Paco Simón es uno de los grandes autores del panorama aragonés. Sus obras han estado presentes en muestras desarrolladas en numerosos países, tanto en propuestas colectivas como individuales. Parece que ha pasado poco tiempo desde que disfrutamos de la exposición De vuelta al futuro, verdadera explosión cromática que quedó clavada en nuestra retina. Fue realizada en el año 2019 dentro de la programación de Actividades Culturales de la Universidad de Zaragoza. Las Garzas fue quizás una de las pinturas más icónicas del recorrido. Suponía la reinterpretación de Las señoritas de Avignon de Pablo Picasso. Definían la composición cinco esbeltas figuras femeninas desnudas junto a las que se perfilaban las dos aves que daban título a la imagen. Los planos que trazaban la descomposición formal cubista en la propuesta picassiana, se veían sustituidos por otros que mantienen la forma, pero dinamitan los colores en las manos de Simón. 

La misma pintura vuelve a aparecer en el marco incomparable de La Lonja, donde el artista plantea una auténtica implosión creativa. Una mirada hacia la totalidad de su producción, comisariada por el propio autor. La primera obra mostrada fue desarrollada en su niñez y se denominó, significativamente, Ilusión (1965). Como el artista destaca, en ella se encontraban ya presentes muchas inquietudes que luego germinarían, crecerían y florecerían en su pintura. Al igual que en el resto de retrospectivas que ha acogido la sala del Ayuntamiento de Zaragoza, nos encontramos ante un compendio muy amplio de creaciones. Lo forman setenta obras, que incluyen algunas producidas exclusivamente para la muestra. Desde la pertenencia del artista al Grupo Forma hasta las manifestaciones expresivas más actuales, con la omnipresente influencia del arte pop.

El artista define sus composiciones a través del volumen y el color. Los Paseos iluminados constituyen su abordaje del género del paisaje, temática clásica que se ve reinterpretada a través de su mirada. El artista cita a Klee para precisar que su objetivo no radica tanto en reflejar la realidad como en “hacerla visible”. Las fronteras entre pintura figurativa y abstracta buscan disolverse bajo su investigación estética. Simón avanza hacia un intimismo delicado, como el que vemos en la reciente serie Flores -cuidada figuración abstracta o abstracción figurativa-. Equilibrio de pigmentos que a cualquier espectador le encantaría contemplar cada mañana. La muestra culmina en una instalación arbórea que sorprende al público con juegos cromáticos de luces. Enlaza perfectamente con las esbeltas columnas de La Lonja. El origen de esta obra final se encuentra en Longwood (2023), una “visión del bosque a través de los árboles”. Los destellos intermitentes que se producen cuando atravesamos una zona boscosa en carretera configuran la propuesta. En este sentido, la retrospectiva es una visita obligada para cualquier amante del arte contemporáneo y para todo espectador que busque una experiencia deliciosamente sensitiva.