El artista Víctor Mira

En el CDAN, de Huesca, se inauguró la exposición Víctor Mira. El arte como transgresión, del 15 de noviembre al 26 de enero del 2014, con la colaboración de la galería Zaragoza Gráfica. La comisaria, Desirèe Orús, ha hecho un magnífico trabajo de selección con obras de diferentes épocas, que posibilitan un fecundo acercamiento hacia un artista tan vital como prolífico. Lo mismo puede afirmarse sobre su medido prólogo, tan ágil como certero, y sobre el historial.

Dos puntualizaciones sobre las que Desirèe Orús nada tiene que ver. Un historiador y crítico de arte tiene absoluta obligación de decir siempre la verdad, así se nos inculcó en la Universidad, y si hace lo contrario que medite. Como en este caso vemos un error de apreciación tantas veces repetido, según aparece en algunos catálogos, conviene indicar que Víctor Mira no nació en Zaragoza, sino en Larache (Reino de Marruecos), porque su padre era militar, que luego residió con su familia en Galicia y que entre los 13 y 14 años vino a Zaragoza, su ciudad amada y siempre presente hasta tan horrible suicidio el año 2003. Ahora, fácil deducir, se cumplen diez años de su muy sentida desaparición, por ejemplo en nuestro caso pues le conocimos desde el año 1969, razón de tan diversas y muy merecidas exposiciones en Huesca, Berlín, Barcelona y Zaragoza. La segunda puntualización es muy simple porque se trata de un pequeño error. En el historial se escribe que el año 1968, citamos, “realiza su primera exposición que es, también, la primera exposición de escultura al aire libre que se celebra en la ciudad de Zaragoza”. Veamos el error de fecha. La exposición se inauguró el 1 de mayo de 1969, nunca el año 1968, en el por entonces paseo Calvo Sotelo, ahora Gran Vía, en el andén central nacido desde la plaza Basilio Paraíso. Exposición del pintor Víctor Mira y del escritor Ramón Cruz Cortés con seis esculturas como obra conjunta dentro de esculturas-objeto. Todo es simbolismo. Antes, por cierto, Víctor Mira había expuesto en la zaragozana galería N´Art, que dirigida por Mariano Naharro, también amigo nuestro desde 1968, con el tiempo se suicidó tras años muy dramáticos. Extraño destino de dos personas unidas por el arte y por la prematura muerte.

Vayamos con la exposición en el CDAN siguiendo el catálogo. Se exponen cuadros, incluyendo esculturas y cerámicas, desde 1973 hasta 2003, año de su muerte, así como un espléndido conjunto de cuadros pertenecientes a la colección de José Beulas. Desde 1973 pero sin representación de lo hecho con antelación dentro de dosis surrealistas y temas, como la muerte y el paisaje, que luego realizará con otros parámetros formales. No importa. Suficiente obra para captar diferentes épocas y su evolución con temas queridos, tan afines, que puede repetir pero dentro de dispares planteamientos. También su capacidad para inventar fascinantes formas, como la serie Hilatura, o la increíble genialidad para transformar una silla en ese espléndido cuadro que es Natura Morta. A considerar su auténtica obsesión con las cruces, incluso ese ir y retomar el tema religioso católico, del que saldrán fascinantes cuadros desde el fuerte sentimiento con dosis dramáticas. Incluso el paisaje que transforma en soledad absoluta con toques poéticos. Víctor Mira, para concluir, tuvo desde siempre dos grandes ejes, los únicos, protagonizados por la pintura y por la poesía. La libertad, a partir de ambas líneas, respiraba con sonido propio inmutable trasladada hacia todo tipo de manifestación creativa.


Fotografías de Eduard Ibáñez

En la galería Spectrum Sotos, desde el 27 de noviembre, expone Eduard Ibáñez (nacido en 1954 en Tavernes de la Valldigna, Valencia), bajo el título Cuadernos de Extravíos. Pintor y grabador que desde hace 30 años se interesa por el fotomontaje, iniciándose a finales de los setenta con el gran Josep Renau, su maestro y amigo.

Estamos ante 47 fotos, en color y en blanco y negro, que son montajes fotográficos con material gráfico de revistas europeas y americanas, editadas entre 1954 y 1964. Si consideramos que en 1961 estuvimos de vacaciones en Alemania durante dos meses, para el recuerdo Colonia y Frankfurt con barrios enteros destruidos, y seguimos considerando que sabemos de memoria la llamada Guerra Fría, tema general de la exposición, deducimos que mi indiferencia hacia estas obras es radical, pues sus múltiples imágenes las hemos palpado en directo durante la época. Nada dice, nada aporta, suena a pasado sin haberlo vivido el artista si observamos su fecha de nacimiento. Y encima múltiples imágenes en la mayoría de las obras que recargan cada composición hasta el infinito. Entre las escasas excepciones tenemos el muy sugerente retrato del cantante francés Johnny  Holiday con su rostro en primer plano y unas ¿cartucheras? en la frente. Esperamos su próxima exposición, con la esperanza de que aborde temas actuales filtrados desde su reciente pasado dentro de la radicalidad que sea.


Pinturas de Luis Rosser

El pintor y diseñador gráfico Luis Rosser, 1972 en Godelleta (Valencia), vive en Zaragoza desde 1997 e inauguró exposición en la galería de Arte Itxaso el 25 de octubre. Estamos ante su primera exposición individual, con 41 años, razón para que haya incluido cuadros desde el año 1995, cuya única intención es que el público capte su evolución artística.

La primera etapa, 1995 a 2010, está representada por 17 cuadros, con títulos como Diálogo de sordos, Autorretrato con fantasmas, El silencio de Chillida, Naturaleza muerta, Estudio iniciático con toro, Narración de un sueño o Quevedo, Freud y la belleza. Además de incorporar dispares materiales en algunas obras, se distingue por los fuertes colores, la distorsión de las figuras para que adquieran un tono expresivo e incorporación de paisajes. En ocasiones emergen destellos surrealistas. Algunas obras tienen, por ejemplo, lógicas influencias de Saura, Dalí y Barjola. El conjunto tiene un matiz dramático.

La segunda etapa, 2010 a 2013, está representada por 26 cuadros. Se distingue por dos planos paralelos a la base, con el inferior en negro y el superior en azul para crear espacio, lo cual posibilita la incorporación de cruces, ojos, círculos, tubos, cabezas de toros o desnudos, dentro de un expresionismo generalizado o la evocación de El Guernica en un cuadro, véase la bombilla, que mezcla con un surrealismo hecho mediante demasiados elementos dentro del paisaje. Algunos títulos sugieren el tema, como Acerca del abismo, Ciudad sumergida, Corazón gravitatorio o Paisaje de mar con corazón.

Las series Paisaje y elegía, 2012-2013, y Paisaje mínimo, 2013, son lo último pintado. Si antes utilizaba lienzo, ahora el soporte es de aluminio. En ambas series enfatiza de nuevo en el negro para el plano inferior y el azul para el superior. En conjunto si bien incorpora elementos surrealistas, predomina la línea en color blanco que traza dispares formas inventadas de gran atractivo, además de la figura humana desnuda. El conjunto de las obras, al eliminar tanto dramatismo, se libera para ser más abierta y con mayores posibilidades. La conclusión es muy sencilla. Una vez tranquilizado con su primera exposición individual dentro de unas obras que son una especie de derroche, como si quisiera lanzar ideas sin descanso línea sentimiento, el futuro se detecta en la citada liberación.


C. Pérez y M.A. Encuentra

Carmen Pérez Ramírez, 17 octubre al 24 de noviembre, titula a su exposición Del viaje al paisaje de Humboldt. Alexander von Humboldt (1769-1859), tal como indica la pintora en su texto, habla de lo visual y de lo emocional, de ahí que en los cuadros y obras de menor tamaño con técnica mixta mezcla la geometría y el paisaje más o menos evidente, para trazar una armónica combinación mediante colores muy variados, nunca intensos, y cambiantes espacios. En algunas obras incorpora árboles. Todo difícil de acoplar. Ámbito de las sensaciones. Lo mejor, al menos diferente, son las cinco obras de pequeño formato y técnica mixta con incorporación de fotos, paisajes y elementos formales de matices surrealistas en alguna obra. Imaginación muy bien engarzada. Dos propuestas diferentes en una misma exposición, a la espera de cual desarrollará.

El pintor Miguel Ángel Encuentra, 28 de noviembre al 6 de enero de 2014, titula a su exposición Procesos Diversos, tal como es, con una obra muy meditada que es una parte de lo que expondrá en Huesca. El pintor José Luis Cano, en su prólogo titulado Tres colores, advierte que la exposición configura tres series distintas: Negra Esperanza, Rojas y Yi, según nuestro criterio más que enlazadas entre sí por color, forma, técnica e intención, por supuesto al servicio de una obra abstracta con mezcla de geometría y expresión. Hay una excepción. Todo de alto nivel artístico, pues estamos ante un histórico al que conocemos, sin posibilidad de  error, desde 1977 y al que hemos seguido todas sus etapas pictóricas y hemos escuchado todo su discurso teórico, incluyendo justificadas quejas, siempre con máxima atención.

Negra esperanzaes un políptico de cuatro obras, entre lo mejor de la exposición, y un cuadro suelto. Técnica mixta sobre madera. Colores blancos, negros, verdes azulados y grises, al servicio de un campo geométrico alterado por elementos expresionistas y planos irregulares.

Rojasestá hecha con soporte de cartón y en alguna obra terciopelo. Nueve obras de pequeño formato con predominio de los rojos y toques negros. Expresionismo y geometría y en alguna obra un hermoso toque del vacío alterado por azarosos negros sobre fondo rojo.

Yicomprende tres apartados. Yicu con predominio del color cobre como fondo en dos obras. En una el fondo del lienzo está alterado por un triángulo y en otra de mayor tamaño con soporte de cartón fondo color cobre, un rectángulo y grandes trazos gestuales móviles sobre toda la superficie. La segunda Yi tiene soporte de cartón, cuyo color sirve de fondo pero alterado por la geometría en negro, toques rojos y pequeñas manchas. Luego, para concluir, tenemos la llamada YiZ, con 14 obras. Dos obras son cajas cual escultopinturas y las restantes son como las cajas con soporte de cartón. Sobre el soporte de cartón, color que permanece, incorpora el cuerpo geométrico alterado por espontáneas manchas irregulares en diversos colores tipo verdes, rojos y negros. Entre lo más logrado de la exposición tenemos dos obras mediante dos planos en cada una que son formas como si fueran panal de abeja, aquí celdillas exagonales hechas con cartón. Dos obras con extraordinaria capacidad evocadora y de muy sobresaliente belleza.

Hasta aquí hemos descrito la exposición, como manera de mostrar la unidad de las series aunque cambie el material o predomine uno u otro color, incluso el mayor o menor énfasis expresionista. La realidad es que estamos, tal como indicábamos, ante una combinación del ámbito geométrico, la eterna racionalidad, con las máximas o mínimas dosis expresionistas vía grandes trazos en un cuadro o espontáneas manchas que caen sobre el soporte pero muy pensadas, pues todo está en su sitio como perfectas composiciones que son. En concreto: Racionalidad e irracionalidad, siempre como realidades impresas en el íntimo pensamiento humano a través de lo eterno vía arte: color en su sitio, composición, exactitud, belleza creativa. La idea antes.


Cristina Huarte y Alejandro Monge

En la Sala CAI Luzán, 2 de octubre al 8 de noviembre, expusieron los pintores Cristina Huarte y Alejandro Monge, nacidos en Zaragoza el año 1988, como doble punto de unión y símbolo de una generación aquí representada por ambos artistas. En Huarte es su primera individual y en Monge la segunda, ambos con obras de 2012 y 2013, lo cual significa una buena apuesta de quien decidió la doble exposición en espacio tan emblemático. En el catálogo suculento prólogo del pintor Vicente Villarrocha, siempre personal con dosis irónicas e impecables citas fiando a la memoria, lo ha hecho siempre, pero  nunca sin olvidar, con máximo respeto, que está escribiendo sobre dos pintores.

La obra de Cristina Huarte consta de cuadros abstractos y dibujos figurativos, muy diferentes entre sí pero con fuerte dosis expresiva como punto en común. Algunos títulos de los cuadros, en el propio catálogo, ofrecen una idea sobre la impulsiva ruta: Elán vital, Impulso evolutivo, Trayectoria inmóvil del yo o La duración es absoluto. Los dispares colores con ocres dominantes y negros derrochando presencia, sin obviar toques rojizos, contribuyen de forma decisiva al impactante resultado, en el ámbito de un expresionismo vital, hondo, que aromatiza dispares planos irregulares más que conectados entre sí, como una mezcla del nacer y de lo por nacer. En el cuadro Impulso evolutivo, buen ejemplo, combina la impactante presencia expresiva del plano en la base con una forma rectangular símbolo de la naciente racionalidad hacia un futuro dispuesto a emerger contra quien sea.

Sobre los dibujos, sin embargo, planean dispares rostros, uno o más por obra, de carácter expresivo forzando su posición, no siempre, para enfatizar en dispares situaciones vía sentimiento con dosis dramáticas o actitudes pensativas. Rostros acompañados por una fascinante atmósfera mediante el impecable juego de luces y sombras, que se regulan y atemperan a través de bandas geométricas.

Tres días antes de inaugurar estuvimos en el estudio de Alejandro Monge para una entrevista que acompañara y enriqueciera la posterior crítica. Pero no esperábamos lo siguiente: mi promesa de que no escribiría nada al centrarse nuestra conversación fuera de la obra a exponer. Ahí estamos: mudo, pero a nadie. Sólo podemos sugerir, desde la lejanía de nuestro cerebro, que en el próximo futuro habrá positivas sorpresas.

Los óleos sobre lienzo, dentro de una perfección técnica absoluta propia del fotorrealismo, se centran en un mismo rostro masculino que desbroza entre inquietantes resultados, pues basta trasladarlo a realidades humanas para captar los cambiantes planteamientos que aluden a todos. Basta con títulos como Generación del 88, Naturaleza imperfecta o Enfrentados. Rostro de un hombre con pelo rubio, ojos entre verdes y azules y perfecta armonía facial. Aquí se acaba toda feliz contemplación. Sobre un fondo negro y un cambiante juego de miradas, clave en cada obra, pinta el mismo rostro en diversas actitudes, de manera  que se contemplan dispares pensamientos con el formidable juego de luces y sombras para potenciar cada sentimiento, cada interrogante. Vía contraste el doble cuadro titulado Enfrentados, porque, en efecto, el mismo rostro se enfrenta a su copia de perfil, como si una amenaza mutua perfilara el ineludible caos final.

Queda lo que entendemos por esculturas dado que está presente el volumen. Tal como vimos en la zaragozana galería Carlos Gil de la Parra, exposición año 2012, también expone en la CAI Luzán fajos de billetes de 20 euros que pinta y quema en parte y una escultura con el mismo tema pero fajos de 50 euros, que no figura en el catálogo porque la acabó un día antes de la inauguración. Escultura de gran formato tipo casi un cubo con estructura de madera y un peso de unos 180 kilos. El asunto está más o menos claro en vínculo con la importancia del dinero y el uso que se le dé.


M. Molins, E. Álvarez y Colectiva de Navidad

 

En la galería Finestra Estudio se inauguró, el 14 de noviembre, la doble exposición del escultor Mario Molins y de la fotógrafa Estela Álvarez. Exhibición muy bien montada por el uso individual del espacio ante dos disciplinas tan diferentes. Ambos artistas nacidos el año 1983. Consideramos que para muchos lectores son muy desconocidos, de ahí que ofrezcamos datos personales como imprescindible orientación.

Mario Molins nació en Lérida, el 24 de noviembre de 1983, con residencia en Binefar, localidad en la que vivió en pleno campo hasta los 15 años. Torre de sus padres que ahora es su estudio. Su abuelo, nacido en Binefar, era herrero, razón para que su primera exposición individual en la Casa de Cultura de Binefar, año 2006, la titulara Hierros. Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de San Jordi, en la actualidad ejerce como profesor de Arte en los Salesianos de Monzón.

Exposición con catorce esculturas de madera y dos mezclándola con bronce dentro de una perfecta simbiosis, pues basta ver la rama en una obra y el equivalente a un tronco en otra. Las constantes vivencias en plena naturaleza son clave para el desarrollo de una obra con la madera como protagonista como vínculo indeleble del que emerge un ámbito personal. Aprovecha el tronco del árbol para crear unas obras originales, potentes, con fuerza, y dos con predominio sensual cual evocación del cuerpo femenino. Si una escultura filiforme está quemada, quizá como alusión a la destrucción de los bosques, con el lógico impacto visual y las dispares texturas, a destacar también el constante juego de los huecos y de los afilados planos con impecable capacidad evocadora vía formal. Todo muy auténtico, sin fisuras, lo cual significa que estamos ante un artista deslizándose hacia un impecable futuro.

La fotógrafa Estela Álvarez nació en Badajoz en 1983 y desde los tres años vive en San Juan de Mozarrifar (Zaragoza). Estudia en la Escuela de Arte de Zaragoza y con posteridad Bellas Artes en la Universidad de San Jordi de Barcelona. En sus obras aborda temas como paisajes, incluidos los urbanos, primeros planos de una mano que atrapa una diminuta bombilla o un poste de la luz recortándose sobre el cielo. Sin olvidar las impecables composiciones y el medido color, consideramos que debería plantearse un tema concreto, nacido de su interior, para profundizar y ofrecer dispares panoramas.

En estas fechas se ofrecen diversas colectivas de Navidad, que sin duda apoyamos, como una oferta a veces muy poco acertada por el tipo de artistas. En la galería Finestra Estudio es todo lo contrario. Se titula 14ª Edición de Pequeños Formatos, en Recuerdo de Gema Noguera, como homenaje fiel ejemplo de la vida y su azar negativo ante una muerte demasiado prematura. Citamos esta colectiva porque el montaje y la selección son impecables por variedad y calidad, de modo que se crea un cambiante espacio dejando un perfecto vacío entre cada artista dentro de variadas disciplinas. Artistas: Beatriz Bertolín, Diego Arribas, Cristina Sánchez Viñuales, Javier Alonso, Nicole Escolier, Marisa Rollo y Mario Molins.


Mutaciones de la pintora María Maynar

Titulada María Maynar. Cultivo de Injertos, la exposición se inauguró en el Torreón Fortea, el tres de octubre, con prólogo de Pedro Pablo Azpeitia, que definimos como un impecable ensayo al servicio del análisis de una obra muy meditada, compleja, trabajada, que representa un cambio pictórico. Para completar lo hecho por la artista, Alejandro Ratia, Heraldo de Aragón 3 de octubre de 2013, publica una aclaradora entrevista que define lo hecho por María Maynar. En síntesis indicamos el citado cambio pictórico, en sí un aval por inconformidad con el período anterior, uso del ordenador y sus cambiantes aplicaciones, incorporación de la música compuesta por Fernando Caballero para enriquecer las tres pantallas con proyección de imágenes a través de un vídeo, nuevas vivencias en pleno campo y uso de la cámara para fotografiar insectos. Obra, desde luego, realizada durante el año 2013.

Pedro Pablo Azpeitia cita a Barthes para indicar, con toda razón, que su obra representa una <<cadena flotante de significados>>. Así se explica la infinita posibilidad de combinaciones ante una obra múltiple, cambiante, capaz de unirse y separase mediante ese muy amplio soporte formal, en cuyo interior anidan dispares alternativas geométricas sinuosas, móviles, quietas, como si mutaran entre agonías de placer visual, justo el que se multiplica mediante un delicado y exquisito color. Movimiento como herramienta enlazada con estructuras ambiguas vía misterio indescifrable, microplanos curvos enlazados hacia destinos envolventes vía irracionalidad positiva siempre forzando la mirada ante dispares encuentros. Cúmulos de planteamientos formales hacia destinos sin fondo. En definitiva. Sentimiento del artista desde parámetros muy íntimos nacidos, además, del entorno observado y analizado. El que sea. Como si es múltiple para emerger con otra idea. Todo mediante el poderoso abrazo de la racional geometría que marca la proliferación de planos y el uso del espacio, cuando se da, como trascendental matiz enriquecedor como si fuera oro, plata y bronce.

Queda la proyección digital en tres pantallas con bucle de 08: 42 minutos y sonido de Fernando Caballero. Aquí escribimos de recuerdos, pues con toda intención ni tomamos notas ante un derroche visual de tal calibre que nuestra mirada no daba tiempo para asimilar con lógica analítica tanta riqueza visual acumulada. Nos arrastró la belleza. Cogemos el catálogo, sin más, y sugerimos el fondo negro para acoger el ámbito formal con la extraordinaria mezcla de colores fascinantes, siempre multiplicándose ante el movimiento sin final, como cualquier noria sobre dispares superficies planas. Innumerables formas geométricas, otras como si fueran chispazos de cambiante intensidad eléctrica, la geometría dentro de la geometría y ambas bullendo en el interior de cuerpos sinuosos, quizá enlazando con  la infinitud en clara alusión al Universo, nunca al infinito relacionado con la idea de Dios, siempre en ambos casos como definiciones dentro de la Filosofía Pura.


Obras de Federico Contín

En la Fundación Caja Rural de Aragón, 3 al 31 de octubre en Zaragoza, se inauguró la exposición Contín. Expresionismo Pop, bajo el comisariado de Carlos Buil y Ricardo Marco, con muy aclarador texto de Carlota Santabárbara dividido en temas titulados Superhéroes, New York o Ambigüedad social, La cultura devorándose a sí misma y Seis grados de separación. Técnica mediante acrílico sobre papel, fotografía y lienzo.

Muy buena exposición al servicio de la expresión pura con impecable sentido del color exclamativo, siempre mediante fuertes colores combinados con rara perfección que encajan desde cualquier ángulo. En los retratos de Carla Royo Villanova, Antonio López, Marta López, Antón Castro, Arturo Elena y Victoria Rodrigo, como norma partiendo de fotografías, es donde se detecta la alteración de los rostros a través de dispares trazos, sin duda para potenciar el realismo sin pérdida de verosimilitud. Todo adquiere una majeza, vía cambiante atractivo, que atrapa sin descanso. En el acrílico con objetos Cultura devorándose a sí misma, excepcional de color, consideramos que sobra el esqueleto en un primer plano por exceso sin sentido lógico, pues con los dos planos paralelos a la base y el remate con la palabra Ignorantes es más que suficiente para captar una obra excepcional, atractiva, sin necesidad de añadiduras. Lo mismo le ocurre al acrílico sobre lienzo Decadencia occidental, con el monstruito Hulk, siempre muy verde, y el inefable Batman como elementales ejemplos de la supuesta decadencia que lleva numerosos años. Como recuerdo permanece el añejo libro La decadencia de Occidente. Lo mismo puede afirmarse con la obra Crisis de identidad, basada en un personaje de fiero rostro con cuernos. Ni de lejos se detecta la crisis. Todo lo contrario al impecable cuadro con objetos incorporados New York, pues al hermoso color cabe sumar la intensidad generalizada como la palabra exacta que lo define. Otra clave está en el poderoso rostro que se difumina para eludir el excesivo protagonismo. Basta de ejemplos contradictorios.

Puede afirmarse, visto el conjunto de la exposición, que estamos ante un singular artista con lenguaje propio, capaz de una importante obra, cuyo máximo problema está en el exceso gratuito deslizándose hacia lo narrativo.


Fines y Medios. Colectiva

La sala de exposiciones del nuevo edificio de Bellas Artes de la Universidad de Zaragoza se va convirtiendo, con el tiempo, en uno de los puntos calientes de la oferta cultural de la capital turolense. La posibilidad de poder utilizar el hall como espacio expositivo, cuando el tamaño de la exposición lo requiere, es un acierto del diseño arquitectónico, que amplia sus posibilidades de exhibición, especialmente cuando se trata de esculturas.

Este ha sido el caso de la exposición Fines y medios, que agrupó a 39 estudiantes del Grado de Bellas Artes. Un significativo número de obras escultóricas que llenó y dio calor durante el mes de diciembre, al todavía frío y aséptico interior de este edificio destinado a formar a las nuevas generaciones de artistas de Aragón.

El resultado fue un conjunto ecléctico, tanto por las técnicas utilizadas, como por los distintos presupuestos conceptuales de partida, que recogía alguno de los postulados de las vanguardias del siglo XX (en especial el constructivismo) junto a otras propuestas que siguen la estela de la teoría del campo expandido de Rosalind Krauss. En cualquier caso, una saludable demostración de energía creativa de este grupo de alumnos y alumnas, que demostraron su potencial artístico y su capacidad de coordinación, desde la realización individual de cada una de sus obras, hasta la organización colectiva y autogestionada de la muestra.

La inauguración, que congregó a un numeroso grupo de amantes del arte, contó con tres invitados de excepción: los directores de tres centros de arte que participaban en las primeras Jornadas de Museos de Arte Contemporáneo en el Medio Rural, desarrollado en el vicerrectorado del campus universitario de Teruel: José Garnería, Josefa Cortés y Gregorio Díaz Ereño, directores, respectivamente, del Museo Vicente Aguilera Cerni de Vilafamés (Castellón), del Museo Vostell-Malpartida (Cáceres) y del Museo Oteiza de Alzuza (Navarra), departieron con los jóvenes artistas sobre sus obras, trasladándoles su opinión y algunos consejos desde su dilatada experiencia de gestión al frente de estos prestigiosos centros de arte.

Una productiva muestra que ha servido de acicate a este dinámico grupo de artistas, en el que ya se vislumbran individualidades muy prometedoras, para abordar con más ilusión e intensidad sus próximos trabajos.

Artistas participantes: Natalia Almudí, Ana Andrés, Ainara Berezo, Leticia Burillo, Andrea Campo, Ana Carabantes, Carmen Andrés, Begoña Conde, Carlos Enfedaque, Cristina Escriche, Carolina Ferrer, Juan Figueroa, Héctor Goñi, Silvia Gil, Cristina Gros, Andrea Hernando, Alodia  Horno, Diego Lacruz, Blanca Lamenca, Sheila Latorre, Alba Lorente, Lucía Marco, María José Martín, Julia Martínez, Ángel Martínez, Alberto Javier Martínez, Cristina Monteiro, David Moreno, Yaiza Navarro, Miriam Navarro, Lledó Nebot, Manuela Pascual, Clara Pellejer, Andrea Pérez, Jesús Pisaverdines, Helena Romeu, Paloma Sanz, Ana Vaquero y Lawra Vicente.


La Mujer en el Arte

Este libro recoge las ponencias y comunicaciones del XIV Congreso Nacional Asociación Española de Críticos de Arte, celebrado en el del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, los días 22 y 23 de marzo de 2013. Desgraciadamente, como bien dice en su texto de presentación Tomás Paredes, presidente de AECA, el volumen no da idea de los debates, las mesas redondas, los aplausos u otros medios de interacción con el numeroso público que abarrotó el Auditorio Sabatini.
Tal respuesta de asistentes y tan elevada participación en las actas, con cuatro ponencias y veintinueve comunicaciones, confirman que fue una buena idea el tema escogido, La mujer en el arte, sobre todo teniendo en cuenta la alta proporción femenina entre los socios de AECA. Es de esperar que también tenga el libro una buena recepción social, sobre todo cuando esté accesible libremente en la web de la asociación; aunque desde hace unos meses ya existe en papel, disponible en una edición print on demand sufragada por la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, que fue la sección territorial que asumió la organización del evento.


Vaya por delante mi felicitación a AMCA y AECA, pero muy especialmente a dos destacadas miembros de sus juntas directivas, Julia Sáez Angulo y Manoli Ruiz Berrio, que han asumido respectivamente la coordinación del congreso y del libro. Parece que ha habido en ese relevo cambio de criterios sobre el ordenamiento de los contenidos, pues el libro clasifica alfabéticamente las ponencias y comunicaciones según el apellido de sus autores, mientras el congreso se estructuró temáticamente en sesiones donde se abordaban determinados aspectos de la presencia femenina en nuestro mundo artístico a través de ponencias, comunicaciones y mesas redondas. Aquella distribución era más coherente científicamente, pues la agrupación de aportaciones complementarias sobre temas cercanos habría ido acumulando en la mente de quienes abordasen de seguido la lectura de todo el libro una idea conjunta y comparativa que ahora queda más desperdigada; pero a los que preferimos picotear a ratos, el ordenamiento alfabético tiene la ventaja de que nos facilita curiosear qué es lo que ha escrito tal o cual colega sobre la mujer en el arte.

Como finalmente no pude participar (y bien que lo siento), me permito señalar aquí algunas valoraciones generales, pues sería demasiado prolijo dar cuenta de todos los artículos. En primer lugar, me ha sorprendido que las aportaciones sobre mujeres que han ejercido la crítica de arte no haya sido más numerosa, sobre todo teniendo en cuenta que era una de las facetas más resaltadas en el congreso, cuya ponencia inaugural estuvo dedicada a Margarita Nelken y la última a Teresa Ortega Coca: sobre la primera ya se ha escrito mucho, así que es muy meritorio el resumen coronado por nuevas aportaciones que ofrece Miguel Cabañas, investigador del CSIC y miembro de AMCA-AECA, mientras que de la segunda ha esbozado un merecido homenaje la catedrático de la Universidad de Valladolid Blanca García Vega, sucesora suya como presidenta de ACYLCA y vicepresidenta de AECA; pero apenas cabe mencionar otros aportes al respecto, salvo las reflexiones sobre la colaboración femenina en algunas revistas de arte que hace Dolores Arroyo y quizá la comunicación de Isabel Aguilar sobre las historiadoras del arte durante el primer franquismo. Esa me lleva al tema de la docencia, que nos concierne a muchos de los socios de AECA, y también había sido destacado con el encargo de una ponencia a la profesora emérita de la Universidad Complutense Pilar Aumente, ilustre miembro de AMCA-AECA: su planteamiento histórico es muy ambicioso y se retrotrae a tiempos lejanos, acabando apresuradamente con una lista no exhaustiva de catedráticas de Bellas Artes o Historia del Arte en universidades españolas (me temo que le va a granjear muchos reproches, de todas las que no aparecen mencionadas); pero sólo Montse Acebes ha escogido en su comunicación este mismo tema… Da la sensación de que un cierto pudor nos disuade de escribir sobre nuestros colegas, pues estamos más acostumbrados a hablar de terceros. Quizá por eso hayan sido ya más numerosas las contribuciones sobre las mujer en el mundo de la gestión cultural. Además de la ponencia de Begoña Fernández Cabaleiro, profesora de la Universidad Autónoma de Madrid y miembro de AMCA-AECA, que versa sobre Juana Mordó, Helga Alvear, Margarita Lucas, Juana de Aizpuru, Glòria Picazo, María de Corral, Eloísa del Alisal u otras figuras señeras, se han prodigado muchas comunicaciones sobre galeristas (excelente la comunicación de Miriam de la Maza), coleccionistas (Pilar Citoler, tan en boga actualmente, es destacada en varios textos; pero también se homenajea en otro a Trinidad von Schotlz Hermensdorff), o al papel de las mujeres en museos u otros espacios institucionales (quiero destacar la comunicación de Esther Plaza sobre los centros expositivos municipales en Madrid). Aunque, como era de esperar, la gran mayoría de las comunicaciones versan sobre arte y artistas, que suelen ser el foco habitual de nuestros comentarios: alguna se centra en una autora concreta (como la comunicación de Tomás Paredes sobre la portuguesa Victória Domingues, fallecida en 2011) y muchos abordan panorámicas generales, que apenas han podido desarrollar en el formato limitado de una comunicación. Por cierto, en ambos casos cabe citar como muy dignas las dos aportaciones de colegas de la Asociación Aragonesa de Críticos de Arte: la de Pilar Sancet sobre Juana Francés y la de Jaime Esaín sobre las pintoras aragonesas, de las que ofrece elencos agrupados por géneros y estilos.

Ojalá tenga otro tanto éxito de participantes y asistentes el siguiente congreso de AECA, que de nuevo va a tener lugar en Madrid y también versará sobre un tema amplio y muy atractivo: arte político. No sé si volverá a haber tan curiosa cantidad de aportaciones sobre grabado y grabadores o eso ha sido una peculiaridad de este congreso dedicado a la mujer en el arte. Quizá tendremos que plantearnos en el futuro un congreso específico dedicado a grabados y estampas. En todo caso, aunque en esta ocasión hemos de felicitarnos por la rapidez con que se han editado las actas, sería bueno dar más tiempo para corregir pruebas, pues así no habría tantas erratas. Y también, a pesar de las dificultades que plantean los derechos de autor y sus empresas gestoras, sería deseable que hubiera más y mejores ilustraciones, pues en este volumen hay pocas y ridículamente diminutas (casi no se pueden ver sin lupa). Por último, sería preferible que en toda publicación de una asociación donde todos somos iguales dejemos de lado las jerarquías: bien está distinguir en un congreso entre ponencias encargadas a expertos y comunicaciones ofrecidas voluntariamente; pero en el libro no había necesidad de establecer esa distinción. En mi opinión, hubiera sido mejor igualar todos los artículos por arriba y rechazar a los que no estuvieran a la altura, pues más de alguno hay que no se ha centrado en alguna aportación significativa sobre el tema y periodo histórico especificados en los objetivos de este congreso: “el papel de la mujer en el momento actual en el mundo de las artes visuales, como comisaria, gestora, promotora, agente, crítico, conservadora, empresaria, museóloga, docente, conservadora, coleccionista, además de artista”.