Fotografías de ColumnaVillarroya

Bajo el título Columna Villarroya del Agua, 30 de mayo al 25 de agosto, podemos ver 42 fotografías en blanco y negro entre 1995, año que comienza la serie, y 2006, pero la mayoría década de los noventa, con exposición inaugurada en el Museo Ibercaja Camón Aznar. Textos de Desirèe Orús y de la fotógrafa como imprescindibles referencias. Por otra parte, el diseño de la cubierta es muy poco acertado, por decirlo suave, con la aclaratoria frase Zaragoza Museo Ibercaja Camón Aznar Espoz y Mina, 23  ubicada sobre una fotografía de Villarroya. Jamás se hace tal intromisión con una obra de arte. En diseño es elemental. Y encima, como un sueño línea pesadilla, poner Zaragoza con letras mayúsculas de increíble tamaño, pues rompe la estructura, el equilibrio, del propio recuadro, ni digamos respecto a la fotografía reproducida.

E. Pérez Beriain, Heraldo de Aragón, 30 de mayo de 2013, comenta en su abarcador artículo que las fotografías están realizadas en blanco y negro y con película analógica, captadas en un segundo real, sin manipular. El tema del agua sugiere que la fotógrafa se ha paseado por cualquier río para captar dispares panoramas siempre alterados del original, pero en el artículo citado la artista afirma: Todas están hechas en el estudio. Son independientes, aunque todas giran en torno a la misma temática. Una me recuerda la naturaleza, o un árbol, o un meteorito o incluso en otra se ve un pez, como me dijo una mujer de 93 años que vino a mi estudio.

Negro radical y dispares matices de grises y blancos son los únicos colores, más que suficientes para mostrar un cambiante panorama de gran atractivo al servicio de temas nacidos del agua. Pueden captarse diáfanas gotas de agua difuminadas, en reposo o flotando en dispares espacios, pero aquí se acaba toda semejanza ante la constante alteración partiendo de una realidad como único protagonista. Puede sugerirse, incluso, que sabemos el punto de origen como protagonista, porque de lo contrario cabrían múltiples interpretaciones en numerosas obras ante su radical transformación. Es aquí, en lo real desaparecido y transformado, donde nace la línea de conducta vía imaginación antes de llegar al resultado idóneo, con el cambiante sentido del espacio como ingrediente vital que envuelve la mirada para crear dispares atmósferas implicadas con el agua. A partir de ahora, con su multicolor ingrediente de luces y sombras, es posible asegurar que el agua es móvil y clara, invisible y extraña, como si tuviera una desbordante capacidad para ser inverosímil. El resultado general atraviesa toda inocencia con la evidente anomalía como naturalidad sin reposo.


Paco Lafarga y Pilar Urbano

Dos exposiciones atrapando el buen hacer desde parámetros muy diferentes. Los 36 dibujos de PACO LAFARGA, 18 de abril al 26 de mayo, obedecen al pequeño formato, salvo Piscina, con lápiz y difuminado como clave para ampliar lo formal. Todos entre 2012 y 2013. Prólogo de Antón Castro con datos del artista e impecable visión de su obra. Siempre con títulos orientativos sobre el tema, como De mañana, Interior Lyon, Atardecer en Morgana, Torre del agua, Paisaje nevado, Niebla, Metro, Osma naranja, Niebla en Ranillas, Perro, Muñeca, Gato, Sacos y Frutas.

La extraordinaria técnica, producto de la línea dominada, se pone al servició de interiores con figuras femeninas y masculinas o dejados en su vacío íntimo, ese duro ojo en un primer plano, un niño jugando en la piscina, bodegones, paisajes con vistas globales, carreteras perdiéndose hacia cualquier lejanía y la soledad de una figura masculina avanzando de espaldas desde su interioridad sin comunicarse. Temas empapados de quietud con impecables, variadas y envolventes atmósferas como clave de las múltiples sensaciones que gotean incesantes fiel reflejo de la realidad.

La exposición de PILAR URBANO, 6 de junio al 13 de julio, comprende cuadros y dibujos, de 2013, bajo el título Materia Oscura. Los cinco cuadros, uno enmarcado con cristal, tienen el mismo planteamiento formal y cromático. Vemos como un placer contemplar el íntimo ritmo de la brocha con su peculiar y cambiante huella, ni digamos esa tosca belleza de la arpillera en un cuadro que rompe el lienzo desde un ángulo formal. Algunos cuadros se alteran mediante planos irregulares negruzcos enriquecidos, en su conjunto, por grises y blancos, de modo que la ausencia de tono espacial sirve como multiplicador del generalizado vacío como norma en un primer plano.

Los numerosos dibujos, siempre rotulador negro sobre papel blanco, se reproducen en un catálogo con prólogo de Chus Tudelilla. No captamos la ausencia de algún cuadro. Dibujos que obedecen a impulsivos trazos gestuales formando muy dispares formas de indudable acierto por belleza artística y cambiante composición. Ni digamos los trazos que giran para crear óvalos unidos hasta languidecer en su final o el sutil entramado del blanco entrevisto detrás del negro. Todo obedece a un exacto cálculo dentro de la espontaneidad, lo cual es muy complejo ante composiciones exactas que empiezan y acaban en el lugar idóneo.  El resultado general es un juego artístico de muy variada índole formal con la dominante geometría como gran protagonista.


H. Gulias Vidal y A. Pérez Arribas

Dos exposiciones y dos pintores en la galería Cristina Marín. HORACIO GULIAS VIDAL, 18 de abril al 14 de mayo, presentó 11 acrílicos sobre lienzo y 15 sobre papel, bajo el título Percepciones, varios con fecha desde el 2009 y la mayoría del 2013. Títulos de las obras como ABS y un número. Pintor nacido en Buenos Aires, año 1947, con residencia fija en Zaragoza. En dicha ciudad estudió Ingeniería Mecánica, clave de su pasión por la forma lineal y su estructura, que trasvasa a cuadros y dibujos. Lienzos con fondos negros salvo tres excepciones y dibujos con fondos blancos y texturas propias del papel y en ambos casos con mínima capa matérica. Negro dominante alterado por blancos, naranjas, verdosos y amarillos. Aparte de que un cuadro es el retrato de su esposa y otro del artista con pipa como feliz y glorioso fumador en el ámbito de la dominante geometría, lo más trascendente es la perfecta integración de formas tipo bandas estrechas, círculos, dispares rectángulos, rectas que acaban en curvas, cuadrados, formas tipo arco de medio punto y otras irregulares muy complejas de definir. En el conjunto de las obras domina el tono ascensional para evitar una especie de caída hacia la base, de modo que adquieren una especie de sensación elevada, distante pero en un primer plano, en una suerte de belleza generalizada transmitida mediante la línea. Dichas singularidades geométricas, conviene recordar, se subliman y alteran a través del color, de modo que desaparece la hipotética frialdad geométrica para mostrar dispares campos formales abrazando toda imaginación circundante.

El soriano viviendo en Zaragoza desde hace muchos años ADOLFO PÉREZ ARRIBAS, 13 de junio al 12 de julio, presenta la exposición Orgánico XIII, configurada por diecisiete cuadros y dos de pequeño formato enmarcados con cristal. Colores verdes de variadas intensidades, rojos y cambiantes azules, siempre uno dominando en cada obra o con manchas informales en negro, pero con el añadido de, por ejemplo, el verde con otro verde o el azul sobre otro azul. Lo indicado como factores imprescindibles en cada cuadro. Además de valorar el atractivo del cuarteado, cuando se da, como símbolo destructor es necesario resaltar las muy poderosas texturas, unas saliendo más que otras en los cuadros, que generan un fuerte campo de protuberancias irregulares eco de rocas volcánicas en un espacio cual paisaje lunar. Nos inclinamos más por el magma solidificado en cualquier sitio de la Tierra. Cuadros que atrapan y reflejan espacios inmóviles como espejo de lo que ocurrió pero visto cual testimonio presente que seguirá aconteciendo.


C. Peñarrubia, P. Marina, R. Gómez Pelufo, A. Chipriana, y E. Gimeno Wallace

Gran parte de su obra la vimos en el bar Bonanza hace poco tiempo. CRISTINA PEÑARRUBIA vuelve a exponer pero ahora en el Centro de Juventud del antiguo Matadero e inauguración el uno de junio y, de paso, exquisito concierto con violín a cargo de un joven amigo de la expositora. Aquí el problema, como en el bar Bonanza, es que la obra está hecha entre 2009 y 2011, con un vacío de 20 meses que obedece a asuntos personales por fin resueltos. Obras que titula, por indicar una definición, con frases de muy dispar índole. Fotos analógicas con revelado manual en blanco y negro y color y manual tratado digitalmente. Color y blanco y negro para paisajes con alteración de la realidad, así como primeros planos de aparentes abstracciones formado planos partiendo de, por ejemplo, una bombilla inmersa en muy atractivos espacios. La obra gráfica corresponde a abstracciones mediante trazos curvos y planos con manchas a través de tenues bandas irregulares, así como otras de inusitada belleza con dominantes blancos, grises y negros, que sienten la alteración de su realidad con elementos figurativos como, por ejemplo, un tronco seco. En sus obras, fotografía y grabado, domina la seductora fantasía siempre en su sitio y el ámbito de dispares sensaciones, muy propio de tan extraordinaria joven artista. Cuando expuso en el bar Bonanza nos dimos cuenta de su valía, razón para que apostáramos por Peñarrubia con la primera crítica que han publicado sobre su obra. Seguimos apostando a la espera de lo que haga desde ahora y exhiba en fecha a especificar.

Dos exposiciones en el bar La Pequeña Europa señalan su óptima trayectoria y dos artistas con muy distintos enfoques. La fotógrafa PALOMA MARINA, Zaragoza, 1975, inauguró el 11 de abril con once obras entre 2012 y 2013, de las que tres son en blanco y negro y las restantes en color. Como su trayectoria expositiva desde 2001 ha permanecido medio oculta, aunque conocida, por ejemplo, en el zaragozano estudio colectivo K-Pintas, conviene comentar que su vida artística empezó dedicándose a la danza en la escuela de María de Ávila, disciplina abandonada por una grave lesión. Circunstancia que motiva un marcado interés por la fotografía y, después, por la fotopintura. Con posteridad se dedica a formarse como fotógrafa autodidacta en Spectrum Sotos y en Barcelona con el fotógrafo Joaquín Montaner. En fechas recientes, tal como indica la artista, combino digital con analógico. Revelado manual que me permite jugar con la posibilidad de trabajar más fácilmente la imagen, pero también explorar con los colores, un tanto irreales, de la fotografía digital. En lo referente a su exposición conviene aclarar que Pipa Álvarez, enferma de cáncer, es el alma mater, motivo, deducimos, para que en la exposición haya varias figuras sin cabello. En las obras expuestas se parte de fondos negros y grisáceos, que acogen los temas principales basados  en desnudos masculinos y femeninos, siempre con marcada naturalidad y obteniendo composiciones de notable belleza y refinamiento. Da lo mismo que dos figuras femeninas estén sobre una mesa de billar y dos figuras masculinas apoyándose en dicha mesa, porque lo sorprendente es su capacidad de atraer, sin olvidar otras impecables composiciones con similares características. Aquí lo importante es la citada naturalidad acompañada por una especie de sana e indolente frescura que impregna todo, como diciendo aquí estamos pero incluyendo la fotógrafa que posa para sí misma desde el exterior de su cámara mediante una especie de ser dando, pero también desde su pensamiento caminando invisible para unirse con los retratados. Fusión.

La segunda exhibición en el bar La Pequeña Europa, 9 de mayo a 6 de junio, corresponde al pintor RAFAEL GÓMEZ PELUFO con diez cuadros de pequeño formato. Aquí el tema, muy bien desarrollado, es una figura femenina de pelo rubio que se muestra como busto en varias obras, sobre una cuerda, con otras figuras masculinas pero difuminadas, en medio de un paisaje, en cuclillas y sobre una especie de trampolín. Estamos ante un muy sugerente prototipo ideal femenino y diversas expresiones faciales, con el aliciente de que su atractivo se multiplica por la atmósfera general potenciada por un adecuado sentido de color.

El Espacio In-cógnito ha acogido la exposición individual de Antonio Chipriana, con esculturas, dibujos y acciones, y la fascinante colectiva Souvenir. Recuerdos de una ciudad cualquiera, como más que diáfano ejemplo de imaginativos diseños. La individual de ANTONIO CHIPRIANA, titulada Virus y patologías, del 19 de abril al 10 de mayo, es el perfecto ejemplo  de un artista con incesantes actividades, que pueden ser la dolorosa pesadilla de cualquier crítico de arte perezoso, pues no olvidemos que todo lo exhibido es de 2013. En el folio que hace de catálogo hay un abarcador texto de Paula Gonzalo Les. Las esculturas, todas en negro, salvo una en plata y otra blanca, son equivalentes a abstracciones de formas ondulantes con la curva como cambiante dinamizador sensual, que a veces caen en el exceso por rebuscar en vez de simplificar. Son, quizá, ese punto de partida para un posible desarrollo escultórico. Como variante tenemos la escultura que nace de un jarrón con agua azulada y jabón, una especie de energía que potencia el nacimiento de la escultura, así como la titulada Eropatos, hecha con yeso, cola, tela, papel, tinta luminosa y luz negra, que se basa en un cuerpo femenino boca abajo sin cabeza y sin brazos ni piernas. Todo sobre un ámbito geométrico que sirve de pedestal. A la altura de la cintura tenemos varias agujas clavadas en el cuerpo, como recurso muy utilizado por algunos surrealistas históricos mediante la agresión del cuerpo humano, cuyo máximo nivel, incluso por fecha, es la famosa secuencia con la navaja cortando un ojo en la película de Luis Buñuel y Salvador Dalí. Ante tal desarrollo de materiales e ideas nos quedamos con la aparente sencillez de las esculturas abstractas. Sobre los dibujos todo alabanzas. Rotulador negro sobre soporte blanco. Violencia sexual en algunos casos, rasgos de amores pasionales, el dibujo con desnudos femeninos dentro de una jaula o la cruz en un dibujo, cual contraposición de símbolo y realidad sexual, nos encauzan hacia un conjunto de impactantes sabores expresionistas realizados con aroma artístico sin esfuerzo salido desde cualquier interior del artista. Vayamos con las dos acciones dentro la exposición pero con posteridad a inaugurarse, que podemos definir como micro obras de teatro muy pensadas por su trama y desarrollo. La primera acción se titula Pesadillas By-Lechip. Todo comienza, muy en síntesis, cuando sube por la rampa del espacio con marcada lentitud y se dirige con una larga cola que ata al cuadro colgado de Chipriana para iniciar un personal recorrido. Sobre el mono blanco pone Instalaciones Lumínicas de Energía Libre S. L. De pasada se lo quita y de rodillas rompe un transistor golpeándolo contra el suelo, quizá como símbolo contra la comunicación. La segunda acción consistió en colocar a varios espectadores en hilera que ata con una banda blanca para unirlos sin posibilidad de liberación. La acción termina cuando besa a cada uno de los prisioneros.

La exposición colectiva en el Espacio In-cógnito, tras la de Antonio Chipriana, se titula SOUVENIR. RECUERDOS DE UNA CIUDAD CUALQUIERA, del 23 de mayo al 22 de junio. En la tarjeta de invitación hay un breve y precioso texto de la artista Helena Santolaya que transcribimos. Dice: ¿Puede la memoria descansar sobre una estantería? ¿Tiene precio el recuerdo? ¿Cuántas ciudades caben en un dedal? ¿Podrá viajar tu huella en mi maleta? ¿Podré envolver tus ojos en papel de regalo? ¿Me llevaré la lluvia en un botijo? ¿Cuántos nombres comunes, cuántos propios caben en la palabra souvenir? A partir de aquí lo que se puede afirmar es el alto número de diseños con absoluta diversidad y excepcional imaginación realizados por Paco Rallo, Antonio Chipriana, Gerardo García, Pierre d. la, Helena Santolaya, Josema Olidén, Giuseppe Strano, Paco Simón, Charo de la Varga, Diego Fermín, Alicia Sienes, Susana Vacas, Miguel Ángel Gil, Edu Barbero, Margó Venegas, Antuán Duchamp y Lorena Sanz.

De las exposiciones en Espacios Alternativos queda el pintor EDUARDO GIMENO WALLACE, que inauguró en el bar Bonanza, el seis de junio, con siete cuadros pintados entre finales de 2012 y 2013. Dado que no es muy conocido vemos necesario comentar que nació en Montevideo (Uruguay) el año 1975. Empieza a pintar como autodidacta en 1996 y de 2001 a 2003 asistió a un taller de pintura en el Centro Comunal Zonal Nº 14 de Punta Carretas, Montevideo. Desde 2003 vive en Zaragoza. Al margen del cuadro Homenaje a García Lorca, expuesto en una colectiva inaugurada en la galería Itxaso, con el perfecto juego de los símbolos tipo drama, las restantes obras se apoyan en un extraordinario sentido del color, tan variado, exquisito y vibrante como en su sitio, siempre acoplado al tema para multiplicar cada significado. Con dicha cualidad a caminar sin problemas. Este pintor concibe cada cuadro desde la imaginación partiendo de una idea específica, que durante el proceso de ejecución quizá altere en alguna zona concreta, siempre al servicio de un realismo alterado por dosis irreales en algún cuadro, como las dos figuras infantiles inmersas en un paisaje y entre ambas un tigre o la figura masculina con la cabeza transformada en un cubo. El paisaje, presente en seis de los siete cuadros, se concibe mediante los dos típicos planos paralelos a la base para mostrar cielo y tierra, como norma con gran capacidad evocadora gracias al color y, por extensión, al tipo de figuras tan sugestivas como la mujer solitaria de pie o las dos en bañador con otro cubo pero ahora en la rama de un árbol. La conclusión, siempre adelante de puro atractivo, es que la mezcla del paisaje y la figura humana alcanza una perfecta dosis de integración, con la majeza de que el tema imprevisto es norma apetecida, deseada. Hemos dejado para el final el último cuadro, que confirma lo señalado. El fondo consiste en planos verticales a la base de tonos oscuros que evocan, salvo error, a una especie de estructura arquitectónica. Da lo mismo. Planos verticales que apoyan un ámbito envolvente y enigmático. Aquí, tan inmersa en el espacio como solitaria, surge en un primer plano la figura femenina sentada a la espera. Pintor que anuncia, sin darse cuenta, porque ni lo capta, un desarrollo vertical y vertiginoso. Cuestión de tiempo.


Jorge de los Ríos y Colectivo Pértiga

La exposición de JORGE DE LOS RÍOS inaugurada en el palacio de Montemuzo, año 2008, se titulaba El río que nos lleva mediante obra sobre papel, incluida una de gran formato como eje vertebrando la totalidad, mientras que su exposición en la galería Demodo Gráfico se titula Paseos por el tiempo, 18 de abril al 19 de mayo, y enlaza con la anterior por el papel como soporte con una obra de gran formato también como eje bajo el título Días del futuro pasado, con medidas 1, 40 x 7,00 metros, que se completa con 20 obras en dispares tamaños. Cabe recordar que tiene una obra en la hornacina del espacio expositivo con el zinc como material para recordarnos las características de sus cuadros habituales.

Días del futuro pasado, tal como indica el pintor, actúa como un diario a través de recuerdos, experiencias, emociones y anhelos, de modo que sin esquema previo lanza sobre el gran papel latidos, vibraciones y dudas de la experiencia humana. Dicha espontaneidad de ejecución es clave para captar el dominante toque expresionista mediante formas geométricas que chocan con trazos gestuales y signales, formas indefinidas e irregulares planos, siempre recordando el cambiante y llamativo color aliado con en el ámbito formal. A sumar los muy atractivos micro y macro espacios tan enriquecedores para resaltar lo indicado. Mundo azaroso, vibrante, espontáneo, que enlaza con la condición humana, como si dispares pasiones se fusionaran desde la irracionalidad como ineludible gran espectáculo siempre presente pero teñido de racionalidad con la domesticada geometría. Lo indicado puede trasvasarse a las ocho obras de pequeño formato con énfasis en los toques oscuros y los trazos gestuales flotantes hechos con mayor o menor énfasis. En cuanto a las restantes obras, siempre papel, se caracterizan, salvo una, por los fondos blancos alterados mediante dispares colores exclamativos de muy notable belleza, que generan campos poéticos y otros de notable fuerza, como si chocaran en una suerte de fugaz pero ineludible entendimiento. La realidad humana, en su cambiante protocolo íntimo, mostrada por un sincero y hermoso artista.

Con la luz apagada y el espacio en penumbra, ese público esperando cualquier hecatombe amortiguada, aparecen cinco artistas <<pirados>> perfil extremada lentitud desde la lejanía con linternas encendidas en la boca. Al instante, como un golpe impensado, se encienden las luces, se apagan las linternas y cada artista extiende una mano para leerse PÉRTIGA, aquel colectivo integrado por Antonio Chipriana,  Ángel Fábrega, Gerardo García, Miguel Ángel Gil, Josema Olidén y Roberto Pellejero, con su exposición en la galería Demodo Gráfico inaugurada el 28 de mayo y hasta el 23 de junio.

Quejas nuestras. Ninguna obra tiene una cartela aclarando el autor, en realidad ni existen, lo cual significa que es imposible saber a quién pertenecen las esculturas, si a Miguel  Ángel Gil, Gerardo García o Josema Olidén, como tampoco los cuadros que están mezclados, salvo que cojas una lista y uno comience a recorrer metros para dar con las claves. Ni digamos lo presentado por Antonio Chipriana, con cuadros del año 1998. A partir de aquí se puede caminar.

Si lo presentado por ANTONIO CHIPRIANA basta con una simple cita, lo más sensato es comenzar con ÁNGEL FÁBREGA, cuyas tres obras, de 2013, están colocadas de forma coherente, visibles y diferenciadas de las restantes. Estamos, tal como indiqué hace tiempo, ante uno de los escasos artistas capaces de usar el ordenador como si lo tuviera en el interior de su pensamiento, de ahí que sus infografías transpiren máxima autenticidad. Con predominio de los verdes y azules, su máximo singularidad es una bella, atractiva e impresionante vegetación inventada capaz de invadir todo el espacio, de la que se puede pensar en cualquier peligro y en potenciar la imaginación sin límites. A sumar en una obra ese punto de fuga ilimitado alejándose hacia un final sin barreras. GERARDO GARCÍA presenta una escultura para colgar en la pared basada en cuatro cabezas masculinas en color blanco de las que una ofrece la zona posterior, de modo que estamos ante un juego de diferentes rostros en cierto modo parecidos y diferenciados por los labios, como si fueran la misma secuencia con variantes. MIGUEL ÁNGEL GIL participa mediante tres esculturas para colgar de material cerámico, aquí mediante rostros que sufren la represión con poderoso impacto visual. En una, el rostro se altera por líneas blancas y sale de una cremallera con tela de color negro, mientras que en otra sale de una tela blanca con expresión horrorizada y en la última también con tela negra y la cabeza abierta por la mitad dejando captar al fondo una cruz con Jesucristo como símbolo relacionado con el sufrimiento. JOSEMA OLIDÉN tiene una escultura ubicada en la hornacina. Consiste en un cubo de metraquilato y en su interior numerosos caracoles formando una esfera irregular medio ovalada. Obra con originalidad y significado exacto que se nos escapa. ROBERTO PELLEJERO, para concluir, presenta cuatro cuadros con énfasis matérico y colores contrastados, de modo que mezcla la abstracción con figuras, rostros medio enloquecidos, atractivas formas inventadas filiformes, flores y estrellas, para ofrecer un conjunto mediante dosis surrealistas desde el expresionismo general.


Cuadros y dibujos de Raúl Herrero

Nada descubrimos si recordamos que Raúl Herrero, Zaragoza, 1973, es editor, escritor y pintor con su primera presencia en una colectiva el año 1993. En su exhibición, Club Náutico 25 de abril, lleva siete óleos sobre lienzo y seis dibujos de tinta sobre papel. Todo del 2013. Títulos de cuadros como La santa faz, Paisaje azul marítimo del bosque, Argos, El ángel, Mono monada, El rostro troncal y Hombre con cabeza con llamas, ofrecen una idea sobre los temas desarrollados desde la imaginación sin barreras y la positiva transgresión formal. Asimismo, los dibujos, siempre con color, se centran en figuras dentro de esquemáticos e imaginativos paisajes vía informal, rostros flotando en el espacio y diminutas figuras corriendo. A destacar, además y como variante de una posible línea pictórica, el impecable dibujo, perfil síntesis vía control, basado en una expresionista mancha negra flotando sobre el cielo azul, como si fuera el augurio que rompe cualquier síntoma de felicidad. El añorado Antonio Fernández Molina comentaba: Creador audaz, Raúl Herrero, fracciona su tiempo a modo de tablero de ajedrez y, amigo de Roberto Goa, escribe con los ojos, mira con las manos y pinta con el corazón. (…) Poeta, pintor y todo lo demás por añadidura.


Dibujos de Fernando Martín-Godoy

En la Sala de Exposiciones Bantierra, 30 de mayo al 5 de julio, tenemos un alto número de dibujos en tinta china hechos por uno de los mejores pintores zaragozanos, bajo el comisariado de Carlos Buil y Ricardo Marco, con exhaustivo y eficaz prólogo de Carlota Santabárbara. A destacar el montaje con las obras formando un bloque. Para otra ocasión, dado que cada obra carece de título, sería conveniente poner un número a pie de reproducción, o en la zona inferior, con la intención de poder citar aquellas obras que veamos más o menos significativas.

Tal como se indica en el prólogo, el artista parte de imágenes fotográficas del pasado y su lógica capacidad evocadora, que sirven como punto de partida para crear otro ámbito personal con diferente técnica, lo cual significa una alteración de la realidad mediante sugerencias más o menos intensas respecto a dicho pasado.

No vemos con claridad que el dibujo con un plato chino y paisaje tradicional, como si fuera un calco de la época, encaje en el conjunto de lo exhibido. Ni tampoco el blanco estallante para camisas, el gorro en una obra y el turbante en otra, pues funcionan como máximos focos de atención centrados en vestimentas irrelevantes, en el sentido de lo anodino sencillo en estos casos elevados a grandes protagonistas sin significado. A partir de aquí se puede afirmar que estamos ante un conjunto de dibujos excepcionales. Basta citar el pianista y la soprano o  una figura por obra, en estos casos sobre fondos negros que irradian potencia encaminada a un tema central en el centro de la composición. Ni digamos la silla en el centro del dibujo, auténtica genialidad partiendo de tema tan sencillo, la escultura monolito con figura al lado que se repite como tema único sobre evanescente fondo, los sencillos paisajes con cascada o la soledad de la casa unifamiliar  enriquecida mediante un exquisito juego geométrico. Sobre los personajes, en general como si fueran bustos, destaca el anonimato por alteración de la realidad vía sugerencia con cada contorno perfilado. Como variante, entre otros enfoques, una figura hablando o primeros planos de las vestimentas sin rasgos faciales. Dibujos, en definitiva, que gracias  a la muy depurada técnica parecen cuadros.


CERCO: M.A. Gil, S. Losada, A. Chipriana, R. Oter Blasco y J.C. Vegas

La 13ª Feria Internacional de Cerámica Contemporánea en Zaragoza, 9 al 12 de mayo 2013, es insustituible y su relevancia, por todos sabida, se mantiene para ofrecer una panorámica que permite atisbar las líneas formales y temáticas desde su absoluta complejidad.

Dentro de las numerosas actividades tenemos CERCO-ACCIÓN 2.0, Antiguo Matadero el once de mayo, protagonizada por Miguel Ángel Gil, Saleta Losada y Antonio Chipriana, cuyas acciones siguieron dicho orden. Sobre Gil y Chipriana ya sabemos su excepcional y cambiante versatilidad, mientras que a Losada nunca la habíamos visto. Tres acciones que mantienen con el barro y la cerámica ese flexible y singular hilo como punto de unión. Asimismo, en el folio que ejerce de catálogo figuran tres textos de los artistas que atañen a su pensamiento desde una actitud crítica. Veamos una especie de descripción con el tiempo como matiz de gran valía y atractivo, pues cada acción transcurre de forma muy lenta con toda intención, de modo que el público pudo saborear expectante el inicio y los sorprendentes finales. Acciones muy pensadas e imaginativas. Siempre en silencio.

La acción de MIGUEL ÁNGEL GIL se basa en una mesa sobre la que hay un hermoso y humilde botijo, el de siempre, con un mecanismo del que sale un tubo de goma accionado por una bomba, de modo que el artista, ya en el suelo, comienza a llenar 20 pequeños frascos de un líquido rojizo que regala a los espectadores. De pronto, coincidiendo con el último frasco lleno, el botijo pierde estabilidad al estar vacío y se rompe contra el suelo. Al instante, tras el ruego de Gil, cada espectador arranca una cinta que ocultaba el mismo mensaje: Esencia de Culpabilidad., muy en la línea de su texto cuando, en síntesis, indica: …Reforzar la culpabilidad…Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución

En cuanto a SALETA LOSADA su acción puede definirse como un esfuerzo inaudito al servicio de lo espectacular. Veamos. La artista se tumba en el suelo boca abajo y con los dedos de los pies va cogiendo, con extremada dificultad, un conjunto de platos para formar dos bloques con el mismo número de platos. Cada bloque lo ata debajo de los pies, como si sustituyera a los zapatos. Comienza a caminar. Aquí empieza la indiscutible belleza dramática de un penoso caminar por el peso de los platos, que obliga a bracear para no perder el equilibrio, mientras que el cuerpo cambia de posición obligado por tan anómala realidad. Todo se acompaña por el sonido de los platos, que poco a poco se rompen hasta su definitiva destrucción. La artista queda libre como símbolo humano. En su texto, tan vinculado con la acción, señala: Supervivencia antónima..si me dice respeto actuaré con desobediencia, te escucharé distraída y lucharé para conciliar mi antonimia. Vaciaré los bolsillos de esta absurda realidad que llamamos España, malviviendo para vivir. Y lo que suceda, no será más que una utopía que nos sirva para caminar.

Queda ANTONIO CHIPRIANA. Sobre una mesa hay un bloque de arcilla que corta en capas muy delgadas y deposita en el suelo para formar un rectángulo, que también corta y deposita sobre la mesa en bloques compactos. Ya antes se ha cambiando de ropa, suponemos que para no mancharse. De pronto, coge un bloque de arcilla, luego otro y los va acoplando sobre la cabeza y el rostro. A los pocos segundos desaparece el artista. ¿Cómo interpretar la acción? Parece como si hubiera una crítica social, en el sentido de todos iguales y amordazados mentales. Ni en sueños sugiero que cogiera la idea siempre transformada, pero como un mes antes de la acción de Chipriana hubo otra recogida en un documental, canal 2, de TVE, protagonizada por el artista Miquel Barceló y un ayudante, que se realizó en Mali, con numerosos espectadores de un pueblo cercano, más que intrigados y entusiasmados, ni digamos los niños. La acción consistía en un gran panel, como si fuera un cuadro rectangular que iban cubriendo de arcilla, al que sacaban profundas texturas mediante golpes de dispar intensidad. Ambos terminan con el barro cubriendo cabezas y rostros para penetrar en el interior del cuadro y romperlo. En cuanto al texto de Chipriana, en síntesis, asegura: El capital no es una palabra negativa, aunque en los tiempos actuales se ha convertido en algo monstruoso, ya que se puede añadir capital a muchos conceptos: capital vital, energético, monetario, orgánico y seguramente muchos más. ¿Cuando se convierte este término en peyorativo? Cuando le añadimos el sufijo ismo. Todos los ismos llevan a una radicalización de los conceptos, convirtiéndolos en términos que orquestan a seguidores ciegos… Partiendo de este hecho y desde  ´mi posición plástica` reestructuro el Ismo en Istmo como puente y destrucción del término

Vayamos con la  impecable doble exposición en material cerámico de los artistas Roser Oter Blasco y José Carlos Vegas, inaugurada en la galería Finestra Estudio el diez de mayo. La clave de las esculturas en material cerámico de ROSER OTER BLASCO, artista autodidacta, es la presencia de una figura masculina sentada de piernas muy alargadas en actitud de, por ejemplo, meditación, leyendo, disfrutando en un columpio, contemplativa o con un drama interiorizado. Figura que atrapa la mirada y rompe la estructura general para transformarla en un conjunto sorprendente, medio anómalo según donde se ubique en una escultura a especificar dado que rompe su entorno para alterarlo. Basta citar algunas formas que son finas capas sobrepuestas y la figura sentada como si fuera un estilita de nuevo cuño. Siempre, aunque tenga un poso <<beatífico>> cuando se da, genera múltiples sensaciones perfil infinita soledad, como si la vida careciese de significado ahí mismo y hacia cualquier imprevisible futuro. No vibra ni esperanza, porque incluso su tiempo, el de cada figura, transcurre como quietud cero. ¿Qué esperarán? Nada como único pensamiento radical interiorizado sin escapatoria, pero ni la hipotética pasión oculta conducente a seducir cada individualidad. Todo ello son sus múltiples virtudes creativas. A sumar, dentro de la fuerza generalizada con dosis exquisitas, las más que suculentas formas donde se posa cada figura: dentro de una hornacina, sobre una especie de barco, en un delicado columpio o en las estrechas placas sobrepuestas e irregulares para ofrecer un cambio formal. Y comentando sobre dichas placas: atención, por ejemplo, a la obra cuadrangular tipo cuadro para colgar con múltiples placas e increíbles variantes, mientras nuestra ya seductora figura está ahí solidificada e inmersa en su entorno para ser lo que, quizá, ni ella sabe.

La obra de JOSÉ CARLOS VEGAS, profesor de Cerámica en la Escuela de Arte de Zaragoza, se titula La Piel a Tiras y es muy diferente a la de Oter Blasco pero con la misma indiscutible categoría. Obras de pequeño formato para colgar. A destacar el amplio sentido del color, entre fuerte y muy suave, siempre al servicio del  extraordinario y cambiante ámbito formal para potenciarlo, sin olvidar un gran sentido de la belleza. Todo encierra lo que entendemos, salvo admitido error nuestro, como la cambiante muestra de ámbitos enlazados con toda opresión vía caos, que se manifiesta a través de múltiples variantes formales tipo bandas entrelazadas como si ataran a alguien, fragmentos de cerámicas rotas que fusiona y amarra, férreas <<paredes>> planas inmutables con su negro dominante o el burka  transformado en un variado campo formal mediante seis obras que son una por su único enmarcado. Pero todo natural, sin forzar nada, saliendo de su pensamiento con fluidez. Esta es la primera exposición que vemos de Vegas. Consideramos, según lo visto, que es un expresionista usando las formas de manera envolvente, como si las dejara tipo manantial naciendo con sonidos hacia la vida. A valorar el título de la exposición, La Piel a Tiras, pues señala un tema como idea desarrollada sin fisuras. El ceramista, en su texto, comenta: “La Piel a Tiras” es un viaje introspectivo, el intento de la ordenación del caos y la búsqueda de la armonía y los obstáculos y dificultades que este trayecto exige para ello. Son los hilos que las Moiras manejan para tejer el destino de los mortales, caprichosos laberintos de emociones, sentimientos y vivencias que dan forma al alma humana. De acuerdo. El caos lo ha ordenado en sus cerámicas pero existe en la vida, en la infinitud y en sus obras, mientras que la armonía ahí está también pero alterada con permanentes vibraciones desequilibrando incluso la cotidianidad.


Relaciones íntimas entre arquitectura y escultura (I)

Pablo Palazuelo  (1916-2007).  Es un artista lento y cauteloso, fue un hombre solitario, un lobo estepario reflexivo. Un personaje poco dado a las exhibiciones públicas. Hizo de la paciencia, el sosiego y la pulcritud la bandera de su estética. Desde el principio entendió que el suyo era un camino solitario. Un caballero de la soledad que, como los místicos o los alquimistas, debía resolver por si solo los enigmas de esa armonía universal que debía participar su obra. Frente a la provocación exhibicionista, Pablo Palazuelo eligió el trabajo silencioso y sereno, desarrollando la introspección como estrategia de producción. Recibió múltiples premios y menciones a lo largo de su dilatada carrera, culminando con la medalla de Bellas Artes del año 1981.

De 1932 a 1936 realiza estudios de Arquitectura, los dos primeros años en Madrid y los dos últimos en Oxford. Esta formación arquitectónica le marcará indeleblemente en su quehacer artístico. El Madrid de postguerra, no colmaba las aspiraciones y expectativas del joven Palazuelo que consigue una beca para Paris, donde encontró las claves y las bases de su producción artística. Veinte años en Paris (1948-1968) donde encontró el caldo de cultivo que marcaría las pautas de su inspiración y que encontró en la abstracción su verdadera línea creativa. Allí descubrió a Kandinsky (espiritualidad y abstracción), a Mondrian (hermetismo y rigor calvinista) y a Paul Klee (del que descubre “el inmenso valor de la línea como constructora del universo de las formas”).

Del cubismo de Picasso y  Braque destacó esa característica de comprimir o desplegar la figura, que permite mostrar facetas ocultas y características de los objetos representados en el cuadro. El cubismo supuso una auténtica ruptura con aquella manera de representar el espacio y el volumen, que se inauguró  en el Renacimiento (con la perspectiva cónica). La aportación de Picasso, además de intentar representar un espacio de más de tres dimensiones (al introducir el tiempo como cuarta dimensión) lo que hace es restituir la condición de bidimensionalidad al cuadro, desplegando los volúmenes para representar varias de sus caras a la vez sobre un único plano. Otra línea del cubismo la del “Circulo de Puteaux” (en torno al atelier de los hermanos Duchamp) interesó mas vivamente a Palazuelo ya que intentaba buscar una base matemática para el nuevo arte desarrollado a través de la geometría y la numerología.  Del cubismo, pues,  encontramos algunos rasgos en su obra: el carácter plano y simplificado del cuadro, el silueteado de superficies por medio del recorte, implícito en el procedimiento del collage así como el interés por la geometría y numerología.

Del constructivismo se inspiró a través de la radicalidad de Malevich (1914-15, cuadro negro). Este llevó el arte al grado cero de la abstracción. Funcionaba como un auténtico líder pseudo religioso dentro de su movimiento: el suprematismo.  El constructivismo no trata de descomponer el espacio y los objetos que se ven, como el cubismo; ni difractar el movimiento como el futurismo, sino de representar un mundo sin objetos, una abstracción matemática en el que solo caben las figuras geométricas. Palazuelo adoptó ciertos criterios del constructivismo, como el despojamiento formal y cromático; una fuerte componente espiritual y un alejamiento de los objetos (no objetual) encontrando en la  abstracción y la geometría su fuente de creación.

La obra de los maestros de vanguardia estaba tocada por ideas esotéricas, la numerología, la alquimia, la mística y la espiritualidad. Estas ayudaron a superar las “convenciones del positivismo y del naturalismo, pasando del simbolismo a la abstracción, de las geometrías euclidianas al cubismo y de la realidad a la utopía”.  La abstracción tuvo su origen en lo irracional y el esoterismo. Existen otras maneras de aproximarse al sentido de la realidad que no están presididas por el utilitarismo lógico: las emociones, las metáforas, los símbolos.

Palazuelo se interesó pronto por establecer analogías entre los métodos ocultistas y los procesos de creación artística. Hinca sus raíces en las profundidades del pensamiento hermético, especialmente en los pitagóricos por su culto a la geometría que ha estado vinculado a las formas arcanas del saber. Javier Maderuelo nos lo explica magistralmente: “Las ciencias ocultas reconocen la existencia de una armonía en el universo frente al desorden en las pasiones mundanas. Se atribuye a Pitágoras la teoría de que los planetas giran unos alrededor de los otros en un equilibrio perfecto, tan perfecto que el sonido que producen en su lento y majestuoso desplazamiento por el espacio se conoce como “música de las esferas”, cuya armonía es tan sutil y deliciosa que el oído humano, imperfecto y torpe, no es capaz de escuchar. Es, por tanto, una música que permanece oculta, al igual que las fuerzas que provocan sus movimientos.” Se imbuyó de cosas tan susceptibles y dispares como la cosmología, la alquimia, filosofías presocráticas y orientales, poesía sufí, biología…. A través de lecturas esotéricas fraguó su pensamiento estético. Utilizó la alquimia como metáfora de la obra de arte. Todo este acervo le sirvió para edificar su propio entramado conceptual, los cimientos intelectuales de una abstracción geométrica-lirica que le marcaría.

La cita a Klee sobre “la línea que sueña” (la esencia del dibujo es la línea, y el dibujo constituye su elemento de expresión) sería recurrentemente citada por Palazuelo, convertida casi en una aliteración. La línea había estado presente en su formación como arquitecto en Oxford; la línea entendida como imagen que es emblema del movimiento en el espacio; en definitiva la línea activadora del espacio, vehículo de energía capaz, en palabras del artista, de hacer “visible lo invisible. Es la línea que piensa y yo debo estar atento a su pensamiento”, dejar hablar a las líneas supone escuchar y por tanto es el elogio de la lentitud, verdadero motor del quehacer palazuelino. Ha elegido el dibujo (la línea) como herramienta de su alquimia personal porque a través del acto de dibujar podría revelar la armonía oculta y silente del mundo. Una armonía que responde al orden de los números y a las pautas de la geometría.

Pablo Palazuelo utiliza la geometría de manera especial, no haciendo explicita una trama repetitiva o una figura reconocible, sino que formula una geometría particular creando su mundo estético propio. El artista lo llama TRANSGEOMETRÍA. La geometría está cargada de simbolismo ya que etimológicamente significa madre de tierra, es decir “el origen de la materia, de la vida que es lo mas inventivo e interminable”. La materia está siempre viva y posee unos ritmos internos. Ritmos de la naturaleza que Palazuelo trata de captar y trasladarlos a su arte plástico, a su materialización formal. Formas que se ven posibilitadas por las líneas. Trata de desvelar lo que entiende como los enigmas de la forma y de los números que la sustentan. Números que según Carl Gustav Jung no los inventa el hombre sino que los descubre; ya que son arquetipos que el ser humano ha hecho consciente. Sus obras se apoyan en tramas que le sirven para generar formas y siluetas;  pero la obra no se configura como trama. En la gestación de la pieza se toman una serie de decisiones que no proceden del mundo de la geometría, de la matemática o de la lógica generativa. Son decisiones que aun siendo estéticas, proceden del mundo de la hermenéutica. La geometría como generadora de formas. Palazuelo insinúa que su obra surge de un lento proceso de transformación intelectual en el que se produce una metamorfosis en las ideas gráficas. La biología nos sirve de metáfora para entender el proceso de creación. Palazuelo explica: “Partiendo de un germen, de un dibujo que posee potencia germinal, evolucionan por metamorfosis series de dibujos que poseen rasgos comunes, genotipos, de los que luego surgen sus pinturas o sus esculturas”.

En su estancia en París nos dice Palazuelo que se aficionó a los libros esotéricos (de hecho su biblioteca personal posee más volúmenes sobre el tema esotérico que sobre temas artísticos) y que encontró un libro chino (del que nunca reveló su nombre) que será clave para trabajar plásticamente la geometría. Los procesos creativos, basados en el número y la armonía, le han conducido a una abstracción y geometría que reclama una formalización distinta al coetáneo informalismo y expresionismo imperante en su primera etapa. El número es lo que posibilita todas las formas, ya sean concebidas por la naturaleza ya sean imaginadas o creadas por el hombre.

En la pintura, la escultura, la arquitectura o la música , la belleza se cifra por medio de proporciones numéricas. La numerología son un conjunto de creencias que buscan establecer relaciones místicas entre los números, los seres vivos y las fuerzas físicas o espirituales. “En mi trabajo el número es el verdadero principio formal”. Palazuelo es uno de los artistas que ha escrito con mayor profundidad sobre lo que parece ser el núcleo de su obra; geometría, materia, forma, medida, estructuras primarias universales…..

En 1967 escribe su primer poema “Jardín”, publicado en 1970, y desde entonces no ha cesado de reflexionar sobre estos temas del proceso creativo. Aunque nunca se ha considerado ni poeta, ni pensador sus escritos han constituido un autentico corpus a través del cual entender su arte y trayectoria. Numerosas declaraciones, entrevistas y poemas han sido recogidos en varias publicaciones como “Escritos, Conversaciones” o como la recopilación de conceptos que definió el maestro y que Carmen Bonell compendió en su publicación “La Geometría y la Vida”. Muchos datos faltan por desvelar tras la reciente aparición del “Cuaderno de París”(1953) y del “Cuaderno Marrón” (1961-63); manuscritos inéditos que esperamos sean transcritos en breve. Acudir a su biografía o a sus escritos, como fuente exclusiva para la explicación de su obra, parece una metodología escasa. Es necesario explorar y descifrar la propia estructura formal de la obra.

 

Etapas pictóricas: Síntesis de su evolución formal.

Etapa I.- Hasta 1956 aproximadamente, en donde domina la influencia constructivista y cubista. Utiliza polígonos simples, líneas paralelas, superposición y extrapola la técnica cubista del collage pero en pintura, generando composiciones de claro matiz neoplasticista. Oleos trabajados a la manera de collage (no con recortes pegados), eliminando todo lo que de casual y humorístico tiene en el cubismo y aplicándolo a superficies coloreadas e interrelacionadas para realizar una composición armónica.

Composition (1951) Noir central (1963)

 

Etapa II.- Geometrías curvas, hasta finales de los años 70. Sus geometrías prefieren ser de formas curvas. Las figuras ovoides son protagonistas, indicando la presencia de un centro. Etapa biomorfica, donde la geometría básica ha aceptado el mundo de las curvas y de las líneas divergentes. En esta geometría, los polígonos han redondeado sus angulos y se han convertido en figuras de bordes suaves y que servirán de catapulta para su escultura.

Lunariae (1968) El número y las aguas (1993) 

Etapa III.- Signos: Escrituras ascendentes, descendentes (finales de los 70 –mediados de los 90). Son piezas con un esquema compositivo vertical que sugieren alfabetos, seriaciones donde los signos. Estas series-familias de signos no resultan tan ordenados, tan matemáticos, tan calculados en su confección. Obedecen a un orden superior no cartesiano, no ortodoxo. Palazuelo no habla de series, habla de familias y estas no son fruto de “variaciones virtuosas”, ni de la intervención de adquirir un estilo sino “es consecuencia del análisis de las estructuras y de las necesidades y sensaciones psíquicas positivas que le producen”.

 

Seedling (1998)  Dream V (2004)

Etapa IV.- Formas Unitarias: desde finales de los 90. Son formas que se asemejan a menudo a sombras, siluetas de perfiles angulosos e irregulares. Las pinturas parecen ser trasuntos de objetos tridimensionales.

Etapa V.- Geometrías Ovales: desde el 2000. Vuelven las geometrías curvas pero de formas más reconocibles,  de una geometría más convencional. Figuras mórbidas, sinuosas y placenteras.

 

Escultura .

La escultura aparece en el quehacer artístico de Palazuelo en la segunda etapa de su vida creativa, pudiendo ser considerada como obra de madurez. Es a partir de su vuelta de París a Madrid (1968) cuando va a dar el paso decisivo. De trabajar el plano va a intentar conquistar el volumen.

Se pueden distinguir tres periodos, claramente diferenciados, aunque las referencias arquitectónicas son evidentes en todos ellos. Se puede decir que su escultura procede de la pintura y deriva hacia la Arquitectura.

Etapas escultóricas:

Inicios: En 1952  con su “un dado cubista” inició el camino de la escultura. Si bien este intento fue frustrado por la crítica de algún galerista, la idea permaneció latente de pasar a lo tridimensional. Obra intencionadamente cubista, donde las caras del dado se despliegan, se abren, giran conformando una pieza excesivamente pesada. De esta obra, posteriormente se realizaron seis ejemplares en bronce, tomando el título de Ascendente.

Ascendente (1954) Primer brote (1967-1977)

Etapa del plano expandido. 1968-1989: Tras una primera parte de reflexión y meditación sobre la escultura, que dura 15 años (1962-1977) realiza la primera exposición en 1977.  El tránsito del plano bidimensional (dibujo) al campo escultórico tridimensional (escultura) supone el descubrimiento más notorio de una nueva concepción en el ámbito de la escultura. “Surge como consecuencia del reiterado trabajo de plegar y desplegar planos, de expandir superficies, de hacer crecer alas, de buscar movimientos ascendentes.

Entre 1962 a 1977 es su periodo de investigación y desarrollo de un nuevo concepto. Es en 1967, cuando como evolución de su pintura, sobre unas finas chapas de zinc recortadas, comenzó a dar alas a sus planos dibujados y apresados en el papel. Prescindirá de los convencionalismos de la escultura de tallar (quitar masa) y de modelar (añadir masa) para abrazar una tercera vía: construir, ya explorada por los constructivistas. “Las esculturas son por supuesto el desarrollo tridimensional de las formas que hago en dos dimensiones. La semilla de todos estos procesos reside en los dibujos.” Las esculturas son en realidad dibujos tridimensionales que han cobrado cuerpo sólido por medio de grandes chapones de acero, aluminio que han adquirido una potente e insoslayable presencia física.

Cuando Picasso inventa el cubismo, lo que hace es desplegar los volúmenes para extender varias de sus caras al plano del cuadro (representar lo tridimensional en dos dimensiones mediante la simultaneidad de la visión y la frontalidad).

Palazuelo, con el mismo criterio cubista, invierte las operaciones, para recuperar el espacio tridimensional. Así las figuras planas que el dibuja, mediante cortes y posterior plegado, se salen del plano para expandirse en el espacio. Adquieren una tercera dimensión. Lo que denomina el plano expandido.

“Mi escultura procede de la pintura. Siempre parto de las obras de formas ya existentes en dos dimensiones, de dibujos, incluso de bocetos de cuadros…. Selecciono formas y las dibujo, las amplio y las paso a la tercera dimensión. Son planas, pero como tienen una estructura coherente, admiten una manipulación. Estas formas, que siempre son estructuras, conformaciones, grupos de formas coherentes, se prestan a una transformación elevándolas no como el arquitecto, que eleva su plano en vertical, sino en todas direcciones, como quien pliega una pajarita de papel, más o menos. De repente surge una forma tridimensional de aquella que era bidimensional. Este es el proceso”

Son objetos “transustanciados” (entiende la alquimia como metáfora de la obra de arte) y utiliza la la inspiración como medio de activación de una realidad escondida. Son como dibujos sólidos que a la vez son esculturas; o esculturas aladas que no dejan de ser dibujos.

Es un paso donde el plano se libera para transformarse en volumen (que no encierra un espacio) sino como acuñó Julio González se trata de “dibujar en el espacio”. 

 

Dias de Junio VI (1990)  Paisaje (1994)

 

Etapa Escultura Tectónica (1980-2007).  Después de la exposición de 1977 los intereses creativos de su escultura se centran sobre la idea de arquitectura. Maderuelo nos da las claves: “Palazuelo comienza a realizar obras de mayor envergadura y racionalidad geométrica, con una clara voluntad de ser interpretadas como columna, puerta, lugar de cobijo, incluso laberinto. No se trata de que en esas obras haya algo explicito, de que el artista se haya dejado reducir por referencias figurativas, sino de sutiles sugerencias que trascienden lo meramente intuitivo para dejar huella en títulos como Umbral (1989); Muro (1998), Tecton (2005) o cuando utiliza directamente la palabra Arquitectura que le sirve para nombrar una serie de sus obras”.

Laminas de acero primorosamente silueteadas y plegadas. Objetos precisos, impecablemente ejecutados. Estos son los dibujos solidificados con los que Palazuelo nos obsequió.

Los planos plegados o desplegados configuran volúmenes abiertos que insinúan un interior, que no acaban de cerrar y que ocupan un lugar en el espacio pero no lo limitan.

Palazuelo reniega a la masa y a la voluntad de generar volúmenes encerrados en el interior de su contorno. La escultura de Palazuelo trata de zafarse de lo material, lo sólido y adentrarse en la ligereza, la energía que asciende y se eleva…. por ello busca un procedimiento distinto al modelado tradicional. Trata de evitar volúmenes sólidos,  pesados y corpóreos y derivó hacia el intento de refundar una disciplina para incluirla en las nuevas vanguardias.

Evidentemente las piezas palazuelinas no responden a la definición clásica de escultura ya que carecen premeditadamente de masa corpórea y eluden ser contempladas como volumen cerrado.

 

PALAZUELO Y LA ARQUITECTURA: LIVIANDAD Y TECTÓNICA.

DE 1932 A 1936 realiza estudios de Arquitectura, los dos primeros años en Madrid y los dos últimos en Oxford. Esta formación arquitectónica le marcará indeleblemente en su quehacer artístico.

En las dos etapas escultóricas la componente arquitectónica está presente. Utilizar para su escultura el concepto de construir frente a la talla o el modelado lleva implícito la voluntad de rendir homenaje a lo arquitectónico. La geometría, el número, la línea, son constantes que guardan una estrecha relación con la disciplina. Utilizar el pliegue y despliegue del plano, generando el concepto de  topología, o lo que es lo mismo las discontinuidades que producen en el espacio los pliegues y su incidencia en el espacio. Las formas que en sus inicios son cubistas, pasan a ser imágenes que generan tensión por los pliegues, que rememoran los dibujos livianos de Finsterlin o de la Arquitectura dibujada de Mendelsohn.  Los planos plegados o desplegados configuran volúmenes abiertos que insinúan un interior, que no acaban de cerrar y que ocupan un lugar en el espacio pero no lo limitan.

Palazuelo renuncia a la masa y a la voluntad de generar volúmenes encerrados en el interior de su contorno. La escultura de Palazuelo trata de zafarse de lo material, lo sólido y adentrarse en la ligereza, la energía que asciende y se eleva…. por ello busca un procedimiento distinto al modelado tradicional. Trata de evitar volúmenes sólidos,  pesados y corpóreos y deriva hacia el intento de refundar una disciplina para incluirla en las nuevas vanguardias.

Unas piezas cuyas texturas y formas conforman estructuras y geometrías con claros referentes al vocabulario arquitectónico. Todas ellas generan espacios cuyo volumen está desocupado y que se expresan como mero vacio carente de masa.

En todas ellas se vislumbra unas proporciones, una materialidad, un peso, una forma determinados que encierran y evocan arquitecturas abstractas ascendentes.

En definitiva, “obras que transmiten un mensaje, que como Paul Klee advertía, es inefable. Un mensaje que se resiste a ser descifrado fácilmente, algo que podemos intuir o imaginar pero que como la música de las esferas, no podemos oír”.

 

 

CONCLUSION.

La obra de Palazuelo constituye un legado portentoso de singularidad y belleza basados fundamentalmente:

Por un lado sus concepciones teóricas (basadas en la física, la numerología, la biología, pitagorismo, oriente, teosofía, alquimia, cosmología) derivan en el concepto de “transgeometría” (la línea conformadora del dibujo y la forma, como activadora del espacio, dejando en él la marca de la experiencia y los sueños).

Por otro sus características artísticas (influido por Kandinsky, Mondrian, cubismo, constructivismo, Malevich y Klee) determinan su arte como abstracto, rico conceptualmente, geométrico y lírico.

En su solitario maratón nunca abandonó el lenguaje abstracto, imbuido por la geometría. Son obras cargadas de emoción y más cerca de la abstracción lírica que de la frialdad propia de aquellas otras propuestas tan convencionalmente ordenados, tan matemáticas, tan calculadas en su confección. Palazuelo persigue desvelar lo que entiende como los enigmas de la forma y de los números que la sustentan, los procesos y cambios que sufre la materia (biología), la plasmación de la energía. No es una imitación de la naturaleza, es mucho más ambicioso: expresar lo inefable, lo que no puede contar. para ello recurre la evocación, a la sugestión…. de ahí los potentes y esplendidos nombres de sus piezas que nos trasladan y predisponen hacia la contemplación.

En definitiva, obras que transmiten un mensaje, que como Paul Klee advertía, es inefable. Un mensaje que se resiste a ser descifrado fácilmente, algo que podemos intuir o imaginar pero que como la música de las esferas, no podemos oír.


Anglada Camarasa, maestro del color

 

 

     Se trata del artista catalán más internacional, después de Fortuny, Dalí y Miró, la mayor parte de su obra se desarrolla fuera de Cataluña, ya que la abandonaría a los veintitrés años, para instalarse en París, para acabar su vida en Mallorca

   

La obra de Anglada-Camarasa, se enmarca en la órbita postimpresionista, entendiendo modernismo como art noveau.  Y que agrupa a pintores iniciados en el modernismo, que con el tiempo, lo superarán. Este pintor republicano y masón, se había convertido en un artista de éxito a través de sus exposiciones internacionales. En sus obras,  los  elementos populares o folclóricos zuluaguescos, y ese gusto tan particular por el color, el decorativismo, que tanto recordaba a la obra de Gustaf Klimt, hicieron que su pincel figure entre los grandes nombres de la modernidad artística internacional

Cincuenta y cinco obras, entre óleos y pinturas, procedentes de distintas instituciones y coleccionistas privados recogen la retrospectiva que puede verse en el Palacio de Sástago Anglada Camarasa (1871-1959). Se trata de la primera muestra que del pintor catalán   se ha realizado en Aragón.  La exposición se divide en seis partes. La primera nos  introduce en su obra académica. La segunda muestra las pinturas realizadas durante su estancia en París. Durante su periodo parisino, acudió a la Academia Julián, en la que se habían formado un grupo de artistas conocidos como los nabis, que mostraban unas ideas renovadas frente al impresionismo y puntillismo, siendo seguidores de Maurice Denis, quién afirmaba que: “la pintura es ante todo una superficie plana recubierta con colores reunidos con un cierto orden”.  Es en esta época, donde se produce un cambio temático, centrándose en temas folclóricos. Aquí se inscribe la obra Los enamorados de Jaca, obra de grandes dimensiones,  que ya pudimos disfrutar en la exposición Territorium. El largo camino de las comarcas de Aragón,  y que pudimos ver en el Palacio de la Lonja, en el año 2003. Obra casi expresionista que muestra una ronda nocturna en la plaza de un pueblo, en una noche estrellada. Cuerpos contorsionados, manos enormes; Las casas del fondo remiten a nocturnos parisinos, mientras que el resto de la composición responde a un orientalismo con ecos mediterráneos. La siguiente etapa es la mallorquina, donde descubrirá el paisaje, coincidiendo con la Guerra Civil, su exilio forzoso a Francia, de donde no regresará a Mallorca hasta 1948 para realizar bodegones y fondos marinos principalmente de muy espectacular colorido

 

Esta retrospectiva, pone de manifiesto, la obra colorista y brillante, de un artista tan moderno  como cosmopolita en su momento, que aún todavía hoy sorprende

 

Anglada- Camarasa (1871-1959)

Palacio de Sástago 6/05-1/09/13