Abraín, Colectiva en homenaje a Pollock, Bertolín, Arrudi, Colectiva Caja Negra y Sienes

Espacios alternativos, con exposiciones colectivas e individuales, que según hemos afirmado en otras ocasiones cumplen una excelente función cultural relacionada con las artes plásticas. Veamos varios ejemplos con enfoques tipo reseña y dispares datos.

Sobre el pintor SERGIO ABRAÍN hemos publicado críticas e incluso una breve monografía, lo cual significa que conocemos su trayectoria artística con suficiente amplitud. Su exposición individual se inauguró el 8 de noviembre en la espléndida tienda de muebles rochebobois, Paseo de Sagasta, número 20, con 12 cuadros que comprenden dos líneas artísticas. La línea de siempre que le distingue es el uso de la geometría y las sutiles gradaciones, sin olvidar dos obras con una pirámide y otras formas a definir. Además de dos cuadros apaisados con énfasis geométrico, uno mediante dos rectángulos paralelos entre sí y otro mediante un cuadrado central con rectángulo paralelo a la base, como tales lejos de su enfoque habitual, lo que conviene destacar es un conjunto de siete excelentes cuadros que señalan, al parecer, el nacimiento de una nueva trayectoria pictórica. Sus características generales son evidentes: la pintura en estado puro a través de una generalizada gradación de los colores que, en ocasiones, mezcla con una geometría acariciada por el color. Todo respira un absoluto refinamiento muy potenciado por el permanente y diáfano campo de las múltiples sensaciones que atrapan sin descanso.

La quinta exposición de Navidad en el zaragozano Bar Bonanza se titula HOMENAJE A POLLOCK, que como norma hemos comisariado, con el típico marca páginas diseñado por Paco Rallo para ofrecer diferentes datos, como el día de la inauguración, martes 18 de diciembre, y el listado de diez artistas seleccionados: Sonia Abraín, Antonio Chipriana, Federico Contín, Manuel García Maya (siempre artista invitado como propietario del bar), Miguel Ángel Gil, Arturo Gómez / Velásquez (escultor y escultora que trabajan en común) Rudolf Mooses, Pablo Tello, Susana Vacas y Miguel Ángel Yus. El día de la inauguración breve discurso nuestro, dentro de un atractivo ambiente protagonizado por los artistas y amigos. Siempre distinto.

La pintora BEATRIZ BERTOLÍN inauguró la exposición individual <<art & wine>> el 14 de noviembre. Su título obedece a la muy óptima sala de exposiciones que tiene Bodegas Macabeo, calle Miguel Lacarra, número 29, y a la temática de los cuadros basada en el vino, las ramas de cepas y las propias cepas. Salvo algunos cuadros con exceso de materia no bien resuelta, lo mejor de la exposición, con dosis imaginativa, corresponde a los cuadros de pequeño formato y tipo espada verticales a la base, en los que acopla dichos temas con absoluta delicadeza y atractivo.

El muy conocido pintor y escultor MIGUEL ÁNGEL ARRUDI inauguró el martes cuatro de diciembre, Hotel Tryp, de Zaragoza, con un alto número de cuadros y dibujos hasta el punto de llenar tres salas. Salvo un cuadro de 2011, el resto de la obra es de 2012. Siempre paisaje de alta montaña, pues no olvidemos que tiene estudio en Zaragoza y otro en un refugio de Sallent de Gállego (Pirineo oscense), se supone que gran parte del año en condiciones extremas de temperatura. Los paisajes de gran formato, con la montaña como protagonista, tienen en la palabra intensidad la mejor definición. Intensidad acompañada de un marcado poder formal, de manera que vibra una especie de irrealidad sin pérdida del objetivo temático desarrollado como si fuera propio, íntimo, natural. En cuanto a los numerosos dibujos, muchos con el soporte irregular, cabe indicar la técnica suelta protagonizada por los sentimientos volando mediante un cambiante cúmulo de impresiones sacadas al instante, lo más parecido a ráfagas personales e intransferibles.

Como aquella primera edición titulada CAJA NEGRA, encuentro de amigos en el 2010, se inauguró como tal el 10 de noviembre en la tienda La Prendería, calle Coso, número 196. El día de la inauguración ambiente distinto y extraordinaria música seleccionada por los muy conocidos pintores Pedro Bericat y Luis Marco ejerciendo de pincha discos. En la tarjeta doblada que ejerce como catálogo figura un texto anónimo y diferentes datos con los artistas participantes que son: Samuel Aznar, Pedro Bericat, Gonzalo Bullón, Ángel Carrera, Luis Marco, Ester Minio (seudónimo de un conocido escritor que en la exposición escribió los textos de dos carteles hechos por el fotógrafo Antonio Uriel) y Antonio Uriel. Unión de un diseñador gráfico (Samuel Aznar), dos pintores (Pedro Bericat y Luis Marco), un escritor y tres fotógrafos. Para el que conozca el ambiente artístico de Zaragoza sabe que no es fácil unir a los citados. Muy buena exhibición, sin duda distinta por el planteamiento de base. Un ejemplo. La espléndida obra de Luis Marco, modelo de síntesis formal como idea, tiene una fotografía del añorado artista Víctor Mira siendo adolescente, pues no olvidemos que ambos eran primos. Delicadeza eco de otros tiempos.

En La Pantera Rossa, calle San Vicente de Paul, número 28, se inauguró la exposición individual de la pintora ALICIA SIENES, 6 de noviembre al 8 de diciembre, bajo el título Trasgresoras, que ofrece una idea sobre el tema. El día de la inauguración actuó la joven bailarina Valentina Ferraro con la música exacta, impecable, al servicio de una danza excepcional recorriendo la sala y arrastrando una silla como si reptara, siempre muy afín a la temática de la pintora por el énfasis en el cuerpo femenino.

La exposición, dividida en tres partes y compleja al servicio de un tema concreto, es un homenaje a las artistas Marina Abramovic, Tracey Emin y Pilipotte Rist. La propia Alicia Sienes comenta lo exhibido cuando afirma: La introducción, con un torso de mujer con etiquetas que hacen patente el tipo de mujer que se ha exhibido en los museos hasta el s. XX. Al lado una frase-sentimiento que ha amordazado mi creatividad durante bastante tiempo.

El cuerpo principal, con algunas reinterpretaciones de la obra de estas artistas, con sus fotos o bien personales o bien de su obra.

La tercera parte, se encuentra al fondo. Son dos frases que para mi complementan un modo de hacer y entender el arte. Por un lado una definición de cómo hay que entender el arte, de una manera global y teniendo en cuenta todo lo que lo rodea, lo que lo origina, lo que lo cambia; y por otro una frase sobre lo lúdico en lo cultural, en el arte.

Estas dos frases resumen una actitud de profundizar la una y de ser conscientes, la otra, de que el arte como la vida es susceptible de mirarse con ojos sonrientes. Las dos frases que alude la pintora deducimos que son de Arhur Danto y de Johan Huizinga.

La exposición comienza mediante una escultura que es un sugerente desnudo femenino, con parte de las extremidades superiores e inferiores, por el material utilizado para tapar los senos y mostrar el bello púbico. Dicho desnudo femenino se repite pero sobre soporte plano, siempre en obras de pequeño o mayor formato, Color muy controlado al servicio de dicha imagen con diversas variantes, que interpretamos como una alusión al cuerpo de la mujer visto cual objeto sexual o su diáfana belleza. También incorpora rostros de figuras femeninas sugeridas por la citada Pipilotti Rist.

Obra, vista en conjunto, que obedece a una idea concreta desarrollada por la pintora, según ha hecho en sus dos anteriores exposiciones.  


Pinturas de Alejandro Monge

En muy rara ocasión se detecta que un futuro artista estudie las especialidades de Escultura y Diseño, por supuesto en la Escuela de Artes de Zaragoza, y que por consejo paterno decida entregarse a la pintura, para terminar asistiendo a la Academia Cañada y perfeccionar su dibujo, con el resultado de que nazca un espléndido pintor desde hace casi cuatro años. Aludimos, claro, al pintor autodidacta Alejandro Monge y su primera exposición individual, con 24 años, inaugurada el 29 de noviembre en la zaragozana sala de exposiciones Carlos Gil de la Parra. En el catálogo muy aclarador texto de Antón Castro con refinadas dosis literarias inmersas en la obra pictórica. Exposición con una escultopintura, 24 cuadros, más dos sin colgar, y ocho sobre papel realizados en los últimos tres años, lo cual significa una entrega total si consideramos la minuciosa técnica, propia de todo realismo, y encima óleo sobre lienzo y sobre papel.

La escultopintura es papel petrificado con resina que evoca a un grueso fajo de billetes de 50 euros quemados en un lado, con el correspondiente negro dominante, para resaltar, quizá, la nula importancia del dinero según el uso individual. En la zona superior se capta los restos de un billete pintado a mano con la minuciosidad y exactitud propias de un miniaturista. Obra muy atractiva que sorprende.

En cuanto a los cuadros es ineludible dividirlos por temas, siempre recordando que todos son de marcado realismo. Pero antes cabe sugerir que uno de los peligros de tanto alarde técnico vía realismo es que caiga en un simple dominio técnico sin corazón artístico. Aquí, en estos cuadros, se evita dicho peligro para enfatizar en cambiantes sensaciones emanantes de la propia temática, lo cual significa una extremada dificultad por el tiempo que requiere terminar un cuadro y mantener la ilusión interior, más que íntima, trasvasada a la punta de cualquier pincel que vibra de placer sabedor de su protagonismo.

Lo que podría definirse como serie Humo consta de seis obras. El fondo negro sirve para acoger, por contraste, el suculento juego de grises y blancos. Humo que nace de los ocultos dedos de un más que placentero fumador muy feliz disfrutando del tabaco y de los cambiantes movimientos sin final hasta que son tragados por cualquier espacio exterior. Si alguien quiere saber lo que significa el gran placer de fumar, mucho más complejo que expulsar humo, le recomendamos que lea al gran escritor cubano Cabrera Infante.

El paisaje rural cabe dividirlo en dos panoramas. Lo que puede definirse como temas abordados en un primer plano consiste en un perfecto juego de árboles en pleno invierno, sin hojas, lo cual permite que el espacio se cuele entre medio para ofrecer dispares sensaciones, de las ocultas con hipotéticos peligros a los primeros planos con un cambiante protagonismo de los troncos iluminados, sin olvidar la obra que permite un espacio colándose entre árboles para ofrecer la temblorosa niebla danzando con lentitud invisible. El segundo apartado consiste en el típico paisaje dividido en dos planos, campo y cielo, para enfatizar en montes, incluso alguna montaña nevada, pero dejando el máximo protagonismo al cambiante juego de las nubes iluminadas por el Sol. Hermosa belleza desde la variedad natural.

El paisaje urbano se centra en tres cuadros que son dos zonas concretas de Zaragoza vistas de noche. Dos cuadros al servicio de la más que bella pasarela, junto a la estación de tren, proyectada con  motivo de la Exposición del 2008. Algunos coches radiantes de velocidad y la pasarela, que parece hasta inventada, sirven para mostrar la espectacular soledad alterada por el impecable juego de las luces rompiendo el negro dominante de un cielo sin fondo. El tercero es una vista parcial del Coso junto a la entrada de la calle Alfonso I, de modo que se ve la tienda Fnac y el bello edificio modernista a su izquierda. De nuevo un coche pero ahora con dos figuras femeninas protegiéndose de la lluvia con un paraguas. Una vez más cabe recordar el impecable juego de luces y sombras. Tres cuadros como perfectos ejemplos de realismo con el tema sin alteraciones pero fraguados por la mano del pintor.

Quedan los retratos. Conviene comenzar con los ocho retratos de la misma figura femenina y óleo sobre papel. El negro como fondo, igual que en la serie Humo, es la gran mancha que acoge la misma figura femenina desnuda desde los senos pero siempre ocultos por la melena larga de pelo lacio. Grises y blancos para una figura que vierte su personalidad desde cambiantes ángulos, con la melena como otro protagonista para salpicar cambiantes visiones de un rostro tatuado de sombras y luces. El pintor desnuda su pensamiento para exteriorizarlo entre insistentes pinceladas. Hermosas obras y hermosa mujer, con personalidad, de labios erotizando nuestra inocente mirada. Si existe en la realidad: ¿quién será? ¿Podremos conocerla?

Los restantes retratos, óleo sobre lienzo, corresponden a tres rostros masculinos, dos femeninos y una niña, siempre sobre fondo negro. Salvo la niña y una figura femenina, de nuevo insistimos en el juego de luces y sombras de los rostros, que posibilita interiorizar en la personalidad de cada figura y ofrecer la máxima variedad desde su indiscutible impacto visual. En un retrato femenino, salvo error nuestro, figura el rostro del pintor tatuado en el brazo, con su fecha de nacimiento 6 de marzo de 1988, y la del cuadro, 10 de marzo de 2011. Buena manera de la retratada apoderándose del pintor para siempre. Pero, ¿será al revés? Queda un comentario sobre el también magnífico cuadro de la niña, que se muestra con una especie de actitud inquietante, observando lo que sea, y sujetando dos correas correspondientes a dos impasibles perros dóberman dispuestos a la defensa de su protectora. Amores compartidos desde la inocencia natural.

Primera exposición individual de Alejandro Monge que augura un futuro excepcional a definir. ¿Dejará el realismo para adentrase en otras aventuras pictóricas? Como es lógico lo desconocemos, pero tiene por delante un reto con el trabajo desde una actitud sin premisas.


Un libro en homenaje al presidente-fundador de AACA

Tras las conferencias y actos públicos en su honor organizados en los últimos meses, el libro Ángel Azpeitia: Historiador y Crítico de Arte. Intensidad radial: 1933-2012 es lo que va a quedar para la posteridad como testimonio del homenaje a quien durante cincuenta años ha sido crítico de arte en las páginas de Heraldo de Aragón pero también, no se olvide, ha ejercido una gran labor de divulgación social del arte contemporáneo como profesor de Historia del Arte en el Instituto Superior de Estudios Especiales, en la Escuela de Artes Aplicadas de Zaragoza, del Colegio Universitario de Huesca, y en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza. Muchos de los que abarrotábamos el salón de actos del Museo Pablo Serrano el día de la presentación del libro habíamos sido alumnos suyos, incluso el editor, Carlos Serrano, y el propio Director General de Patrimonio del Gobierno de Aragón, Javier Callizo. Por eso a mí me hizo mucha ilusión que en sus emocionadas palabras el homenajeado comenzase aludiendo, con unos versos machadianos, a su última clase, que impartió con motivo de su jubilación en un acto también muy concurrido organizado por el Departamento de Historia del Arte de la Universidad. No son pocas las alusiones a su magisterio y a sus publicaciones histórico-artísticas en este libro, donde por supuesto se concede especial atención al trabajo que como crítico de arte ha desarrollado Ángel Azpeitia con sus reseñas de exposiciones, sus comisariados y escritos para catálogos. Pero son muchas otras las curiosidades que sobre el protagonista descubrirá el lector del libro,  empezando por los orígenes bilbilitanos de su familia, la profesión médica de su padre, sus amistades y juegos infantiles favoritos, o sus primeros trabajos y aficiones, desde la grafología o la hipnosis a la poesía, el teatro y el cómic. En definitiva, se trata de una presentación de una personalidad poliédrica desde múltiples puntos de vista, sobre todo porque  el ensayo repleto de informaciones firmado por Manuel Pérez-Lizano está complementado por muchos otros testimonios de amigos, colegas y profesionales de diferentes medios artísticos, académicos e incluso políticos. Además, aunque en el libro no aparezca un listado nominal de los que han participado económicamente, es importante aclarar que este libro no ha recibido ninguna subvención oficial, pues su publicación se ha planteado como un regalo personal que le hemos hecho al homenajeado unos cuantos amigos pagando por subscripción una considerable cantidad económica, que finalmente ha sido complementada por la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, según decisión unánime tomada en nuestra asamblea anual ordinaria de 2012.


Entrega de premios AACA 2012 y homenaje a Ángel Azpeitia

El 27 de diciembre de 2012 a las 12h del mediodía tuvo lugar en el salón de actos del IAACC Museo Pablo Serrano, una ceremonia presidida por el Director General de Patrimonio, Javier Callizo, quien dio la bienvenida al numerosísimo público que abarrotaba la sala, y felicitó a la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte (AACA) por la doble celebración para la que nos habíamos reunidos.

 

Efectivamente, el acto público tuvo dos partes, la primera de las cuales consistió en la entrega de los premios AACA 2012. El presidente en funciones de AACA, Manuel Pérez-Lizano, fue llamando al estrado a cada uno de los premiados, explicando las diferentes categorías de nuestros premios anuales, consistentes en un diploma diseñado por nuestro compañero el pintor y crítico de arte Fernando Alvira:

La joven Gema Rupérez Alonso recogió de manos de nuestra vicepresidenta en funciones, Desirèe Orús, el Premio al artista aragonés o residente en Aragón menor de 35 años más destacado por su proyección artística, por su exposición en la Casa de la Mujer en Zaragoza.

Carmen Aguaroz recogió, en nombre de Rafael Ordóñez, el Premio a la mejor publicación sobre arte contemporáneo de autor o tema aragonés, otorgado al catálogo "Aransay, maneras de pintar", publicado por el Ayuntamiento de Zaragoza con motivo de la exposición homónima en la Lonja. Le entregó el diploma Fernando Alvira, tesorero en funciones de AACA

Alberto Andrés recogió el Premio a la mejor labor de difusión del arte aragonés contemporáneo, al certamen y feria CERCO de Cerámica Contemporánea, organizados en 2012 por gran diversidad de espacios de Zaragoza, Muel y Teruel. Le entregó el diploma nuestra vicepresidenta en funciones, Desirèe Orús.

María Jesús Buil recibió el Premio al mejor espacio expositivo sobre arte contemporáneo, a la galería de arte La Carbonería de Huesca. Le entregó el diploma Fernando Alvira, tesorero en funciones de AACA

Y finalmente nuestro presidente en funciones, Manuel Pérez-Lizano, entregó a Pilar Moré el Gran premio al más destacado artista aragonés contemporáneo objeto de una gran exposición, por su exposición retrospectiva en el Museo Ibercaja Camón Aznar.

La segunda parte fue un homenaje a nuestro presidente-fundador, Ángel Azpeitia Burgos, con motivo de sus cincuenta años en la profesión de crítico de arte. Para celebrarlo, se presentó al público un libro titulado Ángel Azpeitia: Historiador y Crítico de Arte. Intensidad radial: 1933-2012, publicado por la editorial Aladrada, con la colaboración económica de muchos de sus amigos.  Habló en primer lugar Carlos Serrano, en nombre de la editorial, agradeciendo la iniciativa del artista Paco Rallo, de quien partió la idea, la organización del proyecto y el diseño del libro. Luego intervino el autor, Manuel Pérez-Lizano, quien comentó la estructura del libro, definiéndolo como una labor coral, puesto que además de su propio estudio reúne textos-homenaje de muchos autores. El homenajedo, Ángel Azpeitia, dio las gracias a todos con palabras emocionadas, señalando el mérito de los artistas, compañeros críticos, familiares y público en general por haberle distinguido con tantos homenajes y pruebas de cariño. Por último, Javier Callizo, Director General de Patrimonio, cerró con su intervención este acto público.

Aunque la celebración no acabó allí, pues unos cuantos continuamos festejando a los premiados y el homenajeado con un banquete en un asador cercano al museo. También en este caso se desbordaron nuestras previsiones, y aunque habíamos reservado un salón para setenta personas se nos quedó pequeño, de manera que algunos comensales tuvieron que instalarse en sala aparte.

Ojalá se nos perdonen los fallos de organización, pues todos guardamos un gran recuerdo de ese día, que es lo que importa.


Ciclo de conferencias. La crítica de arte en Huesca: 50 años

Tras la celebración en el año 2011 del XIII Congreso Nacional de Críticos de Arte,  el Instituto de Estudios Altoaragoneses ha organizado un ciclo de dos conferencias que conmemoran 50 años de crítica de arte en Huesca, presentadas por su director Fernando Alvira Banzo.

La primera, Cincuenta años de crítica de arte: Ángel Azpeitia, impartida por Jesús Pedro Lorente, Profesor titular del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, Secretario de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte y director de su revista, miembro de la Junta Directiva de la AECA y del Comité Ejecutivo de la AICA. 

En ella se rinde homenajea la labor crítica de Ángel Azpeitia, profesor titular de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza, catedrático en excedencia de la Escuela de Artes Aplicadas de Zaragoza, académico de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, crítico del diario Heraldo de Aragón, así como de otras publicaciones periódicas y revistas de arte, y fundador de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte, precisamente en Huesca hace 25 años.  Los asistentes contamos con su entrañable presencia y su participación apuntando cuestiones planteadas.  No es éste el único reconocimiento a su ardua labor, que ha sido y es muy celebrada a lo largo de toda su trayectoria.

Lorente está recopilando una parte importante de las más que numerosas críticas realizadas por el profesor, obra voluminosa e imprescindible para el mundo del arte que será próximamente editada en Prensas Universitarias de Zaragoza.

Ángel Azpeitia es una figura esencial para hablar de Arte y Huesca, todos los acontecimientos artísticos que han tenido lugar han pasado por sus manos a través de sus artículos, comisariados,  proyectos…  Lorente destaca su influencia en los artistas y su importancia en la difusión y conocimiento de los mismos y de sus obras.  Hace un recorrido por toda su labor ordenando sus críticas por tendencias artísticas y épocas.

Lorente en su exposición cita y comenta críticas de Azpeitia realizadas a artistas oscenses, empezando por Ramón J. Sender, insigne escritor pero también pintor –con un importante legado de obras plásticas en la propia sede del IEA–, cuya inspiración tenía según los textos de Azpeitia raíz surrealista con apuntes cubistas u otras referencias históricas. Luego pasó revista, combinando imágenes de algunos artistas con textos de las reseñas críticas de Azpeitia, a otros oscenses como José Beulas –que lo es por casamiento y residencia–, Leoncio Mairal, Ramón J. Sender, Antonio Saura, Pedro Tramullas, Ángel Orensanz, Javier Sauras, Pilar Moré, Teresa Ramón, María Jesús Bruna, Alberto Carrera Blecua, Santiago Arranz, Pepe Cerdá, Fernando Alvira, Javier Codesal, Miguel Ángel Alvira…

En la pantalla del salón de actos del IEA pudimos ver citas de críticas, titulares de prensa y revistas de arte, intercaladas con las fotografías de las obras pictóricas y escultóricas aludidas, con una extensa representación de los más destacados artistas aragoneses.  Y disfrutar de esta bella selección de imágenes y de la amena y ágil exposición del profesor Lorente. Según él Azpeitia concibió siempre su labor de crítico como la de un notario del arte. Si bien, como crítico, no sólo ejerce de testigo sino que plasma su juicio, sus gustos, pudiendo, incluso, llegar a influir en los artistas, en su obra. Y en ese sentido resalta el influjo que tiene Azpeitia en artistas de gran personalidad y carácter, como es el caso de Antonio  Saura, al que quizás encarriló cons sus consejos en Elegía, obra con la que decoró un techo de la Diputación de Huesca, de gran colorido, no habitual en su paleta.  Apunta que este pintor no era del total agrado de Azpeitia en sus primeras críticas, dado el gusto del crítico por el color y la abstracción, pudiendo, tal vez, haber considerado a Saura el artista menos informalista del grupo El Paso.

En definitiva un paseo por 50 años de arte en Huesca y sus artistas, a través de la visión personalísima y aguda de Ángel Azpeitia, el profesor que siempre nos aconsejó a sus alumnos que conversáramos con las obras, que las escucháramos.

Luis Lles Yebra, técnico de Cultura del Ayuntamiento de Huesca y miembro de la Asociación Española de Críticos de Arte, en su conferencia Espacios para el arte en Huesca: una cartografía emocional, hace un exhaustivo recorrido por todos los emplazamientos dedicados al arte en Huesca capital y en todas sus comarcas, desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.

En los años setenta Huesca cuenta con galerías de entidades financieras como la sala CAMPZAR, que posteriormente pasó a llamarse Genaro Poza, galerías privadas como S’Art, museos como el  Arqueológico y el Diocesano, así como salas de exposiciones en el Colegio de Arquitectos y el Aeroclub.

La galería S’Art, con más de 40 años de vida, fue inaugurada y dirigida en esta época por el crítico Félix Ferrer, con una programación valiente, apostando por jóvenes valores.  Ferrer fue también creador del Museo de Arte Contemporáneo del Alto Aragón, que cerrará sus puertas en los años  ochenta, pasando sus fondos a la Diputación Provincial de Huesca. 

En esta década y en la siguiente se celebra la Bienal de Pintura Ciudad de Huesca, en el Museo de Huesca, S’Art y el Colegio de Arquitectos.

En los años ochenta se van incrementando el número de galerías, abren las Salas del Banco de Bilbao, CAI…  La Galería Ligeti, dirigida por Ricardo Ramón Jarne, va más allá de la mera exposición, desarrollando una labor de educación en el conocimiento del arte, y realizando conferencias, presentaciones de libros, lecturas de poemas…

Se realizan exposiciones, también, en el Círculo Oscense, la Peña Zoiti, Muebles La Fabrica… 

Hay que destacar las salas de organismos públicos: Archivo Histórico Provincial de Huesca, Biblioteca Pública, y en especial Las salas de la Diputación Provincial de Huesca: la sala Saura inaugurada en 1987, y la sala  Valentín Carderera, en el Palacio de Santiago, sede del Ayuntamiento de Huesca, inaugurada en 1988 con una exposición de Marc Chagall.

Es muy importante la labor de la Diputación Provincial con exposiciones de artistas como Antonio Saura, Joan Brossa, Broto, Mira, Arroyo, Teresa Salcedo, Viola, Cerdá…  Lleva a cabo desde hace una década el Festival Internacional de fotografía Huesca Imagen. Creación de la Fototeca Provincial en el Centro de Archivo Documental y de la Imagen, sobre la base de la adquisición realizada en el año 1989 del fondo fotográfico de Ricardo Compairé Escartín.   Organiza desde 1995 el proyecto Arte y Naturaleza convirtiendo el medio natural en una espectacular sala de exposiciones, aunando land art y arte público.

Lles continúa con los espacios expositivos de Huesca en los años noventa, entre ellos las salas de la Escuela de Arte de Huesca, la sala de exposiciones de la DGA, La Casa del Pintor, Taller de Grabado La Ilustradora, la Sala Pelayo dirigida por Ricardo Ramón y posteriormente por Antonio Latorre, sala Artotal, que más tarde se convierte en Afoto.

También se presentan exposiciones, ocasionalmente, en espacios privilegiados como son el claustro de San Pedro, donde se han realizado las Muestras de Arte del Casco Antiguo, y el claustro del convento de Santa Teresa con exposiciones de belenes.

Okuparte muestra anualmente y durante un mes la última producción de arte contemporáneo en diferentes enclaves de la ciudad de Huesca: antiguo seminario, edificio de la tabacalera, plaza de San Pedro, asociaciones de vecinos, antigua estación de autobuses de Huesca, Taller La Maravilla…

Sigue Lles con un minucioso recuento de los espacios que continúan o inician su andadura expositiva en el siglo XXI, como El Centro Cultural Ibercaja en el Palacio de Villahermosa, la sala de exposiciones de Multicaja, ahora Bantierra, en sus inicios coordinada por Fernando Alvira.  El Centro Cultural del Matadero, inaugurado en el año 2000, acoge cada año Periferias, y Micro, heredera de iniciativas anteriores como Okuparte.

El Museo Pedagógico de Aragón, el Centro Raíces, sede del Museo de los Danzantes, y que también acoge la propuesta artística Micro.

Del CDAN, Centro de Arte y Naturaleza, destaca el gran hito que ha supuesto y el daño que los recortes presupuestarios han hecho a su excelente trayectoria.

El Instituto de Estudios Altoaragoneses contiene un pequeño museo con la obra plástica de Ramón J. Sender.

La Carbonería con una impecable programación, Librería Anónima, Almacén de Ideas, Taller la Maravilla…

En el Palacio de Congresos se celebró la I Muestra de Arte Ciudad de Huesca, donde también se realizan exposiciones didácticas y relacionadas con actuaciones y congresos. 

Otros espacios oscenses en los que también podemos ver exposiciones son institutos, Centro de Profesores y Recursos, el hall del Hospital San Jorge, Facultades universitarias, asociaciones de vecinos, colegios, bares y restaurantes.

Continúa citando lugares que no son habituales o que podemos considerar insólitos para estas actividades, como son los espacios donde se realizan instalaciones, performances o muestras al aire libre: Plaza de Zaragoza, Paseo de la Estación, los sitios ocupados por Okuparte, los porches de Galicia, grafitti…  El reciente proyecto Re-Gen de intervención en los solares vacíos del Casco Histórico de Huesca tiene como objetivo revitalizar la zona.

Lles termina conduciéndonos a los diferentes espacios expositivos que existen en cada comarca oscense.

Con estas dos conferencias nos hemos podido introducir en la riqueza de la vida cultural de Huesca en estos 50 años por medio de las críticas y demás actuaciones llevadas a cabo por Ángel Azpeitia a artistas oscenses, aragoneses, nacionales e internacionales y a través de los espacios en que hemos podido contemplar y estudiar sus obras y todo el movimiento cultural de la provincia.


Egon Schiele

 

Para Egon Schiele, como para otros grandes artistas de vida breve, la falta de tiempo no fue óbice para dejar una huella muy personal en la historia del arte a través de su prolífica obra.

El Guggenheim de Bilbao presenta un centenar de dibujos, gouaches y acuarelas procedentes de la Galería Albertina de Viena, que nos permiten contemplar la evolución estilística del artista que vivió a caballo de dos siglos y plasmó en su obra la hipocresía y las preocupaciones de una época y de una burguesía que finalmente acabó aceptándole.

Deudor del estilo secessión y en particular de Gustav  Klimt, recoge su influencia pero lleva su pintura a otro estadio.  El cambio de siglo en Viena había inspirado nuevas reflexiones sobre la visión del mundo, se buscaba la evasión de la realidad, de lo cotidiano, Klimt fue su máximo exponente, mientras que Schiele fue un paso más allá, reflejando en su obra la angustia existencial, la angustia sexual. 

En sus primeras obras se aprecia una influencia clara de Klimt y el estilo secessión,  parte de este influjo se mantiene en toda su creación,  en este sentido, su arte siempre se caracterizó por la estilización y  la composición mediante superficies planas. 

De 1912, Los eremitas, obra no expuesta en esta muestra, evidencia como ve Schiele la relación entre su maestro, Klimt, y él.  Si en un principio se valió de su apoyo y su influencia, ahora Klimt, el Art Nouveau, es un lastre, un peso muerto que lleva Schiele a su espalda.

Schiele realiza los dibujos a lápiz, sin correcciones, después los colorea empleando tiza, acuarelas y pinturas opacas.  Trabajaba colocando el papel sobre una tabla, cuya veta se quedaba marcada en el mismo.

1910 marcó un punto de inflexión en el que se alejó de la influencia simbolista y se sumergió plenamente en el expresionismo, las figuras de Klimt eran idealizadas y distantes, las de Schiele vulnerables, su cargado erotismo raya en lo feo.  De este año es Muchacha desnuda sentada, muestra a una joven de líneas muy angulosas, totalmente desnuda y sola, su postura parece indicar que está sentada en una silla, pero hay una ausencia en el dibujo de este objeto y de cualquier otro.  Se trata de un desnudo provocativo, con una nota de color rojo muy marcada en pezones, labios y contorno de ojos, no obstante produce compasión por su figura huesuda y el alargamiento de brazos y dedos delgadísimos que denotan extrema pobreza.

Fue la suya una época marcada por los estudios médicos sobre la esquizofrenia y la histeria, así como por la interpretación de los sueños…  Schiele se interesa por estos estudios y por los ginecológicos, por las enfermedades mentales, la teosofía y los fenómenos espirituales  y ocultos.  Concebía el ser humano como un conjunto de cuerpo y alma.

Tanto en las fotografías en las que posa, como en los numerosos autorretratos que realiza, advertimos una dramatización, una interpretación de enfermos mentales, con una gestualidad exagerada.  En  Autorretrato tirando del parpado hacia abajo, obra de 1910, se aprecia un desorden, un caos humano.  La cabeza torcida, los ojos diferentes de mirada perdida, la mano tirando del párpado y torciendo la boca.  Las nerviosas y tortuosas pinceladas acentúan este efecto.

Muchas de las obras de Schiele muestran un espacio extraño, con total ausencia de objetos, que sólo se evidencian por la gestualidad o la postura.  Así en El violonchelista es la forma en que están situadas las manos o las piernas,  lo que determina la ausencia del instrumento y la silla.

En Autorretrato dibujando a una modelo desnuda delante de un espejo, de 1910, también hay ausencia de elementos, como la silla en que está sentado el artista y el espejo en que se mira la modelo, intuido por el reflejo de ella y el autor.

Schiele retrata niños proletarios de la vecindad, de frágiles cuerpos, pobremente vestidos.   En 1912 sufre prisión preventiva acusado de pederastia y secuestro, la acusación es infundada, pero finalmente se le condena por tener a la vista de los niños dibujos obscenos.  Permaneció veinticuatro días detenido, esto supone la interrupción de su carrera y una experiencia traumática.  En este momento surgen dibujos como ¡Preso!, ¡La puerta a lo abierto! O Mi senda conduce a los abismos que representan su desmoralización y el pánico a una condena prolongada.

Una constante en la vida y pintura de Schiele es Krumao, ciudad de nacimiento de su madre, situada en la República Checa, en un meandro del Moldava.  A lo largo de su vida la visita continuamente acompañado de amigos, amante, familia, por última vez en 1917 con su esposa.  La representa como una ciudad muerta, en dibujos a lápiz coloreados parcialmente con tonalidades que nos transmiten desasosiego y dan idea de putrefacción.

También nos infunden tensión los dibujos que realiza de parejas tras su matrimonio con Edith en 1915, en los que están representados ellos dos, y nos indican la forma en que Schiele ve esta relación.  Mientras Edith le abraza amorosamente con expresión lánguida, el gesto de Egon, de ojos desorbitados, es el de un muñeco de trapo que no puede hacer nada ante este abrazo. A partir de este momento sus desnudos y retratos van a tener un tratamiento más natural, menos dramático, sin alejarse del expresionismo.

Tras la muerte de Klimt en 1918, y tras el éxito en la 49ª exposición de la Sezessión, hereda su influencia en Viena, recibe numerosos encargos para realizar retratos y desnudos.  En octubre de este mismo año fallece su esposa, embarazada de seis meses,  él le sucederá a los tres días, víctimas ambos de una epidemia de gripe.


Los colores del silencio

   El wabi sabi es una filosofía y un ideal estético que se comprende mejor si se observa desde la óptica de la filosofía zen. Encarna una visión cósmica nihilista y busca la belleza en las imperfecciones que hay en todas las cosas. Utiliza la fugacidad de la vida para transmitir una sensación de melancólica belleza que evoca esta forma de comprensión de una sublime sutileza. El wabi sabi busca la belleza en las verdades del mundo natural y se inspira en la naturaleza.

  

    Con estas directrices que marcan no sólo su obra, sino tan bien su forma de vida, la artista zaragozana Isabel Larrodé Pellicer, nos presenta en la Sala de Arte del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza su exposición “Senderos wabi sabi”.

 

 

 

    Las creaciones de Isabel, consiguen producir sensación de una sutil belleza que las alejan de lo efímero. Simplicidad, humildad y moderación. Con estas tres características podemos definir la muestra. Simplicidad y moderación,  a la hora de ejecutar las obras, colores cálidos y brillantes que hacen al visitante partícipe de una sensación cálida y acogedora. La humildad, por último, sólo se encuentra en la propia artista, sea porque asume como propias, las “directrices” del zen, o por la paz interior que procesa, hace que obra, y artista, se fundan en un todo

 

“Senderos wabi sabi”

Sala de Arte del Colegio Oficial de Médicos de Zaragoza (c/ Ana Isabel Herreo nº 3 y 5).

14/12/12- 11701/13.  


Van Gogh, viaje de ida y vuelta al infierno

 

    A finales del siglo XIX, el mundo del arte había empezado a relacionar la biografía de los artistas con sus obras. Sería Émile Zola quién escribiría. “Lo que yo busco ante todo es a la persona”, pero sería Van Gogh, quién como nadie entendería esa afirmación, nadie se interesaba tanto por las biografías de los artistas, como él. Las coleccionaba todas, en todos los formatos posibles.  “Es muy bello lo que dice Zola sobre el arte. Lo que busco en una obra de arte, lo que amo, es la persona… al artista”, escribiría en 1885. La historia de Vincent arrojaba un árbol genealógico de enfermedades mentales. Probablemente, su madre Anna, heredará al pequeño, la idea de que la vida era oscura y temible. Su personalidad tempestuosa, trágica  directa y abrumadora, su actitud solitaria y obsesiva, lo llevará a sentirse como El prisionero del pintor Jean-Léon Gérôme, entregándose  a una espiral de autodestrucción y soledad, llegando a poner en peligro su salud, física y moral. Los continuos reproches y amenazas se sucedían sin tregua en una correspondencia epistolar amplísima y constante en la que únicamente Theo, su hermano pequeño, pudo llegar a comprender y a justificar. «Cuando pienso que hay tantos ojos puestos en mí que sabrán donde residen mis fallos si no triunfo, que me reprocharán… el miedo al fracaso a la desgracia, lo único que anhelo es alejarme de todo».

   Vicent Van Gogh, es el único artista al que se ha dedicado un instituto de investigación comparable a la Biblioteca Presidencial de los Estados Unidos. Los escritores estadounidenses Steven Naifeh y Gregory White Smith han reescrito la biografía del genio holandés. Puede pensarse a estas alturas, que se conoce al completo la vida y obra del artista, este libro difiere de otros anteriores  no sólo por la publicación de fotografías inéditas, sino por dos hechos muy concretos. El primero, el  no haber considerado las cartas de Vicent, como un registro directo y fiable de los sucesos de su vida o sus ideales en un momento dado, pues en sus cartas, no plasman ideas para sí, sino que están escritas para familia y amigos. El segundo, se encuentra en el apéndice Nota sobre la herida mortal de Vincent descartando la hipótesis tan extendida de suicidio como un hecho improbable debido, entre otras cosas,  a la  confirmación del  testimonio de un joven de 16 años explicando lo mismo que los nuevos biógrafos, sobre dos muchachos que accidentalmente, habían causado la muerte del artista, y que  ya apareció en 1890, salvo que entonces, nadie hizo caso.  

    Este libro, que han tardado en gestarse más de diez años, huele a Premio Pulitzer, galardón que conocen muy bien los autores, pues ya recibieron uno en 1991, por la biografía de Jackson Pollock. La publicación transcurre a caballo entre una novela trágica, y el más académico de los escritos de la Harvard Law School, de la que ambos son graduados. Un riquísimo tapiz de conocimiento se extiende a través de las novecientas sesenta y ocho páginas narrando desde la oscuridad de sus primeros años en Holanda, al extraño fin en el luminoso sur de Francia. Para entonces, el hombre había muerto, pero el genio había nacido

Steven Naifeh y Gregory White Smith

Van Gogh, la vida.

Editorial Taurus, Madrid, 2012. 968 páginas

 

 


Los lenguajes del arte actual

 

     Un premio o una beca, sirve para difundir un trabajo y beneficiarse de su repercusión en medios de comunicación, redes sociales…etc.. La exposición, denominada con tino Creando, creciendo. Sumario de artistas es un espejo de la política cultural que ofrece la Diputación Provincial de Zaragoza. Se muestra la obra creadora de cuarenta y siete artistas, que entre los años 2002 y 2011, han obtenido algún tipo de premio o beca concedido por esta institución. En su gran mayoría, las obras seleccionadas para esta exposición, corresponden a la reciente producción del artista, en otros casos, los menos, aparecen obras que fueron objeto de la obtención del premio.

En lo que respecta a la pintura, predomina la figuración como expresionismo con tintes pop. Destacaremos en este aspecto a Javier Joven, con su El lector, de excelente textura, qué, aplicada al color, aparece tocado por el humanismo que siempre aplica el artista a toda su obra. Tampoco falta la técnica del collage. Un soporte que según el tratamiento que le dé el artista, puede ser desde un purísimo originario, hasta la combinación de distintos materiales. En estas obras destacan sentimientos como la intimidad en obras de marcado carácter como Lina Villa, o Gema Rupérez, con su característico estilo personal y coherente.

  

 

    En cuanto a la fotografía, también presente en la muestra, tanto el tratamiento como las técnicas, son distintas según el artista, aunque el culto al cuerpo en sus más amplias formas, parece ser la tónica general según lo visto. Destacan Peyrotau & Sediles, con imágenes de gran energía visual que ya nos tienen acostumbrados. En lo que respecta a la escultura y la creación audiovisual. Del primero el discurso narrativo será la continuidad coherente entre vida y arte. Del segundo, se incluye en la muestra el ganador de la presente edición 2012, del premio Santa Isabel de Portugal, Alejandro Ramírez, con su A love story.

   Quizás se esperaba una muestra más “histórica”, y no tan cercano en el tiempo. La necesidad de cuidar y mimar a “todos nuestros artistas”, sea más importante, que el hecho de reconocer a los jóvenes de hoy, pero históricos del mañana. Si es que esa palabra: “el mañana”, tiene algún sentido en los tiempos que corren.

Creando, creciendo. Sumario de artistas.

Palacio de Sástago

04/10/12- 06/01/13  


Fernando Botero. El arte como placer

 

    En los pueblos antiguos, en las culturas primitivas, en las sociedades rurales del mundo católico, la delgadez produce repugnancia o espanto porque se asocia con el hambre y la enfermedad. La tradición grecolatina estableció un canon de la belleza fundado en la armonía de los miembros, lo que no excluía la robustez; más bien, en la mayor parte de las épocas históricas, la reclamaba. Botero es el artista latinoamericano vivo de mayor éxito universal. Su obra tiene una personalidad tan arrolladora que ha traspasado fronteras, tomando posesión en los sectores populares del mundo entero.  La extensa población que recorre su pintura y su escultura, llena de humanidad, de formas rotundas, de curvas plenas y colores radiantes, creando una imaginería, que se ha colocado entre las más originales e identificativas de la historia del arte contemporáneo. Pero no todo ha sido éxito en su carrera, en los años sesenta en Estados Unidos. La tendencia en el arte era el expresionismo abstracto, con figuras como Jackson Pollock y Willen de Kooning. Su respuesta estética y figurativa, basada en el rescate de las más importantes tradiciones plásticas de otras épocas, lo colocó exactamente en la contracorriente dominante. Fueron épocas difíciles de trabajo en medio del rechazo y del vacío. Su tenacidad y disciplina lo sacaron adelante aun en los momentos más difíciles de ese entonces. “Yo soy una protesta contra la pintura moderna”, solía decir. Quizás sea esto lo que le ha caracterizado la voluntad de mantenerse fiel a las convicciones artísticas, a favor de los clásicos y en contra de la vanguardia; a favor de la tradición y en contra de los ismos, sin importarle lo que piensen los demás.

  

 

    La exposición Fernando Botero. Celebración está dividida en las  temáticas más importantes que han ocupado la obra de Botero y su creatividad a lo largo de setenta  y cinco años de trabajo. Casi todas las obras expuestas, forman parte de la colección particular del artista. El punto de partida de su producción artística surge de sus raíces en su natal Medellín, Colombia. A partir de los recuerdos de su infancia y juventud, realiza la propuesta central de su obra, en la que conjuga la tradición estética occidental, con la experiencia latinoamericana, sin embargo el artista no pinta América Latina, sino más bien productos de sus recuerdos. Sus cuadros de versiones y homenajes a los artistas y a las obras que tanto admira de la historia del arte universal ponen en evidencia el punto de referencia que ha significado, entre otras muchas, la pintura europea en su obra, y en especial la del Renacimiento italiano. En el 2004 Botero se apartó de los temas amables y de la celebración de la vida, tradicionales en su obra, para dedicarse de lleno a las atrocidades que se cometieron por parte de los soldados estadounidenses en la cárcel de Abu Ghraib en Iraq, la misma que fue escenario de los horrores del régimen de Saddam Hussein.  Por su parte, la escultura, que apareció en la obra de Botero a mediados de la década de los 70 como una extensión natural de su interés en el volumen y la sensualidad, se ha convertido para él en un oficio tan importante como la pintura. Sus obras en bronce de tamaño monumental han sido expuestas en más de veinte de las  ciudades más importantes de todo el mundo. La escultura Caballo de bridas (2009) se exhibe en el exterior de la sede central del Museo Bellas Artes de Bilbao, como parte de la muestra, que añade una faceta muy poco conocida en Botero, la incursión en el campo de la literatura. Entre los años 1980 y 1981, Botero escribió e ilustró varios cuentos que aparecieron publicados en el periódico dominical El Tiempo y que por primera se reúne una selección.

    

 

    El mundo de Botero es ante todo plástico; su atractivo y su fuerza derivan en su rico cromatismo, su destreza técnica y su esplendidez pictórica. La estética de Botero es la negación del feísmo, la más alta conquista del arte contemporáneo. La gordura es en su obra, instrumento de transformación de la vida antes que la vida misma, una manera de imprimir a la realidad recreada en sus telas  cartulinas y esculturas unas características propias insustituibles que transcienden a todo lo que hoy conocemos como estético. En la obra creada por Botero, no hay sitio para la muerte, la decadencia, la violencia o la crueldad. Tampoco para el odio. Todo aquello que dibuja, pinta o esculpe, despierta su solidaridad y su afecto. Por ello toda su obra arde como fuego original, a través de un alegato, que formula sin proponérselo.

 

Fernando Botero. Celebración

Museo Bellas Artes de Bilbao

08/10/12- 20/01/13