Inauguración de la obra de Kirkeby en Plan (Huesca) el 27 de junio de 2009.

Plan, la obra creada expresamente para Plan surge de la intersección de dos cuadrados iguales que al interseccionarse configuran en su interior otro cuadrado de dimensiones más pequeñas, de tal manera que, con este sencillo juego geométrico, se generan tres espacios a los que se puede acceder por una serie de huecos que remedan las puertas de una casa. En este sentido, y aunque carece de cualquier posibilidad funcional, podríamos relacionar los huecos superiores con la idea de ventanas, aunque sea imposible asomarse a ellas. El sentido de esta obra no hay que buscarlo en la arquitectura, en sus estilos o en sus técnicas constructivas. La relación de esta escultura con la arquitectura es meramente incidental, su sentido hay que rastrearlo en el desarrollo posmoderno de unas formas abstractas que han superado los límites de las artes y los presupuestos de las vanguardias para afianzar una autonomía de la obra de arte con respecto al resto de los objetos del mundo. Sin embargo, esta obra pertenece ya inseparablemente a este lugar, a través de sus huecos descubrimos fragmentos de la Peña Mediodía, Peña Lisa, Peña Cuezo, Punta Llerga y del cielo pirenaico, lo que refuerza la singularidad de su carácter.
 

Per Kirkeby ante su intervención, Plan

 

Per Kirkeby (Copenhague, 1938) adquiere desde su juventud conocimientos y un pensamiento científicos, en 1957 inicia sus estudios de Geografía en la Universidad de Copenhague. Se matricula años más tarde en la Escuela de Arte Experimental (‘Ex School’) de Copenhague, donde se decanta por la pintura, el diseño gráfico, el cine en 8 mm y la performance.Ha disfrutado de una profunda y especial relación con la naturaleza que le ha permitido utilizarla como un instrumento de perspectiva en su particular forma de visión del mundo.
 
Los motivos que aparecen tanto en su escultura como de su pintura siempre proceden de la naturaleza o de la cultura entendida como el resultado de la actividad humana, aunque todos ellos tratados desde la consciencia del artista de que en realidad la naturaleza también es artificial al realizarse la visión de la misma a través del filtro del bagaje cultural del que la contempla.
 
Como pintor ha venido ocupando un lugar destacado en el arte europeo a partir de mediados de la década de los 80 cuando su pintura alcanzó la madurez y empezó a ser considerado uno de los más genuinos representantes de la aparición de una nueva pintura que tuvo lugar en aquellos años.
 
La obra de Per Kirkeby no se puede encasillar en un único género, parece como si los dibujos a tiza trazados sobre las pizarras que se encuentran en la sala de exposiciones hubieran sido realizados por un artista diferente del que ha diseñado la obra escultórica construida en Plan, en el valle de Gistau. En muchas ocasiones, el propio Kirkeby exige que en sus exposiciones aparezcan mezcladas obras de varios géneros con el fin de hacer evidente esa particularidad de su trabajo.
 
La serie de las pinturas sobre pizarra, que puede considerarse un género independiente dentro de su obra desde que las iniciara en 1971, han constituido una especie de inventario, alfabeto o vocabulario iconográfico de su experiencia visual. Pueden ser interpretadas por lo tanto como la fuente de numerosas claves de su lenguaje pictórico, reflejando de este modo tanto su conocimiento como sus ideas estéticas y filosóficas.
 
Si se contemplan distraídamente las pinturas de Per Kirkeby, en una primera ojeada puede parecer que se trata de obras abstractas, formadas por grandes gestos y trazos de color que de manera compulsiva inundan la superficie de la tela siguiendo la estela del neoexpresionismo, pero si el espectador se interesa por contemplar esas obras más detenidamente, se dará cuenta de que poseen una estructura, que están armadas, que sus colores han sido aplicados en forma de veladuras que se superponen, que existe entre ellos sutiles relaciones cromáticas y que el conjunto de todos estos detalles permite dotar a cada cuadro de una potente coherencia que va más allá de la sabia aplicación de las leyes de la composición y del empleo de las recetas que se aprenden con la práctica del oficio.
 
El interés por el modelado y por la escultura le viene a Per Kirkeby de su admiración por la obra de Auguste Rodin. Tal vez lo que le interesó del escultor francés es la manera como deja indefinidas las figuras, ese “non finito” que obliga al espectador a realizar el esfuerzo de completar en su imaginación las formas que sólo han sido insinuadas. En cualquier caso, en las obras que Per Kirkeby va a realizar en escayola, para vaciar en bronce, como sucede en las “maquetas” que se muestran en esta exposición, se aprecia además una manera expresiva de tratar el modelado a lo Rodin, lo que le permite la insinuación más que la concreción de volúmenes. Los bronces serían como un intento de materialización de la pintura, como si la pintura hubiera cobrado realidad física.
 
Así, en el año 1973 decide realizar esculturas con un material poco habitual: el ladrillo, iniciando en Ikast (Jutlandia) una serie de obras de “arte público” y apariencia arquitectónica que, animadas de una potente intencionalidad, ha diseminado por toda la geografía europea.
 
Habitualmente se entiende por escultura un volumen sólido y cerrado en sí mismo. Tradicionalmente la escultura se talla, retirando fragmentos de material, o se modela, agregando materia, hasta conformar una figura. Por su parte la arquitectura define espacios habitables por medio de la construcción, de tal manera que tanto las cualidades antagónicas de impenetrabilidad o acogida como los procedimientos empleados en ambas artes han permitido una fácil diferenciación, aun cuando muchos grandes escultores han sido también arquitectos.
 
Las obras de Per Kirkeby no sólo extienden los procedimientos escultóricos hacia la construcción, apropiándose del ladrillo, el material más carismático de la obra arquitectónica, sino que permiten al espectador introducirse en sus desfuncionalizados interiores. Son obras que no celebran ni conmemoran acontecimientos pero sin embargo permiten señalar un lugar reclamando la atención sobre el entorno en el que se ubican.
 

Lo que Per Kirkeby nos ha ofrecido para construir en Plan no es simplemente una estructura física que ocupa un lugar en la pradera que se encuentra a orillas del río Cinqueta, sino un aforismo metafísico que posee volumen y materialidad. Por eso Plan es una obra de arte, no porque sus apariencias sean sugerentes o porque su presencia física responda a las convenciones de algún canon estético.

Nueva propuesta del Programa Arte y Naturaleza de la DPH y el CDAN.

Número 7

Junio 2009
Marga PAZ
Comisaria de la exposición sobre Kirkeby en el CDAN
Fecha de recepción: 28/6/09
Fecha de aceptación: 29/6/09
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