Alfonso Buñuel

Pero el espíritu moderno, que privilegia en toda cosa la reproducción mecánica sobre la producción manual, dado que ama la precisión y la perfección del trabajo, no se satisface con las producciones pictóricas. ¿Por qué la imagen-libro, reproducción mecánica, no debe ser fabricada por procedimientos mecánicos, fotográficos?

Karel Teige, 1924.

 

La relevancia del arquitecto Alfonso Buñuel (1915-1961) en la historia del collage, exige a la comunidad aragonesa su reconocimiento y reivindicación, y ya no tan sólo por ser pionero en España junto con Ernesto Giménez Caballero, Adriano del Valle y Tomás Seral y Casas, ni tampoco por haber iniciado en el surrealismo a personalidades tan significativas en este país como Juan-Eduardo Cirlot entre 1942-1943, cuando este historiador, pensador y poeta catalán, cumplió su servicio militar en Zaragoza, el mismo que colaboraría posteriormente con André Breton en empresas tan ambiciosas como su libro enciclopédico Art magique (1957). Su proceder con las tijeras y el pegado fue único en el sentido de que supo integrar, bajo un modelo cinematográfico –aplicado siempre a la puesta en escena teatral- , el collage analítico y el collage sintético de Max Ernst definidos y sistematizados por el historiador Werner Spies, en una suerte de “collage integrado” único y capaz de construir la veracidad de los escenarios intervenidos del maestro renano a través del montaje, con el fin de disimular las disparidades fruto del procedimiento, concentrarlas en las relaciones de causa-efecto, y así liberar la acción de las unidades miméticas aristotélicas.  

La modernidad de Alfonso Buñuel radicó precisamente en este último punto, dado que, habiendo concebido sus collages desde 1933 para ilustrar las páginas de la revista Noreste dirigida por Tomás Seral y Casas, tras el ejemplo de los tres libros novelados de Max Ernst (el primero de 1929), sus originales carecían de valor y, en consecuencia -aun sin saberlo- con las tesis de Walter Benjamin acerca de del artista “como productor” y de los medios de reproducción técnica, eran sólo sus multiplicaciones por fotograbado, reales o potenciales, las que ultimaban los esfuerzos del encolado al soldar los distintos fragmentos en un nuevo soporte liso, y al someter las diferentes tonalidades y calidades de los recortes a la homogenización del blanco y del negro cinematográfico.

En este sentido, Alfonso Buñuel ha encontrado un homenaje perfecto por iniciativa del ecrevissta Pierre d. la, al dedicarle esta octava entrega de la revista que él dirige, y que lleva por título el de aquella legendaria obra de André Breton incluida junto con sus manifiestos surrealistas en algunas de sus ediciones posteriores más importantes: Poisson Soluble. Alfonso Buñuel no fue surrealista oficial, pero sí se dejó seducir sin duda alguna por el misterio maravilloso que rodea a esta filosofía que por entonces invadía la civilización occidental y se expandía al otro lado del Atlántico. Su actitud en tanto que collagista no fue la del compromiso militante de un E. L. T Mesens, de un Georges Hugnet o de un Max Bucaille, pero sí se aproximó a la de Joseph Cornell, o a la del checo Aldolf Hoffmeister, incluso a la del famoso escritor Jacques Prevert. Alfonso Buñuel tuvo sus discípulos, fundamentalmente Luis García-Abrinés y José Francisco Aranda, además del ya citado Juan-Éduardo Cirlot, autor de esporádicos collages ernstianos. No obstante, Pierre d. la nos demuestra que su huella sigue presente en nuevas generaciones, porque en esta revista introducida por un texto de Manuel Sánchez Oms (cuya tesis doctoral fue dedicada completamente al collage, con una puesta en práctica metodológica en la historización del collage aragonés), no encontramos collages de Alfonso pero sí de 11 collagistas, diseñadores gráficos y artistas plásticos de Huesca (Isidro Ferrer), Zaragoza (Óscar Sanmartín, José Orna), Madrid (Ana Himes), Orense (Rosendo Cid), Dénia (Dani Sanchis), Francia (Denis Dubois), Buenos Aires (Federico Hurtado) y Lima (Ángela Caro Córdova), con lo que su repercusión y reconocimiento se internacionaliza, además de avanzar hacia la conquista del color, uno de los cometidos en los que Alfonso investigó a principios de la década de 1940 bajo el influjo de la pintura de Magritte. Aun así y retornando a la ciudad de Zaragoza, debemos también citar a una importante generación actual de collagistas considerados herederos de su obra, como el propio Pierre d. la, el escritor Miguel Ángel Ortiz Albero (también miembro fundador del grupo ecrevisse en tanto que Michel A. Zone), Nacho Bolea, Paco García Barcos o Clemente Calvo Muñoz.  

Insistimos en la necesidad de este esfuerzo de Pierre d. la, quien ha sabido encontrar el marco (una revista reproducible) y la dimensión internacional perfectos para este primer reconocimiento a los pocos collages conservados de Alfonso Buñuel, ahora sí, con su propio nombre y ya no bajo la sombra del surrealismo ni de su hermano el cineasta Luis Buñuel, en una ciudad que, recordémoslo, no cuenta todavía con un museo dedicado al arte contemporáneo, ni tan siquiera que refleje y muestre la trascendencia histórica internacional de Goya en su formación, pionero precisamente en el uso de los medios de reproducción mecánica –en su caso el grabado, el mismo que Alfonso Buñuel recortó-, tal y como ha sido reconocido en innumerables ocasiones por todos los rincones del mundo. En esta recuperación de este padre aragonés del collage, venimos trabajando en estrecha colaboración historiadores como Manuel Pérez-Lizano Forns (gran conocedor de su obra y del surrealismo aragonés en general) y quien aquí escribe, y no declinaremos nuestro empeño hasta lograr su definitivo reconocimiento histórico.

La revista ha sido presentada el 29 de septiembre de este año en la Cartonería de Zaragoza, establecimiento gestionado por José Orna e indudablemente el lugar más apropiado para este acto. Entre los muebles y animales de cartón de Orna, Manuel S. Oms ofreció una breve conferencia sobre Alfonso Buñuel y su legado, y tras el escaparate amenizaron el vino y los aperitivos el grupo de minimal-synth Ma (gyar), formado por otro de los fundadores del grupo plástico y literario ecrevisse, Antuán Duanel (guitarra), dos miembros (sintetizadores, bajo eléctrico, bombo y platillo) de metano (trío zaragozano de synth-punk y no-wave), uno de ellos el mismo Manuel S. Oms, quien a su vez ostenta el título de Biógrafo Oficial del Ecrevisse (B.O.E.). Como pueden comprobar, somos muchos pero compactos, y trabajamos, en este caso a partir de la herencia de Alfonso Buñuel, en la construcción de una mitología moderna que nos libere de esta parálisis espectral.