Un caso para la reflexión

El videoartista irlandés James Coleman es una figura de gran prestigio en la escena artística internacional. Uno de sus grandes valedores es Manuel Borja Villel, quien lo incluyó en varias exposiciones del MACBA y en su colección permanente. Este verano le ha dedicado una gran exposición individual en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

La muestra ha tenido buenas críticas en los medios de comunicación; pero no conseguido ni una milésima parte de la fascinación pública destada por la exposición de Hopper en el Thyssen. Y eso a pesar de su hermoso cartel anunciador, donde se veía al famoso actor Harvey Keitel en una escenografía teatral muy atractiva: era uno de los fotogramas del vídeo 'Retake with Evidence', presentado con gran éxito en la Documenta XII de Kassel en 2007.

Visité la exposición durante más de una hora, pero no me encontré con ningún otro visitante en las salas donde se presentaba el núcleo de esta importante antológica, y sólo algún despistado en la Sala de Protocolo o en la Sala de Bóvedas. No me extraña. El museo gstó un dineral en insonorizar las salas para esta exposición, de manera que no se oyeran ruidos procedentes de fuera; pero sin tener en cuenta el ruido ensordecedor de los antiguos proyectores de películas utilizados (para ser más fieles al documento histórico no se han digitalizado sus más antiguas videoinstalaciones, sino que se presentaban en su soporte original, en proyectores “de museo”). Salí de allí compadeciendo a los pobres vigilantes de sala, obligados a permanecer allí a costa de su salud física y mental.

Lamento decir esto, porque en general el contenido me pareció interesante, aunque yo no consiguiera concentrarme por culpa del ruido. También me impidió disfrutar de la exposición una creciente indignación, que quizá sea problema mío, como museólogo y convencido defensor de que las instituciones artísticas están al servicio del público, no sólo de la élite a la que parecía dirigirse esta exposición. A pesar de que en los vídeos más recientes de Coleman el contenido verbal es a veces tan importante, apenas se molestaron en subtitular los diálogos al español o al menos ofrecerlos por escrito en hojas de sala. Pero peor aún se presentaban sus creaciones silenciosas y más abstrusas, como la titulada Fly, que bien explicada podía haber cautivado a muchos espíritus sensibles: a mí me pareció una poesía visual, llena de metáforas filosóficas, como los  haikus japoneses. Pero la explicación ofrecida era simplemente esto:

            Fly, 1970

            Película 8mm transferida a 16mm

            Blanco y negro. Sin sonido

            Proyección continua

¿Cuántos visitantes habrán captado el juego de palabras del título, que es parte de la clave interpretativa de este vídeo? En él aparece una ventana con vistas a las nubes y un arbolado agitados por el viento, que nos hacen pensar en algo que alza el vuelo (fly) ; pero cuando otro movimiento a este lado de la ventana capta nuestra atención, observamos que una mosca (fly) camina torpemente a este lado del cristal, que la tiene presa, sin poder escapar afuera.

Salí melancólico de la exposición, y aún me dura el efecto.


Alfonso Buñuel

Pero el espíritu moderno, que privilegia en toda cosa la reproducción mecánica sobre la producción manual, dado que ama la precisión y la perfección del trabajo, no se satisface con las producciones pictóricas. ¿Por qué la imagen-libro, reproducción mecánica, no debe ser fabricada por procedimientos mecánicos, fotográficos?

Karel Teige, 1924.

 

La relevancia del arquitecto Alfonso Buñuel (1915-1961) en la historia del collage, exige a la comunidad aragonesa su reconocimiento y reivindicación, y ya no tan sólo por ser pionero en España junto con Ernesto Giménez Caballero, Adriano del Valle y Tomás Seral y Casas, ni tampoco por haber iniciado en el surrealismo a personalidades tan significativas en este país como Juan-Eduardo Cirlot entre 1942-1943, cuando este historiador, pensador y poeta catalán, cumplió su servicio militar en Zaragoza, el mismo que colaboraría posteriormente con André Breton en empresas tan ambiciosas como su libro enciclopédico Art magique (1957). Su proceder con las tijeras y el pegado fue único en el sentido de que supo integrar, bajo un modelo cinematográfico –aplicado siempre a la puesta en escena teatral- , el collage analítico y el collage sintético de Max Ernst definidos y sistematizados por el historiador Werner Spies, en una suerte de “collage integrado” único y capaz de construir la veracidad de los escenarios intervenidos del maestro renano a través del montaje, con el fin de disimular las disparidades fruto del procedimiento, concentrarlas en las relaciones de causa-efecto, y así liberar la acción de las unidades miméticas aristotélicas.  

La modernidad de Alfonso Buñuel radicó precisamente en este último punto, dado que, habiendo concebido sus collages desde 1933 para ilustrar las páginas de la revista Noreste dirigida por Tomás Seral y Casas, tras el ejemplo de los tres libros novelados de Max Ernst (el primero de 1929), sus originales carecían de valor y, en consecuencia -aun sin saberlo- con las tesis de Walter Benjamin acerca de del artista “como productor” y de los medios de reproducción técnica, eran sólo sus multiplicaciones por fotograbado, reales o potenciales, las que ultimaban los esfuerzos del encolado al soldar los distintos fragmentos en un nuevo soporte liso, y al someter las diferentes tonalidades y calidades de los recortes a la homogenización del blanco y del negro cinematográfico.

En este sentido, Alfonso Buñuel ha encontrado un homenaje perfecto por iniciativa del ecrevissta Pierre d. la, al dedicarle esta octava entrega de la revista que él dirige, y que lleva por título el de aquella legendaria obra de André Breton incluida junto con sus manifiestos surrealistas en algunas de sus ediciones posteriores más importantes: Poisson Soluble. Alfonso Buñuel no fue surrealista oficial, pero sí se dejó seducir sin duda alguna por el misterio maravilloso que rodea a esta filosofía que por entonces invadía la civilización occidental y se expandía al otro lado del Atlántico. Su actitud en tanto que collagista no fue la del compromiso militante de un E. L. T Mesens, de un Georges Hugnet o de un Max Bucaille, pero sí se aproximó a la de Joseph Cornell, o a la del checo Aldolf Hoffmeister, incluso a la del famoso escritor Jacques Prevert. Alfonso Buñuel tuvo sus discípulos, fundamentalmente Luis García-Abrinés y José Francisco Aranda, además del ya citado Juan-Éduardo Cirlot, autor de esporádicos collages ernstianos. No obstante, Pierre d. la nos demuestra que su huella sigue presente en nuevas generaciones, porque en esta revista introducida por un texto de Manuel Sánchez Oms (cuya tesis doctoral fue dedicada completamente al collage, con una puesta en práctica metodológica en la historización del collage aragonés), no encontramos collages de Alfonso pero sí de 11 collagistas, diseñadores gráficos y artistas plásticos de Huesca (Isidro Ferrer), Zaragoza (Óscar Sanmartín, José Orna), Madrid (Ana Himes), Orense (Rosendo Cid), Dénia (Dani Sanchis), Francia (Denis Dubois), Buenos Aires (Federico Hurtado) y Lima (Ángela Caro Córdova), con lo que su repercusión y reconocimiento se internacionaliza, además de avanzar hacia la conquista del color, uno de los cometidos en los que Alfonso investigó a principios de la década de 1940 bajo el influjo de la pintura de Magritte. Aun así y retornando a la ciudad de Zaragoza, debemos también citar a una importante generación actual de collagistas considerados herederos de su obra, como el propio Pierre d. la, el escritor Miguel Ángel Ortiz Albero (también miembro fundador del grupo ecrevisse en tanto que Michel A. Zone), Nacho Bolea, Paco García Barcos o Clemente Calvo Muñoz.  

Insistimos en la necesidad de este esfuerzo de Pierre d. la, quien ha sabido encontrar el marco (una revista reproducible) y la dimensión internacional perfectos para este primer reconocimiento a los pocos collages conservados de Alfonso Buñuel, ahora sí, con su propio nombre y ya no bajo la sombra del surrealismo ni de su hermano el cineasta Luis Buñuel, en una ciudad que, recordémoslo, no cuenta todavía con un museo dedicado al arte contemporáneo, ni tan siquiera que refleje y muestre la trascendencia histórica internacional de Goya en su formación, pionero precisamente en el uso de los medios de reproducción mecánica –en su caso el grabado, el mismo que Alfonso Buñuel recortó-, tal y como ha sido reconocido en innumerables ocasiones por todos los rincones del mundo. En esta recuperación de este padre aragonés del collage, venimos trabajando en estrecha colaboración historiadores como Manuel Pérez-Lizano Forns (gran conocedor de su obra y del surrealismo aragonés en general) y quien aquí escribe, y no declinaremos nuestro empeño hasta lograr su definitivo reconocimiento histórico.

La revista ha sido presentada el 29 de septiembre de este año en la Cartonería de Zaragoza, establecimiento gestionado por José Orna e indudablemente el lugar más apropiado para este acto. Entre los muebles y animales de cartón de Orna, Manuel S. Oms ofreció una breve conferencia sobre Alfonso Buñuel y su legado, y tras el escaparate amenizaron el vino y los aperitivos el grupo de minimal-synth Ma (gyar), formado por otro de los fundadores del grupo plástico y literario ecrevisse, Antuán Duanel (guitarra), dos miembros (sintetizadores, bajo eléctrico, bombo y platillo) de metano (trío zaragozano de synth-punk y no-wave), uno de ellos el mismo Manuel S. Oms, quien a su vez ostenta el título de Biógrafo Oficial del Ecrevisse (B.O.E.). Como pueden comprobar, somos muchos pero compactos, y trabajamos, en este caso a partir de la herencia de Alfonso Buñuel, en la construcción de una mitología moderna que nos libere de esta parálisis espectral.   


Esculturas de Débora Quelle y Juan Carlos Laporta, con obras sobre papel de Carmen Casas

En el bar La Pequeña Europa, del 5 de septiembre al 4 de octubre, la conocida escultora Débora Quelle inauguró su exposición individual con 14 linografías en blanco y negro y en color, todas realizadas entre 2010 y 2011. Obras, tal como nos indicó la artista, que son interpretaciones de las esculturas. Por tanto, el volumen rotundo y cambiante sobre superficie plana, lo cual significa que refleja la cara de varias esculturas pero disociada de éstas. Hay excepciones. En linografías como Dedo-Caracol IV y Dedo-Caracol Partido, estamos ante el caracol como protagonista según hiciera en sus esculturas, así como en Abismo-Domus donde también se detecta el matiz escultórico. Cabe añadir que los títulos corresponden a sus esculturas.

Las restantes linografías, como la serie Tramas, emergen de sus esculturas abstractas geométricas, la última línea artística dominante que consideramos excepcional, de ahí el predominio del plano y la geometría, que cruza por doquier en cada obra para generar un fascinante ritmo formal con diferente intensidad o marcada quietud. Estamos ante un seductor entramado que regula para crear el ámbito de la profundidad insondable.

 

                          

En el Espacio Adolfo Domínguez, desde el 12 de septiembre, se inauguró la exposición con esculturas de Juan Carlos Laporta y obras sobre papel de la pintora Carmen Casas.

Las esculturas de Juan Carlos Laporta siguen la línea que vimos en una exposición colectiva inaugurada en la Asociación de Artistas Plásticos Goya-Aragón. Son obras de gran tamaño hechas con fragmentos de madera que ensambla. El resultado produce un énfasis algo excesivo, como si forzara la composición al estar muy recargada. A destacar dos esculturas que son paletas de frontón ejerciendo de original soporte con incorporación de elementos escultóricos.

Carmen Casas presenta numerosas obras sobre papel equivalentes a cuadros, por supuesto si consideramos su estructura general y enfoque del medido y exquisito color. Obras muy refinadas que definimos como de gran nivel artístico.


Cuadros de Cristina Sánchez Viñuales

En la galería Pilar Ginés, 20 de septiembre a 28 de octubre, se inaugura la exhibición Agua con 12 obras pintadas entre 2011 y 2012. De Sánchez Viñuales, Cartagena (Murcia), 1968, con residencia en Zaragoza desde los dos años, me gusta incluso su sinceridad. Cuando otros artistas de largo nivel ocultan sus orígenes expositivos, de absoluta importancia para cualquier historiador, esta pintora incorpora en el historial que su primera exposición fue, el año 1989, en el zaragozano café Mañana. Como debe ser.

Sus cuadros, vistos en conjunto, obedecen a una meditada intencionalidad arropada por ese natural impulso expresivo de muy variada potencia en cada obra. El abarcador colorido, desde los suaves a los dominantes y poderosos negros, sirve para crear cambiantes atmósferas según el tema. Aunque tenga algunos paisajes que no acaban de convencer, incluso lejos de los restantes, puede afirmarse que las demás obras adquieren más que suficiente solidez. Paisajes de total soltura, mediante dispares planos, que combina con toques expresionistas verticales a la base y fuera de la realidad para contribuir a una especial e intrigante atmósfera. Entre los de máxima entidad tenemos el paisaje en gradaciones que genera un muy sugestivo espacio alterado por temblorosos bastoncillos verticales y paralelos a la base. A destacar también las dos abstracciones expresionistas con el negro dominante. No podemos indicar que dirección tomará, pero ambas propuestas, paisaje y abstracción, se combinan sin problemas.

Buena pintora, artista, que debe hacer una coherente selección, pues lo muy válido se daña ante paisajes comerciales de gran simplicidad.


Exposición Homenaje a Lorca

En la galería de Arte Itxaso, el 14 de septiembre, se inauguró la colectiva Exposición “Homenaje a Lorca” en Zaragoza. El día de la inauguración, completo por cualquier ángulo, hubo un acto que debemos reseñar.  Bajo la presentación de Esther Andaluz, el músico Noé Artigot interpretó diversas composiciones con violín, que se completó con la declamación de poemas protagonizados por Estrella Álvarez, Victoria Bobed, Alonso Cordel (Pedro Gómez), Emilio Gastón, Montse Grao, Flor Moreno y Rosa Ruiz.

Una instalación, esculturas, fotografías y pinturas ofrecen una idea de la variedad. Aunque en la tarjeta de invitación figura el listado de los artistas, cabe indicar que algunos no presentaron obras por razones a especificar. En definitiva que los artistas son: Sonia Abraín, Pilar Aguarón, Estrella Álvarez, Lydia Andaluz, Eugenio Arnao, Miguel Ángel Arrudi, Pilar Azara Fustero, Cristina Beltrán, David Cortés, Miguel Ángel Encuentra, Norberto Fuentes, José Luis Gamboa, Manuel García Maya, Emilio Gastón, E. Gimeno Walance, Thamar Heredia, Ángela Ibáñez, Joaquín Lázaro, Sagrario Manrique, Alfonso Ortiz Remacha, Joaquín Pacheco, Carlos Pardos, Débora Quelle, Paco Rallo, Luis Roser, Rosa Ruiz, Miguel Ángel Ruiz Cortés, Helena Santolaya, Pedro J. Sanz, Nuria Vela, Mariano Viejo, Ánima Works y Pieter Zandvliet.

Exposición colectiva con obras de alto nivel y otras en tonos más bajos que nunca desmerecen la totalidad de lo presentado.


XXVI Premio Santa Isabel de Aragón, Reina de Portugal

El 10 de septiembre, en el Palacio de Sástago de la Diputación Provincial de Zaragoza, se inauguró el citado Premio del año 2012. En esta ocasión, según se hiciera hace años, se han unido todas las técnicas artísticas para el mismo Premio siguiendo las bases de convocatoria. Si consideramos lo indicado cabe sugerir que se han presentado 32 obras, muy por debajo a otras convocatorias si uniésemos todas las disciplinas artísticas, asunto achacable a razones que no procede comentar. El jurado, tal como se indica en el catálogo, estuvo integrado por José Manuel Larqué Gregorio, Francisco Simón Rodríguez, Manuel Sánchez Oms, Elena Vozmediano Vallejo y Bruno Gimeno Isac.

El Gran Premio de Arte <<Santa Isabel de Aragón, reina de Portugal>> se otorgó a Alejandro Ramírez Ariza por su vídeoarte A love story, mientras que el Premio <<Joaquina Zamora>> a la obra de un artista menor de 30 años se otorgó a Susana Ballesteros Boullosa por su Fractal cinéticográfico, obra de acero inoxidable y madera con iluminación interior. De aquellas 32 obras  presentadas se han seleccionado muy pocas. Son: Francisco José Algaba Moreno, con el vídeo Interior día que requería cuatro pantallas formando un área cuadrada, quizá la razón de que no se exponga en la única sala para acoger las obras del Premio, Javier Joven Araus, Composición con silencio nº. 2, acrílico sobre lienzo, Sylvia Pennings, Sin título, acrílico sobre tela, y Fernando Romero Aparicio, Tormenta de verano, óleo sobre lienzo. En total: dos premiados y cuatro seleccionados. Esto significa que no se pueden sacar conclusiones sobre las peculiaridades artísticas dominantes si fueran un alto número de artistas. En cuanto al vídeo de Francisco José Algaba Moreno cabe sugerir que requería cuatro paredes ejerciendo de pantallas, lo cual obligaba a una sala para su obra.

Premio que por primera vez produce una gran sensación de pobreza en cuanto al número de seleccionados. Deducimos, por razones lógicas, que estamos ante una excepción.


Premio Ibercaja de Pintura Joven, 2012

En el Museo Ibercaja Camón Aznar, del 20 de septiembre al 2 de diciembre, se puede visitar las obras del citado Premio, votado por un jurado compuesto por Manuel García Guatas, Ricardo García Prats, Manuel Pérez-Lizano Forns, Magdalena Lasala Pérez, Íñigo Aguirre Larraz, Elena Usón Palacios y Rosario Añaños Alastuey.

Premio Ibercaja Pintura Joven 2012 a Ismael Lagares Díaz, con la obra Entre dos, y segundo premio a Cristina Megía Fernández, con la obra Interior con figura I. Menciones de Honor a Alejandro Monge Torres, por Enfrentados, Víctor Solana Espinosa, por Cabeza suspendida I, David de Felipe, por El silencio de Alejandro, y Carlos Tárdez Cabeza, por La herencia. Asimismo, fueron seleccionados los siguientes pintores: Raúl Egido, Carlos Blanco Artero, José Miguel Jiménez Scheroff, Aix, Matilde Olivera Tovar-Espada, Alberto Melendo Espinosa, Cristina Gamón Lázaro, Lorena Domingo Aliaga, Pedro Peña Gil, ZeroComaNiña, Zeus Sánchez Cañete, José Luis Cremades Milla, Diego Vallejo Pierna, Francisco Javier Riaño de Antonio, Juan Gil Segovia, Rodrigo Colina González, Felipe Fuentes Alférez, Héctor Fernández de Luco Sabaté y Víctor Solanas Díaz.

Premio que abarca el territorio español, lo cual permite trazar unas coordenadas sobre las tendencias artísticas de los jóvenes pintores, siempre con lógicas reservas, en el sentido de que las conclusiones pueden tener múltiples variantes y adquirir un marcado matiz provisional. El ámbito figurativo se tiñe de un bodegón, Premio Ibercaja con mezcla de abstracción y sugerencias figurativas; el marcado realismo fotográfico, Segundo Premio, que se acompaña de cuatro obras de otros pintores; la mayor o menor sugerencia figurativa en cuatro obras; y el máximo o menor expresionismo en cinco obras para profundizar en dramas o rasgos humanos a especificar o el paisaje urbano con riqueza de texturas. La abstracción se divide en dos áreas dominantes: el expresionismo en dos obras; y las nubosidades para enfatizar en el espacio con dosis misteriosas en dos obras. El énfasis geométrico, la racionalidad, se da en seis obras, sin olvidar que en una se alcanza el extremo con su atractivo y complejo rasgo óptico.

El Premio Ibercaja Pintura Joven apuesta por una actitud abierta al ámbito nacional, de modo que es compatible con otros premios a nivel comunidad autónoma. Con dicha mezcla todos salimos beneficiados.


Colectiva de verano e individual de Gonzalo Tena

Dos exposiciones en la galería A del Arte. La colectiva de verano es imprescindible reseñarla porque demuestra la categoría de lo exhibido desde el 11 de julio hasta el 24 de agosto. Bajo el título más d 100 se expusieron obras gráficas de artistas tan significativos como Rafael Alberti, Eduardo Arroyo, José Manuel Broto, Miguel Ángel Campano, Antoni Clavé, Marc Chagall, Eduardo Chillida, Luis Feito, Juan Genovés, Luis Gordillo, Xavier Grau, Josep Guinovart, José Hernández, Joan Miró, Pablo Palazuelo, Charo Pradas, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Manolo Valdés y Darío Villalba. Sobran comentarios.

La temporada artística de la galería A del Arte comienza con el conocido pintor Gonzalo Tena, del 6 de septiembre al 5 de octubre, y  aclarador texto de Alejandro J. Ratia que nos introduce en una exhibición compleja radical, más que pensada, pues obedece a lecturas del pintor incorporadas a la superficie plana. Tena, en 2012, tiene 62 años, como en tantos casos con plenitud artística sin fisuras. Título de la exhibición Magnès, como la única escultura sobre el suelo basada en una barra de madera y en los lados con imanes y diminutas bolas de acero, propias de los cojinetes, que caen sobre dos platos de metal. Suprema lentitud del sugestivo movimiento cambiante. Escultura, tan como señala Alejandro J. Ratia, que corresponde  a otras realizadas hace años consecuencia de sus investigaciones alquímicas. Varias series y otra con instalación completan lo exhibido.

La serie Alquimia, acrílico y pvc, son imágenes relacionadas con la alquimia e incorporación de palabras. Comienza con colores intensos que se suavizan hasta llegar a varias obras color oro, tan afín a la alquimia con su conocido simbolismo. Colores, palabras y formas trazan un conjunto de obras muy recargadas con énfasis literario lejos de lo que se entiende como Arte.

La serie Pernety, por el abad Antoine Joseph Pernety autor del Dictionnaire Mytho-Hermétique, de 1758, está formada por 121 obras cuadradas en pequeño formato. Obras siempre con dos planos paralelos a la base, el superior en negro y el inferior en oro, y la incorporación de una forma circular que suponemos es la Luna. Máxima sencillez formal al servicio del símbolo.

Edward Gibbon es el autor de Historia de la decadencia y ruina del Imperio Romano, con seis volúmenes escritos entre 1776 y 1788. El pintor fusiona lo plástico y lo literario mecanografiando alrededor de cuarenta páginas. El formato rectangular vertical, siempre papel, tiene como fondo el negro mate y la incorporación de los textos en un rojo tan especial que imposibilita su lectura salvo que el interesado se arme de paciencia y lupa. Las obras, desde un ángulo visual, son muy sugerentes.

La serie Conversión está formada por siete obras en cartulina y  pvc con formato apaisado. El fondo negro  acoge exquisitos trazos gestuales paralelos a la base con impecable equilibrio entre forma y fondo. Ámbito medio azaroso calculado para un conjunto de gran belleza.

En cuanto a la serie Swedenborg, por el poeta sueco, está hecha en cartulina y pvc, con formato rectangular vertical y apaisado. Color negro alterado por trazos gestuales de muy dispar forma. Según indica Alejandro J. Ratia los trazos gestuales, deducimos que también en las series Conversión e Instalación Newton, están pintados con la mano derecha una mitad y con la mano izquierda la otra, de modo que se unen dos ritmos afines al servicio de la espontaneidad en impecables composiciones.

Queda la serie Instalación Newton, que consta de seis obras rectangulares con círculos y palabras tachadas mediante pintura. Cartulinas que, vía pensamiento, caen lánguidamente al suelo y se amontonan para mostrar un perfecto engranaje con las colgadas sobre la pared, matriz del movimiento invisible.

Que en la exposición hay algunas series perfil obras de arte, ni se duda, como también valoramos la dificultad de cambiantes lecturas y posarlas, hasta cierto grado, sobre la superficie plana. Apreciamos sus lecturas pero nos deja perplejos tanta seducción por la alquimia, que en nuestro caso, como hacia  otras lecturas del pasado, la contemplamos con distante frialdad, aunque nunca, por ejemplo, novela y poesía. Seducción justificada pensando en la complejidad de épocas pasadas, pues basta con leer a Alexander Roob y su espléndido libro El Museo Hermético. Alquimia & Mística, pero ahí se queda desde la admiración dominada, controlada, de tantos fértiles períodos históricos. Somos muy conscientes sobre los vínculos entre pasado y presente, por ejemplo entre ciencia desde aquella admirable Grecia  y arte actual, pero de ahí a la pasión desbordante vibra un paralelo que conviene no traspasar. Como atrapar con sentimiento radical la época que no has vivido.


Cuadros de Sergio Abraín, 1994-2012

La exposición itinerante del artista Sergio Abraín comenzó el 7 de junio en Huesca, para seguir en Calatayud y concluir en Zaragoza desde el 6 de septiembre hasta el 5 de octubre. Siempre en las salas de exposiciones de Bantierra. Comisariado de Carlos Buil y Ricardo Marco, con impecable texto de Cristina Giménez Navarro y su correspondiente espacio para el campo teórico. Dicho de paso, por sabido, estamos ante uno de nuestros más importantes pintores, con apabullante dominio técnico desde cualquier ángulo y capaz de abordar otras disciplinas artísticas. Nacido en Zaragoza el año 1952, desde muy joven comenzó una imparable trayectoria con diáfanos períodos creativos y desbordante actividad. Obras para la exposición titulada Distopías que recogen una apretada síntesis de lo hecho entre 1994 y 2012, en el sentido de que nunca han sido expuestas pero que muestran sus inclinaciones plásticas en una retrospectiva de ineludible referencia. Síntesis que obliga a formatos adecuados incluso en cuanto al número de obras por el propio espacio.

Por sus características, en cuanto a número de obras y líneas artísticas, no es el momento para un detallado análisis, sobre todo porque conocemos su trayectoria de manera exhaustiva, incluso le publicamos una monografía resumida. Para el admirativo recuerdo el hallazgo de la geometría mediante el uso de bandas en colores negro, plata y gris, que tienen la increíble virtud de alterar el entorno sea cual sea el restante tema. Basta citar cuadros como Redes, de 1994, con la ondulación y un círculo vacío que permite ver la pared, Emisor metalírico, de 2001, como si fueran tajantes abstracciones geométricas, Pasos perdidos, de 2006, con la enigmática presencia de una oculta figura humana en un ámbito cargado de misterio, Emisores, de 2007, a través del espacio limpio, en un primer plano, y su fascinación hacia la cambiante geometría o Emisor exterior II, de 2009, mediante la proliferación de la geometría que traza como pasillos conducentes a todo y nada. A resaltar, por su diferente planteamiento, los cuadros Al margen, de 2008, por la incorporación de un panel y listones al lienzo, sin olvidar el papel y un alambre circular con papel pegado, o Algunas preguntas, de 2010, por la presencia de la figura humana, toda de negro, que interroga sobre lo que sea.

En esta retrospectiva faltan múltiples temas abordados desde los últimos 18 años, como por ejemplo la espléndida serie con el desnudo femenino desde cambiantes panoramas visuales. No importa. Lo que se capta en la exposición es suficiente para ofrecer una suculenta idea sobre un artista excepcional.  


Gaudí: arte, ciencia y persona

       A día de hoy, la comunidad científica está de acuerdo en que Antonio Gaudí (Reus, 1852-Barcelona, 1926) fue un genio único, como únicos fueron otros seres “especiales” como Mozart, Goya, Van Gogh o Modigliani. Pensar el Gaudí, es pensar en modernismo. Entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del siglo XX la revolución artística  que llevó a cabo Gaudí y sus seguidores en la construcción de notables edificios públicos y privados, auspiciados por una potente y optimista burguesía en Barcelona como foco inicial, aunque de menor influencia en el resto de España, recuérdese el modernismo turolense, han hecho que el interés y la fascinación por su arte y su figura no haya sino aumentado con el paso del tiempo.  Prescindiendo del montaje mediático y comercial que ya de por sí  envuelve en un halo de misterio, su figura,  que  irá construyéndose en paralelo a una ciudad que el mismo arquitecto irá modelando, ocho de los edificios diseñados por él, se encuentran catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, la mejor forma de conocer al verdadero arquitecto catalán, es a través de la exposición “Gaudí, único”, que la Obra Social de Ibercaja, en colaboración con el Museo Diocesano de Barcelona, el Arzobispado de la ciudad condal y la Cátedra Gaudí han aunado fuerzas para presentarlo en el Patio de la Infanta de Zaragoza.

    

 

 

     La muestra, integrada por doscientos objetos, se articula en cinco grandes espacios, uno biográfico en donde veremos cómo va evolucionando el personaje, desde el joven apuesto y elegante que inicia sus primeros trabajos como arquitecto, hasta los últimos años donde veremos a un Gaudí místico, que vive con gran sencillez en el taller de la Sagrada Familia. Atropellado por un tranvía, muriendo en una humilde cama del hospital de la caridad Sant Pau de Barcelona al ser considerado un vagabundo. Una contradictoria situación de la vida que hace que el día del entierro el diario La Vanguardia publique el siguiente titular: Muerte de pobre, entierro de rey. Los otros cuatro espacios, muestran al visitante diferentes proyectos realizados por el arquitecto. Así pues del periodo de estudiante de arquitectura, la muestra expone algunos pocos dibujos, entre los que se incluye su proyecto final de carrera, también podrán verse dibujos y maquetas de la ejecución de la Sagrada Familia, síntesis de una forma de ver la arquitectura como un universo artificial, basado en las lecciones de la naturaleza. Sugestivas fotografías nos desvelarán el proceso de construcción de diferentes proyectos, mientras que diferentes dibujos y maquetas, pondrán de manifiesto el detalle con el que Gaudí integraba las artes en su arquitectura. Buena muestra de ello serán los muebles diseñados por el propio arquitecto, como la silla del despacho del señor Pere Martír Calvet, de gran funcionalidad y comodidad.

  

 

 

 

     En palabras de Pere Jordi Figuerola, conservador del Museo Diocesano de Barcelona, "Se han organizado muchas exposiciones sobre Gaudí, pero casi todas se han centrado en un aspecto de su personalidad. Lo que hace precisamente 'única' a esta muestra es que se ocupa del arquitecto, del hombre y del científico".  Y es verdad, no es fácil mostrar de una manera científica y a la vez “apetecible” para el gran público, en los tiempos que corren, una muestra sobre la vida y obra de un arquitecto, por muy famoso e importante que sea, la exposición ha sido diseñada didácticamente, como si se tratase del propio taller del maestro en la Sagrada Familia; La apuesta por parte de la entidad financiera por la cultura de calidad, como ya pudimos en la anterior muestra sobre Andy Warhol, y el consciente esfuerzo de gestión para contribuir a su disfrute, hacen de esta, una exposición, especial y única, como el propio Gaudí.

 

Gaudí, único

Ibercaja Patio de la Infanta

27/09/12- 29/01/13