Cuadros de Susana Sancho. Obras de Fernando D’Amsterdam

 

En la galería Itxaso, desde el 6 de marzo, se exhibieron cuadros de Susana Sancho Beltrán bajo el título Car land, nacida en Zaragoza el año 1968 pero con su primera exposición individual hace unos ocho años, lo cual indica que en 2007 tenía 39 años. Da lo mismo.

Estamos ante el típico espacio de las sensaciones como consecuencia de una técnica suelta y buen sentido del color, que se manifiesta en el toque expresivo al servicio de una temática basada en coches, sobre todo, figuras en un primer plano y dos bodegones basados en el típico jarrón con flores.Pintor que expone su obra en la galería Itxaso, con inauguración el 9 de enero, nacido en Zaragoza el 26 de marzo de 1988. Obras con títulos tipo Temblor, o pánico púrpura, Árbol ardiendo y su alma que grita: S.O.S., Ron, le rey de la casa, gato salvador, La fugaz vida…en que piensas mientras termina?, Pam. Lua. Paula. Enamorada de Blancacara, En estado puro, más cálido…”Yo” de niño, Todavía niego la verdad o Sangriento marco para tu profundo (azuleano elo”). Cuadros de grandes y pequeños formatos, dentro de una notable variedad de colores y fondos abstractos, cuando se dan, con incorporación de figuras y, sobre todo, de rostros impactantes, melancólicos, enigmáticos o serenos. Siempre rodeados de atmósferas agresivas e inestables, como rasgos que aluden a la realidad del espacio humano. El cuadro Temblor, o pánico púrpura, se puede definir como entre lo mejor de la exposición, mediante el rostro expresionista, la oscuridad del color y el toque dramático.

 

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Dos excelentes ilustradores con inauguración en la galería Itxaso el 6 de febrero, bajo el título En la nieve tenebrosa, que corresponde a una obra de David Vela.

David Vela, Zaragoza, 1967, participa con 34 obras y títulos tan sugerentes como El mundo vacío, El flautista pragmático, Ciervo de oro, Sangre famélica, La mujer de aquel espejo, Tímpanos oxidados, Sirenas muertas o Carabela barroca. Las figuras femeninas, de colores muy sobrios y oscuros, viven en espacios interiores y exteriores, incluso con incorporación de castillos medievales, de modo que representan la maldad tipo brujas, tocan el piano, son una especie de asesinas  y al lado una bandeja con cabeza humana y algunas tienen cuerpo de sirena, sin olvidar la figura infantil con cuchillo que ha decapitado su muñeca como dato de quien “asesina” el supuesto juguete preferido. Todo un muestrario con alta capacidad evocadora que nos arrastra hacia el pasado. Las figuras masculinas ejercen de pintor, de torturado por una mujer en una silla eléctrica, de astronauta, con rostros siniestros, en plan contemplativo, fumando en pipa y como navegante en una caravela. Como norma perfil ilustración y con muy variados colores.

Jack Mircala, Madrid, 1968, presenta 23 obras con títulos tan imaginativos como Brotes de malva en plata, El corazón de la infancia, Arquitectura en deshielo, Los acantilados de la melancolía o Mujer insecto. Comenzamos con unas abstracciones geométricas entre lo mejor que cualquiera puede admirar por imaginación formal y exquisitez latiendo por doquier, como Brotes de malva en plata, con predominio del plata, Arquitectura roja con árboles blancos, con incorporación de una más que delicada sugerencia de de árboles blancos, y Arquitectura en deshielo, con predominio del crema grisáceo. Su drástica imaginación volcada en las abstracciones tiene como contraste formal el ámbito figurativo en obras tipo Perdido en el bosque, con figura perdida en el bosque, y Los acantilados de la melancolía, mediante un rostro masculino de perfil pintado en azul intenso. Dos magníficas obras que avalan a un artista. Las restantes obras figurativas, con muy variados colores, corresponden a las típicas ilustraciones de figuras masculinas y femeninas en dispares ambientes y con cambiantes significados, como interiores, Artista y su musa, con cuervo incluido, la típica destrucción de nuestro planeta o el amor pasión entre varón y mujer. A contar, para concluir, las cuatro obras tituladas Loba blanca I, II, III y IV, que definimos como auténticas exquisiteces de cambiantes sugerencias e insinuaciones, ni digamos la mirada maligna en cada obra.

 

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Pintor que expone su obra en la galería Itxaso, con inauguración el 9 de enero, nacido en Zaragoza el 26 de marzo de 1988. Obras con títulos tipo Temblor, o pánico púrpuraÁrbol ardiendo y su alma que grita: S.O.S.Ron, le rey de la casa, gato salvadorLa fugaz vida en que piensas mientras termina?Pam. Lua. Paula. Enamorada de BlancacaraEn estado puro, más cálido…”Yo” de niñoTodavía niego la verdad o Sangriento marco para tu profundo (azuleano elo”). Cuadros de grandes y pequeños formatos, dentro de una notable variedad de colores y fondos abstractos, cuando se dan, con incorporación de figuras y, sobre todo, de rostros impactantes, melancólicos, enigmáticos o serenos. Siempre rodeados de atmósferas agresivas e inestables, como rasgos que aluden a la realidad del espacio humano. El cuadro Temblor, o pánico púrpura, se puede definir como entre lo mejor de la exposición, mediante el rostro expresionista, la oscuridad del color y el toque dramático.


Entrevista al pintor Jesús Fraile: Gran Premio AACA 2014

 

Artista que pinta por necesidad, nunca por placer, y trabaja por series dentro de una línea muy definida por el uso de la geometría y el campo expresivo. Cuadros que, por su minuciosa técnica, requieren un largo proceso.

¿Cuando pintas pierdes la noción de la realidad?

Invento la realidad mediante la obra y pierdo la noción del tiempo.

¿Cuáles son tus colores preferidos?

Naranja, fucsia, violetas, verdes fríos y, sobre todo, el blanco que es mi base cromática.

¿Buscas significados concretos?

Sí. Mi última exposición, inaugurada en la Casa de los Morlanes de Zaragoza, se gesta tras fallecer mi padre en julio de 2008, lo cual significa que se rompe la geometría de muchos planos. Exposición pintada con mucho dolor, dado que es un homenaje a mi padre.

¿Eres consciente de la presencia científica en tus cuadros?

No. Sale como consecuencia del proceso pictórico.

En la actualidad cuáles son tus pintores preferidos.

Aunque lo he dicho mil veces es imprescindible citar a Enrique Larroy, importante en el ámbito español. Me encanta su intencionada “desfachatez” como consecuencia de un maestro. También me fascinan Daniel Verbis, de León, Manuel Saro, de Madrid, Secundino Hernández, Luis Gordillo, Alfonso Albacete, Xavier Grau, Carlos Alcolea y el José Manuel Broto de los noventa antes de usar el ordenador.


Cambiantes obras de Quinita Fogué. Cuadros de Merce Bravo y Salvador Dastis. Ingenuismo en Joaquín Ferrer Guallar. El grafitero Cayo

 

En el Espacio de Arte Nazca, desde el 25 de marzo, tenemos la exhibición Nómadas del viento, que consta de numerosos cuadros, tres esculturas y dos instalaciones.

Muy en síntesis cabe indicar que los cuadros son buenas abstracciones geométricas, potentes de color, alteradas por la incorporación de siluetas humanas que parecen vivir un mundo feliz. En cuanto a las tres esculturas, lo mejor de la exposición, se distinguen por su toque expresionista abstracto. Sobre las dos instalaciones cabe sugerir que la formada por cajas de cartón alude al título de la exposición y la otra es un árbol con formas esféricas pintadas sobre lecho de piedras blancas. En ambos casos poco afortunadas.  

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En el Espacio de Arte Nazca, desde el 4 de marzo, tenemos cuadros con muy diferentes criterios pues ambos artistas firman su obra por separado. Dos personas, dicho sea de paso, que son pareja desde siempre y que tienen una gran categoría humana reconocida por todos. Cuanta educación y decencia.  El punto en común de los cuadros, años 2014 y 2015, corresponde a los títulos que aluden a composiciones de grandes músicos. Tenemos cuadros abstractos y figurativos. Un problema. Resulta que montaron la exposición con un cuadro figurativo y otro abstracto, en vez de colocar seguida la obra de cada pintor para tener un eficaz panorama. Otro punto en común es el llamativo color, salvo una muy tajante y poderosa abstracción en un cuadro rectangular que de izquierda a derecha es un plano negro, una franja roja y otro plano azul. A partir de aquí tenemos abstracciones geométricas, móviles o no, de muy variada índole y obras figurativas mediante la incorporación de sugerentes formas como en Fandango, cuadro de Salvador Dastis que tiene un rutilante ángel con  toques ingenuos.

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En el Espacio de Arte Nazca, desde el 4 de febrero, bajo el título Tras la Estela, tenemos los cuadros de un pintor ingenuo desbordante de imaginación y belleza. Nacido en 1953, Caspe (Zaragoza), su historial expositivo individual desde 1993, incluido premios, es tan dilatado que casi abruma. Prólogo de Eugenio Mateo.

Como todo pintor ingenuo la clave principal es el extraordinario sentido del color, siempre armónico, que en la exposición es un homenaje a la música ante su condición de gran melómano. Dispares tamaños de los cuadros, del pequeño al gran formato, y óleo sobre lienzo. Dicho homenaje se evidencia en los títulos que obedecen a una composición determinada, de ahí que algunas formas se relacionen con la melodía, como, entre otros, Cantando bajo la lluvia, Cantares o Mediterráneo, siempre mediante irisaciones geométricas nacidas de Kandisnky. Geometría multiplicada por la belleza del color estallante muy bien combinado y composiciones que provocan temas como el mar o el paisaje con dos planos. Obra atractiva que atrapa sin descanso.Sobre la extraordinaria cultura mexicana india todo el mundo sabe su marcado culto a los muertos. Si añadimos la española tras la conquista y colonización, cabe deducir que estamos ante un país con muy marcada personalidad, basada en grandes intelectuales, actores, científicos, artistas, músicos, novelistas, poetas y directores de cine, en el ámbito de un pueblo muy serio que mantiene el pasado pero con un refinado juego irónico cuando procede.

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En el Espacio de Arte Nazca, desde el 13 de enero, se pudo admirar la exposición del grafitero Cayo, Zaragoza, 1982, también interesado por la ilustración. Exhibición influenciada tras un viaje a México en 2014, pues casi todo respira dicho país, hasta el punto que motivó un radical cambio pictórico. Obras de 2014 y alguna de 2015, siempre en la línea del culto a los muertos con México como gran protagonista.

Se puede comenzar con el atractivo montaje en el suelo que tiene la frase No mordaza. Ignoramos a que represión alude. Los velones encendidos animan la presencia de la gran Frida Kahlo, la Virgen María con rostro calavera, la Duquesa de Alba y calaveras, por supuesto con hojas verdes para dulcificar el inquietante tono general.

Sigamos con los cuadros, que tienen títulos tan afines a la obra como Escarabajo de fuego, Humanxs, El escarabajo lo cura, Floreciendo tu cerebro, Santa sangre, Friducha ( por Frida Kahlo), Seres vacíos, Mueran las industrias, Todos somos animales, Monstruos internos o El final-Turvina. Títulos acompañados por palabras y frases en algunos cuadros tipo Locura, Santa Sangre, Llora Eskupe Siente Bruto, Amour, Maldecido y en la obra sobre Frida Kahlo palabras y frases como Darte todo-Caos- Dolor- Bien- Mal- Soy sufrimiento- Pena- No volver- Daño- Cariño.

Al margen de que no haya fuertes texturas, a resaltar el impecable sentido del color, del fuerte al entonado, y los fondos neutros que en ocasiones tienen otros planos para enriquecer la composición general. Todo muy trabajado. Los temas son diáfanos, pues estamos ante la presencia de la muerte con calaveras, rostros gritando y el temblor tipo amenaza del rostro oculto. Todo cambia en el muy atractivo cuadro Escarabajos de fuego, con un escarabajo que camina y “lanza” ¿fuego?

Ignoramos la obra que hacía antes Cayo y valoramos tanta autenticidad al mostrar el positivo impacto tras su viaje a México. En su caso cabe sugerir un término medio dado que es de Zaragoza y aquí vive, lo cual significa que en España tiene infinidad de temas, muerte incluida desde hace siglos como rasgo muy nuestro. Que repose y que tome algún exquisito tequila para aliviar la nostalgia de México.   

                                     


Cuadros de Sergio Muro. Refiguraciones de Javier Riaño. Retrospectiva de Mariano Viejo

Sergio Muro, al que ya estamos captando su perfil, es una especie de ”monstruito” cargado de vitalidad que ataca y se adentra en lo que sea, siempre con coherencia, pues basta con transcribir como se define en el catálogo: Artista plástico y visual, performer, docente y agitador cultural. Exposición titulada Sergio Muro. Rolling Thunder e inaugurada en Bantierra el 19 de marzo. Prólogos de  de Eva Lapuente, Jesús Pedro Lorente  y Juan Escós. El título, tal como aclara Alejandro Toquero, Heraldo de Aragón (Zaragoza), 21 de marzo de 2015, está tomado de la ´Operación Rolling Thunde`, un intento del presidente norteamericano Lyndon B. Johnson de destruir la industria y las comunicaciones de Vietnan del Norte. Sergio Muro, durante la inauguración, ofreció una de sus suculentas acciones que nos la perdimos por coincidir con la exposición de José Manuel Broto, pero queda una especie de salón casero que para nada estorba con la exposición. Cuadros de 2014 y 2015.

Veamos los cuadros. A resaltar el estallante color, clave para que los temas adquieran máxima expresión. Sexo, violencia, policía ante una hipotética manifestación, hombres musculosos en plena luche libre, muy mexicano como las calaveras con revólver, violencia de todo tipo y máscaras calavera, entre otros temas, rugen a  través del toque crítico. Todo muy auténtico, muy sincero, fresco, mostrado con diáfana claridad.

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Titulada Javier Riaño. Refiguraciones, Sala CAI Luzán, desde el 25 de febrero, tenemos un conjunto de espectaculares cuadros por color, espacio, agresividad cuando procede, dominio técnico y variedad de temas. Prólogos de Eduardo Lozano y Carlota Santabárbara.

Sin olvidar algún paisaje urbano y varios interiores, una de las claves se ubica en los fondos, que son impecables abstracciones expresionistas mediante planos irregulares repletos de sugerencias visuales como si fueran explosiones de color. Al margen, por ejemplo, de cuadros tipo Flexiones II, de 2015, con un desnudo masculino mirando la ciudad desde una ventana o de Flexión, de 2015, con otro desnudo masculino, en ambos casos adoptando posturas de ballet y creando una fascinante atmósfera interior, las restantes obras son muy directas evocaciones temáticas de cuadros correspondientes a los grandes pintores clásicos europeos. El asunto, tanta recreación del pasado, agota por exceso, aunque deducimos que  se trata de una serie temática para volver a su mundo personal.

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En la Sala del Club Cultura del Banco Santander, desde el 8 de enero, se pudo valorar la evolución de Mariano Viejo durante años, aunque su obra se merece mejor espacio y una retrospectiva con más cuadros que reflejara sus períodos pictóricos, pero dicha sala, siendo grande, se queda pequeña para tal idea. Dejamos constancia de que faltan sus primeros cuadros basados en paisajes, de modo que la exposición arranca con el segundo período desde ¿1987?, basado en formas simbólicas tipo espiral o dolmen, para nosotros de muy notable tono artístico. Con posteridad se interesa por una definida abstracción expresionista, en ocasiones de impactante colores, y acaba mediante la última etapa singularizada por formas ondulantes al servicio de abstracciones con tonos oscuros y generalizada sobriedad. Algunos cuadros evocan a paisajes. Obra muy madura que señala su definitiva personalidad iniciada desde la segunda etapa.


Cuadros de Juan Zurita. Obras de Lainez, Alonso y Biassu

 

Estamos ante uno de nuestros mejores pintores, dentro de su generación, nacido en Aguaviva (Teruel) el año 1975. Exposición inaugurada el 8 de enero en la galería A del Arte bajo el título Overwrite  (Sobreescribir), que se acompaña del vídeo artístico Fast move, como clara alusión a su proceso pictórico que culmina en 52 óleos sobre lienzo, uno políptico. Carlota Santabárbara, en su prólogo, comenta con precisión dicho rasgo al asegurar: Su proceso creativo parte del registro videográfico para posteriormente tratar la imagen digitalmente, realizar el viraje y posterizado de los colores, diluyendo los perfiles y mezclando los campos cromáticos hasta llegar a generar casi la abstracción. De estos vídeos primigenios extrae fotogramas a modo de instantáneas de la vida cotidiana y los traslada al lienzo, donde comienza un meticuloso proceso artístico. La utilización de los medios digitales da paso a fragmentaciones de las figuras, procesos de modificación de la imagen derivados de nuestro ojo viciado a lo tecnológico.

La exposición, sin olvidar el vídeo, consta de las series Blue & red, con 18 cuadros de 2013, Deleite, con 24 cuadros de 2013 y 2014, y Overwrite, con diez cuadros de 2014, de modo que por fecha de ejecución es un proceso formal que se capta al instante. Sobre los colores a insistir en su magnífica gama repleta de azules, blancos, rojos y azules pálidos, verdadero soporte de los temas por instantánea atracción visual. Carlota Santabárbara, por otro lado, insiste mucho en sugerir que las tres series son un impecable poso de la realidad humana desde tres enfoques, que según nuestro criterio son exactos con variantes a comentar.

La serie Blue & red, de 2013, es una lógica continuidad temática y formal de la exposición itinerante en el Museo de Teruel, desde el 25 de enero de 2011, Torreón Fortea, Ayuntamiento de Zaragoza, desde el 17 de marzo, y la Sala de Exposiciones Ayuntamiento de Alcañiz, desde el 3 de junio. Continuidad temática basada, según Carlota Santabárbara, en la sociedad de consumo como ángulo crítico, de ahí las figuras que sugieren su propia condición y caminan por las calles con tiendas de todo tipo, aunque el problema está en que las personas pueden comprar a su entero capricho y tener, al mismo tiempo, una alta inteligencia, cultura y sensibilidad, incluso ser artistas. Aquí lo que cuenta en la serie es la espléndida belleza, variedad y atractivo de las figuras, desde su natural anonimato, diluidas en la vida cotidiana entre calles. La serie Deleite, de 2013 y 2014, se basa en el mismo tema con las sugerentes figuras en el ámbito urbano, pero ahora medio ocultas por regulares trazos móviles, como si aludieran a la maravillosa condición humana, es decir, para no variar de lo canalla a lo sublime radiante. Y, para concluir, en la serie Overwrite, de 2014, las figuras terminan por ocultarse casi en su totalidad mediante trazos verticales a la base, como si su personalidad fuera eliminada por un pensamiento basado en lo superficial sin límite.

Juan Zurita respira atrapado por la cambiante belleza mediante el gesto pictórico, con el hombre como máxima preocupación, dos indiscutibles cualidades que avalan y potencian su perfil humano.

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En la galería A del Arte, desde el 18 de marzo, tenemos la exposición Claves de acceso, con obras de Natalia Lainez, Pilar Alonso y Sara Biassu, cuyos enfoques artísticos respiran muy diferentes propuestas dentro de un alto nivel. Prólogo de Alonso Sancho.

Natalia Lainez presenta un conjunto de cuadros con fondos blancos y, en ocasiones, una banda rectangular que rompe el conjunto pictórico basado en la proliferación de formas curvas mediante la línea, negra o suave, que imprime un cambiante movimiento. Cuadros muy atractivos, personales, con entidad, que se resienten por cierta sencillez cromática.

El ámbito figurativo de Pilar Alonso tiene cuadros sobre papel y tabla con títulos tan sugestivos, incluso aclaratorios del tema, como Casa de muñecas. Pepa Clark, Todas las princesa quieren besar una rana, Amores perros, Cándida, la buena es ella I, II, III y IV, No lleves las joyas caras a la vista, Aquella tarde en que las mariposas cruzaban con sus impermeables cortos, En clase de preparatorio no se entra con tacones y Sr. X reajustando la identidad de Cándida después de

Su enfoque, visto en conjunto, es una crítica sobre diversos avatares de la mujer, algunos coincidentes con los varones. Ejemplos. Mujer recibiendo la comunión con el antebrazo y la mano del sacerdote cubiertos por una especie de puño de hierro; mujer agredida con una pistola; mujer en silla de ruedas; y, para concluir, mujer con tijera en la mano y quitándose un zapato, se supone que luego el otro, para correr huyendo del agresor. Con temas de este tipo, en el sentido de crítica social ante la bestialidad de algunos varones, tiene un campo sin límites, como lapidación, sistemática violación y secuestro en algunos países o ácido sulfúrico en el rostro, tan vistos en la televisión. Otros temas son, por ejemplo, mujer con sapo en la mano y mujer con perro de pie como si fuera una persona, que creemos recordar corresponden a los fotogramas de una o de dos películas. Color muy medido al servicio de una impecable técnica Muy buen pintora que vive con intensidad el drama de algunas mujeres.

En cuanto a Sara Biassu, tan excelente en cambiantes ideas y ejecución, tiene un conjunto de obras que, salvo error nuestro, se adentran en territorios simbólicos. Basta con citar el muy excepcional cuadro Réquiem por un instante, basado en un fondo negro con rostro y pies y en la parte superior una auténtica jaula con la puerta abierta para mostrar la libertad, para el recuerdo la espléndida fotografía del gran Joaquín Alcón con el mismo tema pero en plena dictadura, y Recuerdos encajados, con una caja que guarda pétalos y espinas cual evocación del feliz pero ingrato pasado, como le ocurre a cualquier persona. 


Pinturas de Miguel Mainar. Cuadros de Martínez Carnicer

 

En la Sala de Exposiciones Francisco de Goya, UNED, Barbastro, desde el 14 de marzo, se inaugura Miguel Mainar, espacios de intimidad, con obras de 2014. Prólogo de María Jesús Buil Salas. Pintor zaragozano nacido en 1949, con residencia en Ipiés (Huesca), que expuso en su ciudad natal el año 2012, Palacio de Montemuzo. Estamos, sin más, ante un pintor excepcional.

Títulos de los cuadros, siempre técnica mixta sobre papel, que tienen su toque orientativo sobre el tema, pues basta con citar Cuerpo matérico, Paño y Estelas I, II, III y IV. Uno de los puntos más admirables se basa en cómo es posible que con tan frágil soporte, ese papel, sea capaz de incorporar una obra tan sólida y personal. En la presente exposición, como norma abstracciones, tenemos un color dominante en cada cuadro, con incorporación de otros, y la compleja variedad formal línea sutil expresionismo, nunca explosivo, e incluso datos geométricos en alguna obra, como si una oleada de aromas impregnara cada rincón potenciada por la impredecible variedad de micro y macro espacios que flotan por doquier. Todo respira incesantes sensaciones, basta ver Cuerpo matérico, como si potenciara un permanente vivir entre enigmas insolubles, en una suerte de azar acumulado que penetra sin descanso. Lo pintado, sin duda, es una especie de recóndita presencia humana traspasada entre generaciones como si fuera una levedad vibrante.

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En las Salas de Exposiciones de la UNED, Calatayud, desde el 26 de enero, bajo el título Itinerarios, se pudo valorar los cuadros de una pintora que mantiene una constante actitud expositiva individual desde el 2000. Prólogo de María Jesús Buil Salas.

Obras que mantienen las variantes del color azul como fondo, mediante el matiz atrapado por una especie de alegría vital acogiendo la primera impresión. A partir de aquí se suceden los sencillos paisajes que vibran con las nubes, una simple torre de iluminación, el perfil de una autovía y el puente que parece flotar o la repetida humilde casa de una planta que posa en ámbitos sin lógica pero con un rescoldo mágico, sobre todo si consideramos que la única puerta siempre está cerrada y sin ventanas. A través de tan sencillos planteamientos consigue crear una obra personal.


Cuadros de José Manuel Broto

Color vivo, título de la exposición, define muy bien los 23 cuadros de gran tamaño, entre 2005 y 2014, que se exponen en el IAAC Pablo Serrano desde el 19 de marzo. Prólogo y comisariado de Dolores Durán Úcar. Acrílico sobre lienzo, razón del cambio vía naturalidad posada sobre la tela, ese nervio íntimo, respecto al uso del lápiz digital en su anterior etapa.

Soledad Campo, Heraldo de Aragón (Zaragoza), 20 de marzo de 2015, nos aclara los títulos de series como El color del hielo, de 2011, y Secos arabescos, de 2013, así como los dos cuadros titulados E. G., de 2014, que aluden a El Greco, y el tríptico L. I. F., por libertad, igualdad y fraternidad, con las banderas de España y Francia como un bello gesto de reconciliación entre ambos países, en el que combina la geometría propia de ambas banderas con las espléndidas y sugerentes “huellas” expresionistas que inundan el soporte con su incesante movimiento lleno de variados colores.

Varias claves definen el conjunto de lo exhibido. El extraordinario y vital sentido del color que dinamiza todo, la cambiante agilidad formal capaz de alterar toda racionalidad geométrica, el uso de la reguladora geometría en algunos cuadros, los sugeridos espacios para que floten las formas expresionistas o no y el imaginativo ámbito formal que atrapa sin descanso por su variedad. Asimismo, el conjunto de lo expuesto puede dividirse en dos bloques: el expresionismo en estado puro y el énfasis geométrico alterado por lo expresivo.

Los cuadros con énfasis expresionista tienen múltiples variantes formales desde la abarcadora intensidad. Basta citar la serie Secos arabescos con sus ondulantes formas que invaden el soporte, dentro de un incesante movimiento, como si fueran permanentes vibraciones nacidas de múltiples explosiones uniéndose vía azar. Como contraste a tan hermoso y dominador expresionismo tenemos el cuadro Un mar, de 2005, cuyo fondo negro acoge ondulantes y delicadas formas que flotan como si fueran música transformada en cuadro. El pintor, aquí, demuestra su alto grado de exquisitez. Nos quedan las obras con mezcla de geometría y expresionismo. La geometría señala, de pura obviedad, el ámbito racional regulador de toda pasión, que se altera por las móviles formas expresionistas, pero de tal manera que nunca hay el predominio de una sobre la otra, como si ambas se necesitaran, como si fueran un trasplante del hombre, esa razón, esa pasión, hacia la delicada capa matérica transformada en arte.

Para valorar con ineludible precisión la espléndida obra actual de José Manuel Broto es imprescindible recordar que ha tenido muy diferentes períodos artísticos con lógica evolutiva, lo cual señala su autenticidad desde cualquier parámetro. Para el recuerdo, etapa de Zaragoza, sus primeras abstracciones, incluso collages, y el abarcador período con negros y azules, desde tan variada geometría, que da paso a la etapa en Barcelona dentro de la tendencia pintura-pintura. Luego vendrán sus diferentes períodos expresivos que desembocan en la presente exposición. 


Retrospectiva de Fernando Navarro

 

Fernando Navarro. Un viaje a la utopía, esculturas 1974-2014, se inauguró en la Lonja el 18 de marzo, con 70 esculturas y prólogos de Rafael Ordóñez Fernández, uno de nuestros muy conocedores de la escultura, y Alejandro J. Ratia. Ambos textos se complementan y son de obligada lectura. Además, como aliciente para el que ame leer, escriben de manera muy distinta. En el catálogo figuran fotografías como documentos que completan la visión del artista. Para el nostálgico recuerdo la fotografía, de 1962, con Pedro Christian García Buñuel, al que conocimos y que por desgracia falleció, y Fernando Navarro, ambos en plena juventud y con todo por vivir. Fernando Navarro, Andorra (Teruel), 1944, es pintor, fotógrafo, escultor con obras en espacios públicos y autor de numerosos collages dentro de  variados temas figurativos, algunos con toques surrealistas y provocaciones dadaistas. Para completar su imagen es imprescindible recordar que fue miembro fundador del zaragozano Equipo LT, como siglas correspondientes a La Lorenza en el Tejado, nombre de una revista que pensaban publicar. Equipo artístico zaragozano, con primera exposición en 1975, integrado por Antonio de la Iglesia, Fernando Navarro y Luis Alberto Pomarón. Más datos sobre el grupo véase, por ejemplo, nuestra voz en la Gran Enciclopedia Aragonesa, con motivo del 25 aniversario,  Apéndice V, Zaragoza, 2007. Edita Urusaragón, S.C. y dirige Wifredo Rincón García.

Su diáfana trayectoria escultórica queda patente desde sus inicios con obras que aluden a la dictadura, de ahí la excelente serie de acero con grapas, 1974 y 1975, fecha que muere el dictador, en donde se manifiesta su atracción por la geometría hasta sus últimas esculturas. Racionalidad geométrica que contrasta con la irracionalidad de la época desde un ángulo político. Ya por estas fechas incorpora elementos que contrastan por el deje irónico, muy de su carácter, según puede comprobarse en Taza de chocolate, de 1975, que en este caso acopla con evidente perfección. Ya en 1975 inicia su cambiante etapa formal mediante el énfasis geométrico, siempre metal, y la incorporación de fuertes colores muy bien combinados. Período con derroche de imaginación al servicio de la citada geometría. También gusta por añadir un elemento figurativo con total acierto, según puede comprobarse en Window-Hand, de 1996, mediante la mano emergiendo de una ventana. Sin embargo, como único reproche, puede estropear una obra cuando añade lo que no es necesario, según comprobamos en Arma letal, de 2014, muy buena escultura que se anula al incorporar la palabra Danger, pues hubiera sido mejor dejar la obra a la imaginación del espectador con su pureza geométrica, si encima consideramos nuestro aburrimiento de palabras extranjeras sin motivo, ni digamos en inglés, antaño en francés, como si la escultura adquiriera mayor entidad por usar otro idioma. Absurdo. La exposición, sin duda, es un hermoso recorrido vital con la autenticidad y la categoría por delante.


Cuadros de Cristina Herrera. Cuadros y esculturas de José Luis Ayuda

 

En el Torreón Fortea, desde el 12 de marzo, tenemos Cristina Herrera. Sólo sueños, con prólogo de Elisabeth G. Iborra. Zaragozana nacida en 1976 y cuadros de 2014 y 2015. Estamos ante una pintora ingenuista por decisión propia, pues conviene recordar que es Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Por decisión propia, afirmábamos, dado que si se observan los fondos de algunos cuadros, nada ingenuos, estamos ante abstracciones espaciales con planos irregulares, que puede mezclar con zonas mediante trazos geométricos. Queda evidente que combina la abstracción, propia de una pintora conocedora del arte, y un hermoso ámbito figurativo ingenuista repleto de exquisitez. A partir de aquí se podrá admirar sus paisajes e interiores mediante una temática inundada de ternura con temas como el amor pasión en numerosas obras, las figuras volando con o sin alas de mariposa y la tierna madre con su hijo. Todo muy auténtico y acompañado por un cambiante pero sobrio color. Plácida armonía que transmite al gozoso espectador.

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En el Torreón Fortea, 20 de enero a 1 de marzo, con prólogo de Rafael Ordóñez Fernández, se inauguró la exposición de una artista nacido en Zaragoza, el año 1957, del que desconocíamos todo. Al margen de que el título de la exposición, Pequeñas cosas, sea un desastre aunque defina el tamaño de las obras, dejamos constancia de una rareza. Aludimos a que desde 1978 hasta 2015 ha expuesto de forma individual en cuatro ocasiones, tres en Zaragoza y una en Huesca, lo cual se debe a razones que ignoramos. Poca vocación expositiva como matiz muy negativo.

Muy buenos y coherentes cuadros y esculturas de 2014, que tienen como punto en común la abstracción geométrica. Muchos de los cuadros son, en realidad, escultopinturas acopladas de maravilla, al servició de una obra potente, muy sobria de color, con proliferación de zonas ambiguas, enigmáticas y numerosos microespacios que enriquecen el conjunto. Cuadros que ofrecen un canto de la racionalidad inmersa en un ámbito irracional, como vía conducente a mostrar un ángulo de la realidad humana. Dichas singularidades, racionalidad en la forma general e irracionalidad en la superficie, se dan en las esculturas, pero con un impecable sentido del poderoso volumen, matizado, marcado, mediante tajantes líneas rectas trazando cambiantes formas, como norma atrapadas por sutiles tensiones, sin olvidar, cuando procede, la incorporación de sugerentes huecos. Rafael Ordóñez Fernández, como remate de su prólogo, afirma: …las texturas corpóreas, las tenues epidermis apasionadamente contenidas, los colores profundos como la soledad y el desamparo o la celebración de la alegría, y la luz primorosa que origina y protege y reconoce y canta la belleza indeleble, misteriosa y eterna donde habitan absortos los ocultos placeres acaso metafísicos de todo lo pequeño.


Colectiva Blanco 13/14

La Universidad de San Jorge mantiene una constante atención al arte con sus exposiciones interdisciplinares en la Facultad de Comunicación (Edificio Jalón Ángel, por el gran fotógrafo). Blanco 13 / 14 es el título de la exhibición colectiva correspondiente a los años 2013 y 2014 e inaugurada el 15 de enero en el Cuarto Espacio de la Diputación Provincial de Zaragoza. Buen catálogo bajo la coordinación general de Nacho Escuín y Elisa Plana.

Sobre la obra de Javier Joven, titulada No acción con prólogo de Paula Gonzalo Les, ya nos ocupamos con motivo de su exposición basada en un vídeo, dibujos con lápiz digital y fotografías con el paisaje como tema de fondo y una enigmática figura masculina de rostro oculto, incluso con dosis de enigmática amenaza, que ocupa el principal protagonismo.

Quedan otros artistas de muy variada índole. José Azul, exposición titulada Criaturas que pululan y prólogo de Enrique Villagrasa González, es muy conocido por sus esculturas expresionistas y la marcada supresión de elementos formales para que todo adquiera máxima eficacia visual. Metal soldado y piedras son sus principales materiales. Peces, una araña, aves o un barco de vela hecho con una lata de sardinas y la vela como si fuera un cuadro expresionista mediante trazos gestuales, quizá la mejor obra de la exposición, ofrecen una idea sobre sus características, en el sentido de lo expresivo al servicio de cambiantes temas.

Ana Luengo, bajo el título de Cuando arriba es abajo y prólogo de Alberto Baeyens, presenta numerosos dibujos de pequeño formato con técnica mixta, incluso collages mediante la incorporación de figuras femeninas o solo el rostro. Lo más rotundo corresponde a las abstracciones expresionistas o con toques geométricos al servicio de un conjunto sólido, latente, muy refinado con dosis espontáneas. De imprescindible cita es la serie 10 formas de ver un óvalo, que con su formato rectangular y fondo monocolor nos entrega un fascinante juego de óvalos, uno por obra, en cuyo interior respiran variadas formas como si tuvieran vida especial.

V. Monahan, bajo el título Urban shots y prólogo de David Mayor, es una fotógrafa de Zaragoza con obras en blanco y negro, casi como norma a través de primeros planos o de notables panoramas, que trata temas de ambientes en bares, la vida cotidiana por la calle, el interior de un autobús, plazas o la vista de un puerto, por supuesto de ciudades como Lisboa, Madrid, Zaragoza o Edimburgo. Todo al servicio de lo natural sin estridencias.

Nos queda Federiko Martín, bajo el título El sueño de las piedras y prólogo de Mario de los Santos, que trabaja la escultura figurativas mediante temas tipo el rostro humano, una figura tosca hecha mediante bloques y una pareja en actitud amorosa. También un caballo sobre balancín. Lo más logrado, con diferencia, es una escultura abstracta mediante juego de luces y sombras y notable fuerza. Produce la impresión de que está viviendo un cambio artístico, pues no se explica que acaba obras tipo Vaciado geométrico, escultura abstracta de impecable composición, y otras que son una especie de originalidad forzada, como en obras tipo  Naipe guerrero.