanto personal como humano, le llevarían a ser activo militante del partido republicano, a ocupar cargos como el de Presidente del Centro Republicano de Borja, dentro de la comisión del festejos del ayuntamiento, y lo más importante, siendo nombrado alcalde de Borja en cinco  ocasiones, si bien es conocido que sería el primer alcalde de la recién proclamada II República Española, en Borja. Este motivo de gran honor para el artista, junto a los hechos de haber sido presidente del Casino Republicano, y el haber intentado armar al pueblo al comienzo de la contienda por parte del bando nacional, apenas un par de meses más tarde del inicio de la guerra, harían que nuestro pintor, junto con otros veintitrés fuese fusilado en las afueras de Tierga (Zaragoza) el 18 de septiembre de 1936.  Su viuda María del Carmen Ferrández guardaría la obra de su esposo, que sería donada tras su muerte la cantidad de ciento cincuenta obras, al Museo de Zaragoza. En el año 1948, y tras la correspondiente autorización se exhumarían los restos del pintor depositados en el cementerio de Tierga, siendo trasladados a su ciudad natal, Borja, donde descansan actualmente.

 

 La labor de reconstruir una vida, ha llevado a Juan Carlos Martínez Calahorra, a aportar nuevos datos, a la vida conocida del artista, siguiendo pacientemente el rastro de sus obras, a través de particulares e instituciones públicas, o de documentarse de otras obras de las que ya se tiene constancia de su existencia. En cualquier caso, Martínez Calahorra, nos presenta nuevas aportaciones tanto en la figura pública del alcalde responsable y comprometido con su ideología y su pueblo, así como el poeta y artista entrañable, amigo de sus amigos, que ejecuta retratos tanto a familiares como a amigos, así como paisajes con cierto sentimentalismo que aluden a las realidades propias del ambiente rural que le tocó vivir. A partir de ello, su trabajo de recopilación, nos permite disponer a través de un documentado estudio de la mayor parte de su producción pictórica para que el nombre de Baltasar González, ocupe el lugar que se merece, dentro de la pintura aragonesa de entre siglos.

 
 
 
 
Juan Carlos Martínez Calahorra
El pintor borjano Baltasar González Ferrández. Catálogo de su obra
Centro de Estudios Borjanos. Institución “Fernando El Católico” 2010
 
             


Gérôme, pintor de historias

Mientras los jardines impresionistas salían por una puerta del Museo Thyssen-Bornemisza, por la otra puerta, entraban las obras del hombre que no vaciló en llamar “malhechores” a los impresionistas, a pesar de haber sido primera figura del arte europeo en la segunda mitad del siglo XIX, el archiacadémico, el ultrarreaccionario, el perfecto detractor de la pintura moderna Jean-Léon Gérôme, resucitado tras cien años de soledad y olvido en nuestro país, en una versión algo más reducida de lo que se pudo ver en Los Ángeles en el verano del 2010, y en el Museo d, Orsay de París el otoño pasado. La pintura de Gérôme es un ejemplo de acabado pero no de perfección, una pintura de narración y de tema, que sabe evitar las limitaciones deleitando siempre al espectador, no obstante, esas “imperfecciones”, no le impidieron ser uno de los más respetados profesores del École des Beaux-Arts, en la que ingresó en 1864, despertando enseguida el gusto por enseñar. Ya en febrero de 1849, con tan sólo veinticinco años, y sin ningún cargo oficial, empezó a escribir cartas al Louvre, solicitando que permitieran acceder al museo a quienes él llamaba “sus alumnos”. Llegando a ser un maestro apreciado y respetado. Gracias a la relación que entabló a principios de la década de 1840, en el estudio de Paul Delaroche, con la fotografía, obtuvo un nuevo medio de reproducir sus lienzos. En 1859 a petición de su marchante-editor, y posteriormente su suegro, Adolphe Goupil, entró su obra pictórica en muchos hogares franceses, pese a que los cuadros los compraban los coleccionistas privados. Zola, se burló del éxito obtenido por las copias fotográficas de sus cuadros: “evidentemente, el Sr. Gérôme trabaja para la Casa Goupil, pinta un cuadro para que sea reproducido mediante la fotografía y el grabado y se venden así millones de ejemplares”.

         Con el avance del nuevo siglo, la exigencia de racionalismo y objetividad, fue liberando la historia con sus lastres filosóficos y moralizantes. En palabras del historiador Prosper de Barante: “Estamos cansados de ver la historia como si fuera un sofista dócil y prudente, de que se presente a cualquier argumento que cualquiera desee sacar de ella. Lo que pedimos son hechos. Del mismo modo que en sus detalles, en sus movimientos, se observa  ese gran drama del que todos somos actores y espectadores, así deseamos conocer lo que fue de la existencia de los pueblos y de los individuos que nos precedieron. Es preciso evocarlos y conocerlos de nuevo, vivos, ante nuestros ojos, que cada cual se forme después la opinión que le plazca, o incluso que no se forme ninguna opinión concreta. Pues nada hay tan imparcial como la imaginación: le basta con que se dibuje ante ella el cuadro de la verdad”.   Gérôme se erigió heredero directo de Delaroche, extendiendo sin límites cronológicos ni temáticos la dinámica de esa tensión para construir las páginas más convincentes de su visión histórica. Desde la muerte del César Consummatum est. Y el mariscal Ney El 7 de diciembre de 1815 a las nueve de la mañana, hastala lucha de gladiadores Pollice Verso .Esta obra de dramático espacio en la arena, el punto de vista bajo, junto al gladiador victorioso, las líneas que dibuja el sol al pasar por los toldos, las vestales sedientas de sangre y la indiferente expresión del emperador que precede a la muerte inminente.

Pollice Verso, 1872.

      Pero el artista no sólo se contentó con la pintura, también se decantó por la escultura contemporánea policromada, la cual no tenía muy buena prensa. No era una novedad en Francia proponer una escultura policromada, pues se remontaba a la década de 1840 y poco a poco el color acabó por imponerse de manera casi obligada de todo escultor que quisiera hacerse notar por su originalidad. Gérôme no fue escultor hasta más o menos 1878, cuando tenía cincuenta y cuatro años, y lo fue con la seriedad y el fervor de un artista joven. Pero su interés por el bulto no era nuevo, ya había moldeado figuritas que utilizaba como maquetas. Obras como Mirmillón y Relicario, serían antecedentes del cuadro Ave Caesar, morituri te salutant. El paso de una técnica a otra no era en modo alguno un fenómeno aislado, hubo críticos que celebraron ese progreso del arte como un signo de regeneración, aunque también tuvo detractores: “He tenido muchos sinsabores por haber querido desafiar a la sagrada rutina: mis colegas escultures ha reaccionado con aversión y horror, lo que por otra parte me da igual, no esperaba tanto honor. Al conocer mis ensayos se han puesto a aullar como chacales; habéis debido de oírles en Constantinopla” declararía un tiempo después el propio autor. Para la presente exposición, se han reunido el mayor número de bocetos escultóricos del artista en su versión pequeña en cera. Los gladiadores, es una obra que despeja cualquier duda a cerca de las dotes para el modelo. En cambio menos interesantes son las obras realizadas en yeso, Androcles y César pasando el Rubicón, que revelan simplemente el interés por este material.

Corinto, 1904

       Esta muestra monográfica, es el resultado de unas elecciones desde un punto de vista, cuyo objetivo es poner al artista ante los ojos del público del siglo XXI que conoce poco o mal al artista. Gérôme jugó siempre con la mezcla de valores y de géneros, con su inestable equilibrio entre las fronteras entre el buen gusto y el kitsch. Los comisarios de la muestra, se han tomado algunas “libertades” a la hora de ordenar cronológicamente la obra, de manera que el recorrido sea más bien temático, poniendo en alza temas aparentemente distintos ya sean extraídos de la antigüedad clásica, del mundo de Oriente o de la historia de Francia. Así mismo, las obras expuestas, han sido concienzudamente estudiadas en relación con la crítica de la época en que fueron realizadas por el artista, pues no debemos olvidar, que sus lienzos recibieron alabanzas y reproches a un mismo tiempo. La de Gérôme es una pintura de historia en zapatillas, en la que entramos por la puerta de atrás en la intimidad de los grandes personajes y contemplamos, como testigos directos, la vulgaridad en el centro de su creación. Moderno sin llegar a serlo, la pintura de Gérôme se basa en una astucia sin límites que desplaza las líneas de lo que se ha convenido a contar como historia oficial.

 
 
 
Jean-Léon Gérôme (1824-1904)
15/02-22/05/11
Museo Thyssen-Bornemisza, Madrid


Cuadros de Louisa Holecz

En la galería Zaragoza Gráfica, el 4 de marzo, inauguró la pintora Louisa Holecz bajo el título Life Still y con prólogo de Chus Tudelilla. Cuadros y dibujos, de 2010, que representan una madurez pictórica enlazada con la muerte como único tema. Muerte que oscila entre la mujer como protagonista vista con diferentes edades y rostros de recién nacidos en la serie de dibujos que también figuran en el cuadro El árbol del mal, sin olvidar Estudio de cráneo con peces como variante del mismo asunto. Tema real pero huidizo en nuestra sociedad, pues ya no está tan presente como antaño, señala un planteamiento auténtico, arriesgado, que en algunas personas quizá provoque una especie de injustificado rechazo.

Para contribuir al realismo de las figuras es imprescindible recordar que los fondos oscilan entre negros, grises y rojizos manchados, sin olvidar lo que parece ser una sábana en el correspondiente cuadro, con lo cual se crea la adecuada atmósfera para potenciar el drama de cada figura humana. Un rostro o los cuerpos enteros tumbados escenifican el tema con indiscutible potencia dramática. Vemos de gran interés artístico la combinación de peces y figura, bien sea en Autorretrato con peces, con los peces que emergen del pecho tras devorarlo y que también están muertos, o en la obra sin título con la figura femenina que, al parecer, contempla los peces en plena agonía. Como variante Estudio de cráneo con peces. Los rostros de niños, con expresiones muy dispares y terribles como consecuencia de la inmediata muerte, son protagonistas en el cuadro El árbol del mal, pero ahora con las cabezas suspendidas de ramas a diferentes alturas. Árbol sin hojas, duro, tajante, de color oscuro como contraste con la blancura de las cabezas. Ni digamos el hermoso y vibrante paisaje pintado a machetazos, a tajos, mediante dos planos con rojizos para el cielo y verdosos para la tierra, lo cual contribuye a generar esa concreta y palpitante atmósfera que cerca al árbol inundado de crueldad humana.

Louisa Holecz, con esta exposición, demuestra de nuevo su capacidad creativa al servicio de un tema desarrollado con absoluta variedad imaginativa y especial potencia, como si la muerte viviera de forma permanente en cualquier rincón de nuestro pensamiento.


Pascual Blanco: Viaje al Parnaso (Cántico Espiritual)

El 12 de enero, en la zaragozana galería A del Arte, se inauguró la exposición con cuadros del pintor y grabador Pascual Blanco, con prólogos del poeta Ángel Guinda y de José Luis Pano Gracia, que tienen la virtud de complementarse con absoluta precisión. En el catálogo, junto a cada obra reproducida, figuran poemas de Juan Boscán, Garcilaso de la Vega, Gaspar Gil Polo, F. de Quevedo, Gustavo Adolfo Bécquer, Pablo Neruda, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Leopoldo Panero, Ildefonso Manuel Gil, Blas de Otero, Ángel Guinda y Miguel Labordeta. Cuadros entre 2006 y, sobre todo, 2010.

Estamos ante una exposición intachable, hermosa, muy bien pensada, que obedece al que consideramos como un maestro en pintura y grabado. Si pretendemos profundizar con lógica en los cuadros de la exhibición es imprescindible repasar algunos períodos pictóricos, para así evitar toparnos con laberintos insolubles. En 1967, con 24 años, su obra abstracta contiene elementos geométricos, como triángulos y cuadrados, amplios planos curvos cargados de materia, incisiones y detalles signales, mientras que en 1969 se interesa por un suprematismo al que incorpora telas, cartones, clavos y uralita. Tras dos posteriores períodos, uno desde 1972 y otro desde 1977, en 1993, con 50 años, inicia la actual etapa mediante esa palpable evolución vía texturas, colores y formas con dispares enfoques. Ahora estamos, por tanto, ante una impecable y hermosa combinación de la geometría, que comenzara en 1967, y el desnudo femenino, que comenzara en 1993.

Colores, dispares texturas, campos geométricos, sugerencias espaciales y desnudos femeninos son la exacta y compleja mezcla que configuran cada cuadro. En los colores predominan los tonos neutros, que sirven como perfecto colchón para incorporar poderosos negros y exclamativos rojos que ubica en áreas tan dispares como el cuerpo femenino o un plano geométrico. Las texturas pueden ser mínimas o granuladas con cierto grosor cambiante que ubica en lugares muy cambiantes, entre las cuales destacan las incorporadas en algún desnudo femenino como si fueran un elemento invasor que altera la realidad anatómica. Los planos geométricos son clave en cada cuadro, de modo que rectángulos, círculos, bandas en suaves quiebros y cuadrados se ubican en lugares muy dispares y tienen cambiantes tamaños, incluso acogen una figura femenina, con lo cual se garantiza la compleja variedad formal. En cuanto al uso espacial cabe sugerir que es el justo para que cada figura resalte de forma adecuada. Pero, ¿y los desnudos femeninos? Tienen absoluto protagonismo. Nos encanta, nos fascina, que Pascual Blanco, con 67 años, vibre seducido por la mujer. En realidad estamos ante figuras femeninas en muy dispares posturas y de gruesa anatomía con medidas dosis eróticas. Casi como norma pinta la silueta, que se enriquece mediante colores, texturas y sutiles sombreados. Se diría que posa cierta intimidad femenina con distancia atemporal, de ahí su quietud, como si fuera observada por cualquier ansioso e inocente mirón atrapado ante tal cúmulo de cambiante belleza.

Exposición impecable, atractiva, palpitante, que manifiesta su diáfana madurez artística. Queda por añadir un rasgo fundamental. Aludimos a la generalizada sensación de frescura que desprende cada cuadro, sin duda por carácter vital e inagotable ilusión ante el inagotable gesto de pintar.