Voces desde el silencio. Luz desde la oscuridad

 

Durante la gran depresión norteamericana de los años 30 la Resettlement Administration, posteriormente Farm Security Administration (FSA), documentó la terrible situación de las familias del campo que, especialmente en el oeste del país, tenían que emigrar a las ciudades industrializadas dada la situación de sequía en las zonas rurales. Roy Striker, director del proyecto, decidió dar libertad creativa a los fotógrafos para documentar no solo la situación económica, sino también familiar y social de estas comunidades desde un ejercicio personal. Este es un momento clave en la evolución del lenguaje de la fotografía documental. Entre aquellos fotógrafos estaban algunos de los que convirtieron aquellos días de oscuridad en iconos que iluminan la historia del siglo XX como Walker Evans, Dorotea Lange, Arthur Rothstein o Marion Post Wolcott. Gervasio Sánchez ha logrado la misma hazaña con la segunda mitad del siglo XX. Queda demostrado en las exposiciones que podemos ver en el IAACC Pablo Serrano y en el Caixa Forum de Zaragoza.

A partir de los años 50 del siglo XX la fotografía documental comenzó a centrarse en las cuestiones interiores, psicológicas o emocionales con un punto de vista crítico. Es decir, se comenzaron a tratar los temas no desde sus causas, sino a través de sus consecuencias a varios niveles, sobre todo humanos. Así, la fotografía se desvincula definitivamente de su obligación de copiar la realidad y se independiza. La fotografía emerge como forma de arte y expresión individual. Entre los dos extremos entre los que se mueve el ejercicio fotográfico (el de la reproducción y el de la creación) se sitúa la fotografía de Gervasio Sánchez: una fotografía documental y humanista que analiza la realidad adentrándose en ella, investigando sus causas, atendiendo a las cuestiones sociales con una voz personal, valiente, que nos grita desde el papel impreso de las paredes del museo. Es lo que Borges Vaz Dos Reis define como una “fotografía comprometida con forma de arte y función de documento”[1].

La exposición del IAACC es una antológica de sus 25 últimos años de trabajo y un cruel espejo en el que el hombre blanco occidental debe mirarse. Gervasio, como fotoperiodista documental, busca pronunciarse sobre una realidad deshumanizada, profundizando en los problemas del mundo que después nos presenta en un ejercicio de grito calmado, de reivindicación humana y defensa de la profesión del fotógrafo de conflictos, todo a la vez y sin tambalearse. Esta muestra nos presenta los gritos silenciosos de las voces que solo las imágenes más potentes pueden transmitir. Y abre para nosotros un potente haz de luz que emerge de las entrañas más oscuras del ser humano. La muestra en el Caixa Forum es un recorrido esperanzador en el que el color pone voz al silencio abierto en los 30 años de conflictos armados que sufrió Camboya y nos enseña la luz que se abre paso a través de la oscuridad que dejaron la guerra y la desolación.



[1] Etelvina Teresa Borges Vaz Dos Reis, en La fotografía documental contemporánea en Brasil (cap 3, sin numerar)


Noh-Kabuki. Arte en el escenario

La milenaria cultura japonesa, llega hasta nosotros a través del teatro, en dos de sus vertientes más conocidas noh, conocido por ser un teatro culto, basado en el budismo, y elkabuki, un teatro popular, que refleja los gustos populares, de la urbe japonesa. Se trata sin duda, de una novedad en la programación expositiva de la Universidad de Zaragoza. Noh Kabuli, escenas del Japón, es una ventana abierta a la cultura japonesa, a través de representaciones teatrales. Una selección de más de un centenar de obras, ente pintura y grabado nipón desde el siglo XIV hasta el XX. Para ello, se ha contado con o coleccionistas, tanto públicos como privados, entre ellos destaca la colección “Pájaro Profeta”, de José Antonio Giménez, y como no, la Colección de Arte de Asía Oriental “Federico Torralba”, del Museo Provincial de Zaragoza

La primera sala, explica las claves del teatro noh basado en formas de representación: canto, poesía, música, danza, drama y mimo. Su función clásica, consta de cinco dramas, de unas ocho o diez horas de duración, divididos en cinco  temas: Religioso, épico, historia de una mujer joven,  personajes basados en la vida real, y el último tema, basado en historias de demonios. Se trata de la tradición teatral más antigua del mundo. La exposición recoge tres grandes series de estampas xilográficas, de extraordinaria calidad, publicada en el año 1897

Lógicamente, la segunda sala, está dedicada al teatro Kabuki,  situada a comienzos del siglo XVI, alrededor de una nueva y floreciente burguesía, que poco a poco va a ir arrebatando el poder, a los solventes samurái. A diferencia del teatro noh,  el teatro kabuki, contaba con un arma de masas, que atraía como miel a las abejas. El grabado, estampas o libros ilustrados, de variado tema,  fueron productos destinados al gran público. Desde imágenes atrayentes y eróticas, de mujeres, conocidas también como “imágenes de almohada”, pasando por luchadores de sumó, o las llamadas “imágenes de guerrero” o samurái, a trajeron al gran público. Los actores del teatro Kabuki, no escaparon a esta “moda”, siendo representados tanto individualmente como en grupo. Tal fue la fama, que esas estampas, dieron a los actores, que el público las compraba, con la intención de tener  una imagen de su ídolo, lo que hoy serían estampas o pegatinas, de personajes “populares” de nuestra época. En la muestra pueden verse kakejiku, royos verticales para ser colgados, del siglo XIX, de los principales artistas de la época, como Kanamori Nankó, Kajino Genzan, Itakura y Suisho. La exposición presenta una amplia galería de estampas de actores onnagata, así como  obras de otros artistas, que trabajaron este material, como Ryükosai Jokei, y Shokosai Hanbei, artistas magistrales, por el talento, colorido, dinamismo y expresividad de sus obras.

 

Noh Kabuky. Escenas del Japón

Paraninfo Universidad de Zaragoza

07/10/14-10/01/15


Cuadros de Alfredo Cabañuz; pinturas y esculturas de Miguel Galanda

En la galería Cristina Marín, 20 de noviembre al 17 de diciembre, se muestran los cuadros de Alfredo Cabañuz, nacido en Villanueva de Sigena (Huesca) el año 1957. Miembro fundador del grupo Trece, fundado en ¿1984? e integrado, además, por artistas de tanto nivel como Santiago Arranz, Miguel Ángel Arrudi y Alberto Carrera Blecua.

La obra de Alfredo Cabañuz, desconocida para nosotros, se basa en óleo sobre lino y comprende desde 2005 a 2010. El artista la define como arte modular, lo que es, y la ve como figurativa, si nos atenemos a que el cuadrado y el rectángulo, por citar dos ejemplos de formas en sus obras, son formas figurativas. Estamos, para entendernos, ante abstracciones geométricas, pues si siguiéramos su criterio los cuadros de José María Yturalde, valga el caso, serían cuadros figurativos, aunque la definición exacta es abstracciones geométricas dentro de las definidas, hasta en libros de científicos, como figuras imposibles o los cuadros de Joseph Albers, valga el caso, también serían cuadros figurativos porque siempre son el cuadrado sobre el cuadrado, aunque lo correcto es definirlos como abstracciones geométricas. El caso es que estamos ante un pintor con un alto cuerpo teórico aplicado a sus cuadros.

Nos gusta mucho que en el interior de las formas geométricas se detecta la sutil pincelada mediante cierto grosor matérico, lo cual contrasta con la rigurosidad geométrica. Si en 2003 quería estudiar el Módulo de Cartabón, mitad verde, mitad blanco, en sus cuadros tenemos el rectángulo con cuadrados, unos enteros y otros sugeridos porque se salen del rectángulo, una preciosa e imaginativa espiral hecha sin curva o cuadrados dentro de cuadrados, como Joseph Albers pero desde criterios cromáticos muy diferentes. Estamos ante una muy marcada imaginación al servicio de la línea.

El pintor nos comentó que las obras expuestas comprenden desde 2005 hasta 2010 porque está en una nueva línea que desea profundizar. No obstante, a título de información, había algún cuadro suyo con el cambio en la oficina de la galería, con múltiples obras de otros artistas. De lo visto sobre su nueva línea pictórica cabe indicar que en un cuadro enfatizaba en la geometría de Euclides. Esperamos al artista en la próxima exposición y tendrá una crítica nuestra desde criterios científicos.

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En la galería Cristina Marín, 23 de octubre al 18 de noviembre, se inauguró la exposición Materia oscura. Artista muy importante sobre el que conviene ofrecer algunos datos para que el lector tenga las ideas claras mediante varios puntos de referencia. Miguel Galanda nace en Caspe (Zaragoza) el 27 de septiembre de 1951. Licenciado en Filosofía Pura por la Universidad Central de Barcelona, título que, como artista, es una absoluta rareza, estudia Bellas Artes en la Universidad de San Jorge de Barcelona. Desde hace años vive en Madrid. Para más datos véase nuestra voz en la Gran Enciclopedia Aragonesa, 25 Aniversario, Zaragoza, 2007. Seducidos por su obra, algo más que justificado, hace varios años que visitamos su estudio en Madrid.

Pero el cambio en su obra, como pronto se verá, es radical. Antes nos detenemos en una excepcional escultura, de muy notable dimensión, que tiene su réplica en un cuadro de menor tamaño pero con la figura vista de perfil. La escultura se titula Sal. Los materiales son hierro para la estructura interna y con posteridad añade fibra de vidrio, yeso, trapos, cuerda, cera, pigmentos y óleo. Su aspecto externo es un cuerpo atado por la cuerda y el color es del yeso. Estamos ante una figura humana que vista de perfil esta medio doblada y con la cabeza inclinada como signo de humillación, ni digamos añadiendo la cuerda que rodea todo el cuerpo. Queda evidente que es una marcada crítica a la falta de libertad en su más amplio significado desde la absoluta creatividad. Impactante por su aspecto formal, tamaño, significado y generalizada fuerza. Como un resumen de tanta canallada inmersa en numerosos países.

Afirmábamos sobre el cambio en su obra sobre pared, pues estamos ante su muy última línea artística. Si antes usaba lienzo ahora el soporte es tela metálica, a la que incorpora, cera, pigmentos y óleo, de manera que los cuadraditos de la tela metálica se dejan ver en gran parte como si fuera un elemento más pintado, aunque sepamos que no es así. Estamos ante ocho obras independientes y un conjunto de 12 obras que son como un montaje temático, de modo que en el centro está representado el diablo vestido con un traje de rombos y un sombrero triangular. En el conjunto, tan inmóvil, hay tres figuras femeninas, una de rostro armónico y enigmático. Figuras, incluyendo las masculinas, que giran en torno a la principal, el diablo, como si vivieran a la espera de anómalos y peligrosos acontecimientos. Las restantes obras, siempre una como representación individual, son figuras masculinas y femeninas, siempre de pie y en dispares posturas. Con predominio de los colores negros, a destacar su variedad formal. El conjunto manifiesta la eterna condición humana. El último cuadro, sin título, es apaisado. Predomina el perfil de formas geométricas en blanco, algunas evocando a edificios que contrastan con el expresionismo del negro y la tela metálica. Vemos, por tanto, que comienza la gran posibilidad de nuevos temas y formas.


Obras de la pintora Lina Vila

 

En la galería A del Arte, desde el 15 de octubre, se expuso una nueva etapa de la pintora Lina Vila titulada Escapar a la biografía, con obras hechas desde hace año y medio. Prólogo de Fernando Sanmartín con el aclarador título de Nueva etapa de Lina Vila. El conjunto de lo exhibido contiene una sinceridad radical, algo que agradecemos, de ahí diferentes temas que aborda con la conocida maestría técnica y el muy alto dominio de la línea, siempre al servicio de obras con lápiz, punta seca, óleo sobre papel, acuarela, tinta y tres cuadros de gran formato como serie titulada Sin alas ni plumas. Como un feliz ensayo temático mostrado sin pudor. Esto deseo, esto expongo. Los títulos, asimismo, nos orientan sobre los temas abordados, como En todo y por todo, Sin alas ni plumas, Carencias, Naturalezas muertas, Siempre verano (Resurrección), Abrojos, Desabrimientos, Final de una tarde sol, Punzaduras y Pasatiempos (y vuelta a empezar).

Se puede comenzar con una serie de tres exquisitas obras mediante suaves colores basadas en desnudos masculinos y el contraste con elementos vegetales y plumas en uno. Basta citar el torso masculino como fondo y los cardos en un primer plano, cual contraste entre la belleza masculina y la agresividad vegetal quizá aludiendo al hombre.

La serie Abrojos se basa en numerosas flores de rutilantes colores, a veces con predominio de los oscuros, sobre fondos monocromos o suavemente coloreados. La belleza por la belleza creativa desde la naturalidad temática con altas dosis evocadoras por su propia condición. Vida latiendo sin barreras, como si de la artista emergiera una trepidante felicidad rota en la serie Sin alas ni plumas y en algunos dibujos de la serie Pasatiempos (y vuelta a empezar).

La serie Pasatiempos (y vuelta a empezar) consta de dibujos pequeño formato con lápiz, carbón y acuarela sobre papel. Los temas son muy variados, como, por ejemplo, aves, dos solitarias sillas con dos sombras humanas, rostros femeninos, plumas, insectos, un pie, un rostro femenino gritando, la solitaria vía del ferrocarril, un caracol y alguna figura femenina palpitante de soledad. Aquí, en el conjunto, la pintora se deja arrastrar por el sentimiento con la vitalidad de las sensaciones brincando sin descanso. Como un dejarse llevar a través de la abarcadora temática. Puesto que conocemos muy bien la obra de Lina Vila desde siempre, incluso a la persona vía cierta intuición, ni dudamos en afirmar una singularidad en la serie que nos fascina. Aludimos al concepto tiempo. En algunos dibujos su pasado se vuelve presente y el presente nace como una repentina ola cual caprichosa naturalidad temática dibujada. La idea como intriga transformada en realidad artística.

Queda la serie de gran formato Sin alas ni plumas, basada en tres obras mediante carboncillo, pastel y óleo sobre papel. Siempre sobre fondo blanco, lo cual permite que resalte el tema. Al margen de las grandes plumas volando que caen al suelo con languidez y como fondo troncos de árbol y ramas secas, manera de evocar el invierno y su dureza, en las dos restantes obras tenemos otros protagonistas. En una, la figura femenina sujeta con una mano el rostro de un varón barbado con aire salvaje medio oculto por un antifaz. Buena sugerencia para mostrar el toque dominante en algunos hombres. En otra, la elegante figura femenina, de muy atractivo rostro con expresión de dureza, sujeta con una mano la típica bandeja, sobre la que posa la cabeza de un varón, cuyo rostro está oculto por una máscara. Bandeja que ofrece como delicado regalo a quien sea. Venganza.

Exposición que manifiesta los cambiantes sentimientos de Lina Vila, lo cual parece indicar que en otra exposición se decantará por un tema, y sus variantes, para profundizar sin barreras.


La fotógrafa Mapi Rivera

 

En la galería Spectrum Sotos, desde el 8 de octubre, se inaugura la exposición Sinopsis, con nueve fotografías, de 2014, seleccionadas entre 36. Al mismo tiempo exhibe cuatro obras expuestas en la sala CAI Luzán, de Zaragoza, titulada  Heliosis e inaugurada el 28 de marzo de 2012, y seis obras expuestas en la Sala de Exposiciones de la UNED, Calatayud, titulada Mares sin orillas e inaugurada el 10 de marzo de 2014. Fotografías de tres exposiciones que simbolizan la continuidad temática, con variantes, mediante el cuerpo desnudo de la artista en una suerte de suculenta imaginación poética atravesada de belleza creativa.

Mapi Rivera, nacida en Huesca el año 1976, es entrevistada por Antón Castro, Heraldo de Aragón, 8 de octubre de 2014, y vierte su pensamiento de forma muy diáfana, de modo que estamos ante una persona inmersa en un fuerte espiritualidad sentida desde la infancia como radical motor encauzado hacia unas fotografías que son arte puro de transparente hermosura. Ya dice: He aprendido que trascender lo físico con la oración, la imaginación, la creación…no implica dejarlo de lado sino más bien, abrazarlo, ya que es el único soporte que tenemos. Parece lógico que sus dos artistas preferidos sean Emma Kunz, creadora, sanadora, espiritualista y visionaria y James Turrel que ve como un escultor de la luz; como la luz no se puede modelar en sí misma, crea estos espacios que focalizan nuestra atención en ella. A título muy personal nos deja trastocados, para bien, su aplastante sinceridad partiendo de un profundo sentimiento nacido desde muy adentro, que nunca ha aniquilado para alimentarlo, vivificarlo, desde la creatividad. Puede afirmarse que Mapi Rivera es diferente en el mundo actual artístico en cuanto a su actitud íntima encauzada hacia el arte. Pero, por favor, que no proliferen los artistas como si fueran la reencarnación de San Juan de la Cruz o Santa Teresa de Jesús, ambos maravillosos desde su autenticidad. Preferimos tan sincera entrega íntima, la de Mapi Rivera que a nadie hace daño, que aguantar la plaga amanecida hace tiempo de comunistas reciclados, sindicalistas de mirada fija, neo anarquistas abducidos por su ideología, abstemios antes bebedores, no fumadores antaño con tres cajetillas al día y católicos transformados en ateos, sin olvidar a vegetarianos y anti taurinos que aman a los inocentes animalitos, esos que nos comemos crudos cada día.

En las nueve fotos de la serie Sinopsis, de 2014, nada nuevo que descubrir, en el sentido de una artista muy íntima que se desarrolla hacia fuera con su cuerpo desnudo como protagonista, siempre aplastado de auténtica dosis espiritual elevándose con la dignidad de una inalcanzable diosa cuajada de sensual humanismo y naturales pero delicadas dosis eróticas. Belleza y belleza. Nada sobra. Todo se ajusta en el lugar preciso aupado por un transparente e impecable color. Con la artista desnuda flotando, elevándose desde la suprema cadencia como si escuchara su música, respira la simbiosis con una naturaleza hostil mediante espectaculares rayos que caen por doquier.


Pilar Moré, inconformista

 

En el Espacio de Arte Nazca, desde el 3 de octubre, se tuvo una buena ocasión para ver sus cuadros, collages, técnica de la que hace años es una gran especialista de extraordinaria calidad, y esculturas collages. Conjunto de obras hechas en 2014.

En 12 cuadros mezcla la abstracción geométrica y el expresionismo, tan afín a la artista, aunque en esta ocasión incorpora con habilidad elementos figurativos como la Dama de Elche, partituras, un desnudo masculino, un rostro de adolescente o la cabeza de un ave. A sumar que un cuadro, Noche de lluvia, es un paisaje. En varias obras dominan los blancos, en otras los rojos y negros  o, en menor medida, verdes y ocres. También expone siete obras con énfasis del color negro y de los círculos, tan afines desde hace años, e incorporación de hilos, papel y cartones. En una obra añade un papel rasgado y en otra un cartón, que evocan a un explosivo nacimiento.

El collage es protagonista en cuatro esculturas con cartón negro formando ángulos rectos verticales e incorporación de una percha, un tronco seco, bastante forzado, y aves agredidas. Asimismo, tenemos cuatro collages de pequeño formato con incorporación de piedras en el centro de una bandeja para pasteles.

Obra, vista en conjunto, con capacidad evocadora, que se resiente por un exceso del collage al mostrar dispares planteamientos temáticos sin centrase en uno para ahondar dentro de lo posible pues recursos le sobran. El resultado general es disperso, sin profundidad. Conocemos muy bien la obra de Pilar Moré, hace años escribí una monografía, y nuestra obligación es exigir al máximo a una histórica.


Enrique Larroy. Chapa y Pintura

 

La abarcadora, espectacular e impecable exposición de Enrique Larroy  en la Lonja, más que merecida, pudo verse del 3 de octubre al 16 de noviembre. En el catálogo amplios prólogos de Alejandro J. Ratia, con diáfanas alusiones a elementos científicos en algunas obras, y Chus Tudelilla, mediante comentarios y citas de otros artistas en perfecta sintonía con lo exhibido. Cita nuestra de ambos prologuistas muy en síntesis. Enrique Larroy, tal como consideramos desde la lógica del conocimiento, es uno de los varios artistas zaragozanos de diversas edades, que viven en Zaragoza, importantes a nivel español. De artista local perdido en el infinito nada de nada: inadmisible.

La exposición, siguiendo el catálogo para evitar confusiones, comienza mediante la serie Chapa y pintura, de 2014, basada en impactante obras monocromas como si fueran el vacío radical que anuncia los poderosos e impactante cuadros con una contrastada e impactante paleta cromática perfectamente conjugada a través de muy variadas formas geométricas. Sigue un conjunto de cuadros gran formato entre los años 2005 y 2014. Cabe añadir, como dato imprescindible, que en algunas obras tenemos la unión entre la geometría y los expresionistas planos irregulares, incluso espacios para que flote el campo formal en una suerte de paisaje, para ofrecer un ámbito expansivo con dosis destructivas, según puede comprobarse en los cuadros Imagen involuntaria, de 2014, Decepción cromática, de 2014, Residuo rojo, de 2014, Residuo amarillo, de 2014, y Ciudad frenética 2, de 2014. Simbología discreta, de 2014,  es un poderoso e impactante cuerpo geométrico con fondo blanco y predominio de bandas negras rotas por planos de rotundos colores y dos zonas expresionistas abstractas que rompen el equilibrio racional cual pantalla difusa acechante con dosis de insistente amenaza. Alejandro J. Ratia indica en su prólogo que vibra una sugerencia del código de barras. La magnífica serie Especular, de 2011, consta de 15 obras dentro de la serie, que se expusieron, en 2011, en la Sala Juana Francés de la Casa de la Mujer de Zaragoza. En el texto se comenta que son obras realizadas en “capas” con pintura, impresiones digitales y serigráficas sobre metacrilato, aluminio anodizado y papel. Datos que significan la aparición de muy  numerosas y cambiantes formas geométricas, en alguna ocasión con trazos y planos expresionistas, que articula de forma magnífica. Formas, como tales por variedad, que son diferentes al conjunto de la exposición. Nos queda Insistentemente mareados. 05, nacido como tríptico expuesto en 2003, pero que con el tiempo se han añadido más cuerpos hasta formar un gigantesco cuadro, de fuertes colores, atravesado por un espléndido rosario de impactantes formas geométricas, como círculos concéntricos, rectángulos, óvalos, círculos y bandas rectangulares, en una suerte de seductor caos articulado desde la racionalidad. Quien viera la exposición tuvo una excelente oportunidad para ver el cuadro desde la distancia adecuada y luego avanzar hasta dejarte envolver para sentir extrañas sensaciones incluyendo una especie de rapto pictórico.

Tanta complejidad pictórica, sin olvidar el derroche cromático, no es gratuita ni producto de la casualidad. Estamos ante la proliferación de formas geométricas abrasando cada soporte. ¿Cómo es posible que todo se alíe con perfección? Se detecta la proliferación de rectángulos y, en menor medida, de cuadrados, incluso un cuadro se basa sólo en cuadrados que ofrecen una radical solidez formal alterada por un plano expresionista en el lado derecho, los cuales pertenecen a la por todos conocida regla de oro o sección áurea, la cual tiene la particularidad de regular, estabilizar y serenar cada composición por muy compleja que sea. Rectángulos, por cierto, que según la posición, sobre todo vertical, potencian un elemento activo, dinámico. Siempre sin olvidar la impecable simetría del óvalo como hermoso ritmo radial, los ritmos sinuosos en algunas obras que enfatizan en un sutil y cambiante  movimiento y la simetría radial de las abundantes circunferencias. Por otra parte, Sobre Alejandro J. Ratia, poeta, crítico de arte en el Heraldo de Aragón y matemático, indicábamos que en su prólogo señala algunos puntos de unión de los cuadros con elementos científicos. Basta recordar, sin más, al matemático alemán de origen ruso Georg Cantor (1845-1918) con su muy compleja Teoría de los Conjuntos, junto con Frege y Dedekind, que le supuso una posterior enfermedad mental hasta morir en un psiquiátrico. Asimismo, se detecta la existencia, en mayor o menor medida, de planos que configuran una axonometría isométrica para formar el espacio general.

Enrique Larroy, desde luego, es muy consciente de lo que hace, nada de elementos gratuitos productos del azar, aunque vemos que en alguna obra vibra un matiz intuitivo, con posteridad racionalizado, según apreciamos, por ejemplo, en Insistentemente mareados. 05, que definimos como un positivo exceso formal.


Sol Catalá, forma y color. Fernando Malo, cerámicas.

 

Sol Catalá, del 3 al 26 de octubre, galería de Arte Itxaso, expuso cuadros y cerámicas definidos como Exposición Antológica, pues estamos, salvo error, ante una artista con escasas exposiciones, de ahí el interés por mostrar diferentes etapas. Muy buena dibujante con obras mostradas en una carpeta.

Estamos ante lienzos, desde 1988 hasta 1999, mediante obras figurativas con rostros y desnudos, siempre de mujer, con buen sentido del color y toques expresivos. La sorpresa corresponde a un conjunto de cerámicas, de 2012 a 2014, como técnica utilizada por primera vez. El grosor matérico se acompaña por una fuerte carga expresionista potenciada mediante intensos colores y otros oscuros. Vitalidad sin barreras. A sumar en dos obras el uso de la espiral como forma ancestral de carácter simbólico muy cambiante según las culturas, tal como hemos señalado en otras ocasiones. Forma, como otras del pasado más o menos remoto, siempre válida en la actualidad. Según nuestra opinión es una forma que comienza en el interior, como si naciera del vacío radical, para extenderse hacia la infinitud sin posibilidad de retorno ni de su final, como si fuera el símbolo del eterno dinamismo. Sigamos con la artista. En su retrospectiva muestra cuadros entre 1988 y 1999 y cerámicas entre 2012 y 2014. ¿Qué ha hecho entre los años 2000 y 2011?

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En la galería Grisselda, desde el 10 de octubre hasta el 2 de noviembre, se exhiben 23 cerámicas, bajo el título Mudéjar S. XXI, de un artista histórico de sobras conocido. Así como nuestro magnífico escultor Pedro Tramullas tuvo una serie inspirada en el ajedrezado del románico, Fernando Malo parte del mudéjar mediante formas muy bien acopladas, el cambiante color y, en ocasiones, con el gran acierto del vacío monocromo sin formas para aliviar la positiva e intensa tensión geométrica que transcurre con laberíntica delicadeza. A sumar la variedad formal y el gran acierto de la irregularidad de los bordes en negro que contrastan con la generalizada perfección de cada obra. Todo como si nos transportara al pasado que mezcla sin pudor con el presente cerámico.


Aurelio Vallespín Muniesa. Tensiones

 

Por múltiples razones más que justificadas y fáciles de demostrar, siempre hemos admirado a los arquitectos, algo que saben muy bien, por ejemplo, Daniel Olano, José Manuel Pérez Latorre, Carlos Miret, Antonio Tello, Ricardo Marco, Joaquín Sicilia o Fernando Bayo, también pintor. Si encima pintan muy bien el lector puede imaginar nuestro derretimiento. Y aquí entra el arquitecto y pintor Aurelio Vallespín Muniesa, sobre el que publicamos una crítica cuando expuso, en 2013, en la galería Cristina Marín de Zaragoza, la cual se basaba en múltiples celdillas y sobrios colores con extraordinaria creatividad. Súmese sus textos más que positivos y razonados. Pero antes de nuestro comentario cabe señalar algún dato que oriente al lector. Si en 2003 participa en una colectiva, en 2007, con 35 años, expone por primera vez, para seguir sin interrupciones hasta la presente exposición inaugurada en el Torreón Fortea, 2 de octubre al 16 de noviembre, con prólogos que se complementan de Antón Castro y el propio arquitecto y pintor.

Cuadros de gran formato fechados en 2013 y 2014, que representan un radical cambio respecto a lo hecho con antelación, por colorido, forma y aspecto general, lo cual significa una ruptura siempre muy compleja de realizar, ni digamos con coherencia y categoría. Como un parto de resultados imprevistos pero que cuadran en un momento específico, por supuesto tras un proceso cargado de dudas hasta encontrar un nuevo estilo, sobre el que volcará un impecable campo técnico atravesado por la idea dominante emergiendo sin fisuras.

Colores negros, grises, azul prusia y rojizos, por citar ejemplos, contrastan entre sí y se complementan para ofrecer un ámbito dinámico mediante planos irregulares y formas indefinidas cargadas de azar, lo cual  posibilita una marejada visual capaz de arrastrarnos entre sugerencias de paisajes, no siempre, muy abstractos. Todo es como una invasión dinámica que nos habla de la vida desde su máximo signo expresionista. Tanto derroche vital se atempera por bandas paralelas a la base que se ajustan con precisión, sin exageraciones, para avalar un hermoso matrimonio entra ambas partes. Siempre la vida.


Carmelo Rebullida: Pintura sobre papel; Pedro Avellaned: Retratos de un tiempo diverso

Del 27 de noviembre al 5 de enero, en la galería Demodográfico, tenemos pinturas sobre papel con el título Rebullida Cabezas, que son cabezas hechas en los últimos diez años al margen de su otra obra, que transcurre por otras direcciones. La idea y selección de lo expuesto correspondió a Pedro Flores, director del espacio junto con Rosa García.

Estamos ante cabezas que transmiten muy dispares sensaciones, como si fueran los cambiantes sentimientos de su autor partiendo de ideas a especificar. Estamos ante un verdadero juego formal más que atractivo y sugerente, en el sentido de cabezas, salvo las de perfil, con formas triangulares, ovaladas y casi círculos, lo cual permite acoplar muy dispares rasgos faciales. A sumar los sentimientos volcados, en el sentido de penetrantes miradas, algunas de verdaderos asesinos, hay una con la cabeza llena de sangre, y enigmáticas expresiones que establecen un distante territorio por impenetrable. Súmese la variedad de formas, los trazos gestuales cuando se dan y el muy cambiante color que en alguna obra, olvidándote de la cabeza como tal, es una preciosa abstracción con toques líricos. Con lo sugerido queda evidente la complejidad de lo expuesto y su mutante belleza.

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Bajo el exacto título "Retratos de un tiempo diverso", pues los retratos son de 1970 a 2014, se inauguró la exposición del fotógrafo Pedro Avellaned, visitable del 1 de octubre al 15 de noviembre, en la galería Demodo Gráfico. Artista histórico de sobras conocido con intachable trayectoria abarcando dispares temas.

Pero ahora estamos ante 35 retratos, en blanco y negro y fondos grisáceos, de mayor o menor tamaño, con excepciones como dos bailarinas de ballet, de 1980, o unas manos de 2001. Las profesiones de los retratados comprenden muy dispares panoramas, como artistas plásticos, pintores decorativos, fotógrafos, guitarristas, actrices, actores, directores de cine, dramaturgos, directores de teatro y danza, fotoperiodistas, cantantes, músicos e incluso un estudiante, lo cual significa un amplio registro y su capacidad como retratista, capaz de atrapar dispares edades sin problemas. De los famosos a los desconocidos.

Con la excepción de la pintora Julia Dorado, de 1980, que se muestra, dentro del oscuro dominante, con rostro mirando hacia arriba y gafas con los cristales blancos, la norma de los retratados es una espléndida naturalidad buscando el ángulo idóneo para marcar diversas posiciones de cada rostro dentro de la positiva homogeneidad. Súmese el suculento juego de luces y sombras. Todo como una marca propia del fotógrafo.